Friday, July 01, 2011

OVNIS y Viajes Astrales


















OVNIS y Viajes Astrales
Por Brad Steiger
Revista Saga UFO Report, Diciembre 1976
(Traducción de Scott Corrales)


En la clase de narrativa de secuestro OVNI con reconocimiento clínico que conocemos, el sujeto informa a los ovnílogos o a los medios que había visto un aparato en tierra y que se sintió atraído hacia el mismo, como si fuese por hipnosis, o que fue escoltado al interior del mismo por los tripulantes del mismo. La experiencia, considerada extraña por lo menos, o absurda, por muchos, no deja de ser un encuentro totalmente físico.

Durante algún tiempo he recibido narraciones de hombres y mujeres que afirman haber sido llevados a bordo de un OVNI durante un desdoblamiento o lo que parecía ser un sueño inusual. ¿Se dejaron influenciar por libros de ovnilogía como el caso de Betty y Barney Hill? ¿O se tratan de vivencias tan validas como las de aquellos que afirman haber tenido contacto físico con ovninautas?

Muchos lectores estarán conscientes de que creo que existe una relación simbiótica entre la humanidad y la inteligencia que gobierna los ovnis, y que los ovnis no son meramente físicos, sino parafísicos – tal vez una dimensión de nuestra propia psiquis. Cada avistamiento o aparente interacción física entre la humanidad y “lo otro”, a mi modo de ver, se convierte en parte de nuestro inconsciente colectivo y parte de nuestras experiencia en común. Por consiguiente, a la vez que aprendemos más sobre la naturaleza de los ovnis, aprenderemos más sobre la naturaleza de la humanidad.

Será entonces que gran parte de la experiencia ovni se preocupa por la parte esencial del hombre – su espíritu, si se quiere. Es posible que la esencia del hombre pueda rebasar las limitaciones el tiempo-espacio que le impone su cuerpo físico para emprender verdaderos “viajes astrales”, “viajes del alma” o los más académicos “desdoblamientos”. Bien puede ser que el aspecto parafísico del ser humano puede relacionarse más fácilmente con aquella especie parafísica que identificamos comúnmente como “OVNI”. De hecho, todas las narrativas sobre personas que han sido llevadas a bordo de un OVNI pueden ser descripciones de una experiencia mental-espiritual-inmaterial en vez de una experiencia física-material.

Desde hace mucho tiempo estoy convencido que la humanidad ha interaccionado con las inteligencias OVNI desde que los seres humanos comenzaron a andar en dos pies (y probablemente antes de eso). A lo largo de su evolución intelectual, el hombre ha descrito los encuentros OVNI en términos de su comprensión del mundo físico, utilizando el lenguaje de su época.

Tomemos en cuenta el paralelismo entre los ovnis y las leyendas que surgieron en torno a la vieja religión de la brujería a mediados del siglo XV. Durante siglos, la iglesia cristiana había hecho caso omiso de los practicantes de la vieja religión. Pero durante el alba de la Era de la Ilustración, cuando los hombres meditaban sobre la estructura del universo, ciertas jerarquías eclesiásticas se obsesionaron con diablos y mujeres que volaban sobre escobas.

En su libro AntiChrist and the Millennium, E.R. Chamberlin hace un comentario excelente que debemos tener presente al considerar el aspecto del enigma OVNI que abordamos aquí:

“Paradójicamente, fue la iglesia cristiana, valiéndose de todas sus fuerzas para luchar contra el satanismo, que dotó de forma a esas prácticas. Para luchar contra la brujería, fue necesario definirla, y al definirla, la iglesia dio forma a lo que había sido poco más que folclore. La mayoría de los elementos que eventualmente constituyeron la brujería habían existido en Europa por mucho tiempo, pero durante siglos, la iglesia las había desestimado como meras fantasías. La leyenda de la mujer que volaba por la noche merecía escarnio: “¿Quién es tan tonto que cree que puede hacerse con el cuerpo lo que solo se logra con el espíritu?” Este sentido común se vio obligado a ceder, a fin de cuentas, a una creciente marejada de fanatismo”.

