La idiotez del movimiento de divulgación
La idiotez del movimiento de divulgación
Por Robert L. Salas
(Material reproducido con permiso del autor y The UFO Chronicles)
El llamado Proyecto Divulgación (Disclosure Project, en inglés) parecería tener el mismo objetivo que el de Gary McKinnon, cuando este supuestamente “forzó” algunos archivos cibernéticos del gobierno: descubrir lo que verdaderamente sabe el gobierno sobre el fenómeno OVNI. Ambos esfuerzos han acabado por confrontar la frustración y la desilusión.
El Disclosure Project de Stephen Bassett (o de Steven Greer, según el que esté hablando) ha intentado penetrar, de manera poco eficaz, las puertas del secreto desde el 2001. Supuestamente han tratado de llegar a la divulgación engatusando a conferenciantes (este servidor entre ellos) para relatar toda suerte de cuentos, teorías, filosofías, informes y conjeturas al máximo grado posible durante estos congresos. Digo “supuestamente”, ya que estos ejercicios inútiles han sido tan ineficaces a la hora de cautivar la atención seria del público que uno bien puede concluir que fueron diseñados de forma específica para impedir que se llegase a la divulgación.
Parecen haber alcanzado una de las posibles metas de aquellos que desean mantener el secreto: mantener al público confuso y dudoso sobre el tema. La marca de contraste de estos Congresos de Exopolitica es, por lo general, la abundancia de declaraciones y conjeturas carentes de apoyo. Muchas conjeturas.
Los medios ortodoxos no han formado parte de la comparsa porque no hay nada sustancioso de que hablar. El público no exige acción porque sencillamente no saben qué ni a quién creer, así que toman el camino de menor resistencia, que es la indiferencia. Mientras que el fenómeno OVNI esté definido por la confusión y la conjetura, no tendremos nada específico que exigir de nuestro gobierno. Obsérvese la ausencia de la vocería de alarma o indignación, exigiendo marchar contra Washington para demandar que la divulgación se produzca ya. Aunque no estoy de acuerdo con sus métodos, al menos McKinnon trató de seguir el camino más recto hacia la verdad. Los hinchas de la exopolítica sencillamente lanzan lo primero que tengan a la mano, y en cualquier dirección.
Creo también que divulgar la verdad sobre el fenómeno OVNI es importante. Aunque tan solo un pequeño porcentaje de las narraciones sea real, debería tratarse de la historia MÁS importante de todos los tiempos. Algo que exige investigación federal, a viva voz. Pero nos encontramos con la siguiente “estimación de la situación”:
En primer lugar, aquellos que desean evitar que se produzca el destape han hecho una magnífica labor a la hora de desinformar y confundir al público sobre el tema. Este esfuerzo ha sido respaldado, sin duda, por agentes bien colocados y que se desempeñan como partes interesadas, pero que en realidad fomentan actividades poco eficaces, o alientan a los que verdaderamente abogan por el destape a pelearse entre sí, o actuar en forma desunida.
Además, las agencias del gobierno, como la USAF, que posiblemente dispone de una cantidad sustancial de información, ha mostrado una indiferencia intensa hacia el tema, promoviendo la percepción de que no existe nada de interés que investigar.
En segundo lugar, siempre que se hacen reclamos, o se presentan informes de “testigos” sin presentar soportes creíbles, esto daña la credibilidad del fenómeno en conjunto. Reclamos tales como la fantasía de la “energía gratis” de Greer, la controversia sobre los documentos del MJ-12, y las bases alienígenas subterráneas, han sido de gran provecho al ridículo.
Parece que se ha desarrollado una cultura en la que ciertos sujetos o grupos compiten por identificarse como detentores de información privilegiada, o contactos especiales con los mismos extraterrestres, o aquellos que se ganan la vida contando anécdotas en los congresos OVNI. Esta cultura sólo puede ser perjudicial a la meta de la divulgación.
Aunque el objetivo declarado de grupos tales como la exopolítica es la necesidad de divulgación gubernamental, el resultado parece ser la ansiedad de contar y apoyar cualquier cuento o especulación calenturienta sobre la presencia de los ET. Un ejemplo de esto sucedió en fechas recientes cuando el Dr. Michael Salla escribió un trabajo en su página web para el Exopolitics Examiner, ensalzando un supuesto avistamiento espectacular por Walter Cronkite durante un lanzamiento de mísiles de la Marina. Después de esto, algunos lectores protestaron sobre la escasa confiabilidad de la fuente de la narración, y [Salla] se vio obligado a retractarse y confesar que existían dudas graves sobre la narración.
