El misterio de las mutilaciones de ganado
El misterio de las mutilaciones de ganado
Por Tommy Roy Blann
Revista SAGA UFO – Abril 1980
Traducción por Scott Corrales, Arcana Mundi
“Si se trata de depredadores, entonces serán depredadores con superpoderes”.
-Gabe Valdez, Policía Estatal de Nuevo México
Pocos sospechaban al comienzo de la primera oleada de mutilaciones de ganado a finales de 1973 que aún seguirían tomando lugar hoy, sin el arresto de ni un solo sospechoso culpable por estos horrendos actos. Sin embargo, con el paso de los años, y con el aumento de los casos de mutilaciones de cientos a miles, los incidentes se producen en casi todos los estados de la unión americana, y el enigma sigue en pie.
Se sugirieron más y más teorías durante la oleada de mutilaciones de ganado, y mientras que estas se regaban como pólvora en los estados del medio oeste y el oeste, se suscitaron controversias entre ganaderos y funcionarios sobre la causa de estos crímenes. Los funcionarios del gobierno estaban determinados a convencerse no sólo a sí mismos, sino a los ganaderos también, de que no había motivos para alarmarse y que toda la evidencia apuntaba las acciones de depredadores. El mismo viejo cuento resonaba en los páramos y las regiones montañosas: “bien es sabido que los depredadores mastican la región anal, el hocico, el abdomen, y las ubres – todas las partes blandas y expuestas del animal”. Pero los rancheros y granjeros eran más listos, y la cantidad de agentes del orden público e investigadores que participaron en la búsqueda de pistas que desentrañaran el misterio de las mutilaciones iba en aumento, junto con la evidencia sorprendente. Los pequeños depredadores de los campos y de los cielos ya no cargarían con la culpa. Quedaba claro que había participación humana en estas espeluznantes mutilaciones. El ganado aparecía con sus lenguas, ojos, orejas, aparato reproductivo, cuero, dientes y befos eliminados con precisión quirúrgica, sin mencionar el vaciado total de la sangre de estos animales sin derramar una sola gota. Casi daba miedo pensarlo, mucho menos contemplar los restos.
Pocos sabían en aquel momento que muchos ovnilogía avezados ya estaban expuestos al fenómeno de las mutilaciones, puesto que muchos incidentes parecidos figuraban en la literatura ovni del pasado. El conocido investigador ovni John A. Keel escribió sobre estas mutilaciones, algunas de ellas idénticas a las actuales en todos sus aspectos, en el libro Strange Creatures from Time and Space.
¿Podemos hacer caso omiso del hacho de que estas raras y confusas mutilaciones tomaron lugar años antes del comienzo de la oleada actual en 1973? ¿Es una coincidencia, acaso, que la gran oleada de actividad ovni en los EE.UU. comenzó el mismo año? ¿Es también coincidencia que la literatura OVNI está repleta de casos de animales que desaparecen de sus encierros, esferas de luz brillantes y extrañas visibles en las zonas de las mutilaciones, y un tropel de eventos paranormales asociados con estas mutilaciones? En definitiva, alto raro está tomando lugar y no creo que podemos desecharlo como puro sensacionalismo. La conexión entre los ovnis y las mutilaciones puede ser real, tal vez demasiado real, y no significa necesariamente que naves metálicas de origen extraterrestre estén volando a nuestro mundo desde algún sistema solar lejano para abrir nuestros animales en canal. Es posible que los ovnis no sean extraterrestres, y puede haber mucho más oculto de lo que se cree.
El incidente que trajo el fenómeno ovni a colación en el marco de las mutilaciones se produjo a mediados de diciembre de 1974 con la mutilación de una vaca en la granja de Frank Schifelbein, cerca de Kimball, Minnesota. A la misma vez, se produjo una oleada de avistamientos ovni en todo el estado. Después de una investigación rápida de uno de los focos de mutilaciones, un aficionado de los ovnis llamado Terry Mitchell sentenció que un ovni había disparado un rayo de energía contra la vaca. Mitchell dedujo que las ramas rotas en un árbol cercano había sido destruidas por el ovni durante su descenso, y que las extrañas marcas en el hielo habían sido producidas por el tren de aterrizaje del plativolo. Existían, además, raros círculos en la nieve que sugerían el punto de aterrizaje del aparato. Esta investigación baladí ignoró los hechos del caso.
