Wednesday, February 13, 2013

Los Dioses del Espacio Interior



Los Dioses del Espacio Interior
Por B. Ann Slate
Revista UFO Report – Abril 1976

En 1974, la psíquica Joyce Partise en el sur de California tomó entre sus manos un sobre sellado. Sin saberlo, el sobre contenía una foto de una huella de sasquatch tomada en una zona densamente arbolada del noroeste del estado. Estos fueron sus comentarios iniciales:

“¡Este sobre es como un acta de defunción! Puedo ver un desastre que se acerca, si, ahora veo lo que es. Estas cosas vienen del espacio exterior -- ¡se trata de una guerra espacial! La primera zona será Portland, Oregón. Hay una montaña con un agujero. Alguien debería investigar esta montaña porque ya están ahí dentro. ¿Sabes esas cosas que corretean por ahí, los hombres simio? No son simios. Son intraterrestres, en contacto con el espacio exterior y sus intenciones hacia la humanidad son la destrucción total.”

Si Joyce Partise no fuese más que una psíquica corriente, seria fácil descartar esta predicción alarmante como pura imaginación. Pero el ama de casa de 45 años de edad y madre de dos adolescentes es asesora de una de las organizaciones psíquicas y científicas de mayor prestigio que se hayan formado jamás.

Encabezada por el Prof. R. Carl Spurney en Long Beach City College, los miembros altamente capacitados de su grupo “Certified Psychic Consultants” participan activamente en ayudar a la policía en casos de homicidio y personas desaparecidas, búsquedas y rescates, al igual que diagnósticos médicos y psicológicos. Su alto grado de exactitud ha sorprendido a los laboratorios de prueba de PES en la universidad de California y Claremont College. El grupo está siendo sometido a prueba en la actualidad por un eminente psiquiatra en el sur del estado y por un físico en la Universidad de California en Santa Bárbara, con resultados sorprendentes.

Joyce Partise es considerada una de las mejores lectoras psíquicas. Por ende, si sus alarmantes impresiones son ciertas, deben ser sustanciadas por eventos que toman lugar ahora mismo y abiertamente en California, Oregón, Florida y Pennsylvania. Antes de examinar los datos, presentamos el resto de la sorprendente lectura:

“En Oregón ya ha habido avistamientos de plativolos y esas cosas peludas”, prosigue Joyce. “Los granjeros han perdido ovejas, están raptando animales y .. ¡por Dios! Ha desparecido una pareja de niños pequeños. Estoy viendo el nombre John…¿qué significará? Veo gente reunida, asustada y rezando. Algunos creen que es algo espiritual, esas naves que vienen del cielo. Algunos creen que es la segunda venida de Cristo, pero…¡que Dios los ayude!"


“El hombre simio – hay una civilización de miles de ellos – da miedo al verlo pero es inteligente. Sus ojos son sumamente sensibles a la luz por vivir bajo la tierra. Es como si fuesen de otra civilización que ha mutado por la radiación. Esto ha alterado sus cerebros y ahora pueden comunicarse con los del espacio. Lo triste es que los alienígenas los usan como mano de obra, como obreros, pero no puedo ver lo que fabrican.

“Estos túneles parecen ser su vivienda. Los han excavado. Creo que pueden extenderse hasta California. Ahora estoy dentro de una de sus naves, pero es como un submarino. Veo un laboratorio con animalitos en jaulas y muestras de piedras, minerales y tierra. Tienen uno de estos hombres simios en una gran jaula y no le gusta estar preso. Gruñe y golpea contra los barrotes. Intentan controlarlo, como un robot. Sí, este hombre simio es mejor trabajador que nosotros.”


Joyce Partise no lee ciencia ficción “porque le aburre” y no sabe nada en absoluto sobre la historia o los desarrollos recientes en la búsqueda de los sasquatch. Finalizó su lectura de este modo: “Estos alienígenas están desesperados. Algo sucede con su planeta y se preparan para el momento en que tendrán que marcharse. Deben encontrar otro sitio para vivir y ahora analizan nuestro mundo con la ayuda de los seres peludos, y quieren adueñarse de él”.

Lo más sorprendente es la evidencia que se acumula para respaldar la predicción de Joyce.





El 7 de marzo de 1974, el niño Nick Wells de 13 años de edad se dirigía al colegio en Florence, un pueblo pequeño en el sur de Portland cerca de la costa de Oregón. Desde los arbustos al lado del camino pudo escuchar un rugido con sonidos fuertes. El chico miró en esa dirección y pudo ver como salía un ser de facciones peludas.