Originalmente, definimos la experiencia OVNI en términos de encuentro con alienígenas sacados de la ciencia-ficción, y como productos de nuestra imaginación, reaccionaban en la forma que esperábamos. Estructuramos el enigma OVNI desde su comienzo “moderno” en 1947 como una extraterrestre “guerra entre mundos”. ¿Será posible que hemos interpretado falsamente como físico “aquello que sólo se logra con el espíritu?”

Ciertos lectores podrán considerar que los desdoblamientos (OBE, por sus siglas en inglés) representan una vía de estudio aún más tenue que los ovnis, pero un sinnúmero de laboratorios han empleado los más sofisticados instrumentos científicos para establecer los OBE como un aspecto muy real de la naturaleza humana. En un trabajo anterior, expresé la opinión de que los OBE parecen caber dentro de ocho categorías generales: 1) proyecciones mientras que el sujeto duerme; 2) proyecciones durante intervenciones quirúrgicas, parto, extracción de muelas, etc.; 3) proyección al producirse una accidente, durante el cual el sujeto experimenta una terrible sacudida física, y su espíritu acaba expulsado de su cuerpo; 4) proyección durante el dolor físico intenso; 5) proyecciones durante enfermedades; 6) proyecciones durante la pseudo-muerte en la que el sujeto “muere” por algunos minutos antes de ser resucitado; 7) proyecciones al morir, cuando el sujeto se aparece ante un testigo viviente con quien mantiene un vínculo emocional, y 8) desdoblamientos conscientes durante los cuales el sujeto proyecta su espíritu voluntariamente.

Parece que ahora me veo obligado a agregar una categoría más: proyecciones durante las cuales el sujeto cree haber sido llevado a bordo de una nave espacial para interaccionar con una inteligencia alienígena.

Tomemos en cuenta este informe sobre la clase de desdoblamiento OVNI que resulta el reconocimiento de personas que no se conocen: “Cuando abrí la puerta, vi a un amigo y un extraño parados afuera. El recién llegado tenía una expresión de sorpresa. Durante la mayor parte de la tarde, me clavaba los ojos. Finalmente le exigí saber por qué lo hacía, y me dijo que había tenido un sueño muy raro sobre alguien que nunca había conocido en su vida – y que yo era aquél hombre”.

“Me dijo que en su sueño se encontraba en un claro de bosque con muchas personas. Parecían estar esperando algo o alguien. Dijo que no conocía a nadie más que a mí. Dijo que yo le sonreí y le hice sentirse calmado y apacible. Le inspiré confianza. De repente, todos los presentes miraron hacia arriba. El cielo estaba despejado y lleno de estrellas salvo por un gran espacio circular sobre sus cabezas. Se dio cuenta de que un enorme objeto ovalado ocultaba el cielo. Se abrió una abertura en el objeto y una luz de color azul blanquecino llenó la oscuridad. Se sintió raro y se dio la vuelta para ver como reaccionaban los demás. Se dio cuenta que todos estaban flotando hacia la abertura, uno por uno. Perdió el conocimiento y lo recobró en una sala con forma de domo. Los demás parecían despertarse a la misma vez. Todos habían sido colocados en sillas a lo largo de la pared, formando tres hileras. Frente a ellos había tableros con luces parpadeantes, cuadrantes, interruptores. En el centro de los gabinetes habían dos asientos frente a lo que parecían ser tableros de control. Detrás de esta zona había una luz brillante. En el centro exacto de la sala había una columna o poste que iba del piso al techo. Una baranda tres pies de alto rodeaba la columna”.

“Miró a los otros hombres y mujeres, que parecían estar tan confusos como él. Sintió que faltaba alguien, y entonces todos miraron al centro de la sala. Ahí vieron un hombre en un traje espacial ceñido y plateado, con guantes y botas cubriendo sus extremidades. Llevaba una escafandra sobre la cabeza que oscurecía sus facciones. Les dijo: “¡Bienvenidos a bordo, amigos! antes de quitarse la escafandra, y el desconocido me dijo que aquel personaje ¡era yo!”