Mitchell llegó a afirmar que los ovninautas “disfrutaban de los bistecs tanto o más que los estadounidenses”. El cuento fue creciendo, y los medios estaban ansiosos de encontrar un nuevo ángulo para las mutilaciones. La noticia recorrió la nación de un extremo al otro.
Fue en este momento que el Dr. J. Allen Hynek del Center for UFO Studies solicitó que Donald E. Flickenger, uno de los investigadores del centro, además de ser agente del negociado de alcohol, tabaco y armas de fuego del Departamento de Hacienda, tomase cartas en el asunto.
Flickenger se desplazó hasta Kimball, entrevistó a Schifelbien y desmoronó la hipótesis OVNI. Las marcas hechas por el ovni en el hielo resultaron ser perforaciones realizadas por el mismo granjero. Las ramas del árbol habían sido destruidas por el viento y por Schiefelbien. Las “marcas de aterrizaje” no eran más que montones de forraje ensilado, cubiertos de nieve.
Después se produjo el affaire Bankston-Dugan, que trajo a colación la teoría de las sectas satánicas como responsables de las mutilaciones. El hombre mayormente responsable de esto fue Jerome Clark, el conocido investigador y escritor de temas ovni, quien había investigado el tema de las mutilaciones en su estado natal de Minnesota desde 1973. Durante este tiempo, había hablado con Ross Doyen, senador del estado de Kansas, víctima de un caso de mutilación en su propia granja. Doyen le dijo a Clark que había sido contactado por un sujeto llamado Albert K. Bankston, condenado a prisión por asaltar un banco y sirviendo su condena en la penitenciaría estatal de Leavenworth, Kansas. Bankston le contó a Doyen que las mutilaciones eran la obra de un grupo satánico acaudalado. Esto llevó a Clark a mantener una relación epistolar con Bankston, que posteriormente llevaría a Clark a comunicarse con el investigador Donald Flickenger en enero de 1975.
Clark informó a Flickenger sobre todo lo que había aprendido en su correspondencia con Bankston, quien había sido trasladado a la penitenciaría estatal de Marion en Illinois. Flickenger solicitó que Clark prolongase su correspondencia con Bankston, y este siguió suministrando detalles horripilantes sobre los asesinatos y mutilaciones tanto de humanos como ganado. Bankston insistió a la misma vez que se le trasladase a una cárcel en Minnesota donde estaría a salvo de los recluidos que pudiesen tratar de matarle por su conocimiento de las mutilaciones.
Flickenger se puso en contacto con el fiscal de distrito de los EE.UU. en Minneapolis, quien a su vez se comunicó con el juez federal Myles Lord. Cuando el prisionero Bankston se enteró que el juez Lord se había interesado en sus declaraciones, manifestó su temor al traslado a una cárcel en Minneapolis, temiendo a una ganga de motociclistas, profundamente involucrada en las mutilaciones, cuya base era precisamente esa ciudad. Manifestó su preferencia por una pequeña cárcel rural en algún sitio apartado.
El prisionero Bankston pidió entonces que un compañero de cárcel – Dan Dugan - recluido en la correccional La Tuna del estado de Texas, fuese interrogado, puesto que Dan Dugan había sido integrante de la sociedad satánica y había tomado parte en sus ritos. El juez Lord emitió entonces una orden para traer tanto a Bankston como Dugan, posteriormente, a la cárcel del condado de Dugan en Hastings, Minnesota, para el interrogatorio.