“Aquella cosa parpadeaba sus ojos en mi dirección y movía la cabeza”, afirma Wells. “¡Su cabeza era más grande que una pelota de baloncesto!”

La criatura, con más de dos metros de alto y un tanto jorobada, tenía pelo ralo sobre sus facciones, labios gruesos, y apestaba a pescado podrido. Wells está seguro de que no se trataba de un oso, puesto que carecía de hocico. Los investigadores que acudieron a la escena dijeron que las enormes huellas y los montones de ostiones recién abiertos respaldaban la narración de Wells.

Más temprano ese mismo día, en una comunidad aledaña, la Sra. E. Tucker miró por la ventana de su recamara poco después de las 6 a.m. y vio un objeto brillante y rectangular en el cielo, comunicando el avistamiento posteriormente a la oficina del comisario.

Menos de una semana después, en la comunidad costanera de Newport, directamente al norte de Florence, dos trabajadores en un aserradero afirmaron haber visto un platillo volador sobre el mar pocos minutos después de las 7 a.m... Este objeto, descrito como más brillante que la luna y cilíndrico, se sumergió directamente en el mar.

Oregón ha padecido una plaga de OVNIS y sasquatch desde hace años. Es el lugar donde se tomó la famosa foto del ovni de McMinnville en 1950 – fotos que aún no han sido descartadas del todo.

Hace algunos años, el cazador Peter Byrne de The Dalles, Oregon, recibió un subsidio de USD $50,000 de la Federación Nacional de la Vida Silvestre para rastrear a los sasquatch en esa zona – una bonita cantidad de dinero que no se otorgaría sin buen motivo. Un vistazo a la topografía del estado indica que es un lugar lógico para actividades alienígenas subrepticias. Lindando con el Océano Pacifico por el oeste, la cordillera de las Cascadas (Cascade Mountains) se extienden del norte al sur del estado. Sería posible ocultar ejércitos enteros en los espesos bosques que cubren casi 50% de la zona. Ciertamente la actividad subterránea no sería detectada dentro de los tubos de lava, desfiladeros profundos, millas de cavernas sin explorar y corrientes subterráneas. Suceden aún más cosas que acreditan la predicción – cosa que debería alarmar a las autoridades.
Justo afuera de la zona de Portland se encuentra la aldea de Camas, Washington, donde la policía local se ha quedado perpleja ante la misteriosa oleada de matanzas de perros en el refugio local. Los trabajadores del refugio de animales hallaron el primer perro muerto el 30 de marzo de 1974. Su cabeza había sido separada del tronco sin señales de haber sido devorada por una bestia feroz. La cerca que rodeaba el complejo era los suficientemente alta como para impedir la entrada de depredadores.
El 2 de abril aparecieron cuatro cadáveres caninos más, despachados de la misma forma, con sus cabezas desgarradas y sus cerebros extraídos con precisión casi quirúrgica. El octavo cadáver apareció al día siguiente, mutilado en la misma forma precisa. El perro ha desempeñado un papel significativo en la historia del fenómeno OVNI y en cientos de avistamientos recientes de sasquatch, en donde los seres gigantes raptan al perro. Los caninos que han logrado escaparse vuelven a sus hogares desgarrados y sangrantes.

Mientras que las tradiciones ovni están repletas de mutilaciones y secuestros de animales, el interés de los visitantes alienígenas reside en la capacidad de aprendizaje del perro, lo que representa una clave importante. Examinemos primero la evidencia que respalda la predicción de la invasión extraterrestre y la manera en que los sasquatch realizan las labores preliminares.

La cordillera de las Cascadas se extiende hasta Canadá, abriéndose paso entre el estado de Washington. Entre Portland, Oregón y Tacoma, Washington se halla el Monte St. Helens, con una elevación de 10,000 pies. El cazador y escritor John Green comenta sobre un diario redactado en 1847 por Paul Kane, el pintor: “Esta montaña (St. Helens) nunca ha sido visitada por los blancos ni por los indios. Estos últimos afirman que está habitada por una raza de seres de otra especie que son caníbales, y que causan gran azoro entre los indios…”



La montaña siempre figura en los encuentros con los sasquatch. En julio de 1924, un grupo de mineros afirmó que su cabaña había sido atacada por seres simiescos. En 1963, varios niños exploradores quedaron horrorizados por lo que llamaron “el hombre mono”. Aún hoy se siguen hallando pisadas de grandes dimensiones en la zona.

