Definitivamente Hay Algo All� Afuera
por Ron Jackson, redacci�n
Peri�dico Oklahoman 07.08.2005
Oklahoma City, OK (USA)
Traducci�n (c) 2006 S. Corrales
HONOBIA � Las historias son tan atractivas como las Monta�as Kiamichi que les han dado origen.
Enormes pisadas embebidas en la tierra. Gemidos inusuales y gritos que salen de la profundidad de los bosques. Seres peludos y simiescos que corren de un lado a otro de las carreteras y los arroyos en sitios rec�nditos.
Narraciones contadas por le�adores veteranos, acostumbrados a una vida de cacer�a en las cordilleras que rodean sus hogares. Narraciones parecidas a las que cuentan le�adores de segunda y tercera generaci�n que son tan duros y resistentes como el terreno sobre el cual se desempe�an.
Muchos � aunque no todos � est�n poco dispuestos a contar sus experiencias. Nadie quiere ser el blanco de burlas por haber contado las cosas inexplicadas que han visto o escuchado. As� que muy pocos admiten haber tenido un encuentro cercano con Piegrande.
A�n as�, las historias de los encuentros cercanos con esta criatura legendaria siguen penetrando el retiro monta�oso de Honobia como un alud que nunca acaba.
�Hay algo all� afuera�, dice Harold Yates, vecino de Honobia que se jubil� la semana pasada despu�s de 30 a�os de trabajo con los Servicios Forestales del estado. �No s� lo que pueda ser, pero definitivamente hay algo all� afuera�.
Yates escucha relatos de vecinos que conf�an en que no se burlar� de ellos. A Yates jam�s se le ocurrir�a mofarse. A�n sigue intrigado pro las experiencias que tuvo hace cinco a�os mientras que edificaba una caba�a en Little River, un riachuelo que cruza el valle que contiene a Honobia.
Un buen d�a en que Yates cortaba tablas de madera con su sierra, escuchando el sonido chirriante del aparato al hacer contacto con el material, afirma que �algo� le contestaba con un sonido ensordecedor que se burlaba del ruido de su motosierra.
En otra ocasi�n, en el silencio de la noche, Yates pudo escuchar el sonido de grandes piedras chocando contra las aguas del ri�, justo por debajo de su caba�a. El sonido se extendi� por 40 minutos y caus� temor a su familia. �No s� lo que pudo haber producido esos ruidos,� dice Yates, de 51 a�os de edad. �Ah� est� el problema. No s� de nada que fuese capaz de hacer esos sonidos�.
�S� que un oso es incapaz de emitirlos�.
El le�ador Randall Wright, de 43 a�os de edad, cuenta sobre las pistas que pudo ver en el bosque: Eran de 15 � pulgadas de largo y de 7 pulgadas de ancho�con cinco dedos. Estoy consciente de que Piegrande est� all� afuera�, dice Wright, quien naci� y creci� en Honobia. Agrega, con una sonrisa maliciosa: �Y si lo llego a ver, le voy a disparar, tambi�n�.
Wright no bromea. En su cami�n lleva un rifle cargado en todo momento.
A Yates solo le queda la especulaci�n y el asombro. Est� muy lejos de ser el �nico vecino de un valle en que los avistamientos de Piegrande y las experiencias an�malas han tomado lugar; se han recibido informes de comunidades vecinas como Nashoba, Octavia, Ludlow y Watson.
La organizaci�n BFRO, que mantiene una base de datos a nivel nacional de supuestos avistamientos, ha recopilado 58 informes parecidos en Oklahoma desde 1971. Diecinueve de esos testimonios presenciales provienen de las Monta�as Kiamichi, que abarcan grandes regiones madereras en los condados de LeFlore, Pushmataha y McCurtain.
Honobia descansa � literalmente � sobre la l�nea condadal entre LeFlore y Pushmataha. �En un lado de la calle est� el condado de Pushmataha�, explica Karen Pierce, de 41 a�os, jefa de correos de Honobia. �Si cruzas la calle estas en LeFlore. �Gracioso, no? Pero me encanta vivir aqu�. Es precioso�.
