Monday, February 11, 2019

Alta extrañeza: alaridos en la oscuridad y otros misterios



Alaridos en la oscuridad y otros misterios
Por Scott Corrales © 2019 © 2005

En el 2017, un usuario del portal electrónico Reddit compartió una experiencia personal sumamente extraña con los lectores de dicho grupo. Según su relato, había emprendido un extenso viaje de un extremo de los Estados Unidos al otro, deteniéndose en el poblado de West Yellowstone, justo a las afueras del mundialmente conocido parque natural. Dos parejas se alojaron en un hotel local - el testigo y su prometida, y los padres del testigo. Decididos a madrugar y explorar el bosque, los cuatro se acostaron temprano con la expectativa de ver las actividades matutinas de la fauna silvestre.

"A eso de las cuatro y cuarenta y cinco de la madrugada," escribe el testigo, "sentí golpes sordos contra la puerta de la habitación, llanto y gritos. Me levanté sobresaltado pensando que había ocurrido alguna desgracia. Abrí la puerta y era mi madre en un estado de pánico total, diciendo que podía escuchar a alguien gritando - una mujer que daba gritos".

Acto seguido, el testigo fue capaz de oír los extraños alaridos que provenían del exterior. Su madre le dijo que había transcurrido media hora desde la primera instancia del suceso, y que había tratado de llamar a la policía, pero las habitaciones carecían de teléfono y sus móviles no captaban ninguna señal de torres celulares.

"Escuchamos los alaridos por unos diez minutos más y nos dimos cuenta de que no era un pedido de socorro. Jamás se pronunciaron palabras, sencillamente los alaridos." El testigo pensó que pudo haberse tratado de un zorro dando voces, pero justo entonces se personó un agente de la policía, preguntando de manera ruda que qué estaban haciendo y por qué estaban despiertos a esa hora. Le explicaron el misterio de los gritos, y en ese instante otra voz desgarradora se pudo oír en las afueras. El policía lo escuchó, regresó a su patrulla y salió a la carrera hacia el centro del pueblo.

La familia no permitió que el perturbador evento afectara su visita al parque Yellowstone. Luego de pasar el día al amparo de la naturaleza, regresaron al poblado y pasaron por la oficina del comisario para preguntar si se habían realizado pesquisas sobre el asunto. Se les dijo con cortesía y firmeza que "tan solo habían escuchado los gritos de una borracha peleando con su amante" y que no debían prestarle más importancia al tema.

Pero el testigo se negó a aceptar la respuesta, y sometió su consulta a los lectores para ver si alguien podía darle una respuesta. Los escépticos repitieron la posibilidad de que pudiera tratarse de uno de los animales del bosque (zorros, nutrias, martas pescadoras, lobeznos) mientras que otros se aventuraron a conjeturar sobre 'trotapieles' nativos que imitan las voces de niños y mujeres para atraer a sus víctimas.

No se obtuvo respuesta, pero el fenómeno no se limita al bosque Yellowstone...

Pocas son las cosas que pueden desgarrar la serenidad de un ser humano como puede lograrlo un buen grito: ya sea el chillido de un niño o el alarido de una actriz de película de horror. El grito activa nuestros sentidos, inunda nuestros cuerpos de adrenalina y nos prepara -- desde las milenarias cavernas de nuestros antepasados -- a luchar o escapar de la posible amenaza, a la misma vez que activa en nosotros el ánimo de socorrer a la persona que grita.

A mediados de los 1970 circulaba un disco muy interesante sobre el fenómeno ovni--una serie de charlas por un ufólogo llamado Will Jima y cuya portada era mucho más interesante que su contenido, como suele suceder. La poderosa carátula del elepé - que presentamos en este párrafo - mostraba una escena nocturna típicamente estadounidense con un platívolo aterrizado y un hombre siendo arrastrado hacia el vehículo desconocido por dos seres rarísimos. La ilustración no dejaba lugar a dudas de que el hombre era llevado hacia el objeto contra su voluntad y muy a su pesar. Era como si el eslogan publicitario de la película Alien (1979) "En el espacio no hay quien te oiga gritar" hubiese sido adaptado al fenómeno ovni.