Otro ejemplo de esto lo es el Dr. Steven Greer. En el 2007, cuando anunció ante el público que había llegado a tener en brazos a un bebé alienígena, y prometió presentar pruebas de ello, seguimos aguardando dichas pruebas dos años después. Existen numerosos ejemplos de otros individuos en el grupo de la exopolítica que sencillamente tratan de fomentar su propia fama.
El estudio público de este fenómeno ha pasado a convertirse en una especie de juego. El juego de la ufología. ¿Qué es la finalidad de este juego? ¿Conseguir tantos jugadores como sea posible? ¿Sencillamente deseamos una mezcla serpenteante de verdad y ficción para estimular la curiosidad del público?
Ya va siendo hora de que trabajemos de forma más inteligente hacia la meta de la divulgación. Debemos dejar de entretener al público, y sencillamente informar al público sobre los antecedentes válidos del fenómeno y los hechos de los casos particulares. Por “nosotros” me refiero a cada uno de nosotros con algo que contribuir, o con un público al que informar sobre el tema. Sencillamente debemos ser consecuentes. Debemos manifestar con claridad si estamos comunicando hechos sustanciados, o si solo estamos especulando Si queremos que los científicos se interesen seriamente en el tema, debemos presentar nuestros casos tan científicamente como sea posible. Siempre he sido receptivo a cualquier crítica de mi propio caso (el de la base aérea de Malmstrom de 1967) y contestar cualquier pregunta sobre lo que he presentado. Creo que mi incidente ha sido respaldado y sustanciado por testigos múltiples y documentación. Existen muchos otros casos igualmente válidos. Son estos los que deberían constituir el centro de la divulgación a la hora de enfocar la atención de los medios y del público sobre el fenómeno.
Hay muchos investigadores concienzudos que se han esforzado por validar incidentes. Hay mucho material que presentar ante nuevas vistas del Congreso, con testigos y documentos capaces de ofrecer evidencia contundente de la verdad del fenómeno. Enfoquémonos en eso, y desacreditemos a aquellos que quieren mantener al fenómeno presa del ridículo.
(Traducción (c) 2009, S. Corrales para Arcana Mundi, con agradecimiento a Robert L. Salas, y a Frank Warren de The UFO Chronicles –www.theufochronicles.com)
Por Robert L. Salas
(Material reproducido con permiso del autor y The UFO Chronicles)
El llamado Proyecto Divulgación (Disclosure Project, en inglés) parecería tener el mismo objetivo que el de Gary McKinnon, cuando este supuestamente “forzó” algunos archivos cibernéticos del gobierno: descubrir lo que verdaderamente sabe el gobierno sobre el fenómeno OVNI. Ambos esfuerzos han acabado por confrontar la frustración y la desilusión.
El Disclosure Project de Stephen Bassett (o de Steven Greer, según el que esté hablando) ha intentado penetrar, de manera poco eficaz, las puertas del secreto desde el 2001. Supuestamente han tratado de llegar a la divulgación engatusando a conferenciantes (este servidor entre ellos) para relatar toda suerte de cuentos, teorías, filosofías, informes y conjeturas al máximo grado posible durante estos congresos. Digo “supuestamente”, ya que estos ejercicios inútiles han sido tan ineficaces a la hora de cautivar la atención seria del público que uno bien puede concluir que fueron diseñados de forma específica para impedir que se llegase a la divulgación.
Parecen haber alcanzado una de las posibles metas de aquellos que desean mantener el secreto: mantener al público confuso y dudoso sobre el tema. La marca de contraste de estos Congresos de Exopolitica es, por lo general, la abundancia de declaraciones y conjeturas carentes de apoyo. Muchas conjeturas.
Los medios ortodoxos no han formado parte de la comparsa porque no hay nada sustancioso de que hablar. El público no exige acción porque sencillamente no saben qué ni a quién creer, así que toman el camino de menor resistencia, que es la indiferencia. Mientras que el fenómeno OVNI esté definido por la confusión y la conjetura, no tendremos nada específico que exigir de nuestro gobierno. Obsérvese la ausencia de la vocería de alarma o indignación, exigiendo marchar contra Washington para demandar que la divulgación se produzca ya. Aunque no estoy de acuerdo con sus métodos, al menos McKinnon trató de seguir el camino más recto hacia la verdad. Los hinchas de la exopolítica sencillamente lanzan lo primero que tengan a la mano, y en cualquier dirección.
