Portville: OVNIS en el Bosque Encantado
Portville: OVNIS en el Bosque Encantado
Por Scott Corrales (c) 1999
Recuerdo perfectamente la primera vez que leí el nombre del poblado de Portville. Sería hace cosa de 25 años, mientras que devoraba un ejemplar de la ya desaparecida revista SAGA UFO Report durante una calurosa noche tropical en Puerto Rico. El articulo hacia mención sobre los enigmáticos duendes conocidos como "djogaos" que supuestamente vivían bajo las montañas que rodeaban los pueblos de Salamanca, Olean y Portville en el estado Nueva York y las tierras aledañas -- parte de la reservación nativa de los séneca, "custodios de la puerta occidental" de las Seis Naciones de los iroquois, la más adelantada de las tribus indígenas en el noreste de América del Norte. Los indios sentían gran respeto y temor por los "djogaos", considerándolos genios protectores de esta enigmática región, cuna del espiritismo y del mormonismo, así como de docenas de cultos religiosos que desaparecieron casi al nacer.
Por nada del mundo hubiera pensado que los azares del destino me traerían a vivir en esta región, a un puñado de kilómetros de Portville...
Regresan los OVNI
A las 8:15 p.m. el 11 de octubre de 1999, Al Skiver y su esposa Jenny regresaban a su hogar en Portville luego de haber salido a cenar a un restaurante de comida china en Olean, N.Y., con su vecina Mary Crawford y las dos hijas adolescentes de esta (las tres sentadas en el asiento de atrás). Transitaban a lo largo de la carretera estatal 305 -- camino de dos vías que atraviesa la región boscosa que ocupa ambas riberas del río Allegheny -- sin incidentes, pensando en llegar a sus respectivos hogares lo más pronto posible para no perderse los programas de la nueva temporada de televisión.
Al llegar a la curva cerrada en el camino a la altura de Bedford Corners, el Sr. Skiver y sus pasajeros se sorprendieron ante la repentina iluminación del normalmente oscuro trecho del camino, cosa que le llevo a detener su automóvil en la cuneta.
"¿Vieron lo que acabo de ver?" preguntó la Sra. Crawford en un tono de sorpresa.
La respuesta tácita a su pregunta asumió la forma de las expresiones de absoluta sorpresa en los rostros de sus hijas y del matrimonio Skiver. De hecho, la Sra. Skiver comentaría más adelante a los reporteros del periódico The Olean Times Herald: "Se trató de algo que todos vimos a la misma vez...algo que de algún modo "alumbró" el sector de Yubadam Road, donde no existe alumbrado eléctrico. [El objeto] se asemejaba al tope de la torre Skylon en Niagara Falls."
Según las descripción dada por Al Skiver, el no-identificado era de forma ovalada y con dimensiones aproximadas de 100 a 200 pies (30-60 metros) de diámetro y al menos 20 pies de alto (6 metros). Coincidiendo con la descripción de su esposa sobre el tope de la torre Skylon en Niagara Falls, Canadá, el objeto emitía una luz amarilla opaca a través de una serie de ventanillas que rodeaban el fuselaje. "No me lo imaginé, ni era un avión y mucho menos un helicóptero." El avistaje tuvo una duración total de 30 segundos.
Al igual que muchos otros testigos de ovnis, Al Skiver tuvo que aguantar las bromas de sus amigos y compañeros de trabajo. Algunos que le preguntaban si había consumido bebidas alcohólicas mientras que otros se pronunciaban sobre los efectos nocivos de la comida asiática. Su esposa tuvo mejor suerte: sólo una persona se mostró escéptica ante su testimonio. "Si fuese algo que nos hubiésemos inventado," afirmó Jenny Skiver, "no me hubiese molestado en decir nada. [La experiencia] fue real y visible. El cielo estaba despejado y fuimos cuatro los testigos...[el objeto] era muy bonito: un artefacto de forma ovalada y de colores sumamente brillantes con ventanas grandísimas."
Una de las hijas de la Sra. Crawford, Becky, estudiante en la escuela superior de Portville, señaló que el OVNI parecía una mansión voladora, y que su tamaño era fácilmente el de varias casas juntas.
Emocionados por la experiencia, los testigos regresaron a sus casas y se lanzaron a buscar agencias u organizaciones para dar parte del suceso. Las llamadas a la policía estatal en Olean y Wellsville, N.Y. resultaron infructuosas; el Aeropuerto Internacional de Buffalo les puso en contacto con el Centro Nacional de Notificación OVNI (NUFORC, por sus siglas en inglés), donde se les informó que se habían producido avistamientos de un objeto parecido en tres estados vecinos.
