John Keel: Roswell, Aztec y los Cohetes de Goddard
Roswell, Aztec y los Cohetes de Goddard
Por John A. Keel © 1991
(Condensado de la revista FATE, enero de 1991)
Me interesé por los OVNI en 1944 y me puse a coleccionar recortes e informes de Nuevo México cuando comenzaron a ocurrir ahí a fines de los ’40. He contemplado con humor la forma en que el asunto de Roswell resucita cada cuantos años. La narración mejora con el paso de los años y se multiplican los testigos. Supongo que para 1999 habrá miles de testigos de lo que sucedió en Roswell en aquella lejana época. Aquí en las páginas de FATE hemos visto el numero aumentar desde los 92 de [Stanton] Friedman a los 170 de [Kevin] Randle.
Sobre Aztec. Entre 1920 y 1930, el Dr. Robert Goddard pasó algunos veranos cerca de Aztec, Nuevo México, que en aquel entonces era una zona remota y poco poblada (hoy es el Parque Nacional Aztec). Fue ahí que construyó y puso a prueba sus primeros cohetes, financiados por Sol Guggenheim, Charles Lindbergh, etc. Los ganaderos locales se quedaron atónitos al ver sus extrañas máquinas caer del cielo, y gente vestida de manera estrafalaria que se acercaba en viejos camiones a recoger los escombros. Con el paso del tiempo, se fue desarrollando una especie de folklore en torno a las actividades del Dr. Goddard.
Cuando el fenómeno de los platillos voladores comenzó a fines de los ’40, acabó absorbido por el folklore de Goddard (o viceversa) y las alocadas narraciones sobre platívolos estrellados, los cadáveres de hombrecitos verdes, etc.se filtraron hasta llegar a Frank Scully. El periodista dependió de dos informantes clave – un importante petrolero y un supuesto científico – que fueron mejores testigos que los localizados por el capitán Randle 43 años más tarde. Sin embargo, ambos hombres resultaron no ser de fiar. A la gente de Nuevo México les encanta su folklore, y las historias pasan de una generación a otra. Las narraciones de Scully acabaron mezcladas con los logros de Goddard, y no es de sorprender que los globos Fugo hayan acabado como parte de todo esto también. A mediados de los ’60, le propuse un artículo jocoso a la revista Playboy sobre las leyendas de Aztec / Scully y los episodios en la cercana Farmington, NM (estos últimos siendo los eventos OVNI más importantes de la década de los ’40). Con este fin, me puse en contacto telefónico con periodistas y testigos en la zona de Nuevo Mexico, incluyendo llamadas a gente en Roswell. Si el Sr. Randle coteja con sus 170 testigos, tal vez descubra que algunos podrán recordar haber hablado con un periodista de Nueva York en los ’60. Desafortunadamente para mí, se desataría la gran oleada de marzo de 1966 y Playboy me pediría escribir un artículo sobre el mundillo OVNI en general. En ese punto comenzaron mis investigaciones más profundas sobre el tema.
Desde que los primeros relatos del “choque” de Roswell en 1947 pasaron a formar parte de la mitología OVNI, hordas de defensores de los OVNI han pasado por Nuevo México, la mayoría de ellos deteniéndose en Roswell para irrumpir en las oficinas del periódico y molestar a los lugareños solicitando confirmación de los hechos. Esto aún sucede. Muchos han realizado peregrinajes de tipo religioso a ese inhóspito lugar, entre ellos Kevin Randle. Es como visitar el Grassy Knoll en Dallas buscando cartuchos gastados 22 años tras el asesinato de Kennedy.
La mayoría de los estudiosos objetivos de los OVNI reconocieron hace años que los testimonios en estos asuntos son poco adecuados. En los ’60, un grupo de testigos en Nueva Jersey tuvo un avistamiento notable que pude investigar con sumo cuidado. Hoy, casi 25 años después, uno de los principales testigos sigue escribiendo a las revistas OVNI y me doy cuenta que su testimonio ha cambiado considerablemente con los años. Esto se debe a que ha sido entrevistado innumerables veces por entusiastas de los OVNI y ha recibido una exposición considerable a la literatura. El proceso es insidioso y a veces imperceptible cuando sucede. En el caso de Nueva Jersey, el testimonio ya no resulta valido porque elimina todos los detalles verdaderamente importantes del incidente original.