Dugan expresó que había sido un drogadicto durante su estadía en Texas, y que mediantes tales contactos, fue reclutado por la secta satánica. Dugan afirmó haber presenciado mutilaciones humanas en Cozad, Nebraska (EE.UU.) en 1969. Afirmó que cuatro adolescentes habían sido adormecidos con una pistola tranquilizadora por miembros de la secta mientras que se hallaban acampados cerca un lago. Posteriormente se les administraría grandes cantidades de la droga PCP, conocida popularmente como “polvo de ángel”. Murieron dos horas después; se les mutiló, exsanguinó y sus cuerpos se utilizaron en ritos inmencionables. Bankston agregó que la secta utilizaba este poderoso sedante con el ganado, para tranquilizarlo. Los miembros de la secta – según Bankston – caminaban sobre pedazos de cartón para no dejar huellas (Kevin Randle se valió de estas mismas declaraciones durante su ponencia en el congreso de mutilaciones de Fort Smith, Arkansas, en 1975), y en la nieve se valían de sopletes para derretir las huellas en torno a los animales. Expresó que esto se hacía para “hacer que todo pareciese cosa de extraterrestres”.
El interrogatorio sacó a la luz muchos incidentes sobre mutilaciones de humanos y animales. Existía un “listado de la muerte” redactado por la secta para matar a ciertos famosos y líderes políticos en los EE.UU. y una gama de actividades terroristas con miras a atentar contra la seguridad nacional.
El affaire Bankston-Dugan hizo que muchos funcionarios federales y estatales realizaran investigaciones secretas de numerosas sectas e individuos, a raíz de las declaraciones aparentemente sensibles hechas por ambos presidiarios. Por ejemplo, todas las personas mencionadas por Bankston y Dugan existían y habían tenido trato con la policía por algún motivo u otro. También se les conocía por su interés en la brujería, en mayor o menor grado.
Fue en este momento que algunas de las organizaciones ovnilogicas principales se apresuraron por informar a los medios que las mutilaciones no guardaban conexión alguna con el fenómeno ovni. En marzo de 1975, NICAP declaró que” tras investigaciones minuciosas en seis regiones distintas del país, no se encontró evidencia directa que enlazara a los OVNI con las mutilaciones. Al contrario toda la evidencia indica que las mutilaciones fueron realizadas por miembros de grupos esoteristas o estudiantes bromistas”.
APRO divulgó que muchos de los integrantes y líderes de grupos satánicos responsables habían sido detenidos por las autoridades federales. El Center for UFO Studies manifestó que “no existe ni un solo informe documentado en que se demuestre la conexión directa entre un avistamiento OVNI y un caso de mutilación. Se han hecho pesquisas al respecto y un informe confidencial del gobierno ha comprobado que una secta satánica es la responsable de algunas mutilaciones. EL informe debe permanecer en la confidencialidad, puesto que aún no se han realizado arrestos en todos los casos, y existe la necesidad de proteger las fuentes informativas”.
Lo que estas organizaciones OVNI no sabían al momento es que algunos de los sospechosos nombrados por Bankston y Dugan ya estaban encarcelados para cuando la historia los colocaba en el lugar de los hechos de mutilación. Existían también aseveraciones hechas por los dos hombres que no se podían corroborar tras investigaciones minuciosas. A finales de la primavera de 1975, los funcionarios federales optaron por no seguir la investigación, determinándose que todo había sido un intento por los confabulados en fugarse de la cárcel a la que habían sido trasladados.
Bankston logró fugarse de la cárcel en Chaska, Minnesota, el 31 de mayo de 1975. El día después de la fuga, Dugan también logró escaparse de una cárcel en Texas. Fue capturado el 19 de junio de 1975 durante el asalto a un banco en Glenwood Springs, Colorado.
Las mutilaciones prosiguieron, sin embargo, a pesar de los mejores esfuerzos por nuestras agencias del orden público. La pregunta era ahora: Si los ovnis no están directamente vinculados, ¿qué hacían en las zonas de mutilaciones? ¿Se trataba de identificaciones erróneas, posiblemente de los sistemas de navegación de helicópteros sin marcar que fueron vistos en estas regiones?
