Tuesday, May 19, 2020

Bigfoot al sur de la frontera



Bigfoot al sur de la frontera

Por Scott Corrales (c) 2020

En su libro DeFacto Sasquatch, la fallecida investigadora Bobbie Short hace mención de una comunicación recibida hace ocho años de Alejandro Alvarez Nuñez, quien decía ser un bombero que había combatido el enorme incendio que causó estragos en el Bosque de la Primavera en las cercanías de Guadalajara, México. El 26 de abril de 2012, según informaba en su correo electrónico a la investigadora, Alvarez afirmó que su cuadrilla de bomberos quedó espantada al ver como "dos seres monstruosos" huían corriendo de la línea de fuego en la que faenaban los hombres.

Abundando detalles, el bombero señaló que los seres de pesadilla estaban cubiertos de pies a cabeza con un pelambre desaliñado, agregando que ambos "corrian tomados de la mano" y que parecían haber estado ocultos tras un árbol, posiblemente evitando ser vistos por el personal que combatía el incendio. Alvarez agregó que no sabía el nombre que se le daba a esos seres en Jalisco, pero que eran "enormes y muy raros". El par de Piegrandes medía aproximadametne dos metros de alto, con ojos desorbitados. "Estaban aterrorizados," aseveró.

Aún así, el bombero no llegaba al grado de clasificarlos como gigantes ni criaturas de gran porte, y que le parecían 'flacos y temerosos'. Le sorprendió además verlos correr descalzos sobre la ceniza humeante, y los brigadistas se avisaron mutuamente de la presencia de los intrusos a lo largo de la línea de fuego. Pero los seres salieron corriendo para perderse entre la humareda. El fuego consumió casi diez mil hectáreas de bosque, dañando la zona verde que sirve de 'pulmón natural' a la ciudad de Guadalajara. Se desconoce el paradero de los seres peludos.

La investigadora concluye con una cita del libro Abominable Snowmen del criptozoologo Ivan T. Sanderson, haciendo referencia a un enorme desfiladero en Jalisco cuyo fondo supuestamente está cubierto en un bosque exhuberante. El investigador britanico dedicaba algunos parrafos a la Sierra Madre Oriental en su obra, diciendo lo siguiente: "El bloque de montañas recorre 800 millas hacia el sureste hasta que se encuentra con las tierras bajas de Guadalajara. La zona está cruzada por tan solo una carretera que va de Durango a Mazatlán, y contiene un desfiladero considerado doscientas veces mayor que el Gran Cañón del Colorado cuando se toman sus medidas en cuenta, aunque uno puede consolarse con el hecho de que nadie nunca lo ha explorado. He visto uno de sus extremos y es sumamente impresionante. La mayor parte del fondo del desfiladero está 'atragantado' de vegetación boscosa y se dice que ahí vive gente - al menos según lo dicho pro mis amigos de la tribu yaqui. Manifestaron que sus habitantes nunca salen, que son muy grandes, y que son muy peludos."


El insigne criptozoologo, siguiendo su recorrido hacia el sur del ecuador, ofrece una apreciación general de América del Sur, diciendo que si le fuera dado busca "abominables" en el continente, nunca se le ocurriría visitar la Amazonia. Al contrario. "Lo primero que haría," escribe Sanderson, "sería realizar una búsqueda cabal del macizo de Guayana, y luego las tierras altas del macizo colombiano, y de ahí a las tierras altas que rodean el Mato Grosso. Acto seguido, averiguaría lo que hay en la Caatinga, luego Patagonia y los Andes, pero dejando la Amazonia para lo último."

Lejos de ignorar al tema Bigfoot como una locura anglosajona, debemos reflexionar sobre el interés sobre el tema durante la época virreinal. En 1792, Juan Vicente Guemes, conde de Revillagigedo y virrey de la Nueva España, decretó una expedición científica para investigar las tierras septentrionales más allá de la Alta California. La relación sobre el periplo sería obra de José Mariano Moziño Suárez de Figueroa, naturalista de la misma cepa que Von Humboldt, cuyo original se conserva en la biblioteca Beineke de la universidad de Yale. Las entrevistas con los habitantes de los fríos bosques de los actuales estados de Oregon y Washingon revelaron el temor por una criatura conocida como "matlog"

"No sé qué decir de un matlog habitante de la Serranía de quienes todos tienen un temor imponderable," escribe el cronista. "Figúranle un cuerpo muy monstruoso, poblado todo de rígidas cerdas negras, la cabeza semejante a la humana pero con los colmillos más grandes, agudos y fuertes que los del oso, larguísimos los brazos, y los dedos de pies y manos armados de largos y encorvadas uñas. Sus gritos solos, dicen ellos, derriban por tierra a quien los escucha, y que hace mil pedazos al desdichado cuerpo sobre el que descarga alguna manotada. Presumo que la historia del matlog tenga el mismo fundamento que la de la creación del hombre que acabo de referir, o que desde una época antiquísima haya recibido la tribu de que deben estos naturales su origen a algunas noticias de la existencia de Demonios [...]"

Hasta el sol de hoy, los informes policiacos se niegan a admitir la existencia de primates desconocidos en los bosques de norteamérica, limitándose a describirlos como 'osos' y claro, reptetir hasta la saciedad a los testigos, "lo que usted vio fue un oso". Curiosamente esto nos lleva a la creencia en el 'hombre oso' de las sierras mexicanas, y la existencia del mito de Juan Oso.

El relato sigue los patrones que encontramos en casos que involucran al yeti nepalés o al sasquatch norteamericano: una mujer se interna al bosque a recoger zarzamoras u hongos, o hasta localizar algún animal descarriado. Se encuentra con el 'hombre oso' que rapta y la lleva a su guarida. Comprobando que su captor es más hombre que oso, la cautiva acaba copulando con él y dando a luz un bebé híbrido conocido como Juan Oso (los investigadores de estos temas afirman que estos mestizajes se siguen dando en nuestros días).


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