Wednesday, January 22, 2020

Necrofilia: OVNIS y cementerios



Necrofilia: OVNIS y cementerios
Por Scott Corrales
(Extracto del libro OVNIS Entre Sueños y Quimeras, 2da edicion, 2016)


¿A qué se debe el interés que manifiestan los OVNI (sin importar su procedencia) en nuestros lugares de reposo final? ¿Qué partido le sacan a estas búsquedas? El tratar de buscarle sentido a un fenómemeno que se destaca por su falta de razón nos lleva a pensar que los "científicos extraterrestres" podrían tal vez obtener detalles biológicos importantes sobre los difuntos, o según las posibilidades apuntadas en la colina de Nethken, presenciamos una operación de limpieza destinada a la extracción de implantes que permanecieron en los cuerpos de abducidos que lo fueron de por vida.

Existe una posibilidad mucho menos saludable a tomar en cuenta, y es tan alucinante como sórdida: ¿Existe la posibilidad de que los OVNI pudiesen estar tripulados por seres humanos "reciclados"? De ser cierto que la tecnología de una civilización extraterrestre avanzada no podría distinguirse de la magia, según lo observado por Arthur C. Clarke en su libro Report on Planet Three and Other Speculations (NY: Signet, 1975), una civilización espacial podría optar por dejar los peligros de la exploración espacial en las manos de seres creados específicamente para tal labor, en vez de arriesgar las vidas de su especie.
El autor y periodista Juan José Benítez menciona el insólito caso de Luis y Maribel R., un matrimonio de la ciudad de Huesca que detuvo su vehículo al lado de carretera en altas horas de la noche para entablar una extraña conversación con un "ovninauta" de cara puntiaguda y demasiado humana. El individuo les preguntó si disponían de una llave inglesa mientras que un ovni de forma semi-esférica con luces rojas, amarillas y blancas permanecía en el trasfondo. El ovninauta afirmó ser "el doctor Flor, de Barcelona" (La punta del iceberg, p.164)

Aún más alarmante es un caso investigado por Manuel Carballal: según el testimonio de varios testigos, un joven que se identificó como Frederick Valentich, el piloto australiano que desapareció misteriosamente en 1.978 sobre el estrecho de Ross (que separa Australia y Tasmania), supuestamente apareció en buen estado de salud en 1.990 en la Plaza del Charco de Tenerife. Presentando un pasaporte australiano para respaldar su pretensión, el supuesto Valentich informó a las personas con quienes hablaba que ahora pertenecía a un grupo de humanos que habían sido "reclutados" por los extraterrestres. También cabe señalar que el supuesto Valentich no presentaba señales de envejecimiento, y que se parecía a las fotos que se circularon al momento de producirse su desaparición (para más datos sobre el caso Valentich, consultar The Devil's Meridian por Kevin Killey y Gary Lester).

Otro caso en el que posiblemente haya figurado un ser humano "reciclado" ocurrió en la República Dominicana el 22 de septiembre de 1.973, cuando el agente de seguros Virgilio Gómez conducía su automóvil hacia una cita de negocios. Mientras que iba rumbo a su destino, Gómez se dio cuenta de que alguien le hacía señales desde el lado de la carretera. Al reducir la marcha, el agente de seguros pudo ver que el individuo que le hacía señales iba vestido en un uniforme verde, y que habían otros dos individuos vestidos de manera idéntica a cierta distancia.

La persona en el extraño uniforme verde afirmó llamarse Freddy Miller, un hombre que había muerto ahogado "supuestamente" trece años antes con otras personas durante un accidente de navegación, pero que había sido rescatado por un dispositivo moderno, "el módulo que la gente conoce como OVNI".

Sospechando que alguien le estaba haciendo una jugarreta, Gómez le preguntó al extraño sobre su planeta de procedencia. El hombre contestó con gran seriedad que creía provenir de Venus, que su rescate se debía "a sus conocimientos de la tecnología de radio", añadiendo que no hubo cupo para los demás pasajeros accidentados y que los mismos no habrían podido resistir "el proceso de adaptación".

