Recordando a Eugenia Macer-Story
Recordando a Eugenia Macer-Story
Por Scott Corrales, Arcana Mundi
La semana pasada nos enteramos del inesperado fallecimiento de Eugenia Macer-Story, dramaturga, poeta e investigadora de lo paranormal y metafísico. No recuerdo precisamente la forma en que comenzó mi larga relación epistolar con esta destacada figura que había contribuido a las grandes y olvidadas revistas y boletines de lo esotérico en los ’70 (la revista Pursuit del grupo S.I.T.U., que siempre aparecía mencionado en los artículos de la época). Su boletín “Magick Mirror” resumía y diseminaba información de actualidad sobre ovnis, ocultismo y tecnología avanzada.
Macer-Story pasó a mejor vida el 17 de diciembre del 2013 a los sesenta y ocho años de edad. En las palabras de David Messineo, quien editó la obra poética de Macer-Story, "Eugenia formaba parte activa de distintos mundos, como poeta, dramaturga, pintora, y a veces cantante e instrumentalista con el banjo irlandés, aparte de ser conferenciante mundialmente reconocida en el mundo Ovni y lo que el lector promedio agrupa como fenomenología paranormal".
Me gustaría recordar su memoria – y darla a conocer a aquellos que nunca tuvieron el privilegio – con una muestra de un capítulo de sus libros, “The Legacy of Daedalus” (el legado de Dédalo), que aborda el tema de la arqueología psíquica aplicada al legendario “Tesoro de la isla Oak” en Nueva Escocia. Sus meditaciones sobre este tema incluyen descubrimientos sobre el manuscrito Voynich, las mutilaciones de ganado y otros asuntos controvertidos.
El Espejo del Cíclope
Novena Sección del libro The Legacy of Daedalus
Magic Mirror Communications, 1995)
“Mientras que me hallaba meditando la posibilidad de estructuras antiguas recuperables en Oak Island, el enfoque de mi información cambio abruptamente. Comencé a darme cuenta, a la par que ingresaba un flujo de información sobre “la historia de la antigüedad” a mi mente, que exploradores de la Creta minoica también habían visitado lo que hoy denominamos las islas Británicas. Tuve la idea clara de que estos marineros de la Antigua Grecia habían levantado algunos de los monumentos en Irlanda e Inglaterra, y que algunos de los agujeros inexplicados en estas grandes piedras fueron utilizados para sostener espejos que funcionaban como balizas de señalización y orientación para las embarcaciones en el mar y los exploradores en la tierra.
“Tuve la impresión de una frase conectada con la disposición de estos espejos: “Ciclopes de ojos ígneos”. Los ciclopes eran gigantes de un solo ojo que aparecen en las leyendas griegas sobre herrerías subterráneas. Las cosas comenzaban a rayar en lo fantástico en el nivel informativo, y sentí la necesidad de obtener un libro sobre la Creta minoica. Necesitaba saber si los arqueólogos efectivamente habían hallado espejos durante sus excavaciones en Creta.
“Nuevamente, el resultado de mis meditaciones sobre la isla Oak me sorprendieron. Tras un poco de investigación de biblioteca, descubrí que efectivamente se habia hallado un espejo de bronce en un naufragio en el Egeo, comprobando que algunos barcos portaban espejos, posiblemente para hacer señales a distancia. Resulta difícil concebir que los espejos fueran utilizados por los marineros para cuidar de su aspecto, en estas épocas anteriores al video.
“En la mitología escandinava existía la creencia de que los gigantes del hielo y del infierno residían bajo la superficie de la tierra. Criaturas con un ojo circular en medio de sus frentes figuraban en las descripciones de Homero y otros escritores de la antigüedad, descritos como una raza de pastores gigantescos y sin ley que Vivian en Sicilia. Según estos aportes, los cíclopes devoraban a los seres humanos y ayudaron a Vulcano a forjar los rayos de Zeus bajo el volcán Etna.
“Los constructores utilizan el término “ciclópeo” para describir grandes bloques de piedra bruta, con peso de cientos de libras o más, y los muros edificados con tal material. Tanto los monumentos egipcios como los hallados en Gran Bretaña son estructuras ciclópeas, en el sentido técnico. Debido a la innegable existencia de estructuras hechas de bloques tan grandes que la ingeniería moderna aún se pregunta cómo fue posible levantarlos para ponerlos en su sitio, el tema de los ciclopes no debe desecharse meramente como “mitos de la naturaleza”.
“La lámpara en la cabeza de un minero puede tener el aspecto de “un ojo en el centro de frente” para una persona que no esté acostumbrada a trabajar en la oscuridad de las cavernas. ¿Existieron de verdad gigantes que trabajaban metales bajo tierra? ¿Y llegaron estos moradores de las tinieblas a consumir la carne de los diminutos seres humanos de la superficie? La leyenda de los cíclopes se asemeja un poco a las historias de los sasquatch o “piegrandes” que de vez en cuando se dejan ver en las zonas boscosas de la actualidad.
“El abad Ralph de Coggeshall en Essex (Inglaterra) apuntó lo siguiente: “En tiempos del Rey Ricardo I de Inglaterra (1180-99), aparecieron, en tierras planas cubiertas de hierba – grandes huellas humanas de extensión extraordinaria, y las pisadas dejaban la hierba como si hubiese sido quemada por el fuego.” En otra sección de su crónica, el abad dice: “ 24 de junio de 1205 – la santa noche de Juan el Bautista. Truenos y rayos repicaron de manera terrible e incesante sobre toda Inglaterra. Un monstruo extraño acabó fulminado por un relámpago en Madison, Kent, donde se escucharon los peores estruendos. Este monstruo tenía la cabeza de un buey, la panza de un ser humano y otras monstruosas extremidades de animales sin relación entre sí. Su cadáver negro estaba quemado por los relámpagos, y emitía un hedor tan insoportable que casi nadie osaba acercarse.”
“Setecientos ochenta años después, un esoterista británico que iba en pos del supuesto “alquimista negro” que dejó talismanes negativos con forma de punta de flecha en distintos puntos históricos de Inglaterra – luego de indagar en la biblioteca de Tunbridge – pudo hallar, mediante clarividencia, la ubicación del sitio denominado “Monksdown”. Este lugar, utilizado para ciertas actividades negativas por hechiceros, resultó estar tres millas al noreste de Maidstone, donde se llegó a ver un monstruo grotesco siglos antes.
“El ciclón de octubre de 1987 destruyó comunidades en Hampshire, Essex y Kent que antiguamente habían formado parte de estas investigaciones clarividentes sobre el uso de la hechicería en la época contemporánea. Andrew Collins, quien ha estado llevando una crónica sobre este intento por localizar y desenmascarar al “alquimista negro” detrás de los extraños talismanes de piedra localizados con la ayuda de un asesor clarividente, señala en su libro que el “alquimista negro” y sus secuaces eran responsables, de algún modo, de este terrible ciclón. Esto suena absurdo, pero tal vez exista alguna conexión entre la furia de la tormenta en los siglos XII y XIII y el hallazgo posterior de una criatura que no era humana del todo.
Es posible que “el alquimista negro” no sea un hechicero humano, sino una inteligencia interdimensional que está jugando “juegos alquimicos” con los seres humanos…”
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