Tuesday, July 26, 2011

Desapariciones Inexplicables














Desapariciones Inexplicables
Por Scott Corrales (c) 2011


Desaparecer bajo condiciones inexplicadas: algo que llena de pavor a los más valientes. Es un fenómeno que se da en nuestro mundo muy a menudo – senderistas que caen en socavones, pilotos de avionetas o barcos pequeños que desaparecen en alta mar o sobre los grandes desiertos continentales, ciudadanos comunes y corrientes que salieron a comprar tabaco y nunca volvieron a sus casas. Durante la actual crisis económica estadounidenses, agentes bancarios encargados de desahuciar a los inquilinos de propiedades confiscadas comenzaron a desaparecer también. Sus cadáveres momificados se hallaron posteriormente, cuando las autoridades finalmente decidieron ocupar los inmuebles, armas en mano.

El martirio que supone la desaparición de un ser querido es inconcebible, sobre todo si se tiene la corazonada de que la persona sigue viva en algún sitio, muy posiblemente contra su voluntad, a pesar de los mejores esfuerzos de las agencias del orden público y las denuncias en los periódicos.

Pero existe un factor adicional que incrementa el dolor, y que no todos están dispuestos a mencionar ante las cámaras de la omnipresente televisión, los micrófonos de la radio ni los bolígrafos y libretas de los reporteros. La posible existencia de un factor paranormal o sobrenatural en la desaparición es algo que tal vez pueda mencionarse entre parientes o amistades íntimas, pero a nadie más. Tal vez con el paso de los años...pero aún así.

Desaparecen expediciones enteras

Se trata de un caso que ha recibido poca atención en la prensa paranormal, pero que no ha pasado desapercibido del todo. El 2 de febrero de 1959, época en que Unión Soviética gozaba de su máximo prestigio científico y militar, nueve senderistas murieron en la cordillera de los Urales – específicamente en un puerto de montaña conocido por el sugerente nombre de Kholat Syakhl, “la montaña de los muertos”. El paso montañoso cambió de nombre posteriormente para conmemorar las extrañas muertes, conociéndose hoy como el Paso de Dyatlov.

Fue precisamente Igor Dyatlov quien entusiasmó a sus compañeros – estudiantes del Instituto Politécnico de los Urales – a emprender la expedición para esquiar en las laderas de monte Ortoten, a diez kilómetros de Kholat Syakhl. Ocho hombres y dos mujeres, todos ellos avezados esquiadores y entusiastas de la vida silvestre. El grupo emprendió su marcha el 27 de enero desde el poblado de Vizhai, una de las comunidades más septentrionales de la región. Sin embargo, el destino quiso que uno de los expedicionarios, Yuri Yudin, se sintiese mal y tuviese que apartarse de la expedición.

Al día siguiente, luego de crear un depósito para sus pertrechos, los senderistas decidieron ascender al puerto de Kholat Syakhl, pero el mal tiempo y la nieve los obligaron a acampar en otro punto de la inhóspita y nevada región.

Sus amigos y familiares esperaron en vano el telegrama que – según lo acordado – Dyatlov pensaba enviar desde la aldea de Vizhai para el 12 de febrero a más tardar, anunciando el regreso de los exhaustos pero felices esquiadores. El día doce llegó y se fue sin noticias, y de no haber sido por las quejas al instituto politécnico, no se hubiese formado una misión de rescate. Para el 20 de febrero, el primer grupo de socorristas, constituido por maestros y estudiantes, salió en pos de los desaparecidos; posteriormente, la policía y el ejército soviéticos contribuirían aviones y helicópteros.

Seis días después, los buscadores encontraron el campamento abandonado en las laderas de Kholat Syakhl. La tienda de campaña utilizada por los esquiadores presentaba daños graves. A quinientos metros de distancia, descubrieron los restos de una fogata...y los cadáveres de dos desventurados, descalzos y en ropa interior. Tres cadáveres más fueron hallados en la nieve, congelados en posturas que sugerían un esfuerzo por regresar al campamento. Pasaron meses antes de que apareciesen los demás restos, sepultados bajo metros de nieve.

La participación de los médicos forenses fue casi inmediata, descubriendo que los muertos presentaban roturas de huesos (fracturas craneales y del pecho). El galeno Boris Vozrozhdenny apuntó que la fuerza empleada para dichas roturas era de una contundencia inusitada, comparándola con “el impacto de un coche”. Igualmente insólito fue el hecho de que ninguno de los fallecidos presentaba heridas externas – parecía como si hubiesen quedado expuestos a una presión externa de gran intensidad. Los forenses descubrieron un detalle aún más tétrico – alguien le había cortado la lengua a una de las mujeres.

