OVNIS y el Pentágono: ¿Nada nuevo bajo el sol?
OVNIS y el Pentágono: ¿Nada nuevo bajo el sol?
Por Scott Corrales (c) 2017 para Arcana Mundi
La noticia sobre la existencia de un programa de investigación secreto destinado a escudriñar el misterio de los ovnis ha causado cierta sensación al momento, representando una distracción muy grata de los problemas políticos y económicos que nos aquejan.
De acuerdo con el programa de noticias Newsmax "los vídeos tomados por los pilotos de interceptores F-18, mostrando objetos que parecen comportarse más allá del límite de la ciencia conocida, han circulado por los medios este fin de semana tras un informe que reveló la existencia de un programa secreto entre los años 2007 a 2012." El programa parece haber ostentado el mote Advance Aerospace Threat Identification Program (Programa avanzado de identificación de amenazas aéreas), recibiendo asignaciones presupuestarias federales para dicho fin, no necesariamente para 'buscar marcianos'.
Resulta interesante que a comienzos de los '90 - durante la fiebre de las abducciones, la base secreta de Dulce y otros asuntos dudosos - el autor Howard Blum investigó la existencia de otro programa (¿tal vez el mismo?) operado por la Defense Intelligence Agency. A diferencia del programa que ha hecho saltar los corazones de los paladines de la HET, este esfuerzo investigativo era conocido tan solo como "UFO working group" - mesa de trabajo OVNI, a secas - para evitar atraer la atención de otros departamentos gubernamentales. Tres agencias negaron rotundamente la existencia de dicha mesa de trabajo cuando Blum hizo indagaciones formales del Pentágono, la DIA y la NSA. La realidad era otra.
El autor descubriría a lo largo de su trabajo que la Defense Intelligence Agency se había interesado por la visualización remota, efectuando pruebas sobre su veracidad no en los lejanos desiertos del oeste estadounidense sino en el Old Executive Building - la estructura decimonónica que existe justo al lado de la Casa Blanca. Las demostraciones de visualización remota tenían por objeto la localización de submarinos soviéticos bajo el nombre Proyecto Aquarius, pero se produjo una coincidencia sorprendente. Los visualizadores, con lápices en la mano y los ojos cerrados, acababan detectando objetos voladores no identificados en las coordenadas solicitadas. Los bosquejos resultantes mostraban objetos redondos y sin alas.
Blum nos da el mes de febrero de 1987 como la fecha en que se constituyó la mesa de trabajo OVNI bajo la dirección del coronel Harold Phillips, militar adjunto a la DIA, con diecisiete investigadores a su haber. Su reunión inicial tomó lugar en las profundidades del Pentágono en una cámara conocida como 'la bóveda tanque', supuestamente a prueba de visualización remota por potencias enemigas.
"Seis meses después de dicha reunión", señala el autor, "Empecé a hacer mis primeras preguntas cuidadosas sobre la mesa de trabajo OVNI. Enfrenté problemas desde el principio. Nadie estaba dispuesto a admitir su participación en el programa. Muchos funcionaros se negaron rotundamente a contestar mis preguntas, y aquellos dispuestos a hacerlo insistían que el UFO Working Group no existía en absoluto".
Pero como en las novelas de Tom Clancy o John LeCarré, el tenaz reportero logró conseguir "alguien" dispuesto a ponerle en contacto con un oficial de los servicios de inteligencia que había sido partícipe de aquella reunión inicial. Posteriormente lograría comunicarse con el mismo coronel Phillips, quien negó estar a la cabeza de ninguna mesa de trabajo platillero. Llamadas posteriores le informarían que "no había ningún coronel Harold Phillips trabajando en el Pentágono" -- igual que en las novelas de los autores aludidos.
Las experiencias de Blum durante la investigación que resultaría en su libro le llevaron, como Alicia en el país de las maravillas, a descubrir que el agujero del conejo era mucho más profundo que lo sospechado. Llegaría a entrevistarse con un general encargado de dictar una conferencia a la mesa de trabajo, pero que fue expulsado al abordar "asuntos para los que carecía de autorización de seguridad". Entró en contacto con los miembros de la "sociedad Dundee", grupo élite de oficiales de inteligencia dentro de la NSA que formaban un grupo secreto dentro del 'palacio de los puzzles', apelación dada a dicha agencia. El grupo había redactado el monográfico Hipótesis OVNI y preguntas de supervivencia, circulado en secreto a distintas agencias en 1977.
Una cita textual de dicho documento nos dice: "Observadores militares capacitados han reportado numerosos OVNIS que se comportan como cohetes o aviones de alta velocidad y alto rendimiento. El fenómeno a veces parece desafiar la detección por los radares, ocasionando interferencia electromagnética masiva. Ciertamente, es muy importante descubrir la naturaleza de estos objetos o plasmas antes de que cualquier enemigo eventual consiga utilizar sus propiedades para construir un dispositivo o sistema capaz de burlar o bloquear nuestros sistemas de detección en el aire y el espacio".
La NSA, según descubrió el autor, ha tenido la misión de monitorear y evaluar los alegatos mundiales de actividad OVNI en secreto desde 1972. Es obligatorio remitir toda la inteligencia de señales (SIGINT) repopilada a nivel mundial al Fuerte Meade, sede de la agencia.
Howard Blum concluyó su obra afirmando que a pesar de toda la información suministrada y las peripecias que había pasado, no había encontrado prueba fehaciente del fenómeno ovni, la misma conclusión alcanzada por los integrantes de la mesa de trabajo. El silencio oficial, según Blum, no se debía al miedo a los extraterrestres, sino a confesar la existencia de grandes lagunas en el conocimiento que tiene el gobierno sobre ciertos temas.
Posterior a la publicación del libro se supo que el coronel Harold Phillips no era otro que el coronel John Alexander, director de pruebas de armas no mortíferas en el laboratorio de Los Alamos, Nuevo Mexico (LANL). Otros integrantes de la mesa de trabajo resultarían ser los doctores Christopher Green, Hal Puthoff, Jack Verona, Ronald Pandolfi, Robert Wood y el general de tres estrellas Albert Stubblebine, comandante del mando de inteligencia y seguridad del ejército norteamericano -- nombres conocidos en la ovnilogía como parte del Aviary, la "pajarera" mencionada en los libros de William Moore y otros autores de la febril etapa noventera de los ovnis en EEUU.
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