Ovnis-bólido y fuegos de origen desconocido
Ovnis-bólido y los fuegos de origen desconocido
Por Scott Corrales © 2016
El misterio suele sorprendernos cuando estamos lejos del calor del hogar, ya sea conduciendo a lo largo de una carretera solitaria, avanzando por zonas inhóspitas y despobladas a pie, navegando las aguas de los lagos y mares de nuestro mundo o tan solo caminando a lo largo de playas solitarias en el atardecer. Estos encontronazos con lo desconocido pueden recorrer la gama desde avistamientos de objetos voladores no identificados, sin importar su origen, hasta sentirnos acechados por bestias de origen incierto como el Bigfoot de los bosques norteamericanos. En muchos casos, los testigos acaban presa de la confusión y la incertidumbre; en otros, del terror y el pánico -- “El temor a ser capturado y devorado,” como escribió Elías Canetti en su momento.
Hay casos que se escurren de la mano del investigador de más tenaz con el paso de las décadas, y a veces resulta posible recuperarlos aunque sea de manera parcial. En 1976, un lector de la revista SAGA UFO escribió una carta a dicha publicación mensual acerca de un incidente acaecido durante una vista a las Montañas Rocosas aquel mismo año. Aunque nos separan cuarenta años de aquella fecha, la emoción cruda de su testimonio sigue siendo capaz de conmovernos.
“El 4 de agosto de este año, encontrándome de vacaciones con mi familia en la Rocosas del estado de Colorado, acampamos cerca de la población de Dillon, justo al este de la sierra Gore. A eso de las seis y quince de la mañana, nos despertó una resonancia de baja intensidad que hizo temblar la tierra, y que a primeras parecía tratarse de un terremoto. Salimos de nuestras tiendas de campaña. Yo, mi esposa y mis dos hijos nos quedamos boquiabiertos, contemplando un bólido que bajaba lentamente entre la neblina desde las montañas al oeste. Su brillantez era tal que resultaba imposible distinguir detalles. Sólo puedo suponer que el bólido tendría unos setenta y cinco pies (22 m.) de diámetro. A la par que se iba acercando, la resonancia de baja frecuencia aumentó a niveles casi insoportables. A doscientas yardas de nosotros, se detuvo. La luz que emitía el objeto comenzó a pulsar lentamente. Tras un minuto, su brillantez había aumentado de forma dramática.
“Sin saber qué hacer, llevé a mi familia al cobijo de nuestra furgoneta, mirando totalmente sorprendido como el objeto se elevaba lentamente y liego salía disparado sobre nuestras cabezas sobre Hagar Mountain. En unos quince minutos había desaparecido por completo. Tras unos minutos, comenzamos a tranquilizarnos e hicimos lo posible por comprender lo que acabábamos de ver, dando parte a las autoridades locales, que nos informaron que no habían recibido reportes sobre aviones en problemas en aquel momento. Tras de explicarles que lo que habíamos visto no era ningún aparato convencional, se rieron y contestaron que ellos no sabían nada de OVNIS, y que tal vez lo mejor sería que me pusiese en contacto con la Fuerza Aerea.
“Antes de mi avistamiento, nunca hubiese creído que la parte más traumática de un encuentro OVNI se produciría tras el avistamiento. En la actualidad parece no haber ninguna agencia del gobierno interesada en hacerse cargo de semejantes informes, y las organizaciones ovnilógicas particulares solo parecen estar interesadas en la experiencia para jactarse de ser los primeros en haberla investigado”.
No sabemos si el testigo (que se limitó a firmar su nombre como “R.D.” y era oriundo de San Francisco, California) llegó a obtener una respuesta satisfactoria sobre su experiencia, o si alguien pudo consolar a su familia después del trauma experimentado.
Cuarenta años más tarde, no existe ninguna organización gubernamental interesada en semejantes vivencias, y pocos que se acuerden de ellas.