La ciencia-ficción, desde su incepción, ha hecho que los gritos sean inseparables del celuloide: gritos al ver al extraterrestre, gritos al ver el monstruo, pero ¿qué sucede cuando los escalofriantes alaridos se producen aquí y ahora, y están relacionados con el fenómeno de los OVNI?


Los alaridos de Thousand Oaks

Los lectores de Arcana Mundi me perdonarán por presentar este “refrito”, que apareció originalmente en el 2005 en uno de nuestros primeros números, abordando nuevamente el tema de los misteriosos gritos que se escuchan en ciertas ocasiones en relación con los avistamientos ovni.

A fines de enero de 2007 recibimos un trabajo del destacado investigador canadiense Brian Vike que recogía un caso sumamente curioso en el que figuran estos extraños "gritos en la oscuridad", ocurrido en la californiana localidad de Thousand Oaks dos noches seguidas en el mes de noviembre de 1975. El testigo anónimo, cuyo nombre figura en los archivos de la organización HBCC, vivía en una nueva urbanización en Thousand Oaks. La casa de los protagonistas estaba situada en una calle cerrada a cierta altura en un pastizal de caballos, siendo la única vivienda en el lado sur de la calle.

Entre las siete y las ocho de la noche, el testigo, su hermano y varios amigos estaban en el camino de entrada de la casa tocando la guitarra cuando percibieron una luz azul, del tamaño de una pelota de baloncesto, que se desplazó a velocidad vertiginosa sobre sus cabezas. A pesar de la extrañeza del evento, los chicos hicieron caso omiso y siguieron enfrascados en sus actividades.

Mas tarde aquella noche, el testigo y sus familiares estaban viendo televisión con la ventana abierta a eso de las 10 de la noche. En un momento determinado, el hermano del testigo le pidió que bajara el volumen del aparato porque creía haber escuchado un grito en la distancia, proveniente de las colinas hacia el noreste. Los presentes en la habitación intercambiaron miradas sorprendidas, escuchando los gritos que parecían desvanecerse. A la noche siguiente se repitió el fenómeno a las 7 de la noche - todos los presentes pudieron escuchar el grito con gran claridad.

El testigo informo a Brian Vike que la naturaleza del grito o alarido era claramente desagradable: el sonido no era "mitad humano, mitad animal" e igualmente podía ser una expresión de dolor o de miedo.

En cierto momento, el testigo y sus familiares pudieron escuchar un grito desgarrador cuyo punto de origen estaba cerca de un poste de teléfono a una distancia aproximada de 50 yardas. El grito se repitió y los familiares salieron a ver lo que pasaba. Al abrir la puerta del garaje, el testigo, su padre y su hermano salieron de la casa y pudieron escuchar el grito de nuevo a la orilla de los predios, cerca de una zanja de drenaje. El grito de repitió y en esta ocasión fue "estruendoso", haciendo que los hombres reaccionaran.

El padre y el hermano del testigo le preguntaron si había visto "bolas de fuego", porque ambos habían presenciado dos bólidos azules que hicieron que "aquello" gritara. Comenta el testigo que esta fue la única vez en su vida que había visto a su padre presa del miedo. El hombre decidió que aquello ya era suficiente y era hora de dar parte a las autoridades sobre el asunto de los gritos en Thousand Oaks. La patrulla llegó poco después y un agente de la uniformada realizó una investigación somera del asunto antes de irse. Poco antes de la media noche, el grito se repitió. Los jóvenes de la familia subieron al segundo piso de la casa para mirar por una ventana, escuchando otro grito sonoro que fue seguido por un "bip" electrónico. Una de las mujeres presentes exclamo que sentía que algo "le estaba insertando una aguja en el ombligo", y poco después se produjo un fuerte destello de luz dentro de la casa. Siempre según el testigo, los gritos se dejaron sentir varias veces desde sus puntos de emisión originales sobre los postes telefónicos.

