Wednesday, August 14, 2019

Interceptando Adversarios Desconocidos: Cazas contra OVNIS



Interceptando Adversarios Desconocidos: Cazas contra OVNIS
Por Scott Corrales (c) 2019


Las polémicas en torno a los vídeos tomados por aviadores del portaaviones USS Nimitz en el 2004 frente a San Diego, California han reavivado el interés en los encuentros entre OVNIS y pilotos. Aunque muchos interesados en el fenómeno han visto en esto la 'pistola humeante' que comprobaría la existencia de seres de otro planeta (que no tienen nada mejor que hacer sino hostigar aviones), se nos recuerda que no todo lo que vuela es OVNI, y que el avistamiento puede tratarse de un defecto de los radares.

Por interesante que nos puedan resultar estas filmaciones, cabe recordar que no todos los encuentros entre aparatos desconocidos y vehículos militares suelen acabar sin novedad. Desde el legendario y trágico caso del piloto Thomas Mantell en la 'era dorada' de la ovnilogía, muchos han perdido la vida o desaparecido por completo a raíz de estos encuentros, y es apenas ahora que comenzamos a tomar conciencia de algunos de estos incidentes.

El 8 de septiembre de 1970 había transcurrido sin incidentes dignos de notar hasta las 22:00 horas, cuando un interceptor Lightning de la Royal Air Force británica despegó de la base aérea Binbrook en Lincolnshire, Inglaterra. Estos lanzamientos repentinos - "scramble" en el argot militar - no eran nada raro en aquel momento, ya que las exigencias de la guerra fría y la doctrina de la OTAN exigía la alerta de reacción rápida y el despegue inmediato de aviones de guerra si llegara a detectarse la presencia de bombarderos soviéticos en el horizonte.

Curiosamente, el Lightning estaba al mando de un aviador estadounidense - el capitán William Schaffner de la USAF, participando en un intercambio con el servicio aéreo de Su Majestad. Aquella noche, casi cincuenta años atrás, el piloto que combatió con denuedo sobre los cielos de Vietnam desaparecería de la historia. Su vuelo - el Foxtrot 94 - se desplomó del cielo y cayó en las negras aguas del mar del Norte.

Todo comenzó cuando los radaristas en la base Saxa Vord detectaron la presencia de un objeto desconocido cerca de las islas Shetland. El contacto extraño se desplazaba a 900 kilómetros por hora a más de once mil metros de altura cuando repentinamente cambió su rumbo, aumentó su velocidad casi a Mach 1, y ascendió a trece mil metros. Siguiendo el procedimiento prescrito, los radaristas alertaron a la base de la OTAN en la costa este de Escocia, que despachó dos interceptores Lightning para salir al encuentro del intruso.

Pero los avezados radaristas se dieron cuenta de que sus instrumentos les habían presentado, de repente, una situación imposible: el intruso repentinamente hizo un viraje de 180 grados hacia el norte ante de desparecer de sus pantallas por completo...a la inusitada velocidad de 28,000 kmh, veintidós veces la velocidad del sonido. Sabido era que el legendario SR-71, con sus potentes motores Pratt & Whitney, era capaz de superar Mach 3, pero ¿Mach 22?

El superveloz intruso reapareció varias veces durante las próximas horas y los aviones militares derrocharon carburante en su fallido intento de alcanzarlo. La situación comenzaba a tornarse alarmante, tanto que la USAF tomó cartas en el asunto, lanzando raudos F-4 Phantom desde la base Keflavik en Islandia, aunque estos intentos también se verían frustrados. De haber sido una película, nos sería imaginar a actores como Gregory Peck o Burt Lancaster dando órdenes en el centro de control, con el ceño fruncido, fulminando contra sus subalternos y maldiciendo la tecnología a su alcance. Pero los verdaderos protagonistas de este incidente permanecerán siempre en el anonimato. Lo único que sabemos es que la gravedad de la situación causó la movilización del sistema de alerta temprana en Fylingdales, Escocia y por ende, acción por parte de NORAD (el Mando Aéreo Norteamericano), que dio la orden de preparar el lanzamiento de sus B-52 "Estratofortaleza" con sus cargamentos de bombas atómicas.

Se conserva la transcripción oficial del intercambio entre el desaparecido capitán Schaffner y estación de radar en Saxon Wold. En cierto momento, el piloto afirmó haber hecho contacto con el intruso. Cuando la torre le pidió la identificación del aparato volador - pensando que se trataría de un nuevo MiG o Yakovlev de las fuerzas rusas - el piloto repuso que le era imposible dar detalles. "Aunque veo...una luz azul. Diantre, mira que brilla...muy brillante".

El control de tierra le pidió que revisara sus instrumentos. Schaffner lo hizo, indicando que se hallaba a menos de doscientos metros de objeto desconocido. "Lo tengo a la posición de las tres...espera...hay algo más. Es como una gran pelota de fútbol, pero como si estuviese hecha de vidrio". La descripción adicional proporcionada por el piloto indicaba que el objeto cristalino estaba separado del "objeto cónico" que era el intruso, y que podía tratarse de alguna fuente de energía. "Veo una luz nebulosa, una niebla producida por el calor, está virando, viene hacia mí, tomando medidas evasivas, y a duras penas puedo..."