Las experiencias con bólidos, OVNIS que emiten llamaradas de fuego y bolas de fuego que maniobran de forma inteligente nunca faltan en las crónicas de lo paranormal. La más famosa de todas estas, aunque se habla poco de ella en la actualidad, tomó lugar el 7 de agosto de 1970 en la pequeña aldea de Sela-i-Dairo (Saladare) en Etiopía. A las once y media de la mañana, los moradores del villorrio vieron sus actividades cotidianas interrumpidas por un ruido sordo que provenía de un bosque cercano. La intensidad del sonido fue en aumento hasta que pudieron ver una bola resplandeciente de color rojo salir de la arboleda. La bola de fuego chocó contra varias viviendas, derribándolas a su paso, incinerando árboles y derritiendo el asfalto de la carretera. Como si esto no fuese suficiente, la fuerza desconocida se detuvo, retrocedió su camino y arrasó con muros de baja altura, deteniéndose justo en las afueras de la aldea, procediendo a desaparecer detrás de otra arboleda. El visitante infernal dejó un saldo de ocho heridos y un muerto, y los sobrevivientes coincidieron en la fuerza desconocida emitía un zumbido a la par que se desplazaba, con una duración total de diez minutos.
El doctor J.A. Hynek citó una carta recibida por el Center for UFO Studies (CUFOS) escrita por un médico afiliado a la ONU: “Algunos dijeron que el bólido tenía la forma del tronco de un árbol, mientras que los habitantes de una aldea vecina añadieron que el objeto les había sobrevolado, emitiendo un ruido ensordecedor, y que tenía forma esférica y con cola. La emoción era tal que visitamos la aldea en tres ocasiones, y tomé unas treinta fotos de las cuales le adjunto algunas. Parece como si una bola de cañón hubiera sido disparada a través de las casas […] Algunos piensan que se trataba de un meteorito, pero estos no pueden viajar de un lado a otro. No pudo tratarse de un tornado, porque los vientos no arrancaron los tejados de estaño, que permanecieron en sus sitios, aunque aplastados, derretidos y distorsionados. Hasta el momento no tenemos idea de lo que haya sido. El periódico “Assis” de Addis Ababa mencionó algo al respecto, clasificándolo como una tormenta. Le hago llegar el recorte de prensa. El periódico italiano le dedicó cinco columnas. Podemos desechar la posibilidad de vientos o relámpagos, el tiempo se encontraba claro y despejado. La aldea – al igual que Asmara – está a una elevación de 2,300 metros sobre el nivel del mar. Los relámpagos a veces se desplazan horizontalmente, pero como he dicho, el tiempo estaba despejado. Por otra parte, tenía una fuente de calor. Fundió el asfalto y los objetos de metal, dejando chamuscada la hierba y los arbustos, pero sin fuego ni llamas. Su impacto mecánico fue tremendo. Atravesó el muro de piedra del puente, que tiene medio metro de grosor, y tuvo suficiente fuerza para hacer más daño cuando vino de regreso.”
Los ovnis-bólido no se limitan a crónicas antiguas. El 9 de diciembre del 2015, testigos en la comunidad de Frenchtown, condado de Monroe, Michigan (EEUU) llegaron a ver dos bólidos "seguidos por un tercero" sobrevolando Brest Bay Marina desde el sur hacia el norte, siguiendo la franja costera de lago Erie. Posteriormente se observaría un cuarto objeto siguiendo la misma trayectoria. Curiosamente, la semana anterior (12 dic 2015) un testigo en Tampa, Florida había presenciado algo parecido: bólidos desplazándose lentamente en una formación de "V". En el informe depositado con la National UFO Reporting Center (NUFORC), el testigo amplio detalles. "Acababa de comer en el restaurante Boston Market porque no tenía ganas de cocinar esa noche. Al caminar hacia mi auto, vi dos bólidos de color naranja volando en una formación de "V" antes de desaparecer. Estaban a 1-2 millas de donde me encontraba. Decidí seguir conduciendo. Luego solo pude ver a uno de los bólidos cerniéndose y pulsando en la distancia mientras que me alejaba de Tampa, camino al norte. Decidí dar la vuelta, pero para cuando realicé la maniobra, se había esfumado. Debe haber más que un testigo de esto. Pensé a primeras que eran helicópteros o interceptores, pero descarté la idea porque he presenciado el aterrizaje de muchos aparatos aéreos, y ninguno de ellos ha tenido el color anaranjado de los objetos que vi."
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