Los informes periodísticos confeccionados a base de los informes del forense coincidieron en que seis de los nueve muertos habían fallecido debido a la hipotermia, y tres por heridas mortales. Se descartaba la presencia de bandidos o elementos de la etnia mansi, a quienes se quiso culpar, ya que las únicas huellas correspondían a los expedicionarios. Otro dato que revindicaba la inocencia de los mansi provenía del mismo informe de Vozrozhdenny: “las heridas mortales de los tres cadáveres no pudieron haber sido causadas por otro ser humano, ya que el impacto de los golpes había sido demasiado fuerte, y no existía daño alguno a los tejidos blandos”.

Pero lo que verdaderamente estremeció al público interesado en el enigmático caso fue otro detalle que también figuraba en el informe forense: el hecho de que la vestimenta de algunos de los muertos presentaba un índice de radiactividad inusitadamente alto. Los cadáveres presentaban un bronceado bastante raro, según los presentes en algunos de los sepelios (detalle que nos hace recordar los extraños bronceados creados por los ovnis en Encuentros en tercera fase de Spielberg)

Rizando el rizo de la alta extrañeza, otro grupo de senderistas, decenas de kilómetros al sur de Kholat Syakhl, afirmaron haber visto extrañas “esferas anaranjadas” en el cielo nocturno, posiblemente sobrevolando la montaña. La presencia de estas esferas fue casi constante durante las semanas de febrero y marzo de 1959, según fuentes.

Los detalles sobre los nueve muertos del paso de Dyatlov, como se le conoce en la actualidad, permanecieron en la oscuridad de los archivos soviéticos hasta 1990, cuando el tema suscitó el interés del periodista Anatoly Guschin, quien pidió permiso para estudiar los materiales originales.

Entre la ficción y la realidad

Hace varios años, el mundialmente famoso Whitley Streiber – conocido tanto por sus logros en el mundo de la literatura de horror como por sus experiencias personales con el fenómeno abducción – participó en la creación de una “novela gráfica” que ostentaba el título de “The Nye Incidents”. El proyecto seguía las experiencias de una investigadora llamada Lynn Devlin y sus intentos por deshilar el misterio de las mutilaciones de ganado, y algunas mutilaciones humanas. Pero esta obra de ficción, que supuestamente llegará a la gran pantalla el día menos pensado, tiene más de una pizca de realidad, como lo afirma el mismo Strieber en su blog, Unknown Country:

“En el 2001, me enteré de un médico forense en la vecindad general de mi vieja cabaña que había enfrentado varios casos similares, y a él también le censuraron. Entonces se produjo el incidente de Point Mountain en Pennsylvania. Esto comenzó cuando Peter Davenport del National UFO Reporting Center y Unknowncountry.com recibieron informes de vecinos de esta región, afirmando haber visto una columna de luz descender del nublado cielo diurno para iluminar una zona del bosque. Agregaron que también llegaron a ver una silueta humana que subía a lo largo del haz de luz. Días después, se dijo que un hombre de la localidad había desaparecido, y que los sabuesos no daban con su pista. Posteriormente se halló su cadáver en un estado de putrefacción avanzada en unas tierras anegadizas. Cuando [la periodista] Linda Howe trató de investigar el caso, el comisario local le advirtió que lo prudente era alejarse del pueblo enseguida. El FBI dijo que el fallecido había muerto por sobredosis de cocaína.

“Entonces, en el 2001, llegué a enterarme de un sinnúmero de asesinatos por mutilación en el norte de Nueva Jersey – de hecho, a cuarenta kilómetros de mi antigua cabaña. Eran narraciones espeluznantes. Primero pensé que tenía que tratarse de un fraude, pero posteriormente me vi obligado a clasificarlas en el reino de lo desconocido. Las historias tenían que ver con los restos de deambulantes mutilados como ganado en los tejados de ciertos edificios. Lo peor del caso era que habían muertos ahogados, transportados a tal profundidad en el mar que sus pulmones mostraban señas de daño por presión.