Justo al sureste de Tacoma se yergue el Mt. Rainier, donde Kenneth Arnold tuvo su avistamiento de nueve discos voladores en 1947, popularizando los “platillos” desde entonces. El Mt. Rainier también ha tenido sus incidentes con los sasquatch, remontándose desde el siglo XIX a julio de 1970, cuando dos senderistas vieron como un ser peludo, pesado, de ocho pies de estatura salía de entre la maleza y cruzaba el sendero.

La documentación cabal de Green no deja dudas de que estos seres humanoides han estado con nosotros durante mucho tiempo y tienen la movilidad que les permite cruzar cordilleras en los estados el oeste como si fuesen autopistas. ¿Será posible, acaso, que tengan acceso a ciudades mediante túneles subterráneos y transportación mediante naves acuáticas extraterrestres?
¿Qué hacía un sasquatch en el condado de King – entre Tacoma y Seattle – la tarde del 9 de junio de 1974, cuando Tony McClennan detuvo su camioneta para investigar lo que creyó pudo ser un perro herido? McClennan no pensó que se trataba de un perro una vez que la criatura peluda, de rostro plano y sin hocico, ojos rojos y brazos alargados se incorporó sobre dos patas a una estatura de ocho pies. Los investigadores de la policía descubrieron lo que parecía ser un camino recién hecho entre la maleza local, con hebras de pelos de cuatro pulgadas de largo adheridas a la vegetación local.

En Tacoma, Washington, Steven Johnson del periódico Seattle Post-Intelligencer reportó una curiosidad en el patio de un vecino. Su nota de prensa en junio de 1974, con el titular “Vecino cansado de la “cosa” en el agujero”, y relata la existencia de un agujero en el patio de la casa de un tal James Johnson – un agujero que es imposible de llenar. El agujero ha sido una fuente de jaquecas para el barrio desde 1920, cuando los antiguos propietarios arrojaron bloques de mármol al agujero, aparentemente sin fondo, y “una explosión expulsó todo el material”. El dueño quedó tan asustado que no tardó en mudarse. Otro propietario afirmó que su padre había bajado una cubeta y una soga al pozo en 1922 y que “algo” le arrancó la cubeta de las manos.
En fechas recientes, la familia Johnson llenó el agujero con 164 neumáticos viejos y otros escombros, pero el agujero “se los chupó”. Se han propuesto varias teorías a modo de explicación. Podría tratarse de un pozo petrolero abandonado, un sistema empleado para el almacenamiento subterráneo de agua, un sepulcro indígena o una abertura que conduce al sistema de túneles utilizado para transportar obreros chinos a distintas partes del estado.

Al sureste de Tacoma se encuentra la reserva de la nación indígena de Yakima. Mientras que la reserva tiene una superficie de un millón de acres, un segmento de 40 millas de ancho y 70 millas de largo resulta de interés particular, adosado a la cordillera de las Cascadas. La cima volcánica del Monte Adams domina los cielos. Se trata de una zona de desfiladeros y bosques que dan lugar a regiones arables con granjas. Se piensa que la zona pudo haber sido un lago gigantesco o mar interno en la antigüedad, pero el valle está vedado al público y se requieren permisos especiales para entrar.
Los incidentes OVNI-sasquatch comenzaron hace más de ocho años y tal vez mucho antes, si prestamos atención a las leyendas de los yakima. Para 1971, la actividad había aumentado a tal extremo que Willard J. Vogel, Oficial de Control de Incendios, necesitaba una opinión científica. Dirigió una carta el 25 de noviembre de 1971 al Dr. J. Allen Hynek, director del departamento de astronomía de la universidad de Northwestern y director de UFO Central. Vogel escribió: “No soy de esas personas que ve un platillo volador en cada objeto no identificado que surca los cielos.” La extensa investigación, documentación y fotografías de los extraños fenómenos que plagaban la zona convencieron a Hynek que una investigación a fondo era esencial. Mientras que muchas personas de buena reputación han dado parte sobre los avistamientos, incluyendo agentes del orden público, era impresionante que los vigilantes contra fuegos forestales figuraran entre los testigos principales.
En agosto de 1972, el ingeniero David Akers fue enviado a la reserva de los yakima para observar detenidamente la actividad OVNI. Vino equipado con cámaras y equipo electrónico especial para detectar radiación nuclear e infrarroja. El científico pudo ver dos ovnis la a primera noche de haber llegado a una zona de actividad intensa conocida como Toppenish Ridge.
“Eran redondos, con un resplandor rojizo-anaranjado y parpadeantes”, dijo Akers. “Se movían independientemente, trazando círculos entre sí. No puedo explicar lo que he visto en términos normales”.

