Saturday, June 27, 2020

Verano: OVNIS, monstruos y situaciones tenebrosas








Verano: OVNIS, monstruos y situaciones tenebrosas
Por Scott Corrales (c) 2010


En la versión americana de su libro Anatomy of a Phenomenon, Jacques Vallée presenta una situación hipotética en la que los súbditos de un reino medieval presencian luces extrañas en el cielo – pensemos en los fenómenos que nos describía Gregorio de Tours – que les llenan de consternación. Ni el rey ni sus sabios saben la forma de tranquilizar a la población, hasta que el gracioso de la corte dice abiertamente (The Scientific Problem, página 127): --¿De qué nos sirve mirar hacia arriba, cuando las mujeres bonitas están abajo? El campesinado recapacita, se ríe, y hay una explosión demográfica en meses futuros…


Sirva esta amena ficción del gran ufólogo como preludio al tema de la cantidad de avistamientos ovni que se producen en el verano. Aunque puede resultarnos obvio – buen tiempo, días largos, menos gente encerrada en sus casas – la archivista Cassidy Nicholas de MUFON ha localizado memorandos de la CIA que comprueban el alza en los avistamientos de verano desde 1949. Las cifras marcan un incremento considerable entre los meses de mayo y agosto. Entre otras causas se puede argumentar que las películas taquilleras y relacionadas con el espacio suelen lanzarse en el verano, cebando la mente del espectador para confundir las luces de una  torre de radio con un vehículo de procedencia desconocida. Uno de los mensajes del servicio de inteligencia incluye una gráfica que pregunta: “¿Acaso ha comentado alguien sobre la curiosa distribución de las observaciones? ¿Existe algún factor de locura veraniega? ¿Asteroideos prominentes en la temporada? Etc. etc.”


El 31 de julio de 1960, los bañistas en la playa de la californiana Malibú contemplaron "un objeto del tamaño de una toronja" con larga cola verde, avistamiento dado a conocer a la policía. Se recibieron llamadas de Los Angeles, San Gabriel y Lancaster en las inmediaciones de la base Edwards de la fuerza aérea. Días antes, el 19 de julio de 1960,  un objeto de descripción parecida cruzo los cielos de San Louis, Missouri a eso de las 21:30 horas. Los intentos por descartar este intruso como un mero globo sonda fueron infructuosos, puesto que el negociado del tiempo afirmó no haber lanzado ningún artilugio semejante. Cientos de personas se comunicaron con el periódico Globe Democrat y la policía para dar parte sobre este objeto que interrumpía el sosiego de la noche de verano. Un portavoz de la USAF, dijo que 'lo más probable' era que el público había visto algún bombardero repostando combustible en las altura. Otra explicación sumamente conveniente.

Pero, ¿podía la USAF desmentir lo siguiente? El 22 de julio de 1960, el periódico Miami Herald (prestigioso rotativo de dicha ciudad) hizo a sus lectores partícipes de un evento singular en la página catorce: noches antes de esta fecha, una nube brumosa de núcleo brillante se dejó ver sobre Miami, causando un apagón – fenómeno asociado a menudo con los ovnis en aquel entonces. La policía recibió una llamada insólita: el populacho estaba persiguiendo un “astronauta” cuyo casco contenía “matices dorados” a lo largo de la avenida Collins de dicha ciudad, entre las calles 73 y 75, para más señas. Para cuando llegaron los agentes de la ley, el extraño personaje había desaparecido. Más raro aún, los investigadores de la organización APRO comprobarían que la nota de prensa también desparecería de la editorial. El incidente se tornaba aún más curioso al considerar, a juicio de APRO, “la similitud de este evento con otro parecido en Brasil ocurrido un mes antes”.


En la noche del 21 de julio de 1.977, tres miembros del departamento de policía de Bradford, Pennsylvania (EUA) llegaron a la manera en que dos objetos luminosos volaban a baja altura sobre la ciudad en dirección hacia el cementerio de Oak Hill. Esa misma noche, un ovni triangular con luces blancas y rojas fue visto sobre Limestone, Nueva York (a cinco millas de distancia). A la misma vez que se producían los avistamientos, sucedía otro misterio que no podía explicarse con facilidad: "señales de radio no identificadas", transmitidas mayormente en un idioma parecido al español, que abrumaban las ondas radiales de la localidad e interferían con las comunicaciones de los departamentos de bomberos y de policía. Algunos expertos locales intentaron explicar el fenómeno como "saltos radiales" (radio skips, en inglés), jamás se ofreció una explicación sobre las anomalías radiales. Cabe señalar que el investigador John A. Keel investigó casos durante los años '60 en los que "transmisiones en un idioma desconocido, parecido al español" irrumpían en los radiorreceptores domésticos y automotrices.

