Casos Olvidados: Los Platillos de los Sesenta
Casos Olvidados: Los platillos de los sesenta
Por Scott Corrales © 2018 para Arcana Mundi
¿La fecha? Algún verano de la década de los ’60. ¿Los testigos? Pongamos que se llamaban Gary y Cindy, aprovechando las bondades del verano para dar una vuelta por su región suburbanita a bordo de un Rambler prestado – seguramente del hermano mayor de Gary – y acudir a un parque de diversiones. Con los cristales bajos, escuchando canciones del momento en la radio del coche, con selector de estaciones, los dos jóvenes divisan una extraña fuente de luz en el firmamento.
“Será algún avión de la base Gregg”, opina Cindy, mirando por el parabrisas. Algunos de los hermanos de sus amigas se habían alistado recientemente a la Fuerza Aérea, soñando con el paso que pudiese llevarlos a ser astronautas en plena fiebre sesentera.
“Mm. Bien puede ser. Pero, ¿crees que un piloto de la USAF volaría así? Mira cómo se tambalea aquella cosa.”
Es muy posible que el avistamiento no haya trascendido a mayores, y que como este ejemplo imaginativo hay cientos, tal vez miles, que pudieron haber ocupado las páginas de la prensa o engrosado los expedientes del Proyecto Libro Azul. El objeto no identificado pudo haber sobrevolado el veloz Rambler y proseguido su trayectoria hacia lo desconocido, o pudo haberse abalanzado sobre el vehículo, resultando en una persecución de carretera como muchas que conocemos de esta época. Hasta pudo haberlo inmovilizado, descendiendo sobre el asfalto, y los aterrorizados Gary y Cindy relatarían descripciones de tripulantes siniestros o recuerdos de un secuestro rescatado por la hipnosis.
OVNIS buscando agua
Entre las circunstancias que hicieron posible la famosa "década del amor" figura la gran sequía de cinco años de duración que afectó al noreste de EEUU desde la lejana Maine hasta Pennsylvania. Brillaba siempre un sol espléndido que acabó reflejándose en la moda y la música de los '60. Los meteorólogos consolaban a las ciudades sedientas de que se trataba de un fenómeno que ocurría raramente, con siglos mediando en el entre mientras. Pueblos que habían desaparecido bajo las aguas de las represas aparecieron de nuevo, y el alcalde de una ciudad en Pennsylvania pagó trescientos dólares de sus propia cuenta para contratar a un "hacedor de lluvia" (recordando tal vez al legendario Charles Hatfield de comienzos del siglo XX) sin efectos mesurables.
Los OVNIS también parecían andar sedientos.
En un caso canadiense ocurrido en el verano de 1960, un maestro de escuela de la población de Atikokan, provincia de Ontario, consiguió hablar con un "personaje" local cuya reputación había sido arruinada por un inoportuno encuentro con lo desconocido. El hombre, conocido por todos como el "viejo Hank", alegaba haberse ido de pasadía con su esposa a las orillas de lago Duckbill. Repentinamente un zumbido llenó el aire, lo que despertó la curiosidad de la pareja. Llegaron a ver--desde un punto elevado--un objeto circular de color verde que reposaba a la orilla del lago mientras que sus tripulantes, "cuatro criaturas diminutas en trajes verdes", se dedicaban a extraer agua. La mujer de Hank gritó y las criaturas se refugiaron en su artilugio, que despegó y desapareció en los cielos en cuestión de segundos.
¿Existe alguna propiedad extraña en los lagos de la provincia de Ontario que resultan atractivos para los ovninautas? El investigador John Robert Colombo hace mención de una carta recibida de un empleado en la mina Atikokan -- el mismo lugar que el anterior -- quien tras disfrutar de un buen día de pesca en la bahía de Sawbill, vio un objeto extraño a un cuarto de milla de distancia a lo largo de la costa rocosa. El objeto, descrito como "con forma de aro y girante", recibía servicio por parte de figuras de cuatro pies de estatura y cuyas cabezas iban cubiertas por gorros azules, con la excepción del que llevaba uno de color rojo y que parecía ser el jefe. Uno de los seres portaba una manguera de color verde brillante y parecía "estar absorbiendo el mismo volumen de agua que estaba descargando". Este evento se produjo el 2 de julio de 1950.
Si un vehículo supuestamente habilitado para cruzar distancias siderales se ve obligado a utilizar mangueras para lavar sus sistemas internos, o para reabastecerse del agua que requiere su motor de fusión, no debe sorprendernos leer un caso en que los ovninautas se valen de cubetas para realizar su labor.
Un caso adicional fue presenciado por Kathy y Gary Malcomb en el lago Champlain (estado de Nueva York): la pareja se apercibió de un objeto con forma de platillo y lo que parecía ser una enorme hélice saliendo de su estructura; el aparato aterrizó sobre el algo y cuatro criaturas con gorras verdes dejaron caer una manguera de plástico verde al agua, bombeándola hacia el interior de su nave (True Flying Saucers and UFO Quarterly, Winter 1978).
