El Fraude de la Cabeza “Starchild”
El Fraude de la Cabeza “Starchild”
El enigmático cráneo Starchild deja de ser un misterio
Por George Simpson
Revista Ufologist (www.ufologistmagazine.com)
Vol. 21 #3 Septiembre-Octubre 2017
Traducción de Scott Corrales para Arcana Mundi
Durante las numerosas instancias a lo largo de la última década he escrito sobre el estudio de este cráneo aparentemente extraterrestre, investigado por Lloyd Pye. Se trataba de un cráneo extraño y anómalo con características supuestamente únicas que resultaban obvias a cualquiera que lo manipulase.
Acabé realizando un intercambio epistolar electrónico con Lloyd Pye por muchos años y varios de mis colegas australianos y contrapartidas en el mundo OVNI también se cartearon con Lloyd sobre las pruebas de ADN realizadas en este cráneo anómalo.
Las pruebas de ADN se malograron en varias ocasiones durante las etapas iniciales, rindiendo resultados que resultaban muy molestas para Lloyd. Todo era muy técnico, y cualquier persona que seguía la saga acababa recibiendo un cursillo en genética y biología. Pero Wikipedia recibió un informe sobre los resultados iniciales, que pasaron a la página web Wiki. Dado a que estos resultados fueron impartidos por laboratorios profesionales, fueron aceptados como resultados finales. Resulta posible editar y actualizar las entregas con tal que exista evidencia contundente que provenga de una fuente fiable. Lloyd carecía de títulos de biotecnología, y a menudo acababa excluido del proceso de edición. Esto le causaba tal grado de frustración que acabó tildando a Wikipedia como “Whackypedia” desde dicho momento en adelante.
Había ciertos detalles sobre la naturaleza del cráneo que parecían imposibilitar su explicación como cualquier cosa que no fuese algo de origen no humano.
Lloyd indicó que existía un listado de características que resultaban inusuales desde varias perspectivas. Dijo que matemáticamente, la estructura y formación del cráneo se desviaban de lo normal por más de diez desviaciones estándar. También hizo las siguientes afirmaciones:
1. El hueso era más duro que un hueso humano, pero a la vez más liviano y delgado. Dijo que su dureza era el resultado de tener una estructura distinta a la de un hueso normal. Afirmó que eran unas ocho capas de material óseo laminado de forma muy delgada, como la madera contrachapada, con capas alternantes de hueso y esmalte, como el esmalte dental. Aseveró que este era el motivo por el cual el hueso se resistía al tratamiento inicial utilizado para ablandarlo y permitir el siguiente paso – la extracción de ADN para el análisis.
2. Afirmó que serruchar el hueso le había costado mucho debido a la existencia de una capa de fibra de origen indeterminado, de naturaleza metálica, entretejida a lo ancho del cráneo, como si estuviese ahí para brindar protección contra los rayos gamma (durante los viajes espaciales) como lo haría una jaula de Faraday (ver foto, pagina 196. The Starchild Skull, Lloyd Pye, 2007.)
3. Afirmó que fue posible obtener suficiente ADN mitocondrial como para realizar la prueba de ADN, pero que no les fue posible obtener ADN del núcleo celular para determinar las características paternas.
4. Afirmó que habían hallado trazas de descomposición sanguínea en las células cancerosas de la estructura ósea, algo que no se anticipaba en un hueso de 900 años de edad.
5. Afirmó que el volumen cerebral era mucho mayor que el del cráneo de un niño normal de la edad y talla estimada.
6. El arco zigomático era demasiado pequeño para un cráneo humano. Las cuencas de los ojos eran demasiado someras para dar cabida a los ojos, y faltaba el inión.
7. Algún tipo de experto en huesos había sugerido que no podía tratarse de un cráneo infantil, puesto que la fusión de los huesos era completa, como en un cráneo adulto.