El vuelo Foxtrot 94 dejó de transmitir en aquel momento. Uno de los radaristas miró con asombro la manera en que el interceptor Lightning y el intruso se amalgamaban a una altura de dos mil metros sobre el mar del Norte. Uno de los contactos realizó una vuelta de ciento ochenta grados hacia el noroeste, desapareciendo a velocidad prodigiosa. El contacto restante - el Lightning permanecía en el radar. Reestablecida la comunicación, el piloto se quejaba de sentirse mareado y de 'haber perdido el conocimiento'. Sus instrumentos estaban inservibles y se tomó la decisión de realizar un amarizaje forzoso.

Cumpliendo con la orden, Schaffner apuntó al Lightnining, chocando contra la superficie. Un avión Shackleton que estaba en las cercanías informó que el impacto había sido tremendo, que la carlinga se había abierto, pero que no había señal del piloto. Aún más extraño para los tripulantes del Shackleton fue ver que carlinga del interceptor se cerraba antes de hundirse, sin señal alguna de su maltrecho piloto.

El rescate realizado posteriormente logró arrebatar al Lightning de los brazos de Poseidón, pero el capitán Shaffner se había esfumado, pasando a formar parte de la lista de desaparecidos...Thomas Mantell...Félix Moncla...Frederick Valentich...

Víctimas de los 'pobladores del cielo'


La tribu denna de la península de Alaska vive temerosa de "los pobladores del cielo”. La tribu tiene un emblema especial que representa a estas extrañas fuerzas – un símbolo que todos reconoceríamos fácilmente: una raya horizontal rematada por una cúpula.



A fines de los años sesenta se circuló una nota de prensa sobre el hallazgo de una avioneta que se había desplomado del cielo luego de haber transmitido un último mensaje, captado por el radiotransmisor de un cazador en esas regiones del norte. El desesperado mensaje de la avioneta indicaba que el aparato estaba siendo rodeado de una extraña luz verde sobre la cordillera Talkeetna y que los motores se habían cortado. Años después, rastreadores nativos se encontraron con los restos de la avioneta y sus congelados ocupantes. Parecía ser que uno de los tripulantes no había muerto durante el choque, y en un gesto sumamente dramático y digno de una narración de horror, había tenido las fuerzas para realizar un trazo en el destrozado fuselaje de la avioneta – la raya horizontal rematada por la cúpula. Los azorados nativos entendieron enseguida que los desventurados pilotos habían sido víctimas del “pueblo del cielo”.

A la merced de objetos desconocidos

Carol Johnson, vecina de Tucson, Arizona (EEUU), supuestamente presenció la persecución de un OVNI por interceptores Grumman A-7 provenientes de la base aérea Davis-Monthan.
El evento, ocurrido en Febrero de 1972, se produjo sobre los cielos de Tucson; Johnson pudo ver la formación de tres interceptores acercándose al objeto desconocido, cuyas dimensiones superaban las de los aviones de guerra por mucho. Justo antes de que los interceptores alcanzasen su objetivo, el OVNI desapareció por completo--como si jamás hubiese estado. La señora Johnson afirmó que los interceptores realizaron una serie de maniobras de búsqueda, pensando que el objeto desconocido pudo haber aterrizado repentinamente. Según el investigador Kevin Randle, afiliado en aquel momento al célebre grupo de investigación APRO, los radaristas de la base Davis-Monthan habían captado el objeto en sus radares, y también existía la posibilidad de que las ametralladoras fotográficas hubiesen captado la desaparición del objeto. Treinta años después, el silencio de la USAF sobre dicho avistamiento sigue siendo sepulcral.

Meses más tarde, en diciembre de 1972, el capitán Richard Bowers tendría su propia experiencia con lo desconocido mientras que volaba su interceptor F-100 Super Sabre a 43,000 pies de altura al norte de Fayetteville, Carolina del Norte, ejecutando maniobras para regresar a la base aérea Pope. La torre de control de la base advirtió al piloto que alguien le venía pisando los talones, sugiriendo que podía tratarse de un piloto privado. Bowers quedó sorprendido, ya que a ningún piloto de avioneta se le ocurriría volar a dicha altura.

Al mirar hacia atrás, Bowers pudo ver un resplandor rojizo. Inclinando su cazarreactor lateralmente al virar hacia la derecha, el piloto de la USAF quedaría sorprendido al ver un objeto cuyas dimensiones correspondían casi a las de su interceptor--sólo que era circular y despedía una extraña luz roja. El interceptor trató en vano de esquivar al intruso, que parecía no tener intención alguna de despegarse de él. Por espacio de diecisiete minutos, el capitán Richard Bowers ejecutó maniobras de evasiva que jamás había realizado desde la guerra de Vietnam--virajes y caídas en picada que fueron vistas desde la tierra por los ciudadanos de Fayetteville, que no dudaron en comunicarse con su periódico y dar parte del suceso.

El OVNI se cansó de jugar y se alejó precipitadamente. Con sus reservas de combustible casi agotadas, el capitán Bowers pudo aterrizar en la base Pope. Su primera acción en tierra consistió en dirigirse a la oficina del jefe de escuadrón para decirle que los OVNI eran algo real, que posiblemente eran hostiles, y la USAF debía hacer algo para garantizar la seguridad de sus pilotos. El exabrupto le ganó una transferencia a una base militar en el oeste de EUA y que fuese dado de baja del servicio activo poco después. Bowers falleció en 1977, convencido de que la fuerza aérea conocía de sobra la naturaleza del objeto que le había atormentado aquella noche en Carolina del Norte.

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