El fenómeno OVNI había regresado a estas tierras tras una larga ausencia. Casi un año antes, los vecinos de Hinsdale y Maplehurst habían denunciado la visita de los no-identificados a sus respectivas comunidades--triángulos de luz anaranjada que se desplazaban lentamente hacia el oeste y que nunca fueron satisfactoriamente explicados, aparte de las viejas hipótesis sobre bolsas de basura infladas con helio y portando bengalas.
Durante el verano de 1994, la región había sido conmocionada por el ya célebre "búmerang de Ellicottville" cuyos avistamientos se vieron rápidamente entremezclados con la existencia de posibles industrias militares en la región, llevando muchos a pensar que se trataba de pruebas de uno de los vehículos aéreos no tripulados (UAV, por sus siglas en inglés) como Dark Star o Predator cuya presencia se hizo sentir el año siguiente en los cielos de Bosnia. Meses después, el fenómeno haría su aparición sobre el poblado de Yorkshire -- el 15 de octubre de 1994 varios testigos vieron un objeto sólido desplazarse a velocidades sorprendentes y cernerse sobre una tienda de ultramarinos en la carretera 39. Pocos días después, un vecino de Yorkshire informaría a las autoridades de que un objeto de color amarillo blanquecino, desplazándose sobre las copas de los árboles, había hecho fallar el motor de su automóvil mientras que transitaba a lo largo de Genesee Road.
El incidente de los caballos
Pero algo más había sucedido en Portville mucho antes de que los Skiver tuviesen su avistamiento. Un caso mucho más impactante que se había traspapelado entre los archivos de los investigadores. El 19 de septiembre de 1958, a eso de las 8:00 p.m., el comerciante Bruce Strym (seudónimo) y su esposa se encontraban manejando a lo largo de un camino rural de la comarca (Daggett Hollow Rd.) cuando se dieron cuenta de que había un resplandor inusual en el cielo nocturno. Strym pensó enseguida que la población de Portville se hallaba en llamas, y que al llegar al tope de la colina por la cual manejaba, le sería posible ver el siniestro. Pero en vez de ver un fuego, Strym pudo ver que se le acercaba una enorme nave sobre la colina, dirigiéndose hacia un grupo de tres casas rurales y balanceándose sobre ellas.
El chofer quedó asombrado al descubrir que el acercamiento de la nave había afectado el motor de su automóvil, obligándolo a detenerse en la cuneta. Peor aún fue la sensación de que ni él ni su esposa podían moverse: ambos vieron con angustia como se acercaba el enorme objeto desconocido, pero a pesar de haber quedado bañados por un haz de luz procedente del aparato, se aliviaron al ver que el aparato seguía la carretera hacia un pastizal adyacente en donde podían verse cuatro caballos, corriendo de un lado a otro, relinchando, tratando de alejarse del desconocido. Pero otro haz de luz literalmente "congeló" a los animales por espacio de diez segundos. Strym juró durante una entrevista en 1995 que uno de los caballos había ascendido ligeramente en el aire como consecuencia del rayo. Después de diez segundos de inmovilizar a los animales, el aparato retractó su haz de luz y se desplazó vertiginosamente hacia las estrellas. Los caballos reanudaron sus frenéticas correrías, si acaso más asustados que antes de la aparición del artefacto desconocido.
Igual de impactantes fueron las afirmaciones del Sr. Strym sobre la presencia de tripulantes a bordo del singular OVNI con sus rayos paralizantes: varias siluetas parecían estar sentadas, mientras que sólo una se mantenía en pie. "No importaba en qué dirección se movía el aparato--si se inclinaba, bamboleaba o lo que fuese--el tipo parecía estar pegado al piso, o tenía un sentido de equilibrio prodigioso".
El matrimonio Strym no sufrió efectos permanentes a consecuencia de su avistamiento. La única sensación que dicen haber experimentado fue la sensación de que "algo quería levantarlos de sus respectivos asientos". Strym tuvo la oportunidad de conducir a lo largo de Daggett Hollow Road muchas veces y notó que los caballos siguieron en el pastizal por varios años, aparentemente ilesos después de su encuentro con lo desconocido.
¿OVNIS o esoterismo?
