Thursday, August 29, 2019

El Enigma de Crater Lake



El Enigma de Crater Lake
Por Scott Corrales (c) 2019

Si creemos lo que nos dicen las guías turísticas, hace siete mil años (sin mediar documentación escrita, que conste) los primeros habitantes de América del Norte presenciaron algo que resulta sobrecogedor en cualquier milenio de nuestra historia: tras una salvaje erupción volcánica, una cumbre cuya altura se estima en los 4000 metros se desplomó al abismo, dejando en su lugar uno de los lagos más profundos y misteriosos del continente. Se trata de Crater Lake (el lago cráter) en el estado de Oregon, EE.UU. , cuya presencia sirve de imán a miles de visitantes anualmente. Alimentado por la lluvia y la licuación de las nieves de las montañas circundantes, el lago reluce con un azul nítido que oculta sus casi dos mil pies (seiscientos metros) de profundidad.
Las erupciones posteriores crearon formaciones interesantes como Wizard Island – la isla del hechicero – con cumbres dentadas y hostiles. Bosques de gran antigüedad rodean el lago, mayormente distintas variedades de pinos que albergan una fauna que va desde osos hasta gatos monteses.


Pero si vamos más allá de las descripciones que nos ofrecen las guías y enciclopedias, nos encontramos con testimonios que desmienten esta belleza. Crater Lake es un sitio de actividad paranormal considerable y el escenario de misteriosas desapariciones que nunca se han llegado a resolver.

Comencemos, pues, por las leyendas de las tribus nativoamericanas que ocuparon esta región del noroeste de Estados Unidos en la época histórica.

Existe la creencia entre la tribu klamath de que hubo una gran contienda entre dos seres sobrenaturales – Skell, el dios de la bóveda celeste, y Llao, el dios del inframundo. La deidad del averno podía mirar a la superficie porque las aguas del lago aún eran someras, y alcanzó a ver a la princesa de los klamath, enamorándose enseguida. La princesa no dudó en rechazarlo, y Skell juró venganza eterna contra los klamath, causando la erupción volcánica. Skell, el dios celeste, bajó de su morada para luchar por la tribu, haciendo que el volcán se desplomara por completo y atrapando a Llao bajo el lago.

Para los nativoamericanos, la belleza del lago es una ilusión para engañar a los incautos, y aconsejaban a los viajeros blancos – que comenzaron a llegar a la región a mediados de 1850 – a no mirar las aguas cristalinas, ya que el lago era capaz de hipnotizar y causar el suicidio. De hecho, la isla Wizard era el lugar dónde acababan las almas de los malvados, y tratar de llegar al dentado islote era cosa de locos.

Desapariciones misteriosas

Las primeras desapariciones misteriosas comenzaron a producirse en 1911, cuando un fotógrafo que había acudido a la región a fotografiar el lago cubierto de nieve se esfumó por completo. El artista de la cámara era un avezado explorador, pertrechado para el inclemente invierno que suele imperar en Oregon, pero ni eso impidió su desaparición. Los buscadores encontraron sus provisiones y trineo, pero su suerte sigue siendo un misterio hasta el sol de hoy.

El extraño cuerpo de agua se convirtió en un verdadero peligro para la aviación en la década de los ’40, con desapariciones de numerosos vuelos militares encaminados a la base aérea en la ciudad de Klamath Falls. Concretamente en 1945, siete cazas Grumman F6F con destino al estado de Washington desde su estación aérea en California penetraron en un banco de nubes cerca de Crater Lake, y al salir de la bruma, encontraron que uno de los aviones no estaba. Se había volatilizado.


Treinta años más tarde, un guardabosques descubrió los restos de un Grumman F6F en la arboleda y se dispuso a investigar. A pesar de su conocimiento de la zona, el guardabosques se extravió y sintió que algo o alguien le estaba mirando. Optó por sentarse en el tronco de un árbol caído para serenarse y poder salir del aprieto. De repente hizo un hallazgo macabro: al otro extremo del madero había un cráneo humano en perfecto estado de preservación, con todo y mandíbula. A pesar de su dilema, el guardabosques no dudó en llevar el cráneo consigo mientras que trataba de encontrar el camino correcto para regresar. Las pesquisas posteriores indicaron que la cabeza correspondía a Frank Lupo, un piloto de veintidós años de edad al mando del Grumman extraviado.