Al día siguiente, el testigo subió la colina para investigar y consiguió ver dos manifestaciones circulares en la tierra que median unos ocho pies en diámetro. Una vecina dijo haber visto una luz brillante cerniéndose sobre la colina al este de la casa del testigo.

El incidente de los gritos y extrañas luces tuvo secuelas físicas. Uno de los perros de la familia "perdió el control de su sistema nervioso" a las pocas semanas y tuvo que ser sacrificado; el otro experimento ceguera y también fue sacrificado a las pocas semanas. El padre del testigo comenzó a envejecer aceleradamente después de la extraña experiencia y murió de un paro cardiaco en 1977. A los pocos meses del incidente, la mujer del testigo dio a luz una hija que perdió sus dientes de leche a una edad temprana y sus dientes adultos afloraron, aunque los perdió a los doce años de edad y enseguida comenzó a producir una tercera dentadura.


Gritos sobre Texas

Las vigilias OVNI suelen ser eventos bastante alegres en los que se dan cita los estudiosos y aquellos que sencillamente desean ver uno de los misterios más inquietantes de nuestro tiempo. Pero nada prepararía a un padre e hijo del estado de Texas (EUA) para lo les tocaría vivir a mediados del mes de junio en 1998.

El padre, que sólo fue identificado como "Pappie" pero cuyo nombre tenía las iniciales "D.M.", informó a los investigadores que se ocuparon de su caso que a las 20:30 horas del 14 de junio se encontraba haciendo una vigilia con si hijo en las cercanías del pueblo de Leander, cuarenta kilómetros al noroeste de la ciudad de Austin, la capital del estado. "Pappie" y su hijo habían estacionado su camioneta a la orilla de un camino vecinal que ascendía la cuesta de una colina, desde la cual les era posible ver no sólo la espléndida tarde de verano sino también la región circundante.

Cuál sería el asombro de los testigos al ver dos luces en el cielo acercarse a su posición. Según el testimonio del padre, las luces se desplazaban a una velocidad constante pero seguían derroteros distintos--una hacia el suroeste y la otra hacia el sur, pudiendo ser vista a distancias considerables. "Las luces volaban demasiado bajo para ser satélites", aclaró el testigo.

En cuestión de minutos, un fogonazo de luz azulada iluminó el fondo de un valle contiguo a la colina, cubriendo una zona cuyo tamaño estimaron los testigos como el de un campo de fútbol americano.

Mientras que el cociente de alta extrañeza aumentaba, padre e hijo afirmaron haber escuchado un sonido sumamente extraño que emanaba desde el fondo boscoso del valle que dominaba su colina. "Acto seguido", explicó "Pappy", escuchamos un grito que provenía de la zona boscosa al suroeste de la colina. En cuestión de cuatro segundos, nos fue posible escucharla desde el suroeste. Ningún ser humano pudo haberse desplazado semejante distancia en ese espacio de tiempo.

Ni "Pappie" ni su hijo pudieron reconocer el grito como el de un animal conocido, como lo sería un gato montés. La vocalización sonaba extrañamente humana...

Alaridos desgarradores


Hay casos en la que la presencia del fenómeno OVNI no se pone de manifiesto. El 20 de abril de 1905, la señora Rose Bushnell de la ciudad de South Fork, California (EUA) tuvo una experiencia aterradora: sentada en la compañía de sus padres, su hermana, abuelos y varios primos y amigos, Rose contó que los presentes escucharon los gritos de una multitud de hombres, mujeres y niños que provenían del cielo azulado directamente por encima de su casa. Según Rose, "los gritos parecían provenir de una distancia muy lejana, disipándose por unos cuantos minutos y regresando posteriormente con mayor volumen.

