Tuesday, February 07, 2023

Nueva Zelanda: Agentes de EEUU Prohibieron a Australianos Narrar un Incidente OVNI

 


 

 

 

 

 

 

 

Fuente: New Zealand Herald (periódico)

Fecha: 23-jul-2021

Redacción

 Nueva Zelanda: Agentes de EEUU Prohibieron a Australianos Narrar un Incidente OVNI

 A las 0230 horas en una madrugada totalmente negra en el lejano Cabo Noroeste de Australia, Annie Farinaccio se alejaba de una fiesta en el Centro de Comunicaciones Navales Harold E. Holt de la marina estadounidense. Era a finales de 1991, justo antes del momento en que EEUU devolviera control del sitio a Australia. El traspaso se producía a raíz de la preocupación por el papel clandestino de la base en los planes de submarinos nucleares de EEUU. De producirse una guerra atómica, la orden de lanzamiento sería transmitida por el poderoso instrumental de la estación a submarinos en el océano Índico. Los vecinos de Exmouth no tenían ni idea que su pintoresca comunidad acabaría aniquilada durante un intercambio nuclear. Sencillamente apreciaba lo que los 'yanquis' habían contribuido a la economía local de su apartada comunidad, y les entristecía su despedida.

 La fiesta en la base era, en efecto, la despedida de amigos estadounidenses que volvían a su país a consecuencia del traspaso. Pero Annie se había quedado tarde, y ahora no tenía forma de regresar a casa. Los pocos taxis locales en esta remota parte de Australia ya habían dejado de operar.  Así que cuando dos agentes del Servicio Protectivo Federal Australiano - hombres conocidos como Kevin y Alan, se ofrecieron a llevarla hasta Exmouth, 5 kilómetros al sur, Annie aceptó su oferta muy agradecida.

 Annie se sentó entre los dos hombres en el asiento de su camioneta Toyota y los tres se dirigieron hacia el pueblo.

 Tras algunos minutos a lo largo de la costanera vacía, Kevin miró hacia arriba. Annie recuerda que dijo: "Ha regresado. Saca la cámara". En ese momento, Alan comenzó a tomarle fotos por el parabrisas a algo en el aire que Annie no podía divisar.

 "Eventualmente, Kevin inclinó mi cabeza hacia el frente."¡Mira hacia arriba!" Fue entonces que lo vi. Un objeto alargado con forma de diamante que se cernía sobre nosotros, pero con el borde trasero cortado, hileras de luces que enfilaban hacia la punta de la nave. Era de color gris oscuro, pero no tan oscuro como el cielo nocturno. Estaba a un máximo de 100 pies sobre nosotros. "¿Qué rayos es eso?" preguntó Annie.

 Los policías le dijeron que no tenían idea, pero que el mismo objeto les había seguido la noche anterior. Un minuto después, la nave salió disparada en vertical desde el lado derecho de la camioneta, descendiendo abruptamente para reaparecer en el costado izquierdo.

 Annie gritó mientras aceleraban por el camino, con el "aparato" en persecución. Los siguió por 1 kilómetro, antes de precipitarse nuevamente a lo alto para descender en los matorrales a unos cientos de metros del camino. Ahora podía verse una luz que brillaba desde su parte inferior.

 Kevin quería detenerse a tomar fotos del objeto en tierra, pero dice Annie: "Yo estaba llorando. 'Esto es de locos, llévenme a mi casa".

 Los dos policías estuvieron de acuerdo, conduciendo a velocidad temeraria a las afueras de Exmouth, depositando allí a Annie antes de volver para tomar fotos. "Me lancé a correr hacia mi casa, al otro lado del pueblo. Me metí y cerré las puertas con pestillos. Perdí el control".

 Dos días más tarde, dos policías militares norteamericanos se personaron en el trabajo de Annie en el pueblo, pidiendo que les acompañara. EEUU carecía de jurisdicción, pero Annie fue con ellos. "En ese momento no relacioné su presencia con lo que vivimos. Creí que estaba en apuros por haber bebido en la base aquella noche", recuerda jocosamente.

 Una vez dentro, llevaron a Annie a una habitación. Sentados frente a un grupo de estadounidenses estaban los dos policías - Alan y Kevin. Annie conocía a la mayoría de los estadounidenses en la base, pero solo pudo reconocer a uno: el comandante estadounidense. Los demás habían venido de otro lado. También había tres o cuatro hombres vestidos de civil.

 "Me sentí muy molesta en aquel momento. Un fulano era el que hablaba. Mi preguntaba: "¿Qué fue lo que viste?" y le dije "Vi un OVNI". Entonces me hizo dibujarlo y me hizo más preguntas. "¿Te das cuenta de que lo que viste fue un globo sonda?" Eso me hizo reir. De niña, Annie había vivido en una estación afuera de Exmouth y su padre a menudo lanzaba globos sonda. "Los globos sonda no se parecen a lo que vi", les dije. Fue entonces que uno de los dos policías - que estaban cabizbajos - me dijo: "Ten la bondad de callarte...cállate antes de que nos maten".

 El interrogatorio prosiguió por algunas horas. Quedaba claro que los dos policías australianos llevaban más tiempo ahí. Estaban asustados y abatidos tras horas de ser interrogados. Annie admite que se puso recalcitrante ante el intento de los estadounidenses en hacerla decir lo que le exigían.

 Annie tenía estudios universitarios y había llevado sus propios negocios. Al momento del avistamiento, trabajaba en la Prisión Regional Roeburne, aconsejando a los excarcelados a buscar trabajo - resultaba muy difícil asustarla. "Les dije - 'no me importa un bledo lo que digan. No era un globo sonda. Era un OVNI. No voy a decir lo que quieren que diga. Sé que era un OVNI".

 Los norteamericanos claramente no tenían idea de cómo proceder con una australiana recalcitrante, y acabaron por llevarla a su hogar. Lo primero que hizo Annie fue llamar a su primo, quien siempre había sentido curiosidad por lo que pasaba en aquella base. Vino a Exmouth y ambos fueron a visitar a Alan en su hogar.

 Alan dijo que sus fotografías de 'la nave' fueron impresas en el taller de imprenta de la base y los dos agentes las mostraron a sus colegas. "Acto seguido, estábamos detenidos. Rebuscaron la impresora, confiscaron la cámara, las fotos y los negativos", cuenta Annie. Alan le dijo que las fotos mostraban de manera clara un aparato bajo control inteligente que no había aterrizado, sino que se cernía sobre la superficie. Pero todas las imágenes fueron confiscadas junto con la cámara".

 Según lo cuenta Annie, Alan estaba seriamente perturbado por la experiencia, diciéndole a ella y su primo que nunca regresaran a su casa.

 La madre de Annie en Exmouth también confirmó parte de la historia. Recuerda claramente la visita de los policías militares a la casa de la familia, y haberlos dirigido hacia el lugar de trabajo de Annie, dónde sus colegas fueron testigos de cómo fue escoltada por los militares fuera del trabajo.

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