Wednesday, September 14, 2022

Antropofagia y Bigfoot

 


 Antropofagia y Bigfoot

Por Scott Corrales (c) 2022

 

Aunque el lector podrá escandalizarse al leer sobre la propensidad de estos seres por la antropofagia, debemos remitirnos a las tradiciones que nos hablan sobre un género de seres muy dado a hacerlo: los ogros, legendarios consumidores de carne humana en los cuentos de hadas y en la mitología escandinava, donde su lugar los ocupan los jotnar. Más distantes de los cuentos de hadas hallamos al temido Humbaba de la epopeya de Gilgamesh y al Grendel de Beowulf. Hablando concretamente de Bigfoot y sus allegados, las tribus nativas de América del Norte hablaban sin ambages sobre la costumbre nocturna de estos gigantes de montaña en irrumpir en los asentamientos y llevarse mujeres y niños, a veces ancianos, cuyos restos acababan siendo hallados en grandes montículos.
En el 2013, Maureen Kelly, de 19 años, se desnudó para entrar al Bosque Nacional Gifford Pinchot y realizar una "búsqueda espiritual". A pesar de numerosos intentos por localizarla, las autoridades se dieron por vencidas. Posteriormente se habló del descubrimiento de 'pequeños huesos' - posiblemente de los dedos de los pies - que podían corresponder a Maureen. Para los interesados en Piegrande, la respuesta era clara: su búsqueda espiritual había culminado en un festín para estos seres.
Los gigantescos críptidos tienen sus defensores, argumentando que con la abundancia de carne en los bosques de EEUU y Canadá - alces, ciervos, jabalíes y una variedad de roedores - estos seres difícilmente sufren de carencias proteínicas. Pero los seres envejecientes, expulsados de sus tribus, o malheridos, pueden optar por atacar humanos. Se dan casos de ancianos raptados ante los ojos de su familia por Bigfoot en las reservas nativas, y luego enfrentamos la situación de "The Missing Texas 40" (los cuarenta extraviados del estado de Texas) - nombre dado a las personas que han desaparecido de forma misteriosa en el condado de Montgomery y regiones aledañas.
Se puede argumentar que la gente desaparece por una variedad de motivos, pero la desaparición más reciente fue un caso de interés nacional. En el 2019, Lauren Elizabeth Thompson, de 33 años, extraviada en una zona boscosa del condado de Panola, consiguió llamar al número de emergencia (el 911) para pedir auxilio, diciendo que estaba desorientada y que algo la perseguía. Mediante triangulación de las torres de servicio celular, las autoridades dieron con su automóvil, pero a pesar de las pesquisas de rastreo con perros y drones de detección térmica, su paradero sigue siendo un misterio.
Elizabeth pudo haber sido víctima de narcotraficantes, algún ermitaño viviendo en los bosques, o algún 'serial killer'. Pero su estado de confusión total es una constante en muchos casos, y se cree que los críptidos disponen la facultad de generar ondas infrasónicas (don que tienen los tigres y elefantes) para atontar a su presa. Todo queda en especulación, naturalmente, pero sería de necios omitir el dato por no ofender la mentalidad 'científica'. 

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