La documentación recopilada de objetos con forma de campana, naves resplandecientes como estrobos, y fuegos en tierra que repentinamente se elevaban al aire antes de desaparecer, llenaría volúmenes. Pero pertinentes a este artículo son los indicios de la actividad OVNI-sasquatch bajo tierra que percibió Joyce Partise, y sólo se hará mención de los más recientes.
Dorothea Strum, integrante del personal forestal, trabaja sobre un pico rocoso a 4,180 pies de alto en Saltus Lookout. A sus pies hay varios desfiladeros densamente poblados de árboles. Ha informado a Bill Vogel que durante los últimos dos años ha podido escuchar una resonancia sorda que proviene del subsuelo debajo de su puesto de vigilancia. Pensó que tal vez era un volcán durmiente. Describió el sonido como “el de un camión que transporta madera cuesta arriba, pero sin nunca llegar a la cima”. Estos sonidos iban acompañados por un sonido de alta frecuencia que hería los oídos. Otro trabajador había afirmado que nunca jamás volvería a trabajar en el Satus Lookout.

Desde dos puestos de vigilancia distintos se han observado “resplandores” en lo profundo de los desfiladeros prohibidos y oscuros – luces que tienen el aspecto de “una pequeña ciudad en la noche, brillando en la oscuridad”. Pero esta zona no es accesible ni a pie ni con vehículos.

Hace poco tiempo, la vigía en Satus Lookout, revisando cualquier “humo” que pudo haber resultado de fogatas nocturnas, pudo ver un objeto redondo y brillante que se cernía sobre el suelo a poca distancia. Mientras que lo miraba, dos objetos más pequeños y parecidos se acercaron al más grande y se internaron en él o fueron absorbidos por el mismo. La nave más grande se alejó lentamente, desapareciendo más allá de la cordillera.

El 21 de junio de 1974 se observó un destello de luz brillante en la dirección del volcán Mt. Adams. Se produjo en horas de la madrugada y Dorothea Storm agarró sus prismáticos, pero la luz ya se había desvanecido. Pocas horas después, sentada en su mesa y mirando en la misma dirección, pudo ver un objeto fusiforme y plateado, volando a baja altura, casi al ras de las copas de los árboles. El objeto se perdió de vista en el desfiladero profundo conocido como el Middle Fork de Toppenish Creek. La vigía siguió mirando, pero la nave no volvió a aparecer.
La vigía en el puesto de observación Sopelia había informado que en la segunda mitad de 1972, un objeto con forma de cohete había volado directamente hacia ella. Esto fue particularmente intrigante, ya que se había concentrado en la zona sin haber visto nada entrar.

El oficial Vogel, destacado en la reserva por más de 21 años, no es muy dado a especular. Su manejo, anotación y notificación competente de la oleada – casi epidemia – de ovnis atestiguada por él y su plantilla se ha realizado con precisión casi científica. Vogel se ha preguntado a menudo si existen cavernas subterráneas en la zona que están siendo utilizadas en secreto por los OVNIS.

“El arroyo Dry Creek, que fluye en los desfiladeros profundos al sur de Satus Lookout, desaparece bajo tierra mientras que fluye hacia el este,” declaró Vogel. “Las truchas marcadas y colocadas en la parte superior del arrojo han sido pescadas en los dos lagos que se encuentran en el fondo de la ladera norte de Toppenish Ridge. Se trata de la misma zona general en que se han dado tantos avistamientos, y los mismos desfiladeros en que los vigías han observado la salida de misteriosas luces brillantes”.

¿Qué han estado haciendo los sasquatch en esta zona. Mientras que los nativos yakima no son muy dados a hablar sobre sus experiencias con los extraños seres que han encontrado, se han filtrado muchos informes, coincidiendo dramáticamente con el aumento en la actividad ovni. Uno de estos informes tiene que ver con dos jóvenes yakima, de cacería en el núcleo de la reserva, y quienes detuvieron su camioneta para estirar las piernas.
Parados a lado de la camioneta, pudieron escuchar el sonido de algo de gran tamaño corriendo hacia ellos a lo largo de un camino de gravilla. La criatura simiesca ya casi estaba sobre ellos cuando alcanzaron a distinguirla en la oscuridad. Estremecidos por “aquella cosa”, se metieron en la camioneta y salieron a toda velocidad. “Aquella cosa” casi consiguió agarrarles momentos antes de acelerar.