La respuesta a estas interrogantes surgió el 19 de octubre de 1975, cuando agentes de la base aérea Malmstrom de la USAF en Montana, y la misma NORAD, confirmaron que el avistamiento ovni por agentes de la comisaría de Shelby durante sus investigaciones de las mutilaciones no había sido un aparato convencional. Durante este momento se produjeron avistamientos ovni por parte de los agentes de la comisaría del condado de Cascade en el transcurso de sus propias pesquisas.
Los documentos oficiales de NORAD – obtenidos mediante la Ley de Libertad de Información – indicaron que cierta cantidad de ovnis habían sido identificados visualmente y por radar en zonas de Montana, a la par que se producían mutilaciones en tierra. Los documentos oficiales de NORAD no hacían mención alguna de las mutilaciones, pero los plazos de tiempo y las zonas geográficas de actividad ovni estaban bien correlacionados con los casos de mutilaciones. ¿Otra coincidencia? Algunos escépticos dirían que nadie ha visto un ovni sobrevolando un animal, ni en proceso de mutilarlo. Cierto, pero si los informes constantemente indican que casos ovni genuinos tomaron lugar sobre el sitio inmediato donde estaban los animales mutilados, ¿podemos negar categóricamente la existencia cualquier tipo de conexión?
Otro informe del Mando Aéreo Estratégico, fechado el 7 de noviembre de 1975, manifestaba: “A las 1327 hora zulu, personal de la USAF L-1 informa que el objeto al noreste [al noreste de la base Malmstrom] parece estar expulsando un objeto negro de configuración tubular. La vigilancia no ha podido detectar trayectorias sino para el transito aéreo conocido”. Este informe guarda cierto parecido con el objeto avistado por el comisario Harry L. Graves en el condado de Logan, Colorado, durante su investigación de las mutilaciones ocurridas en ese sitio) cuando un OVNI de gran tamaño expulsó objetos de menor tamaño que posteriormente descendieron en lugares distintos, ascendiendo posteriormente hacia el OVNI que los esperaba.
El 17 de junio de 1978, testigos fiables vieron un número de ovnis sobre Elsberry, Missouri, cuando se producían mutilaciones. John Livengood, jefe de policía de Elsberry, me dijo había visto algunos de estos ovnis y consideraba que, en cierto modo, estaban vinculados con las mutilaciones que investigaba en ese momento.
Ya estamos en 1980, y las mutilaciones siguen causando estragos con los agentes de la policía local. A mi leal saber y entender, y el de numerosos policías y senadores, no se han realizado arrestos de ningún tipo – ni de satanistas ni ningún otro.
En diciembre de 1978, Harrison Schmitt, senador de Nuevo México y astronauta del proyecto Apolo, escribió una misiva al fiscal Griffin B. Bell solicitando que “el departamento de justicia de los Estados Unidos examinara nuevamente su competencia en este asunto, posiblemente reanudando sus investigaciones”. El senador Schmitt también manifestó al fiscal Bell que su estado natal de Nuevo México “había sido víctima de una serie de mutilaciones de ganado”, algunas de ellas producidas en las reservas nativoamericanas.
El 20 de abril de 1979, el senador Schmitt y el fiscal R.E. Thompson auspiciaron vistas públicas sobre las mutilaciones de ganado que han venido sucediendo en Nuevo México y otros estados durante años recientes. La conferencia tomó lugar aquella mañana en la Biblioteca Pública de Alburquerque, N.M. ante un público de 200 personas, entre ellas agentes del orden público, científicos, investigadores y periodistas de distintos estados de la unión.
En el acto de apertura, el senador Schmitt expresó: “Durante los últimos cinco años, como mínimo, y tal vez más, se han producido matanzas de animales en 15 estados, con mutilaciones sistemáticas sin ningún fin aparente, realizadas por personas desconocidas. Existen pocas actividades tan peligrosas como un patrón de criminalidad sin resolver. Siempre existe el potencial de que dichos crímenes aumenten tanto en frecuencia como intensidad si permanecen sin resolver y sin castigar…estos crímenes prosiguen a pesar de los grandes esfuerzos por la policía local y estatal, y la creciente atención prestada a los casos de mutilaciones”.