Durante las oleadas ovni de la década de los '50 se produjeron informes de grandes cantidades de agua que desaparecieron en los estados de Nebraska, Ohio y Dakota del sur. Pero uno de los mejores casos que presentan la atracción de los OVNI por el agua sucedió a mediados de los 1960 en la reserva Wanaque del estado de Nueva Jersey (EUA), y que fue además escenario de muchos encuentros con lo desconocido por policías y vecinos.
Los eventos comenzaron en octubre de 1966 cuando agentes de la policía de Pompton Lakes comenzaron a recibir llamadas telefónicas--y a tener experiencias propias--con luces brillantes que se desplazaban sobre el enorme embalse, un cuerpo de noventa mil millones de galones de agua situado en lugar bastante desolado. El sargento Ben Thompson fue testigo de un objeto que parecía un "domo con forma de pelota de fútbol americano" directamente sobre las aguas del embalse a las 21:15 horas del 11 de aquel mes. El aparato parecía ejercer una atracción curiosa sobre el contenido del embalse, haciendo que el agua fuese "llevada hacia arriba...chupada hacia arriba", según el mismo policía en una entrevista que le hiciera Lloyd Mallan. "El objeto volador levantaba una gran manta de agua a unos 250 pies. El objeto tiraba del agua y me era posible ver cómo se elevaba el líquido".
Aunque los objetos desconocidos que operaban en las cercanías de Wanaque en aquel momento pudieron haber sido fenómenos naturales, manifestaban una capacidad que sería de gran utilidad para una nave que requiere el uso de agua para propósitos insospechados. Otro incidente en el embalse estuvo relacionado con un haz de luz brillante y con forma de embudo, "tan potente como el faro de una locomotora", según lo dicho por el jefe de policía John Casazza. La luz parecía provenir de un objeto que no era visible a simple vista, tal vez debido a la calidad casi cegadora del haz de luz. Casazza estaba seguro que la luz no provenía de ningún artefacto conocido.
El macroavistamiento olvidado de 1964
El estado de Wisconsin, al extremo oeste de los Grandes Lagos, se conoce como una extensa región ganadera y la capital de la industria láctea, ofreciendo los famosos quesos Wisconsin y Colby. La importancia de esta región se extiende a la ovnilogía, a la que contribuyó algunos casos de importancia, como el de Joe Simonton y los "panqueques extraterrestres" del caso Eagle River (abril 1961). Poco sabían los investigadores que esta muestra de cocina ultraterrena marcaría el comienzo de un macroavistamiento (saucer flap, en inglés) dicho estado.
El 7 de enero de 1964 la oficina del sheriff de la población de Rhinelander dio parte a Alvin P. Dietz, director de la defensa civil estatal, de dos 'objetos brillantes' sobre la región. A su vez, la defensa civil comunicó el caso a su mando nacional en Battle Creek (Michigan) y a la USAF.
Dos vecinos - los señores Vince Roselli y William Kussman, habían visto objetos brillantes desde sus respectivos hogares: el primero a las 19:10 horas, advirtiendo que el objeto parecía haber aterrizado en las cercanías de Rhinelander. Kussman, por su parte, dijo que un "objeto brillante en el cielo que se movía hacia el oeste" había captado su atención entre las 18:50 y 19:15 horas.
El 11 de enero, la Sra. Bartz, vecina de Crandon, comunicó otro avistamiento al periódico Daily News. Mientras que ella y su esposo conducían hacia Crandon desde Monico a eso de las 21:00, notaron un objeto rojo que cruzaba los cielos. No le prestó mucha atención hasta enterarse luego de los otros avistamientos en la zona.
Estos casos de luces nocturnas (LITS, 'lights in the sky', como los tildaba despectivamente el fallecido Iván T. Sanderson) eran de poca monta cuando se les compara con el siguiente avistamiento que figura en los expedientes.
Una familia de nueve miembros que residía al norte de la comunidad de Morgan presenció la forma en que un objeto desconocido acabó chocando contra una montaña. Aunque el desmentido oficial no tardó en producirse (el veredicto de siempre, un meteorito), el Sr. Virgil Barnes y sus siete hijos quedaron estremecidos por la aparición de una luz roja que parecía una gran bola de fuego. El fenómeno interrumpió el quinceañero de su hija Gloria. Al día siguiente, el Sr. Barnes y un amigo volaron sobre la región en una avioneta de dos plazas para localizar la zona de impacto.
Por coincidencia, otro intruso de los aires había aparecido sobre la zona el 10 de enero. Tres adolescentes informaron a la policía que "un objeto que se movía en los cielos de manera singular" parecía haber aterrizado en una zona boscosa cercana. Los agentes del orden público se internaron en la zona con linternas de gran porte, pero no pudieron localizar ningún objeto.
Aunque resulta perfectamente factible desechar estos casos como bólidos o chatarra de aquellos primeros días de la exploración del espacio, hubo otros casos que aún despiertan sospechas.
