Thursday, December 10, 2009

Brent Raynes y la ovnilogía paranormal











Brent Raynes y la ovnilogía paranormal
por Scott Corrales (c) 2009

Al igual que sucede con la música popular, muchos de los mejores “intérpretes” de la investigación paranormal suelen ir desapercibidos a pesar de haber pasado tres o cuatro décadas enfrascados en su labor investigativa o de difusión. Entre ellos figura Brent Raynes, director de la revista Alternate Perceptions, disponible ahora en Internet aunque por muchos años fue una de las revistas paranormales de segunda fila más difundidas, con artículos e informes suministrados por gigantes del campo ovni/paranormal, como el Dr. Berthold Eric Schwarz, el profesor P.M.H. Edwards, Greg y Lora Little y muchos más.

La columna editorial de Alternate Perceptions ostenta el nombre “Reality Checking” (Verificando la Realidad) y Brent Raynes presenta en ella información tan asombrosa como la que aparece en los trabajos que aparecen entre las tapas de su revista. La edición para el mes de diciembre del 2009 contiene una exploración del aspecto paranormal de los ovnis, presentada como una conversación sostenida en diciembre del 2007 con el investigador neoyorquino Phil Imbrogno.

Durante el intercambio con Raynes, Imbrogno comentó: “Hay muchos que han participado en la investigacion de lo paranormal, pero nunca llegan a comprender su realidad hasta que lo viven en carne propia, y luego pasa de ser un hobby para convertirse en una verdad innegable. Hay gente que investiga los OVNIS y busca naves espaciales y tal, y eso tampoco es malo, pero se aprecia que esta gente lo hace como pasatiempo o algo para fascinarlos o animar sus vidas aburridas, pero no se dan cuenta que esto es real, y he trabajado con mucha gente que se ha alejado del tema, porque una vez que descubrieron su realidad, se asustaron de muerte. Y se alejaron. Dejó de ser como mirar un programa de televisión para convertirse en una realidad vital. Era real. “¡Dios mio! esto ha dejado de ser matera de lectura”. Otros dicen: “¡Esto es de verdad!”

Raynes pasa a comentar el efecto alucinante y desmoralizante que ha tenido el fenómeno ovni para con sus testigos e investigadores, citando el libro Interdimensional Universe escrito por Imbrogno. En Febrero de 1978, Imbrogno recibió una llamada de una mujer de 35 años de edad, madre y ama de casa, informándole que tanto ella como su madre e hija estaban teniendo numerosas experiencias con ovnis y seres extrahumanos. Estos seres se internaban en el hogar de la señora mediante un “agujero negro” girante, a veces obligándolas a entrar en el agujero negro, cosa que les hacia perder el conocimiento y olvidar cualquier detalle adicional.

Imbrogno trabajaba en aquel momento con un grupo multidisciplinario de investigadores ovni que incluía astrónomos, biólogos, agentes de la policía, ingenieros y hasta ejecutivos corporativos. Este grupo se reunió en la ciudad de Cold Springs, Nueva York – el lugar de los hechos – en la tarde de 16 de febrero de 1978 para entrevistar a la mujer y su familia. Los detalles fueron sorprendentes: la testigo dijo que “bolas de luz” solían seguir su coche y hasta penetraban las paredes de la casa. Una luz azul entró por las ventanas de la sala, haciendo que las demás luces del hogar se apagaran antes de desaparecer por el techo.

Durante la entrevista inicial, la hija de 10 años de edad apuntó el dedo a la ventana, diciendo que veía un ovni afuera de la casa. Imbrogno salió a investigar una bola de luz de seis pulgadas de diámetro, acercándose a varios metros de la misma y experimentando una sensación de cosquilleo a lo largo del cuello, como si hubiese penetrado un campo eléctrico. La bola de luz se tambaleaba a unos dos metros sobre la superficie antes de salir disparada hacia el cielo nocturno.

Emocionados, el grupo determinó que se trataba de un caso sumamente prometedor y decidieron investigarlo. Al mes siguiente, volvieron a la casa en Cold Spring con un psicólogo para realizar las correspondientes regresiones hipnóticas de los testigos. Bajo hipnosis, la madre recordó un episodio de 1976 durante el cual se despertó de un sueño profundo para escuchar un zumbido que penetraba la estructura de la casa. Al salir a investigar, vio que su hija daba vueltas en la sala, diciendo: “los del agujero están aquí”. Al salir a investigar, pudo ver una luz roja en el cielo. Este incidente hizo que la testigo recordara una experiencia vivida en su infancia, en la que tres seres con “piel como cuero” aparecieron sobre su lecho, informando que no le harían daño, y que necesitaban gente como ella para desenvolverse en su trabajo. Entonces percibió la presencia de un agujero negro en las cercanías que absorbió a los tres seres.

Aun bajo hipnosis, la testigo recordó un incidente del invierno de 1977 que la despertó a las dos de la madrugada para presenciar un ser encapuchado al pie de su cama. El ser se quitó la capucha, y la testigo dijo que su aspecto era “como el diablo, con orejas alargadas, nariz puntiaguda y piel como cuero”. Este ser le instó a irse con él, y ella comenzó a rezar. Enojado, el extraño ente le dijo que “Dios carece de poder aquí” antes de desaparecer, absorbido por un agujero negro.

