Casos Olvidados de Alta Extrañeza
Casos Olvidados de Alta Extrañeza
Por Scott Corrales (c) 2018
La predilección del fenómeno ovni por visitar las zonas aisladas de nuestro planeta es legendaria. Se han postulado cuantiosas hipótesis para esto, que van desde la de "nocturnidad y alevosía" de seres extraterrestres que toman muestras, roban ganado y secuestran seres humanos durante la fase de nuestro día de 24 horas en que somos más vulnerables hasta la presencia de seres interdimensionales o sobrenaturales condenados a pasar su existencia en los yermos del planeta. El hecho es que los Estados Unidos de América, debido tal vez al aislamiento entre sus núcleos urbanos, ha experimentado desde el comienzo de la fase moderna del fenómeno, toda suerte de avistamientos y experiencias ovni en sus regiones poco transitadas u ocupadas.
En la primavera de 1979, Pat Eudy, un vecino del estado de Carolina del Norte, regresaba a su casa tras haber pasado una alegre velada en el domicilio de algunos amigos en la población de Monroe. Conduciendo su vehículo a lo largo de un camino rural, el hombre se acercaba al puente Rocky River cuando notó de repente una luz en el cielo. Acto seguido, se dio cuenta de que estaba al sur del camino Morgan Hill, a la altura de una tienda de comestibles. Eudy no podía explicarse cómo era posible haberse desplazado una distancia de doce kilómetros en un abrir y cerrar de ojos. Más estremecedor aún era el hecho de que el reloj de su camioneta marcaba las 6:20 de la mañana - tres horas más tarde de lo que debía haber sido.
Eudy se detuvo para hacer memoria y absorber el impacto del evento. ¿Doce kilómetros en un abrir y cerrar de ojos que duró tres horas? Le ardían los ojos y la piel le quemaba como si hubiese entrado en contacto con una planta venenosa.
El evento de alta extrañeza fue tan sobrecogedor para el hombre de pueblo que se vió obligado a hacer algo que jamás hubiera pensado hacer antes - consultar a un psicólologo cuyas sesiones de regresión hipnótica le permitieron reconstruír los eventos de esa experiencia de 'tiempo perdido'
Durante el transcurso de las sesiones de hipnósis, Pat Eudy pudo reconstuir un evento escalofriante. Sus recuerdos indicaban que no estaba solo. Una presencia extraña, descrita como la de 'un astronauta en su traje espacial' le acompañaba. El ser medía un metro cincuenta de estatura, con dos brazos y piernas, y el rostro oculto por una especie de visera oscura. Su acompañante jamás dijo ni una sola palabra.
Ambos se encontraban en una habitación bien iluminada, que tenía el mismo aspecto metálico y de color claro que el atuendo del 'astronauta'. Eudy tuvo la sensación de que estaba en la 'cabina' de algún aparato ovalado, afirmando que el habitáculo parecía como el interior de la cabina de mando de un avión. Recordó haber manifestado interés por los controles y haber preguntado cómo funcionaba el aparato. Aunque no todos los recuerdos fueron tan gratos: la regresión hipnótica arrojó que le habían desvestido y colocado en una silla equiparable a la de un dentista para realizar una serie de pruebas, culminando en la extracción de sangre de la punta de uno de sus dedos.
Pero la interrogante que más aquejaba al secuestrado no obtuvo respuesta. ¿Qué fue lo que sucedió al acercarse al puente Rocky River, y en qué momento entró o salió del supuesto aparato desconocido?
Estas extrañas experiencias se han dado en otras partes del planeta. Australia, con sus siete millones de kilómetros cuadrados, es uno de los sitios más fascinantes del mundo por su extraña fauna y flora y sus habitantes autóctonos – los aborígenes – que aún sobreviven en nuestros días y que hasta la llegada de los europeos vivían bajo condiciones que no habían cambiado desde el paleolítico. El escritor australiano Eirik Saethre llegó a realizar encuestas en entre las comunidades aborígenes del centro de Australia hace unos diez años, concentrándose en los miembros de la etnia arlpiri – que se autodenominan “yapa” y que reservan el termino “kardiya” para designar a los australianos de ascendencia europea. Aunque los warlpiri opinan que el hombre blanco es totalmente inmune a la hechicería de los magos nativos, si son víctima de otras fuerzas: las enigmaticas presencias que se desplazan en los ovnis. De hecho, Saethre cita el testimonio de Steven, un warlpiri de treinta y ocho años de edad: “Ellos (los extrahumanos) son más listos que nostros y más listos que ningún ser humano. Los kardiya se creen listos porque fueron a la luna, pero estos seres viajan por todo el universo.”
Las comunidades aborígenes coincidían en que los visitantes extrahumanos venían por agua, y que eran responsables de la desaparición de grandes cantidades de líquido de los “billabongs” cuyo contenido es indispensable para mantener la vida en las condiciones desérticas imperantes en esta región de Australia. Por este motivo era común ver luces raras en la cercanía de estas fuentes de agua, aunque nadie afirmaba haber visto a los extrahumanos realizar estas maniobras.
El detalle más curioso, sin duda, consistía en la creencia de que estas fuerzas poco conocidas operaban de noche y que eran responsables de la desaparición de humanos incautos, pero con la consiguiente salvedad. Los extrahumanos no se llevarían a los warlpiri por formar parte de la realidad circundante, pero los kardiya sí corrían el peligro de ser llevados para siempre por no “pertenecer” a esa región. Se comentaba el caso de un proveedor de atención médica del gobierno – Bill – que había desaparecido, supuestamente debido a su impaciencia al no querer esperar la luz del día. Los extrahumanos, según los aborígenes, se lo habían llevado, a pesar de las repetidas advertencias de que no debía aventurarse fuera de la comunidad por la noche. “Le dijimos que no saliese de noche,” dijo Ronald, uno de los aborígenes, en la entrevista con Eirik Saethre, “pero los kardiya nunca hacen caso. Esos alienígenas se lo llevaron”.