La belleza de Honobia s�lo se compara con su lejan�a. Los vecinos, algunos de los cuales recibieron la luz el�ctrica por primera vez en 1952, comunicen 16 millas a la estaci�n de gasolina m�s cercana y 20 millas al cajero autom�tico que m�s cerca les queda. Un viaje al supermercado m�s cercano puede tomar entre 55 a 70 millas de carretera, seg�n la direcci�n en que se vaya. Si conducen a lo largo de la Carretera Estatal 144, viajan sobre la �nica carreteras sin pavimentar en todo el estado de Oklahoma.
�Hay tan solo una cosa mala sobre Honobia�, dice Garland Cogburn, un vecino de Honobia que reside en Little River. �y es que estamos tan lejos de todo. Pero fuera de eso, es un lugar perfecto�.
Honobia se encuentra en el seno del Honobia Creek Wildlife Management Area, que abarca 130,000 acres de bosque maderero comercial con cedro, roble, sauce y pinos. Jabal�es, osos, ciervos y gatos monteses son tan solo algunos de los animales que merodean este territorio. La tierra es propiedad de dos empresas privadas � Hancock Natural Resources Group y Renewable Resources, LLC � bajo la administraci�n del Departamento Estatal de Conservaci�n de Vida Silvestre en una asociaci�n �nica.
Las dimensiones del bosque son alucinantes, lo suficientemente grandes como para que un hombre se interne en su inmensidad y quede extraviado para siempre. O como afirman algunos, suficientemente grande como para que una especie desconocida pueda vivir sin ser detectada.
�Un Piegrande Acribillado?
La fama de Honobia como �territorio de Piegrande� se acrecent� en enero del 2000 cuando un le�ador local llamado Tim Humphreys afirm� haber disparado contra un Bigfoot en la arboleda detr�s de su hogar. El encuentro de Humphreys fue documentado por la Bigfoot Field Researchers Organziation (BFRO) que despach� investigadores al lugar para entrevistar a Humphreys y para montar un sistema de vigilancia desde su hogar. Los investigadores descubrieron que el incidente era el punto culminante de dos a�os de supuesto terror �por al menos un Piegrande� que merodeaba los predios por la noche.
El avezado cazador de Honobia dijo que le criatura robaba carne de ciervo de un congelador en una estructura dentro de la propiedad. Con el paso del tiempo, la osad�a de la criatura increment�, llegando al extremo de golpear contra las ventanas y manipular los pomos de las puertas.
�Tim y su familia estaban verdaderamente aterrados por este Piegrande�, dijo Wright, el le�ador. �Y no tengo raz�n para dudarle...�l lo vio y estaba armado hasta los dientes. Ten�a escopetas cargadas en el porche y dentro de la casa � en todos lados. Ten�a reflectores alrededor del exterior de su casa�.
�Era hora de decir ya basta�.
Humphreys manifest� a los investigadores que apunt� un reflector contra la cara de un Piegrande en plena embestida y que le dispar� con su subfusil a una distancia de 70 yardas. El Bigfoot se retir� al bosque, profiriendo aullidos espantosos.
Pronto comenzaron a escucharse sonidos parecidos de otros seres cercanos.
�Tim me dijo que parec�an hablarse entre s� con toda suerte de gru�idos y jerigonza,� dijo Wright. �Tim ten�a miedo de perseguir a la criatura. Al d�a siguiente me dirig� al lugar por d�nde se meti� el Piegrande y pude ver sangre desparramada sobre �rboles de 9 pies de alto por un recorrido de 200 yardas. Ah� fue que la criatura fue rescatada por los otros Piegrande�.
Otro le�ador informar�a posteriormente a Tim que se hallaba conduciendo por un camino en su cami�n cuando vio dos de estos seres cargando a un tercero de un lado de la carretera al otro. El testigo afirma haber dado vuelta a su cami�n seis veces en el mismo camino porque no daba cr�dito a lo que hab�a visto.