Los terribles y desgarradores gritos duraron por un espacio de quince minutos, poniéndoles el pelo de punta a los miembros y amigos de la familia Bushnell. Agregó Rose que "las mujeres, hombres y niños gritaban juntos, como si padeciesen un dolor terrible. No hay palabras que puedan describir estos horribles sonidos, que aún reverberan en mi mente."
La entrevista con la señora Bell figura en el libro Strange Disappearances (Desapariciones Extrañas) de Brad Steiger, y el veterano investigador y autor trató de vincularlos con los posibles "bolsillos en el tiempo y el espacio" en que pudiesen haber caído los cientos o tal vez miles de personas que han desaparecido a lo largo de los tiempos: una especie de limbo viajante que puede absorber a los desventurados y condenarlos a la inexistencia por el resto de la eternidad. Otros investigadores más religiosos tal vez intentarían vincular este extrañísimo fenómeno en el sur de California al comienzo del s. XX con la existencia del infierno como lugar de castigo para los impíos, pero no podemos evitar la tentación de invocar la presencia de los llamados "ovnis invisibles" cuya presencia se viene describiendo desde los comienzos de la fase moderna del fenómeno ovni hace 50 años. No sería descabellado visualizar desapariciones en masa de seres humanos por obra de fuerzas extrañas, y cabe señalar que el año 1905 fue uno de fenómenos de alta extrañeza en distintas partes del mundo. "El invierno del temor" documentado por Charles Fort en sus obras dejaba paralizada a Inglaterra mientras que los Estados Unidos vivían las últimas manifestaciones de los misteriosos dirigibles o "airships" que tanta sensación causaron en su momento.

Un fraude estremecedor

Uno de los casos más extraños de su momento--durante la época dorada del fenómeno OVNI en la década de los setenta--se produjo el 6 de agosto de 1977 en el poblado de Pelham, Georgia (EUA). Tom Dawson, un comerciante de automóviles de segunda mano de 63 años de edad que vivía en un estacionamiento de remolques, había salido a pasear a sus dos perros y a visitar vecinos como solía hacer en sus días de asueto. Posteriormente, Dawson cruzaría un prado lleno de vacas para llegar a un pequeño lago donde acostumbraba a practicar la pesca.

Justo al internarse en el prado, el testigo contó que un objeto "brillante y circular" salió del cielo para quedar suspendido casi directamente frente a él, suspendido a un metro del suelo. Dawson dijo haber se quedado paralizado--fenómeno que afectó no sólo a sus dos perros, sino a las treinta o más vacas que ocupaban el prado.

Cinco seres humanoides--tres varones y dos hembras--salieron del objeto a través de una escotilla. Los seres tenían la tez pálida, narices afiladas y orejas puntiagudas. Dos de ellos estaban totalmente desnudos y sus cuerpos carecían absolutamente de vello.

Sin dirigirle la palabra, el líder de los extrahumanos colocó una especie de gorro sobre la cabeza de Dawson para administrarle lo que parecía ser un examen físico. El "gorro" tenía varios cuadrantes y luces, y alambres conectados a un dispositivo parecido a un anillo.

La experiencia descrita por Dawson no pasaría de ser una experiencia de contacto bastante normal, dentro de lo que cabe, para aquella época, de no ser por el siguiente detalle alucinante: el vendedor de autos usados afirmó haber escuchado una voz humana que gritaba desde el interior de platívolo: ¡Yo soy Jimmy Hoffa! ¡Yo soy Jimmy Hoffa! hasta que el grito fue interrumpido repentinamente, "como si alguien hubiera tapado la boca del que gritaba con la mano".

Llegado este momento es necesario hacer un paréntesis para explicar a quién correspondía del que gritaba. Un año antes, Jimmy Hoffa, poderoso líder sindicalista estadounidense, había desaparecido misteriosamente poco antes de entrar a un restaurante de comidas rápidas. Su desaparición había conmovido al país entero, amén de dar pie a toda clase de teorías conspirativas. ¿Había descubierto Tom Dawson el paradero del sindicalista?

Jamás llegaría a saberlo. El examen físico que le practicaron los alienígenas acabó repentinamente. Acto seguido, los humanoides volvieron a ingresar en su ingenio volador y el objeto ascendió a una altura de 75 pies antes de desaparecer por completo. La extraña parálisis que aquejaba al humano, a los perros y el ganado dejó de surtir efecto y Dawson se alejó corriendo del prado hasta la casa de su amiga Linda Kolbie, quien pensó que Dawson se había topado con una serpiente venenosa en el campo. Jadeante, con los ojos desorbitados, Dawson logró decir "nave espacial" antes de ser llevado a la sala de urgencias.