En 1973, durante otra oleada de avistamientos ovni en la zona, un ranchero contempló horrorizado la forma en que un ser grande, peludo y apestoso se acercaba a su campamento ganadero, aparentemente siguiendo a sus perros. El hombre vio como la criatura se detuvo al margen de la fogata, mirando al hombre y los perros por varios minutos. Los animales estaban paralizados de susto. El sasquatch dio la vuelta y se internó de nuevo en la maleza y la oscuridad. EL ranchero dijo que el olor nauseabundo de la criatura estuvo muy presente durante varios días.

Una señora que regentaba un estanco en la reserva informó a Bill Vogel de un incidente que había tomado lugar algunos años antes, cuando vivía cerca de Toppenish Ridge. Eran las 10 p.m. y la mujer comenzaba a sentirse inquieta, percibiendo que algo la miraba. Al mirar hacia la ventana, pudo ver que un enorme ser peludo miraba desde el otro lado del cristal. Sus gritos alertaron a su marido, que dormía en el sofá. El horrendo rostro en la ventana desaparición. Con rifle y linterna, el hombre salió de la casa para encontrar enormes huellas que iban desde la ventana, cruzando el patio, y se perdían en la maleza.
El sur de California también ha tendido sus incidentes con sasquatch, OVNIS, animales y extraños eventos subterráneos. Uno de los más significativos ocurrió en abril de 1973, cuando los estudiantes Willie Roemermann, Richard Engles y Brian Goldojarb acamparon en las montañas de San Gabriel al extremo oeste del gran desierto de Mojave. Los tres eran aficionados a las actividades al aire libre y acostumbrado a las molestias de dormir sobre terreno duro con el llanto de los coyotes llenado la noche. Pero algo hacía sentir incómodo a Willie. Willie sabía que su nivel auditivo era superior a lo normal, pero lo que escuchaba no era precisamente un sonido, sino algo que se podía sentir sin explicar.
Tras discutir con sus amigos por algunos momentos, Willie agarró la mochila y se dirigió al camión, amenazando con abandonar a sus compañeros. Richie y Brian no tuvieron más remedio que acompañarlo. Empaquetaron sus útiles y se subieron a la plataforma del camión de Willie, desplazándose por el desfiladero a 20 millas por hora. Fue entonces que Willie creyó estar viendo una figura increíblemente alta al borde del camino, pero la figura se fusionó con las sombras de los árboles.
Los otros dos muchachos, con sus espaldas a la cabina del camión, pensaron que era su imaginación. Pero vieron como una figura gigantesca salía de las sombras, corriendo a la misma velocidad que el camión, persiguiendo el vehículo cuesta abajo. La figura corría con un brazo suelto mientras que el otro estaba inmóvil, como si estuviese cargando algo. No podían escuchar sonido alguno – solo ver una figura humanoide con estatura estimada de 11 pies de alto (3 metros), claramente enmarcada en la luz de la luna llena. Después de 30 segundos, la figura cortó por la carreta, perdiéndose en los matorrales.
Cuando comunicaron su avistamiento al departamento del comisario de Lancaster, los alguaciles les informaron que otros excursionistas habían dado parte de eventos similares durante la misma semana. Al día siguiente, se hallaron huellas de tres dedos que median 18 pulgadas de largo, incrustadas en el suelo duro de la región, indicando un peso corporal muy superior al de un hombre normal.

Tal vez el aspecto más raro de este avistamiento saldría a la luz meses después. Los muchachos siguieron acampando en el bosque siempre que conseguían la oportunidad, esperando ver “aquello” de nuevo. El UFO Research Institute (UFORI) en Redondo Beach, California había sido contratado para realizar una evaluación científica. La única huella real a lo que de otro modo hubiese sido clasificada como un encuentro no relacionado con un sasquatch residía en la extraña sensación experimentada por Willie Roemermann antes del incidente.

Luego de un extenso trabajo de campo en la zona del campamento, UFORI descubrió el sonido de maquinaria, y sonidos comparables al de una central hidroeléctrica, proviniendo del subsuelo del bosque. Estos sonidos estaban más allá del nivel auditivo convencional – salvo por el don de Willie – y solo pudieron ser captados con micrófonos especiales colocados directamente sobre el suelo.