El psicólogo se vio obligado a interrumpir la sesión hipnótica debido a la agitación física de la testigo. Pero en ese instante se produjo un evento extraordinario: la hija corrió desde su recámara hasta el pasillo de la casa, diciendo que “el hombre del agujero” se había manifestado ante ella para darle un mensaje-- el del agujero se proponía deshacerse de Imbrogno y los investigadores si no se apartaban de la familia.

Un tanto perturbado por esta situación, Imbrogno se reunió con su equipo al dia siguiente para escuchar la cinta magnetofónica con la que se había grabado la sesión hipnótica. Aunque la voz del hipnólogo era perfectamente audible, quedó interrumpida por un sonido parecido al de un klaxon, con aullidos y gritos parecidos a los de animales y posiblemente seres humanos. La sorpresa de los reunidos en ese momento fue mayor cuando una voz dijo claramente: “Dejen de revolverme la cabeza. Nos han indicado donde encontrarlos a ustedes y como ultimarlos”.

Es de imaginar que todos los investigadores sintieron temor a mayor o menor grado, aunque su escepticismo les llevaba a pensar que algún operador de radio intervenido con la grabación. Pero Imbrogno descubrió que el grupo comenzaba a distanciarse. No tuvo noticias de ellos por algún tiempo hasta que recibió una llamada del biólogo del grupo, informándole que ahora “escuchaba voces” pero sin ver a nadie, y que poco después había sido visitado en su dormitorio por tres seres azules de metro y medio y con ojos rojos. El biólogo se suicidaría, saliendo al paso de un ferrocarril, a los pocos días después del supuesto incidente.

Un piloto que formaba parte del “working group” de Phil Imbrogno le avisaría que un hombre trajeado de negro, supuestamente funcionario de la Agencia Nacional de Seguridad, le había visitado con una advertencia muy firme: si no dejaba a un lado su interés por los ovnis, perdería su licencia de aviador comercial. Tampoco volvió a saberse de este individuo.

Otros miembros del equipo comenzarían a desaparecer, ausentándose para siempre de las investigaciones o falleciendo bajo circunstancias raras. Una de estas muertes resulta sumamemente curiosa, y se trata del ejecutivo corporativo que formaba parte del grupo: este llegó a comentarle a Imbrogno que había sufrido una pesadilla en la que un ser encapuchado, envuelto en un resplandor verde pálido, le había extendido la mano...una mano que contenía un corazón pulsante. Indicando que se trataba del órgano vital del empresario, la criatura apretó el corazón, haciéndolo reventar. A los días, un médico confirmaría que el ejecutivo tenía un padecimiento cardiaco. Al poco tiempo, el desventurado miembro del grupo de investigación fallecería de un infarto.

Aunque otros miembros del grupo de investigación quedaron ilesos – incluyendo al mismo Imbrogno, un oficial de la policía y un ingeniero – este último se abstuvo de participar en más investigaciones. ¿Sus motivos? Su hijo de doce años de edad había sido víctima de una posesión demoníaca, y el ingeniero había pasado del ateismo al cristianismo integrista a consecuencia del hecho.

Es de esperar que el lector rechace la realidad de todo lo anterior, pensando que se trata de un argumento de Stephen King u otro de los grandes del terror. Pero la reputación investigativa de Imbrogno se ha mantenido incólume con el paso del tiempo, y Raynes no sensacionaliza la presentación de los hechos en ningún momento.

La situación experimentada por Imbrogno en 1978 trae a la mente los casos investigados (algunos de ellos tildados de sensacionalistas, o como fraudes blatantes) por el matrimonio de Ed y Lorraine Warren, en el que figuran “agujeros negros” utilizados por seres extrahumanos para ingresar a nuestro nivel de existencia – por darle nombre – o para absorber a los incautos. En esta época, el cine estaba dominado por la sarta de películas que siguieron el éxito arrollador de El Exorcista de Wm. Friedkin, inspirado por la novela de Paul Blatty, y se hablaba de “guerras de magos” en la ciudad de Nueva York mientras que la investigación ovni lógica desentrañaba casos ovni que rayaban más en lo paranormal que lo supuestamente extraterrestre: el psiquico Ted Owens, el contactado Brian Scott y muchos otros casos que cayeron en el olvido cuando se impuso otra creencia: la de los ovnis de pernos y tuercas.

Cabe preguntarse si esta tendencia paranormal desapareció del todo con el final de la década de los ’70, o si la nueva generación de investigadores, interesada en presentarse como escéptica y científica, prefirió hacer caso omiso de ella y dedicarse a realizar medidas y análisis computarizados. Las crónicas de Brent Raynes nos presentan otros casos y situaciones que sugieren que lo paranormal sigue siendo parte activa de la investigación ovni, por más que algunos intenten depurarla y excluir uno de sus elementos más intrigantes.

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