Durante los últimos días del mes de noviembre de 2003 el invierno ya se hacía sentir en todas partes de los Estados Unidos y la población de Morehead, estado de Kentucky, no era excepción. Sin embargo, algo raro habría sucedido la noche del 21 del mes que puede clasificarse de espeluznante.
Un informe anónimo remitido al National UFO Reporting Center con sede en Seattle rezaba así: "La brigada de rescate de los condados de Morehead y Rowan recibieron una llamada del departamento de policía de Morehead acerca de una voz de mujer que pedía ayuda a gritos, haciéndolo tres veces. Dos testigos afirman haber visto una luz brillante en el cielo por espacio de un minuto antes de que la brigada de rescate se personara en el lugar de los hechos. Se le solicitó al departamento de bomberos hacer una búsqueda utilizando una cámara de imágenes térmicas, aunque dicha búsqueda fue infructuosa. Los testigos son vecinos de Morehead. A menos que se confirme el informe de una persona desaparecida, no se continuará la búsqueda".
En eso quedaron las cosas hasta que el investigador Donnie Blessing de la MUFON tuvo la oportunidad de hablar con una tal "Sra. Huff" el 3 de diciembre del año en curso. La mujer le dijo al investigador que su marido había formado parte de la brigada de rescate que había respondido al incidente de los gritos en el camino rural conocido como Adams Lane. Una persona había irrumpido en la estación de bomberos, según le había contado su marido, diciendo que una mujer y su niño habían estado caminando en la cuesta de una colina y que "una nave espacial" había bajado para llevarse al menor, haciendo que la mujer gritara "¡Ayúdame, Dios mío, Ayúdame!"
Blessing no daba crédito a sus oídos y le preguntó a la mujer que si sería posible hablar con el marido, cosa que logró hacer al día siguiente. El "Sr. Huff", seudónimo asignado por Blessing al bombero, relató lo mismo que la había dicho su mujer. El bombero amplió detalles, comentando que otro miembro de la brigada de rescate había sido abordado por un hombre mientras que se encontraban en las cercanías del cuartel de la policía estatal de Kentucky. El extraño decía haberlo visto todo: "había una mujer en un campo y que luego había bajado un OVNI para secuestrarla".
Más extraño aún resultaba el incidente que había tomado lugar dos días antes, cuando la brigada de rescate había recibido otra llamada telefónica, esta vez de unos vecinos que avisaban haber visto "un niño de dos años de edad caminando a lo largo de la carretera 60 en pañales". El vecino había visto al pequeño, que parecía inmune al frío imperante, y había dado parte a las autoridades enseguida. Las pesquisas posteriores jamás dieron con ningún niño perdido y jamás se recibieron llamadas posteriores sobre la presencia del diminuto vagabundo.
Otro investigador del fenómeno OVNI, Kenny Young de la Mid-State Research Associates con sede en Ohio (EUA), logró comunicarse con un profesor universitario de ascendencia inglesa que vivía en Adams Lane y que había sido contactado por agentes del orden público sobre los gritos que se escucharon en esa zona rural.
El profesor anónimo declaró que se encontraba en casa cuando se escucharon los alaridos. "Sí, estaba en casa cuando se oyeron los gritos. Se escucharon unos gritos francamente espeluznantes pero nadie pudo averiguar nada más al respecto."
Curiosamente, el profesor había tenido una experiencia OVNI entre las 21:00 y 22:00 horas en la región, mientras que conducía en la compañía de sus dos hijos de 15 y 18 años de edad respectivamente. Los tres hombres se percataron de un objeto aéreo extraño que se cernía sobre un campo abierto; la configuración del aparato era ovalada y de color blanco, moviéndose "como lo haría un colibrí". Después de tres o cuatro minutos de observación inicial, el objeto comenzó a desplazarse rápidamente de un lado del firmamento otro. El profesor y sus hijos estacionaron el coche y se bajaron para determinar que el objeto no era un avión ni tampoco un helicóptero, y transcurridos algunos minutos, los testigos reingresaron a su vehículo después de que el objeto les infundiera cierto recelo. "Yo diría que era una sensación de recelo más que de temor", explicó el catedrático. "No sabía qué era lo que estábamos viendo y me preocupaba pensar que aquello nos hubiera detectado".
Después de regresar a su casa, los testigos siguieron viendo el extraño objeto desde la ventana de una habitación en la segunda planta. El extraño objeto comenzaba descender, mudando sus colores de blanco a anaranjado, y asentándose en un campo.
Se produjo un cambio de color adicional, esta vez de anaranjado a rojo. Al suceder esto, los animales de las casas y granjas vecinas enloquecieron, ladrando como locos y tratando de romper sus cadenas. El objeto saldría disparado para perderse en la noche.
Fue justo entonces que los hijos del profesor salieron de la casa y escucharon los gritos provenientes del campo en dónde el extraño objeto parecía haber tomado tierra. "Se trataba de una voz femenina", explicó el profesor a Kenny Young. "Mis hijos se metieron en el coche y llamaron a la policía, dando parte sobre los hechos".
En menos de media hora una veintena de policías se habían aparecido en la casa de instructor universitario para comenzar su propia búsqueda. A pesar de sus titubeos iniciales, el profesor informó a los policías sobre el avistamiento OVNI, sorprendido al descubrir que no se burlaban de él. Según las declaraciones del profesor a Young, uno de los policías llegó a admitir haber visto un ovni también, aunque no supo precisar si se refería al mismo objeto.
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