Los médicos administraron tratamiento para su histeria y confirmaron que Dawson había sufrido un shock tremendo y que no había consumido alcohol ni drogas. Todos los vecinos coincidieron en que Dawson era un hombre trabajador y respetado en su comunidad, y a quien no se le conocía como embaucador a pesar de la mala fama que caracterizaba a su profesión.

El investigador Jerome Clark, quien analizó el caso en su momento, dijo que mientras que era absurdo pensar que Jimmy Hoffa se encontaba preso a bordo de un platillo volador, la declaración de Dawson era fidedigna. "Si alguien me preguntase algún día", escribió Clark, "sobre lo que verdaderamente pienso sobre los OVNI, contestaría que creo que alguien se está burlando de nosotros en algún lado".

Pero, ¿quién era, entonces, el que gritaba desde el interior del platívolo presenciado por Dawson?

"¡Dios mío, Ayúdame!"

Durante los últimos días del mes de noviembre de 2003 el invierno ya se hacía sentir en todas partes de los Estados Unidos y la población de Morehead, estado de Kentucky, no era excepción. Sin embargo, algo raro habría sucedido la noche del 21 del mes que puede clasificarse de espeluznante.

Un informe anónimo remitido al National UFO Reporting Center con sede en Seattle rezaba así: "La brigada de rescate de los condados de Morehead y Rowan recibieron una llamada del departamento de policía de Morehead acerca de una voz de mujer que pedía ayuda a gritos, haciéndolo tres veces. Dos testigos afirman haber visto una luz brillante en el cielo por espacio de un minuto antes de que la brigada de rescate se personara en el lugar de los hechos. Se le solicitó al departamento de bomberos hacer una búsqueda utilizando una cámara de imágenes térmicas, aunque dicha búsqueda fue infructuosa. Los testigos son vecinos de Morehead. A menos que se confirme el informe de una persona desaparecida, no se continuará la búsqueda".

En eso quedaron las cosas hasta que el investigador Donnie Blessing de la MUFON tuvo la oportunidad de hablar con una tal "Sra. Huff" el 3 de diciembre del año en curso. La mujer le dijo al investigador que su marido había formado parte de la brigada de rescate que había respondido al incidente de los gritos en el camino rural conocido como Adams Lane. Una persona había irrumpido en la estación de bomberos, según le había contado su marido, diciendo que una mujer y su niño habían estado caminando en la cuesta de una colina y que "una nave espacial" había bajado para llevarse al menor, haciendo que la mujer gritara "¡Ayúdame, Dios mío, Ayúdame!"

Blessing no daba crédito a sus oídos y le preguntó a la mujer que si sería posible hablar con el marido, cosa que logró hacer al día siguiente. El "Sr. Huff", seudónimo asignado por Blessing al bombero, relató lo mismo que la había dicho su mujer. El bombero amplió detalles, comentando que otro miembro de la brigada de rescate había sido abordado por un hombre mientras que se encontraban en las cercanías del cuartel de la policía estatal de Kentucky. El extraño decía haberlo visto todo: "había una mujer en un campo y que luego había bajado un OVNI para secuestrarla".

Más extraño aún resultaba el incidente que había tomado lugar dos días antes, cuando la brigada de rescate había recibido otra llamada telefónica, esta vez de unos vecinos que avisaban haber visto "un niño de dos años de edad caminando a lo largo de la carretera 60 en pañales". El vecino había visto al pequeño, que parecía inmune al frío imperante, y había dado parte a las autoridades enseguida. Las pesquisas posteriores jamás dieron con ningún niño perdido y jamás se recibieron llamadas posteriores sobre la presencia del diminuto vagabundo.