Podemos suponer que fundamentalmente todos los detalles del descubrimiento de los escombros de Roswell se han perdido, distorsionado por la contaminación de los testigos y la leyenda local. El papel de arroz de color pardo ha pasado a convertirse en “pergamino” (en la misma forma en que el “cabello de ángel” que llovió sobre Fátima se transmutó en “pétalos de rosa” en los escritos religiosos). Se espera que creamos que una persona racional – ya sea un ganadero o un militar – deliberadamente martillaría o quemaría una muestra considerada única, y terriblemente importante. Puesto que todos los testigos clave han muerto – quedan algunos pocos – no hay forma de reabrir el caso Roswell sin evidencia física nueva.
Partidarios de los OVNI, como Tim Beckley, han catalogado más de 150 casos de “platívolos estrellados”. Desafortunadamente, muchos investigadores han hallado que el grueso de estos tuvieron su origen en las páginas de periodiquillos de supermercado o sus equivalentes extranjeros. Otros se basaron en noticias de prensa malinterpretadas y fraudes descarados. Después de 43 años, no se ha verificado ni una sola narración sobre platillos estrellados, y eso no se debe a ocultamiento por parte del gobierno (de hecho, algunos entusiastas OVNI censuran y ocultan más material que nadie), sino por el hecho obvio de que los OVNIS no son estrellables. Caso tras caso, cuando los testigos afirman haber visto algo que se choca en sus traspatios o en un lago cercano o lo que sea, pasaron días, o hasta semanas, para que las autoridades militares se personaran a investigar. Cuando un satélite soviético cayo en Alaska hace años, los civiles y la prensa compitieron con los militares en su búsqueda. Es dudoso que un verdadero platívolos siniestrado pudiese ocultarse por mucho tiempo…o del todo.
Los partidarios de los OVNI han aceptado tantos fraudes (y muchos de estos han sido revelados como tales, pero los partidarios los siguen aceptando) que no tiene sentido apelar a la lógica. Tampoco entienden la naturaleza de la documentación ni las reglas de la evidencia. Los hechos fundamentales sobre Roswell siempre han sido los mismos:
1. Tras una fuerte tormenta se hallaron escombros en un campo distante, tal vez luego de haber sido transportados ahí por el viento desde una zona aún más lejana. Solo un grupo muy reducido de gente llegó a ver los escombros. Su descripción ha circulado desde entonces. Solo uno de los testigos declaró que eran los “restos de un platillo volador” a pesar de carecer de fundamentos para hacer esta aseveración.
2. Nada ha sucedido en los 43 años desde entonces para indicar – ni de lejos – que los escombros procedían de un platillo volador. Pero todo parece confirmar que los escombros provenían de un globo Fugo japonés. Se hallaron los mismos escombros en muchos otros sitios y se identificaron en su momento como escombros de un Fugo. Esto figura en los registros históricos.
La historia de Roswell resucita cada cuantos años por obra de entusiastas inexpertos y sin capacitación empeñados a comprobar sus propias creencias sobre los platillos voladores. Surgió con frecuencia en los ’50 y en los ’60 bajo muchas formas distintas, inspirado a veces por los cuentos de los contactados o testigos que alegaban tener antecedentes militares. Hasta algunos científicos llegaron a afirmar que habían examinado “el pergamino”, y estas personas resultaron ser fraudes y sus motivos indecorosos.
Algunos partidarios de los OVNI se han dedicado a atacarme en vez de acudir a sus bibliotecas públicas locales e investigar el asunto. Vale la pena señalar que de las 80 cartas generadas por mi breve artículo en FATE, solo tres provenían de los creyentes en el-choque-de-Roswell-como-OVNI-estrellado. El resto era de gente que recordaba los globos Fugo y había tenido experiencia con ellos.
[Traducción de Scott Corrales (c) 2014]
0 Comments:
Post a Comment
<< Home