Así que estos deambulantes eran llevados, se les mutilaban los genitales, las lenguas y los ojos, y luego eran arrojados al mar – a cientos de millas de distancia – y ahogados, para luego ser depositados en los techos de los edificios. Al principio, pensé que tenía acceso directo al forense que me informaba de todo esto. Ese contacto desapareció a la postre, y no quedé muy seguro de lo que había pasado. No pude creer que las muertes eran obra de algún asesino en serie, porque...¿cómo podía un serial killer mutilar gente, ahogarlas llevándolas a la profundidad de los mares, y luego depositarlas en los tejados? Se me antojaba imposible. Pero para los “visitantes” sería no sólo fácil, sino en consonancia con las mutilaciones de ganado...y con otras narraciones que he escuchado”.

El lector me perdonará la larga inclusión del texto de Whitley Streiber, pero el detalle de las muertes a gran presión, y la extrañeza de las alegadas mutilaciones de Nueva Jersey que sirvieron de trasfondo a la ficticia “The Nye Incident”, nos hace recordar el exceso de presión ejercido sobre algunos de los muertos en el Paso de Dyatlov, amén del detalle de haber sido ahogados.

Strieber nos menciona a los “visitantes” y su gusto por las mutilaciones. ¿Serían esas luces anaranjadas en los cielos de los Urales, hace más de cincuenta años, prueba de su repentino interés por un grupo de jóvenes interesados en esquiar en un lugar remoto?

Friday, July 01, 2011

OVNIS y Viajes Astrales


















OVNIS y Viajes Astrales
Por Brad Steiger
Revista Saga UFO Report, Diciembre 1976
(Traducción de Scott Corrales)


En la clase de narrativa de secuestro OVNI con reconocimiento clínico que conocemos, el sujeto informa a los ovnílogos o a los medios que había visto un aparato en tierra y que se sintió atraído hacia el mismo, como si fuese por hipnosis, o que fue escoltado al interior del mismo por los tripulantes del mismo. La experiencia, considerada extraña por lo menos, o absurda, por muchos, no deja de ser un encuentro totalmente físico.

Durante algún tiempo he recibido narraciones de hombres y mujeres que afirman haber sido llevados a bordo de un OVNI durante un desdoblamiento o lo que parecía ser un sueño inusual. ¿Se dejaron influenciar por libros de ovnilogía como el caso de Betty y Barney Hill? ¿O se tratan de vivencias tan validas como las de aquellos que afirman haber tenido contacto físico con ovninautas?

Muchos lectores estarán conscientes de que creo que existe una relación simbiótica entre la humanidad y la inteligencia que gobierna los ovnis, y que los ovnis no son meramente físicos, sino parafísicos – tal vez una dimensión de nuestra propia psiquis. Cada avistamiento o aparente interacción física entre la humanidad y “lo otro”, a mi modo de ver, se convierte en parte de nuestro inconsciente colectivo y parte de nuestras experiencia en común. Por consiguiente, a la vez que aprendemos más sobre la naturaleza de los ovnis, aprenderemos más sobre la naturaleza de la humanidad.

Será entonces que gran parte de la experiencia ovni se preocupa por la parte esencial del hombre – su espíritu, si se quiere. Es posible que la esencia del hombre pueda rebasar las limitaciones el tiempo-espacio que le impone su cuerpo físico para emprender verdaderos “viajes astrales”, “viajes del alma” o los más académicos “desdoblamientos”. Bien puede ser que el aspecto parafísico del ser humano puede relacionarse más fácilmente con aquella especie parafísica que identificamos comúnmente como “OVNI”. De hecho, todas las narrativas sobre personas que han sido llevadas a bordo de un OVNI pueden ser descripciones de una experiencia mental-espiritual-inmaterial en vez de una experiencia física-material.

Desde hace mucho tiempo estoy convencido que la humanidad ha interaccionado con las inteligencias OVNI desde que los seres humanos comenzaron a andar en dos pies (y probablemente antes de eso). A lo largo de su evolución intelectual, el hombre ha descrito los encuentros OVNI en términos de su comprensión del mundo físico, utilizando el lenguaje de su época.

Tomemos en cuenta el paralelismo entre los ovnis y las leyendas que surgieron en torno a la vieja religión de la brujería a mediados del siglo XV. Durante siglos, la iglesia cristiana había hecho caso omiso de los practicantes de la vieja religión. Pero durante el alba de la Era de la Ilustración, cuando los hombres meditaban sobre la estructura del universo, ciertas jerarquías eclesiásticas se obsesionaron con diablos y mujeres que volaban sobre escobas.