Otro investigador del fenómeno OVNI, Kenny Young de la Mid-State Research Associates con sede en Ohio (EUA), logró comunicarse con un profesor universitario de ascendencia inglesa que vivía en Adams Lane y que había sido contactado por agentes del orden público sobre los gritos que se escucharon en esa zona rural.

El profesor anónimo declaró que se encontraba en casa cuando se escucharon los alaridos. "Sí, estaba en casa cuando se oyeron los gritos. Se escucharon unos gritos francamente espeluznantes pero nadie pudo averiguar nada más al respecto."

Curiosamente, el profesor había tenido una experiencia OVNI entre las 21:00 y 22:00 horas en la región, mientras que conducía en la compañía de sus dos hijos de 15 y 18 años de edad respectivamente. Los tres hombres se percataron de un objeto aéreo extraño que se cernía sobre un campo abierto; la configuración del aparato era ovalada y de color blanco, moviéndose "como lo haría un colibrí". Después de tres o cuatro minutos de observación inicial, el objeto comenzó a desplazarse rápidamente de un lado del firmamento otro. El profesor y sus hijos estacionaron el coche y se bajaron para determinar que el objeto no era un avión ni tampoco un helicóptero, y transcurridos algunos minutos, los testigos reingresaron a su vehículo después de que el objeto les infundiera cierto recelo. "Yo diría que era una sensación de recelo más que de temor", explicó el catedrático. "No sabía qué era lo que estábamos viendo y me preocupaba pensar que aquello nos hubiera detectado".

Después de regresar a su casa, los testigos siguieron viendo el extraño objeto desde la ventana de una habitación en la segunda planta. El extraño objeto comenzaba descender, mudando sus colores de blanco a anaranjado, y asentándose en un campo.

Se produjo un cambio de color adicional, esta vez de anaranjado a rojo. Al suceder esto, los animales de las casas y granjas vecinas enloquecieron, ladrando como locos y tratando de romper sus cadenas. El objeto saldría disparado para perderse en la noche.

Fue justo entonces que los hijos del profesor salieron de la casa y escucharon los gritos provenientes del campo en dónde el extraño objeto parecía haber tomado tierra. "Se trataba de una voz femenina", explicó el profesor a Kenny Young. "Mis hijos se metieron en el coche y llamaron a la policía, dando parte sobre los hechos".

En menos de media hora una veintena de policías se habían aparecido en la casa de instructor universitario para comenzar su propia búsqueda. A pesar de sus titubeos iniciales, el profesor informó a los policías sobre el avistamiento OVNI, sorprendido al descubrir que no se burlaban de él. Según las declaraciones del profesor a Young, uno de los policías llegó a admitir haber visto un ovni también, aunque no supo precisar si se refería al mismo objeto.

Conclusión

El caso de los extraños gritos que desgarraron la oscuridad invernal del estado de Kentucky permanece abierto. El investigador Young ha descubierto inconsistencias en el testimonio de la mujer del bombero y la versión vertida por el mismo bombero. Nos preguntamos si el próximo paso a seguir consistirá en revisar detalladamente las partes policiales en cuanto a denuncias de personas desaparecidas--madre e hijo, en este caso. Los aspectos claramente espeluznantes de este caso hacen que nuestra imaginación funcione a toda velocidad, sugiriendo hipótesis imposibles de respaldar con hechos. ¿Sería la madre una abducida que se dirigía a un lugar desierto--al estilo de Expedientes X -- para entregar a su hijo híbrido a fuerzas no humanas? ¿Gritaría acaso al salir de algún estado de sugestión hipnótica y darse cuenta de lo que acababa de hacer? ¿Qué fue de ella? Y más inquietante aún: ¿Quién era el niño en pañales que caminaba tan ufano por la cuneta, inmune al frío? Las crónicas de abducciones de los años '90 nos dicen que los alienígenas "Grises" son supuestamente capaces de proyectar imágenes pantalla que los disfrazan ante los ojos de los seres humanos. ¿Sería en efecto uno de los Grises proyectando una inocente imagen infantil en las mentes de los testigos? La incógnita sigue sin respuesta.


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