A comienzos de la década de los ’70 – que para el que esto escribe, es la década esencial para toda suerte de fenómenos paranormales – un turista decidió probar la nieve con sus raquetas, saliendo del poblado de Rim Village en la compañía de su perro, animal que regresaría al punto de partida sin su amo. Las autoridades se lanzaron a la búsqueda, siguiendo las huellas que dejaban las raquetas del turista en la nieve compacta. Las huellas finalizaban al borde del cráter. No se volvió a saber del desventurado, a pesar de las pesquisas que se realizaron.

¿Restaurantes OVNI?

El boletín de la desaparecida organización APRO (Aerial Phenomena Research )Organization para el mes de marzo de 1982 (Vol.30, 12) presenta el curioso caso de una familia cuyo nombre se mantuvo en reserva para evitar que fuesen blanco de burlas. La madre de la familia escribió una larga misiva a la organización buscadora de ovnis acerca de un ‘encuentro cercano’ ocurrido en las inmediaciones de Crater Lake.

“Sé que estuve dentro de un OVNI,” afirmó la señora en su carta. “Esto sucedió alrededor del 2 de julio de 1953 o 1954, mientras que me encontraba en Oregon con mi madre, hermano, hermana, dos hijas y dos nietos.”

Conduciendo a lo largo de la carretera 97, la señora observó que se le agotaba la gasolina a su vehículo y decidió detenerse en “un restaurante grande y redondo” diez millas al sur de la intersección de las carreteras 97 y 138. Curiosamente, el motor del vehículo quedó calado justo al acercarse al “restaurante” que disfrutaba de un “estacionamiento bajo techo”. Había tres o más vehículos en dicho sitio. La familia se internó en la estructura, que estaba iluminada al máximo, con paredes espejadas y sillas y asientos hechos de materiales que nunca había visto antes, pero que parecían vidrio o plexiglás. El hermano de la señora se asomó a otro cuarto contiguo que describió como ‘una gran sala de baile’ con ventanas a un metro del techo. Esta maravillosa estructura estaba al sureste de
Crater Lake, a juicio de la señora.

El personal de servicio del ‘restaurante’ era de pelo rubio y físico muy menudo. La señora no recuerda haber escuchado conversaciones, pero se fijó que los demás clientes vestían ‘uniformes plateados’ con botas de detalles negros.

A pesar de la alta extrañeza de la situación, la señora no dudó en conversar con el personal, preguntándole a la ‘camarera’ que dónde había conseguido su uniforme. La ‘camarera’ contestó, pero la mujer no recuerda la respuesta, salvo que su voz era ‘suave y musical’

La señora recuerda pagado la cuenta en una especie de ‘jaula redonda’ antes de salir de la estructura. El grupo familiar se montó en el vehículo, que sencillamente se deslizó, saliendo del estacionamiento, antes de arrancar. Se dio cuenta de que el depósito de gasolina no solamente ya no estaba vacío, sino medio lleno.

Conduciendo hasta la carretera que conduce a Crater Lake (ruta estatal 138), se encontraron con dos máquinas quitanieves y un camión. Se detuvieron a preguntarle a uno de los trabajadores sobre el flamante comedero del que acababan de salir. “El hombre me miró como si estuviese loca,” escribió la mujer.

Rizando el rizo de la extrañeza, una de las dos hijas de la señora exclamó que había dejado su bolso en el misterioso restaurante, precipitando el viaje de regreso. Como era de esperar, la extraña estructura ya no estaba, y no solo eso, al revisar su dinero, la señora descubrió para su sorpresa que no había gastado dinero alguno. Todos sus dólares estaban en el monedero.

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