Aunque las demás reservaciones nativas del estado de Nueva York han obtenido sustanciosas ganancias gracias al auge en las casas de juego, la reservación séneca sigue viviendo de los productos que pueden venderse sin necesidad de pagar impuestos, principalmente tabaco y combustible. Durante mis primeros años en la región, cometí el imperdonable error de entrar en uno de los estancos de la reservación y hacer preguntas inoportunas: "Buenas. Estoy buscando información sobre el folklore de la tribu. ¿Me podría decir a dónde ir?"
Uno de los propietarios -- de pelo largo hasta la cintura, camiseta negra con el dibujo de un jefe Lakota con penacho de plumas y cara de pocos amigos -- repuso: "Mira, si viniste por cigarrillos, cómpralos. Aquí no hay esas tonterías de indios".
Pero lejos de tratarse de rechazo hacia su propia cultura, se trataba de un hermetismo total sobre los asuntos de la tribu que hasta a los expertos les resulta difícil penetrar. En pleno siglo XX, los tabúes sobre lo paranormal siguen siendo tan vigentes como lo fueron antes del contacto con la cultura occidental, y se trata de algo que a la gente emprendedora de nuestra era tecnológica les cuesta entender.
Los lectores de temas paranormales están acostumbrados a leer sobre incidentes en Irlanda, por ejemplo, en dónde las cuadrillas de construcción de caminos se niegan a proseguir sus labores si se topan con algún montículo que pueda servir de morada a los duendes. No podemos decir lo mismo de EE.UU., en donde se construyó la carretera estatal 17 (que cruza el estado de Nueva York de este a oeste, y que dentro de poco se convertirá en la Interestatal 86) sobre un extenso corredor conocido como the witches' walk ("el paseo de las brujas") por la tribu seneca, creándose así un pasadizo natural para los espectadores de fenómenos paranormales.
Así fue que durante la "década heroica" del fenómeno ovni en el estado de Nueva York--los Setenta--la actividad se concentró sobre los territorios de la tribu séneca. En la noche del 26 de octubre de 1973, los vecinos de los pueblos de Alfred, Angelica y Wellesville (poblaciones situadas en ambos lados del "paseo de las brujas") quedaron atónitos al presenciar un alucinante despliegue de enigmáticas luces voladoras y el paso de un extraño objeto de configuración triangular sobre las vaquerías de la región. Miembros de la policía local figuraron entre los testigos.
El 20 de marzo de 1978, la policía de la ciudad de Salamanca recibió decenas de llamadas entre las 23:00 y las 01:00 horas sobre un extraño objeto volador del tamaño de dos campos de fútbol americano, rectangular y repleto de luces rojas, blancas y verdes que se desplazó en silencio total sobre la reservación y de ahí hacia Ellicotville, donde los radaristas del aeropuerto local dijeron no haber visto nada en sus pantallas. Los periódicos regionales achacaron el incidente a la premiere de Close Encounters of the Third Kind pocos meses antes--a pesar de que un policía local había logrado tomar fotografías del fenómeno nocturno...
Los nativos insistieron que las misteriosas luces y fenómenos eran el resultado no tan sólo de la construcción de la carretera, sino de un atentado aún peor contra la naturaleza: la construcción de la represa Kinzua en 1960, obra que conllevó la inundación de vastas zonas de terreno consideradas como sagradas por los séneca por incluir no sólo la tumba del jefe Cornplanter, sino las entradas a las moradas de los célebres "djogaos" y el hábitat natural de High Hat ("Sombrero de Copa"), una criatura emparaentada con los yeti o Bigfoot. Durante la construcción de la represa, los obreros tanto blancos como nativos dijeron haber visto esta criatura mirándolos desde la orilla del recién creado pantano durante el alba y el atardecer. La configuración craneal de la criatura hizo recordar a los trabajadores al sombrero de copa llevado por el presidente Lincoln, quienes se preguntaban en tonos jocosos si "alguien había visto a Abe Lincoln."
En tierras donde lo sobrenatural está a flor de piel, los sabios prefieren no mencionar lo paranormal y mucho menos los OVNI. Para los sénecas, así como para muchas tribus del noreste y hasta de las grandes tribus de suroeste (navajos, hopis, apaches) lo que el hombre blanco ignorantemente llama OVNI y que persigue con tanto afán es en realidad un poder que mata y se conoce con varios nombres de acuerdo a la tribu: el término más comúnmente utilizado es Mok-wa-mosa, traducido al inglés como skinwalker ("caminante en pieles" o "trotapieles").