El le�ador, como gran parte de la evidencia f�sica de aquella noche, despareci�.
Una lluvia intensa borr� todos los indicios de sangre, y los investigadores no encontraron nada m�s que un ciervo mutilado en el sitio donde supuestamente cay� el Piegrande. Hasta la familia Humphreys desapareci� s�bitamente, dejando atr�s comida refrigerada y sus muebles.
Los vecinos no estaban de acuerdo sobre el paradero de la familia Humphreys.
�Tim se cans� de que la gente se mofara de ellos y dej� de hablar�, explic� Carla Wright, la esposa de Randall. �Esto s� s�: La mujer de Tim estaba aterrorizada y no quer�a volver a la casa despu�s de lo que vio. Y yo le creo. Creo que vieron a un Piegrande�.
Equipos de televisi�n y periodistas no demoraron en hacer acto de presencia en Honobia, creando su propio legado con sus informes maltrechos o c�micos que causaron verg�enza a en la poblaci�n. �La gente se quiere burlar de uno�, dice Yates. �Nunca volver� a salir ante las c�maras�.
Un Legado de Encuentros
La sensacional experiencia de la familia Humphreys era en realidad una nueva versi�n de una historia antigua en Honobia, donde los encuentros con Piegrande se remontan a cientos de a�os. Los ancianos de la tribu choctaw que vivieron en esa regi�n han contado historias sobre los enormes seres peludos que desde generaciones pasadas rondan las Monta�as Kiamichi.
Charlene Cusher, una nativa choctaw de la poblaci�n de Watson, recuerda haber escuchado un relato parecido de sus abuelos. Contaron que un ni�o se intern� en el bosque y se perdi�. �Pero cuando lo hallaron, estaba bien�, explica Cusher, de 54 a�os de edad. �Dijo que �aquello� lo hab�a cuidado muy bien, refiri�ndose a la criatura...en cuanto a m�, tendr�a que verlo para creerlo.�
Billy Ludlow, otro choctaw de Honobia, se convirti� en creyente de la existencia de Piegrande hace 54 a�os, cuando a los once a�os de edad, tuvo un encuentro con un b�pedo gigante en Little River. Ludlow y dos compa�eros jugaban un Domingo por la noche despu�s de ir a la iglesia cuando escucharon el sonido de vigas de metal que se part�an en el puente sobre sus cabezas.
�Miramos hacia arriba y pudimos ver este gran animal peludo que caminaba en dos patas como un hombre�, dice Ludlow, de 65 a�os de edad. �Debi� haber tenido una estatura de 9 a 10 pies, con hombros anchos y cubierto de pelambre. Siempre fui el corredor m�s lento entre todos mis amigos, pero esa noche me convert� en el m�s veloz�.
�Corrimos hasta la caba�a de mi abuela y cerramos la puerta de un tir�n. Aquello nos persegu�a. Algo vino y empuj� la puerta dos o tres veces antes de irse. S� que est�n all� afuera�.
�La Evidencia?
La evidencia de la existencia de Bigfoot en estas monta�as � o al menos la existencia de alg�n animal raro � puede estar a punto de llegar.
Odell Rose, un cazador del poblado de Ludlow, consigui� reunir muestras de cabello pardo muy fino en un �rbol. No pudo compaginar su hallazgo con el pelambre de ning�n otro animal en la zona. El pelo apestoso intrig� a Rose de tal manera que lo remiti� a BFRO para someterlo a un an�lisis de ADN.
Rose, de 65 a�os, no cree en Piegrande.
�Odell y yo hemos vivido aqu� por veinte a�os�, cuenta su esposa, Lavelle Rose, de 53 a�os. �Sol�amos cabalgar a mula y a caballos en estos montes sin haber visto ni escuchado nada parecido a Piegrande. Mi marido es uno de aquellos no que creen en nada. Es muy chapado a la antigua�.
�Pero jam�s ha visto pelos como estos antes. Le gustar�a saber de qu� son.� Rose se r�e. �A lo mejor le pertenecen a Piegrande�.
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