Creo también que divulgar la verdad sobre el fenómeno OVNI es importante. Aunque tan solo un pequeño porcentaje de las narraciones sea real, debería tratarse de la historia MÁS importante de todos los tiempos. Algo que exige investigación federal, a viva voz. Pero nos encontramos con la siguiente “estimación de la situación”:
En primer lugar, aquellos que desean evitar que se produzca el destape han hecho una magnífica labor a la hora de desinformar y confundir al público sobre el tema. Este esfuerzo ha sido respaldado, sin duda, por agentes bien colocados y que se desempeñan como partes interesadas, pero que en realidad fomentan actividades poco eficaces, o alientan a los que verdaderamente abogan por el destape a pelearse entre sí, o actuar en forma desunida.
Además, las agencias del gobierno, como la USAF, que posiblemente dispone de una cantidad sustancial de información, ha mostrado una indiferencia intensa hacia el tema, promoviendo la percepción de que no existe nada de interés que investigar.
En segundo lugar, siempre que se hacen reclamos, o se presentan informes de “testigos” sin presentar soportes creíbles, esto daña la credibilidad del fenómeno en conjunto. Reclamos tales como la fantasía de la “energía gratis” de Greer, la controversia sobre los documentos del MJ-12, y las bases alienígenas subterráneas, han sido de gran provecho al ridículo.
Parece que se ha desarrollado una cultura en la que ciertos sujetos o grupos compiten por identificarse como detentores de información privilegiada, o contactos especiales con los mismos extraterrestres, o aquellos que se ganan la vida contando anécdotas en los congresos OVNI. Esta cultura sólo puede ser perjudicial a la meta de la divulgación.
Aunque el objetivo declarado de grupos tales como la exopolítica es la necesidad de divulgación gubernamental, el resultado parece ser la ansiedad de contar y apoyar cualquier cuento o especulación calenturienta sobre la presencia de los ET. Un ejemplo de esto sucedió en fechas recientes cuando el Dr. Michael Salla escribió un trabajo en su página web para el Exopolitics Examiner, ensalzando un supuesto avistamiento espectacular por Walter Cronkite durante un lanzamiento de mísiles de la Marina. Después de esto, algunos lectores protestaron sobre la escasa confiabilidad de la fuente de la narración, y [Salla] se vio obligado a retractarse y confesar que existían dudas graves sobre la narración.
Otro ejemplo de esto lo es el Dr. Steven Greer. En el 2007, cuando anunció ante el público que había llegado a tener en brazos a un bebé alienígena, y prometió presentar pruebas de ello, seguimos aguardando dichas pruebas dos años después. Existen numerosos ejemplos de otros individuos en el grupo de la exopolítica que sencillamente tratan de fomentar su propia fama.
El estudio público de este fenómeno ha pasado a convertirse en una especie de juego. El juego de la ufología. ¿Qué es la finalidad de este juego? ¿Conseguir tantos jugadores como sea posible? ¿Sencillamente deseamos una mezcla serpenteante de verdad y ficción para estimular la curiosidad del público?
Ya va siendo hora de que trabajemos de forma más inteligente hacia la meta de la divulgación. Debemos dejar de entretener al público, y sencillamente informar al público sobre los antecedentes válidos del fenómeno y los hechos de los casos particulares. Por “nosotros” me refiero a cada uno de nosotros con algo que contribuir, o con un público al que informar sobre el tema. Sencillamente debemos ser consecuentes. Debemos manifestar con claridad si estamos comunicando hechos sustanciados, o si solo estamos especulando Si queremos que los científicos se interesen seriamente en el tema, debemos presentar nuestros casos tan científicamente como sea posible. Siempre he sido receptivo a cualquier crítica de mi propio caso (el de la base aérea de Malmstrom de 1967) y contestar cualquier pregunta sobre lo que he presentado. Creo que mi incidente ha sido respaldado y sustanciado por testigos múltiples y documentación. Existen muchos otros casos igualmente válidos. Son estos los que deberían constituir el centro de la divulgación a la hora de enfocar la atención de los medios y del público sobre el fenómeno.
Hay muchos investigadores concienzudos que se han esforzado por validar incidentes. Hay mucho material que presentar ante nuevas vistas del Congreso, con testigos y documentos capaces de ofrecer evidencia contundente de la verdad del fenómeno. Enfoquémonos en eso, y desacreditemos a aquellos que quieren mantener al fenómeno presa del ridículo.
(Traducción (c) 2009, S. Corrales para Arcana Mundi, con agradecimiento a Robert L. Salas, y a Frank Warren de The UFO Chronicles –www.theufochronicles.com)
1 Comments:
Hola estimado Scott Corrales:
Muchas gracias por compartir este escrito. Simplemente es un excelente artículo,
no hace más que evidenciar los lamentables actos de desinformación distractora
que este tema continua sufriendo. Por favor enviale todos mis respetos y saludos
a Robert L. Salas.
Que tengas muy buen día!
Bye!
Belduque.
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