En su libro AntiChrist and the Millennium, E.R. Chamberlin hace un comentario excelente que debemos tener presente al considerar el aspecto del enigma OVNI que abordamos aquí:

“Paradójicamente, fue la iglesia cristiana, valiéndose de todas sus fuerzas para luchar contra el satanismo, que dotó de forma a esas prácticas. Para luchar contra la brujería, fue necesario definirla, y al definirla, la iglesia dio forma a lo que había sido poco más que folclore. La mayoría de los elementos que eventualmente constituyeron la brujería habían existido en Europa por mucho tiempo, pero durante siglos, la iglesia las había desestimado como meras fantasías. La leyenda de la mujer que volaba por la noche merecía escarnio: “¿Quién es tan tonto que cree que puede hacerse con el cuerpo lo que solo se logra con el espíritu?” Este sentido común se vio obligado a ceder, a fin de cuentas, a una creciente marejada de fanatismo”.

Originalmente, definimos la experiencia OVNI en términos de encuentro con alienígenas sacados de la ciencia-ficción, y como productos de nuestra imaginación, reaccionaban en la forma que esperábamos. Estructuramos el enigma OVNI desde su comienzo “moderno” en 1947 como una extraterrestre “guerra entre mundos”. ¿Será posible que hemos interpretado falsamente como físico “aquello que sólo se logra con el espíritu?”

Ciertos lectores podrán considerar que los desdoblamientos (OBE, por sus siglas en inglés) representan una vía de estudio aún más tenue que los ovnis, pero un sinnúmero de laboratorios han empleado los más sofisticados instrumentos científicos para establecer los OBE como un aspecto muy real de la naturaleza humana. En un trabajo anterior, expresé la opinión de que los OBE parecen caber dentro de ocho categorías generales: 1) proyecciones mientras que el sujeto duerme; 2) proyecciones durante intervenciones quirúrgicas, parto, extracción de muelas, etc.; 3) proyección al producirse una accidente, durante el cual el sujeto experimenta una terrible sacudida física, y su espíritu acaba expulsado de su cuerpo; 4) proyección durante el dolor físico intenso; 5) proyecciones durante enfermedades; 6) proyecciones durante la pseudo-muerte en la que el sujeto “muere” por algunos minutos antes de ser resucitado; 7) proyecciones al morir, cuando el sujeto se aparece ante un testigo viviente con quien mantiene un vínculo emocional, y 8) desdoblamientos conscientes durante los cuales el sujeto proyecta su espíritu voluntariamente.

Parece que ahora me veo obligado a agregar una categoría más: proyecciones durante las cuales el sujeto cree haber sido llevado a bordo de una nave espacial para interaccionar con una inteligencia alienígena.

Tomemos en cuenta este informe sobre la clase de desdoblamiento OVNI que resulta el reconocimiento de personas que no se conocen: “Cuando abrí la puerta, vi a un amigo y un extraño parados afuera. El recién llegado tenía una expresión de sorpresa. Durante la mayor parte de la tarde, me clavaba los ojos. Finalmente le exigí saber por qué lo hacía, y me dijo que había tenido un sueño muy raro sobre alguien que nunca había conocido en su vida – y que yo era aquél hombre”.

“Me dijo que en su sueño se encontraba en un claro de bosque con muchas personas. Parecían estar esperando algo o alguien. Dijo que no conocía a nadie más que a mí. Dijo que yo le sonreí y le hice sentirse calmado y apacible. Le inspiré confianza. De repente, todos los presentes miraron hacia arriba. El cielo estaba despejado y lleno de estrellas salvo por un gran espacio circular sobre sus cabezas. Se dio cuenta de que un enorme objeto ovalado ocultaba el cielo. Se abrió una abertura en el objeto y una luz de color azul blanquecino llenó la oscuridad. Se sintió raro y se dio la vuelta para ver como reaccionaban los demás. Se dio cuenta que todos estaban flotando hacia la abertura, uno por uno. Perdió el conocimiento y lo recobró en una sala con forma de domo. Los demás parecían despertarse a la misma vez. Todos habían sido colocados en sillas a lo largo de la pared, formando tres hileras. Frente a ellos había tableros con luces parpadeantes, cuadrantes, interruptores. En el centro de los gabinetes habían dos asientos frente a lo que parecían ser tableros de control. Detrás de esta zona había una luz brillante. En el centro exacto de la sala había una columna o poste que iba del piso al techo. Una baranda tres pies de alto rodeaba la columna”.