El verano también es para los monstruos

Corría el mes de julio de 1989 y Suzanne Ocheltree, la joven gerente de un McDonalds en la comunidad de Sago, estaba a punto de cerrar el establecimiento con cuatro de los empleados que eran sus amigos. Este grupo a menudo se dedicaba a hacer camping en las cercanías e investigar las maravillas naturales de su estado. Sin más, Ocheltree y sus amigos decidieron ir a dar una vuelta por Red Rock Road al oeste de la población de Buckhannon a la 1 de la madrugada.

Entrevistada para el libro West Virginia UFOs (1994) Ocheltree recuerda que antes de ponerse en camino, se sintió invadida por una sensación de temor, segura de que “algo terrible les iba a suceder” si se empeñaban en visitar dicho sector a esa hora. Sus compañeros trataron de calmar su preocupación y el grupo se bajó del coche al llegar al prado dominado por una antigua granja abandonada.

“Sabes que ahí espantan”, dijo uno de los chicos de su grupo jocosamente, dirigiéndose hacia la estructura que apenas podía verse en la oscuridad. Entre risotadas y comentarios de mal gusto, el resto del grupo subió la cuesta hacia la destartalada granja. Suzanne se había resistido inicialmente a formar parte de la expedición a la ruina, pero prefirió no quedarse sola al lado del coche.

“Fue entonces que escuché como regresaba corriendo el chico que se había adelantado al resto del grupo”, explicó la mujer al investigador Bob Teets. “Volvió corriendo con el rostro blanco y los ojos desorbitados, gritando que algo lo perseguía, que le pisaba los talones. Todos miramos a la dirección indicada y pudimos ver una forma oscura, de unos dos metros de alto, con la forma de un hombre alto. No podía vérsele la cara,pero tenía unos enormes ojos de color verde fosforescente”.

Los cinco visitantes dieron la vuelta y echaron a correr, saltando sobre verjas derrumbadas y evitando obstáculos que eran casi imposibles de ver en la oscuridad. Mientras que huían, explicó que la sombra negra parecía seguirlos, aunque sólo resultaba posible ver los enormes ojos verdes.
Internándose en el coche y abandonando el lugar maldito a toda prisa, Suzanne Ocheltree recuerda que hicieron el viaje de vuelta al estacionamiento del McDonalds en absoluto silencio, pero al llegar a su destino, ella no pudo sino exclamar que no podía bajarse del coche sin saber primero que todos habían visto lo mismo que ella. “Verdaderamente no sabemos lo que fue, pero sentimos miedo, mucho miedo. Había una sensación de maldad en la zona...después del incidente, llegué a escuchar relatos sobre adolescentes que realizaban prácticas satánicas en la región. Se dijo que las paredes de la granja arruinada ostentaban emblemas satánicos y que la policía tuvo que investigar”.

La experiencia de Susan Ocheltree no es única. Otras personas en otras partes del mundo que han entrado –sin saberlo—en lugares empleados para prácticas de magia negra se han encontrado a menudo con “guardianes” de corte sobrenatural que parecen vigilar la zona. En este caso, el protector de los secretos de la granja abandonada lo era una sombra negra...

La noche del 1 de julio de 1981, dos miembros de la familia Roberts montaban guardia en el techo de su casa. Desde semanas antes, los granjeros habían sufrido la muerte de sus animales a manos de los gigantes peludos conocidos como “piegrande”, “sasquatch” y toda una gama de nombre. Mientras que los vigías se apoyaban contra la chimenea para no caerse, se produjo un fenómeno de alta extrañeza que dejaría cortas las manifestaciones de los gigantes peludos.

Cuatro luces redondas, que cambiaban de color e intensidad, se paseaban entre la arboleda lejana, guardando el aspecto de enormes tanques de petróleo, emitiendo luces que podían alumbrar una zona de aproximadamente una hectárea como si fuese de día. Los gritos aterradores “de mujer”, como los clasificarían Roberts y sus hijos, comenzaron a escucharse casi enseguida. Peor aún – los defensores podían ver siluetas negras corriendo entre los árboles, siluetas de ojos rojos.

Los defensores abrieron fuego. Cada impacto de bala hacía que las siluetas emitiesen gritos, pero sin surtir efectos letales. Las siluetas acusaban el impacto y salían corriendo, gritando, para refugiarse en la arboleda.

