Saturday, December 16, 2017

La década de los '40 - OVNIS anteriores a Roswell



La década de los '40 - OVNIS anteriores a Roswell
Por Scott Corrales para Arcana Mundi © 2017

"En el verano de 1941, cuando tenía doce años de edad, llegué a ver lo que era, sin duda, una nave espacial o platillo volador.

"Fue durante el mes de junio. Viviamos en la Sierra Nevada en aquel entonces. Mi padre era minero, extaryendo oro por algunos dólares que lograba recaudar para conseguirnos comida. Viviamos a 21 millas al norte del asentamiento más cercano, el pequeño poblado de North Fork, situado a 50 millas al norte de la ciudad de Fresno.

"La primera vez que vi aquel extraño objeto fue durante una caminata con mi tío Cort al regreso de un viaje de pesca. El objeto era tan grande y redondo como el sol cuando sale sobre las montañas. Descansaba sobre un gran claro al otro lado del rio San Joaquín en la montaña Kaizer. El objeto parecía tener un diámetro de al menos 500 pies, con un brillante color blanco plateado - resplandecía como si fuese mercurio, a veces. Mi tío Cort se rio y dijo que parecía el mismo sol, burlándose de ello. Mi padre lo vio luego, afirmando que podía ser alguna especie de tienda de campaña. Nadie le presto mucha atención, pero lo miré la mayor parte del día hasta que se fue y nunca regresó. A miro hacia aquel punto en la montaña donde reposaba, pero jamás ha vuelto.

"El camino hacia el sitio donde se había posado la nave espacial - o lo que fuese - hacia el recorrido por un cañón empinado, subiendo a lo largo de un desfiladero muy profundo. Un total de seis millas de cañones vertiginosos que recorrer. De haber sido mayor, me hubiese aventurado a ver lo que era este gran objeto brillante. Se mantuvo en el mismo lugar en el claro cerca de la cima de la montaña por espacio de casi dos semanas.

"Una mañana, mi hermano Don llegó corriendo desde afuera, diciendo que un objeto blanco del tamaño de la luna estaba volando sobre Chutee (una gran montaña). Salí a ver, pero ya no estaba. Miré a la cima del monte a ver si el gran disco aún estaba sobre la cima, pero ya no estaba. Nunca regresó. Siempre me siento un poco triste al pensar sobre esto, porque sabía que se trataba de algo extraño y misterioso que me gustaría haber visto de cerca. De haber tenido una cámara disponible, le hubiese sacado fotos sin duda alguna".

Lo anterior es el texto de una carta remitida a Ray Palmer, director de la revista Flying Saucers, en el año 1954 por un hombre llamado George Wisseman, vecino de North Fork en el estado de California, EEUU. El autor de la carta no se jacta de haber hecho contacto con extraterrestres, ni de tener información de fuentes gubernamentales, ni ninguno de los requisitos indispensables para llegar a la fama en el mundo ovnilógico actual. Se trataba sencillamente de un niño de doce años que vio un fenómeno extraño el mismo año en que EE.UU. se vería atacado por el imperio japonés en Pearl Harbor. El gran objeto luminoso posado sobre la montaña nos hace pensar en casos más recientes en la Argentina, concretamente el evento del ovni visto sobre las laderas de un cerro.



En el mes de marzo de 1945 - a meses de la detonación de las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki -un testigo anónimo presenció algo que solo pudo clasificar como una 'nave espacial'. El testigo vivía en la población de Belfast, Maine (EEUU) en una pequeña aldea a la orilla de la bahía de Penobscot, y estaba enfrascado en la cacería de ardillas cuando "un tremendo objeto alargado apareció justo por encima de la arboleda." Preso del miedo, el hombre no pudo hacer más que contemplar la forma en que el aparato desconocido se desplazaba con gran lentitud sobre las copas de los árboles. La punta de objeto apuntaba ligeramente hacia la superficie, siguiendo el trazo de un sendero que se abría paso por la superficie.

Sin pensarlo dos veces, el atónito testigo se lanzó a la carrera, siguiendo al objeto, pensando que podía tratarse de un dirigible a punto de estrellarse - algo que no resultaba del todo fantasioso, puesto la imagen de la destrucción del Hindenburg en Lakehurst, Nueva Jersey, en 1937, seguía viva en la mente popular. Pero el enorme objeto quedó ocultado por la densa arboleda mientras que el testigo corría en su dirección general.

En un momento dado, el testigo llegó a un claro en el bosque justo a tiempo para ver como el formidable objeto fusiforme se estrellaba contra la tierra.

"Me detuve en seco", explicó el testigo, recordando el evento. "El objeto acabó por hendir un enorme pino al lado opuesto del claro. Nubes blancas salían de la panza de la gran nave, con un olor a caucho quemado. Aún así, el objeto estaba intacto. No pude ver ninguna abertura en el costado ni señales de movimiento. Me quedé a la orilla del claro, pasmado. Las dimensiones del objeto eran verdaderamente prodigiosas, y creo que sería posible haber colocado varios bombarderos B-36 en su interior. Totalmente petrificado, llegué a ver como el extremo inferior del enorme objeto se alzaba con un zumbido cuya intensidad iba en aumento. Habiendo alcanzado la horizontal, el objeto comenzó a girar lentamente como una pelota de futbol americano en movimiento. Su rotación aumentaba a la par que se intensificaba el zumbido, convirtiéndose en una especie de aullido sordo que me obligó a taparme los oídos".



Entonces sucedió lo inesperado: el coloso despidió hebras delgadas de un material sumamente fino (¿el cabello de ángel que solía asociarse a los OVNIS en las primeras décadas del fenómeno?) y su estructura mudó de un color negro mate a un blanco metálico. Posteriormente se elevaría en vertical a una velocidad prodigiosa, desapareciendo por completo de vista.

Totalmente aturdido por su experiencia con lo desconocido, el testigo regresó a casa y relató el evento a sus amigos, que se mofaron de él, tildándolo de fantasioso. No obstante, un grupo de hombres regresó al lugar de los hechos, llegando a ver enorme pino hendido a la mitad, achacando su destrucción por un relámpago. El testigo nunca cambiaría de parecer: había presenciado el descenso abrupto de una nave nodriza que había sufrido alguna especie de desperfecto.

El boletin Flying Saucer News Service, Vol. 1 No. 8 1955 recoge dos avistamientos muy interesantes de objetos fusiformes. El primero de ellos fue reportado por el astrónomo aficionado George Pitcovich, vecino de Newton Falls, Ohio (EEUU) que se encontraba mirando al cielo con su telescopio una buena noche en 1946. A eso de la 1 de la madrugada pudo ver "una serie de luces" que se acercaba a gran velocidad desde el suroeste. Enfocando su telescopio hacia la inusitada formación, llegó a ver que se trataba de una serie de resplandores en el costado de un largo fuselaje de grandes dimensiones. El aparato "parecía ser enorme y estar a gran altura", según las declaraciones de Pitcovich. Los resplandores tenían tonalidades rojas o violáceas.

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