La ufología y el temor al "outing"
La ovnilogía y el temor al "outing"
Por Vicki Cameron
Es posible que jamás se sepa la verdadera naturaleza de la vida extraterrestre debido al miedo.
Aquellos que ven luces misteriosas en el cielo, naves espaciales, o ufonautas alienígenas, tienen miedo a hablar por temor al ridículo. Esto es lo primero que sucede cuando alguien entra al salón y dice: "Acabo de ver algo de lo más sorprendente en el cielo."
Aquellos con el valor de ignorar las risitas en el salón, y que cuentan su historia a los amigos, vecinos o a los medios, se exponen a más risa, acoso y desprecio.
La ufología está repleta de fanáticos y desacreditadores. La base de gente común respalda partidos en cualquier historia pública sobre OVNIS. Los mirones se detienen para señalar y clavar la vista. Hay creyentes verdaderos y escépticos desdeñosos para cada caso que se abre al escrutinio. Algunos basan sus creencias e incredulidades en la información recopilada de la prensa amarilla y los programas de televisión sensacionalistas. Cada partido tiene buen acopio de municiones, puesto que la ufología es un campo en el que hay poco que pueda rechazarse o comprobarse.
Hay tres bandos ufológicos.
Existen los "experimentadores" - aquellos quien han visto una anomalía o han sido contactados por alienígenas. En su mayoría, son inocentes que no buscaban experiencias inusuales en su vida. Algo les ocurrió, y hablaron sobre ello.
Los creyentes están pendiente de cada palabra pronunciada por los experimentadores. Desean con fervor tener también una experiencia de contacto, pero esto no sucede a menudo. Se pasan la vida recopilando, analizando, extrapolando, haciendo conclusiones y formulando deseos.
Los desacreditadores argumentan contra todo, lanzando injurias. Algunos han consolidado sus carreras gritando "¡Fraude!" o "¡Ustedes están locos!"
Entre los creyentes y desacreditadores están los ufólogos profesionales, y resulta difícil determinar el bando al que pertenecen.
Algunos ufólogos descuartizan los casos en público. La ufología está plagada por ególatras. Existe una red de "amigotes" que han ascendido la escalera y rehúsan con desdén tomar en cuenta los aportes e investigaciones que no sean los propios. Gastan mucho tiempo y esfuerzo inflando sus reputaciones profesionales y desinflando las de otros. Compartir un encuentro OVNI con estos sujetos significa correr el riesgo de hacer el ridículo en las esferas ovni más altas del país.
A veces están tan determinados en refutar casos específicos que se esmeran hasta alcanzar la solución, descartando todos los hechos que no se ajustan a la solución.
Algunos investigadores, empeñados en afirmar el encubrimiento por parte del gobierno, interpretan cada "No tenemos información al respecto" como "Tenemos la información pero no se la daremos". Si una agencia del gobierno manifiesta no tener interés en los OVNIS, y una persona en particular de dicha agencia asiste a un congreso ovni, esto se aduce como prueba fehaciente de que el gobierno está interesado. Se ignora la posibilidad de que el individuo pueda tener un interés personal por la ufología.
Universalmente, los investigadores de campo, de gabinete y los desacreditadores están de acuerdo en algo: Hay vida inteligente en otras partes del universo. Existe un fenómeno OVNI, resultando en informes constantes sobre avistamientos OVNI, y que el 90% de los avistamientos tiene explicación.
El 10% restante es la causa de todas la broncas.
Los experimentadores también ocupan tres bandos distintos:
El primer grupo ve salir la luna y corre a dar parte a las autoridades sobre un OVNI. Hay muchos que no tienen ni idea de los objetos en el cielo que tienen nombre, y malinterpretan cometas, nubes, aviones y otras cosas. Los desacreditadores se divierten con ellos.
El segundo grupo dice con toda seriedad: "Acabo de volver del planeta Mercurio. ¿Qué tal te gusta mi bronceado? Los desacreditadores están encantados con ellos.
El tercer grupo consiste de gente normal que vio algo que no pudo explicar. Estas personas hablan de forma inocente y son víctimas de las risotadas de sus parientes y amigos. Si se manifiestan en público, los creyentes se les pegan como lapas y los desacreditadores los abruman de insultos.
Salvo por el aterrizaje de una enorme nave espacial en Parliament Hill, la verdad sobre los OVNIS solo llegará a conocerse mediante la recopilación minuciosa y el cotejo de avistamientos. Hay que descubrir patrones. Hay que establecer un sistema de notificación adecuado, para que todos los avistamientos recopilados se encuentren en un solo sitio, accesible a todos los investigadores.
Es posible que uno de los factores más significativos que detiene el progreso hacia la investigación de lo desconocido es la respuesta no especializada. Una persona ve un OVNI. Sus parientes se mofan. La persona se lo traga. El avistamiento jamás pasa al recopilatorio.
El "outing" de un relato ovni significa poner en jaque la reputación, cordura, trabajo, pensión y familia del individuo, así como la custodia de la mascota familiar. O al menos eso nos han dicho.
Así que los relatos de encuentros con naves espaciales siguen en los escaparates de las mentes de aquellos quienes las han visto.
Nunca se sabrá la verdad.
[Del capítulo "What's Bin Did and What's Bin Hid" del libro UFOs in Canada por Vicki Cameron, 1995 Traducción de Scott Corrales para Arcana Mundi.]
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