Según Gómez, "Freddy Miller" tenía un color de piel sumamente desagradable: un gris amarillento repugnante, y que hablaba con una voz pesada y lenta. El cuerpo del ser estaba cubierto por un traje enterizo muy ceñido sin cremalleras ni bolsillos. Un reloj "parecido al que usan los submarinistas" adornaba su muñeca izquierda.

¿Fueron seres humanos "reciclados" los que figuraron en un caso ovni de 1.967, ocurrido en el oeste de Pennsylvania (EUA)? Según un caso investigado por el desaparecido Pittsburgh UFO Research Insitute, un hombre conocido solamente como "el señor Rible" llevó a su hija a una pista de aterrizaje cerca de la población de Butler, PA con la esperanza de poder ver los extraños fenómenos luminosos que habían plagado la comarca por algún tiempo. Padre e hija no tardaron en ser testigos de las maniobras de dos objetos luminosos que descendieron en picada hacia su coche Volkswagen. Sin embargo, en vez de hacer impacto contra el desventurado cochecito, las luces cambiaron de aspecto, transmutándose en un semicírculo de cinco figuras humanoides "vestidas de pantalones desaliñados de color verdegris" y cuyas cabezas iban cubiertas por gorras. La piel visible de los seres--la de sus brazos y rostros--era tosca y daba el aspecto de haber sido expuesta al fuego. Después de que el Sr. Rible lograse arrancar el motor del Volkswagen, se vio obligado a circunvalar el semicírculo de seres extraños, quienes le instaban: "no te muevas, no te muevas..."

Elk Garden, una aldea de 300 personas en el condado de Mineral, ha sido un punto de atracción para objetos voladores no identificados desde mediados de 1960, cuando los vecinos comenzaron a ver estos objetos cerca de la colina de Nethken, cuyo cementerio contiene las tumbas los ciudadanos más importantes de la aldea así como una iglesia metodista. Los miembros de la familia Kalbaugh, quienes viven en una granja ubicada a poca distancia del camposanto, dicen haber visto "luces extrañas' en dicho lugar desde fines de la década de los '60 hasta principios de los '70, y están conscientes de sus avistamientos no tienen nada que ver con aviones ni helicópteros. Los testigos coinciden en que las luces eran de color blanco y que iban acompañadas de un sonido estridente.

La más memorable y extraña de las apariciones sobre la colina de Nethken sucedió el 8 de diciembre de 1967, cuando el reverendo Harley DeLeurere y dos varones de su congregación, intrigados por la sucesión de avistamientos, se apostaron en un promontorio desde el cual tenían una vista panorámica de la colina de Nethken y su cementerio. Su curiosidad fue recompensada esa misma noche cuando uno de los hombres vio como aparecía un objeto descrito como "una gran tortuga con luces" sobre la cima de la colina, moviéndose pausadamente hacia la iglesia.

Los testigos quedaron estupefactos por lo que ocurrió a continuación: el objeto en forma de tortuga bajó a aproximadamente seis pies de altura sobre el terreno mientras que proyectaba sus luces hacia el cementerio. Uno de los hombres (identificado por Teets como "Leonard Jr." solamente), recuerda que las luces del objeto penetraban un sepulcro que había sido cavado el día anterior. El reverendo DeLeurere supuestamente comentó que sería buena idea exhumar el cadáver en la fosa para ver si "algo" lo había estorbado. "Daba la impresión de que cada vez que había una fosa nueva, la gente veía luces allá arriba en cuestión de varias noches."

Contemplando estos eventos a través el prisma de las abducciones alienígenas a principios de los '90, el autor sugiere la interesante posibilidad de que los ovnis estaban enfrascados en la labor de recoger implantes alienígenas de los cadáveres sepultados en la colina de Nethken.

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