En un momento determinado, Roberts y su aguerrida familia percibió algo extraño. Uno de sus caballos parecía haberse escapado y estaba en medio del campo, cerca de las siluetas. Presos del temor, los granjeros se apuraron a revisar si otros animales habían escapado de establo, pero no era así.  La silueta oscura con forma de caballo no era más que uno de “ellos”, haciéndoles creer que una de las bestias del establecimiento rural se había escapado.

Cargando sus escopetas de nuevo, los defensores abrieron fuego contra el caballo impostor, que emitió un grito y un gruñido, corriendo para refugiarse en la parte noroeste de la granja.
Dennis Pilichis, el investigador forteano que acabaría por convertirse en el cronista de la historia de Roberts y su asedio paranormal, escribiría lo siguiente en el monográfico The Night Siege-The Northern Ohio UFO-Creature Invasion (1981):

“Es digno de notarse que durante todas estas correrías en la noche, un objeto volador sobrevoló la granja a unos 200 pies de altura. Tenía la configuración de una caja de cigarros. Los miembros de la familia que estaban apostados en el tejado en aquel momento observaron que tenía luces azules a su derredor con una luz roja más brillante en su centro. El objeto parecía provenir de las profundidades del bosque, pasando sobre la arboleda, volando lentamente sobre la granja y cruzando la calle hacia el suroeste, pasando sobre los maizales...el padre disparó contra el objeto mientras que volaba sobre sus cabezas, apuntando hacia la luz roja. Creyó haber escuchado el sonido de una bala que hacía impacto contra algo hecho de vidrio. El objeto siguió volando sin haber acusado daño alguno, salvo que la luz roja ya no podía verse. Ningún miembro de la familia recuerda haber escuchado sonidos provenientes del aparato y están seguros de que no se trataba de ningún avión o dispositivo hecho por la mano del hombre”.

Durante las semanas de julio de 1981, Pilichis se convertiría en la única persona interesada en el caso de los Roberts y en prestarles ayuda, documentando las extrañas huellas halladas en los predios mediante fotografías en película de 35 mm y haciendo moldes de escayola de pisadas de dos, tres y cinco dedos. Acompañado por otro investigador – Jim Carnes, natural de Mecca, Ohio – Pilichis llegó a participar en la defensa activa de la granja y a presenciar los “ojos rojos” de las siluetas, que a veces emitían extraños resplandores blancos.

El silencio de los aparatos  extraños

El 13 de julio de 2001, un periódico británico publicó la extraña noticia de un acontecimiento extraordinario: un enorme dirigible rígido de procedencia desconocida había aparecido sobre el puerto de Liverpool la semana anterior. A las 11:00 a.m. del 3 de julio, docenas de testigos dirigieron sus miradas al cielo para presenciar un objeto fusiforme, como un cigarro plateado. La mayoría de los testigos aquél cálido día de verano coincidieron en que el objeto se había materializado de la nada. Una mujer afirmó haber visto la enorme sombra proyectada por el objeto sobre la tierra, ya que era un día soleado. Cuando se les preguntó por la descripción, la mayoría de los espectadores coincidieron en que parecía un zeppelín o dirigible.

Las dimensiones del objeto desconocido se calcularon en unos 300 pies de proa a popa (aunque otros manifestaron que el intruso era mucho más pequeño, con una longitud total de ciento cincuenta pies). Las autoridades locales y los controladores de tránsito aéreo en Liverpool se vieron inundados de llamadas provenientes de ciudadanos preocupados. El intruso representaba un problema importante para los funcionarios del aeropuerto, ya que representaba un problema potencial para los vuelos comerciales que pretendían despegar o aterrizar en la región. A pesar de todo esto, el dirigible fantasma no podía ser captado por los radaristas, aumentando la preocupación.

La nota de prensa informaba que las redacciones y estaciones de radio en todo Liverpool recibieron tantas llamadas al respecto que las centralitas no se daban abasto. El dirigible fantasma volaba a alturas tan bajas que los oficinistas en los rascacielos podían verlo casi al ras de los edificios. Una empleada, temiendo la inminente colisión con el objeto, salió corriendo de su oficina escaleras abajo. Pero quienquiera que haya estado al mando del enorme aparato pudo esquivar el edificio y hacer que su nave se alejara flotando. Otros informes indicaron que el aparato fue percibido en una multitud de ciudades inglesas, la última de ellas siendo Blackpool, donde se le vio volando a una milla de la costa a eso de las ocho de la noche.

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