El 26 de febrero de 1964, un objeto volador no identificado sobrevoló la región centro-sur de Oregón. Nicki y Steve VanDewalker del poblado de Ashland vieron un objeto "redondo, plano y resplandeciente" a eso de las 18:30, saliendo desde el Monte Ashland hasta perderse en el firmamento. Otros vecinos de Klamath Falls confirmaron el avistamiento, confirmando la hora. La base aérea de Kingsley Field afirmó que no había ningún tráfico aéreo en aquel momento, y el caso fue explicado forzosamente como "algún lanzamiento desde la instalación Vandenberg en California".
El mes de abril de 1964 será recordado como la fecha en que sucedió uno de los casos más controvertidos del quehacer ovnilógico – el encuentro cercano del policía Lonnie Zamora con dos “seres” que aparentemente tripulaban un aparato de forma ovoide, suceso ocurrido el 24 de ese mes.
Escasamente se menciona el otro caso sucedido ese fin de semana.
El periódico New Mexican del estado de Nuevo México, EEUU, informó lo siguiente en su edición del 27 de abril: Orlando Gallegos, vecino de Santa Fe, llegó con sus familiares a la casa de su padre, Frank Gallegos, justo al norte de la población de La Madera a eso de las doce y media de la madrugada. Orlando salió de la casa en cierto momento para azuzar a los caballos que estaban en la propiedad cuando notó que había algo posado sobre la tierra a unos doscientos pies (60 mts) de distancia. El objeto parecía emitir chorros de luz azulada de un anillo que circundaba el aparato, pero no se atrevió a acercarse aún cuando los chorros de fuego se apagaron. Prefirió regresar a la casa y advertir a sus parientes, quienes afirmaron que Gallegos estaba "en mal estado". Recuperándose un poco, el testigo se aventuró a salir de nuevo para ver mejor al intruso.
Según su testimonio, el objeto parecía estar hecho de "metal brillante y sin claraboyas, tan largo como un poste de luz y con una circunferencia de catorce pies (4 mts.) con forma de huevo y con el aspecto general de un gran tanque de butano."
Al día siguiente el objeto ya no estaba, pero el suelo echaba humo.
Aquel domingo, Gallegos detuvo al policía Nick Naranjo de la comunidad de Española y le contó lo sucedido. El agente, a su vez, alertó a sus superiores. Los agentes Marvin Romero y David Kingsbury interrogaron a Gallegos largo y tendido. Otros policías se personaron en el lugar de los hechos, confirmando que "el suelo aún ardía y que una zona considerable estaba chamuscada."
De acuerdo con lo recogido por la prensa, el capitán Vigil de la policía estatal afirmó haber hallado "huellas parecidas a zarpas e indentaciones en el terreno parecidas a las de Socorro." Vigil manifestó que había comunicado su hallazgo a los militares de la base aérea Kirtland, que ya habían tomado cartas en el caso de Lonnie Zamora, y estos le dijeron que "el escenario [del caso Gallegos] sonaba casi idéntico a la evidencia hallada en Socorro." Un equipo de militares se dirigía desde Washington a Socorro investigar las huellas y pasaría por La Madera para echar un vistazo. "Ahí hubo algo", aseveró el capitán Vigil, agregando que no había motivos para descartar el testimonio ofrecido por Gallegos.
Como colofón, existe aún otro caso adicional. El agente Marvin Romero mencionó que dos personas afirmaron haber visto un extraño objeto volador a las 22:30 horas del sábado, dos horas antes del encuentro de Gallegos en La Madera. Los sujetos (cuyos nombres no figuran en ningún lado) informaron al policía Romero que conducían desde Abiqulu hasta Española cuando el objeto volador se dirigió justo hacia su vehículo antes de alejarse. Lo único que pudieron ver fue una larga llamarada azul, y que en definitiva "no se trataba de un avión".
El macroavistamiento del ’64 no olvidaría a California. Un agente de la patrulla estatal de California fue el primer testigo oficial del macroavistamiento desde las afueras de King City en el valle de Salinas. Según su testimonio, el objeto era totalmente silencioso pero emitía una 'llamarada roja" al paso que sobrevolaba el hogar del agente de la ley en Pine Canyon a las 21:00 del 15 de mayo de 1964. Estimó que el desconocido volaba a una altura de veinte mil pies y a una velocidad formidable. Su avistamiento sería confirmado por una patrulla del departamento del sheriff local, comentando que el aparato "parecía no haber aterrizado".
Haciendo referencia a la oleada OVNI del '64, el investigador Rick Hilberg afirmó lo siguiente: "Los informes actuales han recibido mucha publicidad. Por primera vez desde hace muchos años la prensa nacional ha dedicado espacio considerable a los informes OVNI. Se puede agregar que la actitud y el tono de las notas de prensa también ha mejorado significativamente, prescindiendo del tono escéptico y burlón de antes. Esto tal vez se debe al hecho de que muchos periodistas y científicos se han dado cuenta al fin de que los platillos no son meramente una noticia de verano, sino un problema científico de importancia".
0 Comments:
Post a Comment
<< Home