“Miró a los otros hombres y mujeres, que parecían estar tan confusos como él. Sintió que faltaba alguien, y entonces todos miraron al centro de la sala. Ahí vieron un hombre en un traje espacial ceñido y plateado, con guantes y botas cubriendo sus extremidades. Llevaba una escafandra sobre la cabeza que oscurecía sus facciones. Les dijo: “¡Bienvenidos a bordo, amigos! antes de quitarse la escafandra, y el desconocido me dijo que aquel personaje ¡era yo!”

“Brad”, escribió mi corresponsal, “ he tenido este tipo de experiencias por una y otra vez por más de un año y medio. El desconocido sorprendido, la mirada fija, el mismo sueño con los detalles más mínimos. Después de la quinta o sexta vez, me dije: “no, otra vez no. No te puedo decir las veces que me ha sucedido, de hecho, ¡ya perdí la cuenta!”

[...]

“Y ese el problema con el fenómeno ovni. ¿Qué evidencia sólida tenemos? Tantas cosas que extrañas que han sucedido en torno a los ovnis parecen llevarnos hacia el campo de la parapsicología”.

Si estas teleportaciones en estado extracorporal al interior de los ovnis son experiencias espirituales genuinas, ¿qué propósito tienen?

¿Existen ciertos hombres y mujeres que están siendo elevados a un estado de conciencia, un reconocimiento mutuo, para que puedan funcionar más eficazmente como “pueblo semilla” después del período que los nativoamericanos denominan “La Gran Purificación?”

O será lo que han dicho investigadores mucho más precavidos, que una inteligencia alienígena está programando al homo sapiens para servir como autómatas, haciendo las veces de Judas, para conducir a sus congéneres a un estado de servidumbre?

Ciertamente no creo que los escépticos pueden mofarse de todas estas experiencias, achacándolas a imaginaciones febriles. No importa lo que indiquen estos sueños de desoblamientos-OVNI: señalan, de hecho, la influencia amplia del OVNI como un arquetipo moderno de activación. No existe un símbolo que ejerza más influencia sobre la gente a escala global que el OVNI, el platillo volador.

En mi libro The Gods of Aquarius, he abordado el fenómeno OVNI como algo representativo de los elementos transcendentes que han impulsado a la humanidad hacia el futuro. Creo que los ovnis son un símbolo transformativo que conduce a nuestra especie entera a un gran salto evolutivo.

Estudiosos como Joseph Campbell y el Dr. John W. Perry nos hablan de símbolos mitológicos vivientes e “imágenes determinantes” que se comunican directamente al sistema sensorial humano y suscitan una respuesta inmediata. Solamente después de que la imagen ha afectado al testigo es que el cerebro comienza a suministrar comentarios interpretativos y apreciativos.

Si el cerebro debe leer primero un símbolo e interpretarlo después, ya se trata de un símbolo muerto que no producirá una resonancia de respuesta dentro del testigo, según el Dr. Perry, “como la respuesta de una cuerda musical a otra que esté afinada de la misma forma”. Cuando los símbolos vitales de cualquier sociedad son capaces de provocar tales resonancias en todos sus miembros, “...una especie de concordancia mágica les une para formar un solo organismo espiritual, funcionando a través de sus integrantes, quienes a pesar de estar separados por el espacio-tiempo, son uno solo en cuanto a su ser y sus creencias”.

Afirmo que los ovnis le brindan al hombre contemporáneo un símbolo mitológico viviente y vital, una “imagen determinante” que se “comunica directamente con su ser espiritual o esencial, esquivando el cerebro, evadiendo la aculturación, manipulando el acondicionamiento histórico. Creo que los ovnis ofrecen a la humanidad un símbolo transformativo que unirá a nuestra especie, formando una sólo organismo espiritual, funcionando a través de sus miembros”.

Hablar sobre los ovnis como símbolos e “imágenes determinantes” no reduce la realidad del fenómeno desde una perspectiva objetiva y física. De hecho, el OVNI puede resultar más real que las realidades transitorias de los ordenadores, motores, partidos políticos y asociaciones comerciales. Ha sido a través de la catarsis cósmica de los sueños, las visiones y las inspiraciones que los ovnis cumplirán su papel como la partera espiritual que asistirá al nacimiento de la humanidad al universo.