El senador Schmitt estimó que las pérdidas económicas causadas por las mutilaciones ascendían a USD $2.5 millones en toda la nación. Afirmó que quienquiera fuese el responsable, había demostrado “disciplina sin precedentes” en el hecho de que no se habían producido “ni fugas ni colaboradores que pudiesen ayudar a la uniformada”.
Schmitt, a la vez que atribuía la responsabilidad por las mutilaciones a un grupo organizado pero desconocido de personas, expresó que existía un factor que estorbaba a los investigadores: la ausencia de leyes federales sobre casos parecidos de destrucción de propiedad en distintos estados.
Con la ayuda del fiscal R.E. Thompson de Nuevo México, consideró que había llegado el momento de involucrar al FBI en el asunto, con base a dos factores: “el uso ilegal de helicópteros sin marcar que parecen estar vinculados a las mutilaciones, y el hecho de que algunas mutilaciones se han producido en las reservas nativoamericanas, constituyendo un delito a nivel federal”.
Schmitt pasó a presentar 11 ponentes, solicitando de los asistentes cualquier otro que pudiese agregar su voz al proceso. A continuación se presenta un breve resumen de lo que se dijo:
• David Perkins, sociólogo y director de Animal Mutilación Probe (AMP) en Farasia, Colorado, dijo que las mutilaciones “representan un asalto frontal a nuestro concepto de la realidad”. Dijo que la investigación de las mutilaciones refleja la presencia del fenómeno OVNI y que “la respuesta bien puede tener algo que ver con la supervivencia de la especie humana en nuestro planeta”.
• Manuel Gomez, ganadero por más de 20 años en Dulce, N.M., clasificó el asunto de las mutilaciones como un “Cattlegate”, acusando a funcionarios estatales y federales de encubrir el grado de alta extrañeza del fenómeno. “Si los predadores tienen la culpa, ¿por qué utilizan instrumentos cortantes para llevarse las mejores partes, dejando lo demás para el almuerzo de mañana?” Preguntó también el motivo de los niveles de radiación más alto de lo normal en los focos de mutilaciones.
• El policía Gabe Valdez de la policía estatal de Nuevo México, que ha investigado más de 30 mutilaciones desde 1975, afirmando que: “los agentes de la policía están perplejos”. Valdez rechazó la sugerencia de los depredadores. “Si se trata de depredadores, entonces serán depredadores con superpoderes”.
• Raleigh Tafoya, jefe de la policía apache de Jicarilla, N.M. dijo que los indios que han sido víctimas de mutilaciones de ganado han recibido amenazas. Sin embargo, el jefe se negó a comentar sobre las amenazas ni su procedencia. “Mis agentes han visto ovnis y no tengo motivos para no creer en ellos. Comienzo a preguntarme si comenzarán a cobrar vidas humanas en el futuro.”
• Carl Whiteside, director adjunto del Colorado Bureau of Investigation, instó que cualquier investigación de las mutilaciones se rigiese por hechos científicos y no por “hipótesis personales”, advirtiendo: “No niego ni me opongo a la existencia de los OVNI, pero como representante de una agencia que ha pasado por esta situación, creo que lo mejor es limitar la investigación a los hechos. Además de eso, no sé qué decirles. Tienen una labor tremenda en sus manos”.
¿Qué significa todo esto? No solo tenemos que lidiar con el fenómeno de las mutilaciones, sino también con el hecho de que los secuestros ovni han aumentado en su frecuencia. La gente descubre lesiones, quemaduras y punzaduras en sus cuerpos tras los secuestros. Si tenemos que aceptar lo que ya existe en nuestros archivos, existen buenas razones para sospechar la existencia de algún tipo de experimentación biológica sobre humanos y animales en todo el mundo por seres desconocidos. Y si este no es el caso, alguien ha hecho un gran esfuerzo para que parezca ser así.
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