Cerca del campamento abandonado existe una mina de plata abandonada que corta a través de la montaña. Un extremo de la mina ha sido cegado por aludes y el otro dinamitado por personal forestal para proteger a los exploradores contra los derrumbes. Se ha detectado el sonido de maquinaria en funcionamiento proviniendo del interior de la mina, e inspecciones realizadas en el radio de la zona no descubrieron maquinaria en servicio después de las 11 de la noche.
Pocos meses después del encuentro de los estudiantes con el sasquatch, los vecinos de Big Bear Lake, en el borde este de la misma cordillera, experimentaron 30 avistamientos ovni en tres semanas. Curiosamente, el interés de los alienígenas parece haberse concentrado en zoológico.

A finales de 1973, dos chicas adolescentes cabalgaban a lo largo de un sendero adyacente al Griffith Park Zoo de Los Ángeles cuando fueron aterrorizadas por un enorme objeto con forma de pelota de futbol americano. El objeto se cernió sobre ellas por algunos minutos, con luces parpadeantes de color rojo-anaranjado. Los caballos temblaron de forma descontrolada por horas, espumando como si alguien les hubiera administrado latigazos.

Debemos formular la pregunta: ¿para qué observar animales enjaulados y domesticados, con el riesgo de la detección, cuando la misma vida silvestre corre libre en partes despobladas del mundo? ¿Y a qué se debe el interés en el mejor amigo del hombre? Si los extraterrestres quisieran examinar la anatomía del perro, serían capaces de conseguir este propósito secuestrando animales realengos. ¿Por qué prefieren a los perros que han sido criados con amor y mimo desde cachorros, perros que considerados por sus amos como miembros de la familia?

Linda Folkhard-Stengel, investigadora especializada en asuntos relacionados con la muerte, ha declarado: “Cuando se toman en cuenta las actividades de aprendizaje de todos los animales domesticados, sólo el perro ha desarrollado una religión. El dios percibe a su amo como dios. Le ama, le adora y le teme, según el tratamiento que se le haya dado. Acondicionado desde cachorro a reaccionar con personas, el perro queda totalmente dependiente de los seres humanos. No solo hemos intervenido con su genética, sino que hemos transferido su alianza natural a sus congéneres hacia el humano que le mima y alimenta”.
Por consiguiente, a la luz de lo visto por Joyce Partise, ¿qué sería más factible para un estudio extraterrestre que la relación entre el perro domesticado y “su dios”, si se quiere saber la forma en que pueden acondicionar a los humanos a aceptarlos como dioses del espacio? Esto explicaría también su interés en los animales enjaulados en el zoológico, que ahora dependen totalmente del hombre para su alimentación y bienestar.

¿Es pura coincidencia o son estos los componentes para una invasión? Tomemos en cuenta la teoría de Otto Binder en el ejemplar de primera 1974 de UFO Report, afirmando que las cavernas inexploradas, las cuevas costaneras en el mar, y los túneles naturales formados por la actividad natural pueden ser guaridas para los OVNIS, sus ocupantes, y los sasquatch.

“Sigo recibiendo el nombre John..¿qué podrá significar?” preguntaba la psíquica durante su lectura del sobre sellado.
Dos hombres llamados John vienen a la mente, y en ambos casos, el significado es de mal agüero. EL primero es el Juan bíblico, autor del Apocalipsis, vidente de eventos sobrenaturales y criaturas inmundas que se abalanzarían sobre la tierra en los últimos días.

El otro es John Day, un explorador que atravesó Oregón en 1811. Él y sus compañeros fueron traicionados por los indios y abandonados en el bosque, desnudos y sin rifles. Fueron hallados semanas después, casi desquiciados. Se ha perpetuado su nombre en una pequeña aldea, un rio, y una represa cercana a The Dalles, donde irónicamente reside Peter Byrne, el cazador de los sasquatch.

¿Hay algo que se puede hacer para evitar este intento por apoderarse de nuestro mundo? Desde el principio, la información sobre el tema será nuestro mejor armamento. Es de esperarse que los investigadores ovni, los cazadores de los sasquatch y los exploradores de cavernas estén a la expectativa de cualquier evidencia pueda confirmar todo esto. Los lectores de UFO Report están invitados a comunicarse con la que escribe si han tenido experiencias que puedan contribuir a la investigación.
Aún nos queda tiempo. Según Joyce Partise, el primer aterrizaje será en Portland, Oregón, en un futuro no muy lejano.

[© 2013 Traducción de Scott Corrales para Arcana Mundi
]

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