“Brad”, escribió mi corresponsal, “ he tenido este tipo de experiencias por una y otra vez por más de un año y medio. El desconocido sorprendido, la mirada fija, el mismo sueño con los detalles más mínimos. Después de la quinta o sexta vez, me dije: “no, otra vez no. No te puedo decir las veces que me ha sucedido, de hecho, ¡ya perdí la cuenta!”

[...]

“Y ese el problema con el fenómeno ovni. ¿Qué evidencia sólida tenemos? Tantas cosas que extrañas que han sucedido en torno a los ovnis parecen llevarnos hacia el campo de la parapsicología”.

Si estas teleportaciones en estado extracorporal al interior de los ovnis son experiencias espirituales genuinas, ¿qué propósito tienen?

¿Existen ciertos hombres y mujeres que están siendo elevados a un estado de conciencia, un reconocimiento mutuo, para que puedan funcionar más eficazmente como “pueblo semilla” después del período que los nativoamericanos denominan “La Gran Purificación?”

O será lo que han dicho investigadores mucho más precavidos, que una inteligencia alienígena está programando al homo sapiens para servir como autómatas, haciendo las veces de Judas, para conducir a sus congéneres a un estado de servidumbre?

Ciertamente no creo que los escépticos pueden mofarse de todas estas experiencias, achacándolas a imaginaciones febriles. No importa lo que indiquen estos sueños de desoblamientos-OVNI: señalan, de hecho, la influencia amplia del OVNI como un arquetipo moderno de activación. No existe un símbolo que ejerza más influencia sobre la gente a escala global que el OVNI, el platillo volador.

En mi libro The Gods of Aquarius, he abordado el fenómeno OVNI como algo representativo de los elementos transcendentes que han impulsado a la humanidad hacia el futuro. Creo que los ovnis son un símbolo transformativo que conduce a nuestra especie entera a un gran salto evolutivo.

Estudiosos como Joseph Campbell y el Dr. John W. Perry nos hablan de símbolos mitológicos vivientes e “imágenes determinantes” que se comunican directamente al sistema sensorial humano y suscitan una respuesta inmediata. Solamente después de que la imagen ha afectado al testigo es que el cerebro comienza a suministrar comentarios interpretativos y apreciativos.

Si el cerebro debe leer primero un símbolo e interpretarlo después, ya se trata de un símbolo muerto que no producirá una resonancia de respuesta dentro del testigo, según el Dr. Perry, “como la respuesta de una cuerda musical a otra que esté afinada de la misma forma”. Cuando los símbolos vitales de cualquier sociedad son capaces de provocar tales resonancias en todos sus miembros, “...una especie de concordancia mágica les une para formar un solo organismo espiritual, funcionando a través de sus integrantes, quienes a pesar de estar separados por el espacio-tiempo, son uno solo en cuanto a su ser y sus creencias”.

Afirmo que los ovnis le brindan al hombre contemporáneo un símbolo mitológico viviente y vital, una “imagen determinante” que se “comunica directamente con su ser espiritual o esencial, esquivando el cerebro, evadiendo la aculturación, manipulando el acondicionamiento histórico. Creo que los ovnis ofrecen a la humanidad un símbolo transformativo que unirá a nuestra especie, formando una sólo organismo espiritual, funcionando a través de sus miembros”.

Hablar sobre los ovnis como símbolos e “imágenes determinantes” no reduce la realidad del fenómeno desde una perspectiva objetiva y física. De hecho, el OVNI puede resultar más real que las realidades transitorias de los ordenadores, motores, partidos políticos y asociaciones comerciales. Ha sido a través de la catarsis cósmica de los sueños, las visiones y las inspiraciones que los ovnis cumplirán su papel como la partera espiritual que asistirá al nacimiento de la humanidad al universo.

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