Uno de los mayores temores de los nativos es ir caminando por los bosques de noche y ver una luz brillante entre los árboles y a menudo rozando las copas de estos--señal segura de que algún hechicero o persona con el don de asumir la forma y poderes de un oso va hacia un lugar en específico para causar el mal a sus enemigos. Las descripciones varían de tribu en tribu: algunos dicen que el "trotapieles" no se muda de cuerpos como el hombre-lobo, sino que simplemente se hecha la piel del oso encima y asume sus poderes, mientras que otros afirman haber visto enormes osos, rodados en potentes auras de luz, caminando en dos patas.
Los autores Joanne Teller y Norman Blackwater, ambos pertenecientes a la tribu navajo en el suroeste de los EE.UU., escribieron un libro titulado The Navajo Skinwalker, Witchcraft and Related Phenomena (Infinity Horn, 1996) que detalla el alucinante auge de "trotapieles" entre dicha tribu. Teller y Blackwater expresan que uno de los motivos detrás de su libro es alertar a las demás tribus nativas del país sobre este fenómeno.
Según las tradiciones, los "trotapieles" entran en dicho estado para vengarse de sus vecinos indígenas y nunca contra los blancos, ya que curiosamente, la magia nativa no surte efecto contra ellos. Se dice que el "trotapieles" debe matar una persona al año para evitar que sus enormes poderes se le vayan en contra y lo destruyan. Las reglas que gobiernan sus andanzas son precisas-- solo pueden "trotar" entre las 21:00 hrs. y las 03:00 hrs.; su base de operaciones puede ser una vivienda o guarida oculta; sólo pueden acercarse a las casas de sus vecinos desde el oeste, y dicha actividad sólo puede realizarse cada 3 ó 4 días.
El lector puede pensar que no existe conexión alguna entre estas creencias y el fenómeno OVNI, pero existen varios casos bien investigados por la ufología que bien pueden estar vinculados con la magia de los "trotapieles". Sin alejarnos demasiado del tema, vale la pena examinarlos.
En el atardecer del 20 de marzo de 1966, mientras que la familia Mannor se preparaba para sentarse a cenar, los perros de la granja comenzaron a aullar y ladrar. Cuando el Sr. Mannor salió a echar un vistazo, se sorprendió al ver una bola de fuego que cruzaba el firmamento y que se detuvo en el aire para caer en picada hacia unos árboles en un pantano a cierta distancia de la casa. La familia Mannor completa salió a ver el fenómeno, que podía apreciarse como una intensa luz roja que se movía entre los árboles. Cuando dos de los hermanos se internaron en el pantano a investigar, la luz aumentó de intensidad y luego se apagó por completo. Para cuando las autoridades se personaron en el lugar, no quedaba nada que investigar. El objeto se había esfumado. Un "trotapieles" haciendo de las suyas en los bosques de Michigan? No lo sabremos nunca, pero el caso Mannor fue investigado bajo el Proyecto Blue Book ese mismo año.
Otro caso de suma importancia que nunca ha sido reevaluado es el encuentro de Cisco Grove (California) en 1964. Un cazador conocido sólo como "Donald S." se fue de cacería con arco y flecha y se separó de sus compañeros de caza, perdiéndose en el bosque de las sierras californianas. Temiendo ser atacado por osos salvajes, se subió a un árbol. Poco después, pudo ver una luz rondando la sierra y se alegró pensando que se trataba de un grupo de rescate que había venido por él. Su alegría se trocó en pavor cuando vio que se acercaba una figura humanoide en traje plateado ceñido y un enorme ser oscuro con ojos rojos como ascuas. Acto seguido se produjo una contienda entre el cazador y los extraños seres que jamás se ha vuelto a repetir en la fenomenología OVNI: Donald S. disparaba flechas contra el gigante negro, algunas de ellas ardiendo, sin efecto alguno, mientras que la gran mole oscura emitía un vaho que amenazaba con hacerle desmayar. ¿Podríamos ver en este insólito caso la mano de un Mok-wa-mosa en vez de un alienígena?
En resumidas cuentas, la reducida cantidad de aportes sobre avistamientos y la dificultad de entrevistar testigos indígenas estriba mayormente en la creencia en estos practicantes en la magia negra. Para los sénecas, el matrimonio Skiver no tuvo un "encuentro cercano del primer tipo", sino un encuentro con fuerzas que sólo los necios quieren investigar.
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