8. Nos dijo que las pruebas eran muy caras, pero no lo suficientemente sofisticadas como extraer el ADN celular del núcleo de la célula. Así que sin ese ADN ‘nuclear’, no existía ningún ADN paterno que analizar. Esto significaba que no resultaba posible analizar ni someter a prueba al padre y su contribución de ADN a la composición del cráneo.
9. La ubicación del gene FOXP2 y su correspondiente análisis era tan anómalo, en comparación con un humano normal, que sugería una paternidad extrahumana, y por consiguiente, un híbrido extraterrestre con humano.
Puesto que dicho gen es tan conservador, cualquier desviación resultaría en un aborto espontáneo antes de la gestación. Y dado que la criatura había vivido hace unos 900 años, su FOXP2 también era anormal, y no podía ser humano, según entendemos dicho término. Lo más probable es que apuntaba hacia la existencia de un hibrido extraterrestre con humano.
La combinación de estas 9 características le daba un aspecto único al cráneo.
Desafortunadamente, Lloyd sucumbió al cáncer mucho antes de que se desarrollaran protocolos analíticos que permitiesen la localización y el análisis confiable del ADN nuclear.
Hace algunos años, Chase Kloetschke de la MUFON recibió, de parte del propietario del cráneo, una petición para determinar la factibilidad de realizar pruebas posteriores de ADN. No sería nada fácil, y con metas científicas objetivas destinadas a encontrar la verdad.
Las pruebas de ADN rindieron resultados de interés. El ADN del núcleo celular de un diente sin descender, obtenido de la mandíbula superior, produjo valores coincidentes con los del haplogrupo Q, un grupo muy común para los varones de la región en la que se halló el cráneo, y de la época en que vivió en aquella zona, lo que no resultaba sorprendente.
Estas pruebas de ADN significan que el debate ha tocado a su fin. Total y completamente. Los resultados se pueden leer en Internet en un informe sumamente detallado que aborda todos los hallazgos, los procesos utilizados, la cadena de evidencia, etcétera. El hueso era más duro que un hueso normal, pero carecía de laminaciones, y el grosor de dicho hueso era consistente con el de un niño de cinco años de edad. Tampoco había evidencia de fibras, conocidas o desconocidas, en el cráneo. Las dimensiones del arco zigomático eran consistentes con las de un niño normal de dicha edad (cinco años). Aunque la configuración del cráneo es poco común, efectivamente cuenta con un inión, a pesar de ser anormal y más pequeño de lo común, y puede apreciarse en las fotografías. Se descubrió que el volumen del cerebro era mayor de lo normal, pero sin sugerir nada más enigmático que una anormalidad extraña. La configuración de la cabeza y el posicionamiento de las orejas eran parecidos a lo que se encuentra en los casos de síndrome de Down.
Se pudo determinar que la edad era de unos 5 años, consistente con las dimensiones y la dureza del hueso. Las suturas de cráneo estaban íntegras, lo que es normal en un niño de cinco años.
Estos hechos, combinados con el hallazgo del ADN nuclear paterno, que resultó ser humano y propio de la zona, significan que no hay ningún misterio aquí, además de terminar el trastorno genético que afectaba al espécimen.
La condición de la braquicefalia se ajusta en gran medida al describir la configuración del cráneo y la condición que parece haber sufrido este espécimen.
El siguiente enlace, o una búsqueda parecida, llevara a los lectores interesados al informe completo sobre los resultados de ADN más recientes, que efectivamente parecen ser decisivos: thefieldreport.com.wordpress.com/2017/05/23/final-results-determining-if-the-starchild-skull-is-part-alien/
Así que si hacemos la siguiente consulta en Google: “Final results determining if the Starchild skull is part alien”, nos será posible leer el informe entero.
Esto pone fin a la historia del cráneo Starchild.
Tal vez tenga un ejemplar firmado del libro de Lloyd Pye – “The Starchild Skull” – a la venta a precio razonable si alguien está interesado.
Mis gracias a Chase y a todos los técnicos y expertos que contribuyeron a las pruebas finales de ADN, que rindieron los resultados verdaderos y concluyentes.
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