Wednesday, September 14, 2022

Otros Mundos Aquí y Ahora


 

Otros Mundos: Aquí y Ahora

Por Scott Corrales  © 2021

 Durante un incidente de encuentro con OVNI a baja altura en la provincia canadiense de Alberta, sucedió algo curioso. El objeto - a todas luces sólido - se cernía a unas docenas de metros sobre una escuela  y ante los ojos atónitos de los curiosos. Hasta ahí no hay "nada del otro jueves" como se suele decir. Los objetos voladores no identificados suelen posarse sobre estructuras sin sentido hasta que les apetece desparecer.

 Pero en este caso, dos de los espectadores hicieron algo singular. El objeto estaba lo suficientemente bajo como para que le lanzaran piedras. Sin pensarlo dos veces, y sin temor a acabar como los cadáveres calcinados del tío Owen y la tía Beru en La Guerra de las Galaxias, comenzaron a tirar pedazos de Canadá contra el intruso...aunque a pesar de su buena puntería, los cantos de piedra no daban en el blanco, sino al contrario, caían a espaldas de los tiradores, sobre el tejado de la escuela.

 La organización que tomó cartas en el asunto emitió la conjetura de que el objeto desconocido "operaba en otra dimensión, o que su sistema de propulsión creaba una dimensión propia". Podemos extender la conjetura a pensar lo que le pasaría a un desventurado que se acercara a tocar el aparato si estuviese en tierra con sus sistemas activados... ¿iría a parar a otra dimensión, o quedaría despedido en otro sentido, como las piedras que acababan en la escuela y no picando contra el casco del objeto?

 En la década de los '60, el escritor y científico francés Jacques Bergier se interesó por los mundos metafísicos del hinduismo, creyendo que podía haber algo de cierto en ellos según los principios de la matemática moderna. Bergier apuntó que las "superficies de Riemman" están compuestas por cierto número de capas que no están encima de la otra y ni siquiera lado a lado de las otras--las capas sencillamente coexisten. Es casi seguro que Bergier simplificaba el asunto para los lectores inexpertos, pero la conclusión matemática era que el espacio es mucho más complejo de lo que aparenta

 "Si la tierra es una de estas superficies," escribe Bergier, "por fantástico que pueda parecer, resulta posible que existan regiones desconocidas que son por lo general inaccesibles y que no aparezcan en ningún mapamundi o globo terráqueo. No sospechamos de su existencia, al igual que no sospechamos la existencia de los microbios, o de la radiación invisible del espectro, antes de haberlas descubierto". (Viseé pour autre terre, Albin Michel, 1974).

 Por inverosímil que pueda parecer semejante posibilidad, explicaría la creencias ampliamente difundidas en el folclore mundial sobre lugares en que se puede entrar pero no salir jamás, o que pueden visitarse en ciertas épocas del año o cada cuantos años. Las ciudades fantasmales visibles desde el glaciar de Muir en Alaska, explicadas como efectos ópticos, ¿serán espejismos no de ciudades de nuestro mundo, sino de urbes cuyos habitantes "fabrican cosas ingeniosas", como dijo Anaxágoras hace siglos?

 Kiessig informó a Steiger que uno de nuestros "universos vecinos" es un entorno insonoro que carece de viento o de sol, aunque su cielo dispone de suficiente luz como para sugerir la existencia de semejante astro, y que él mismo pudo internarse en dicho mundo mientras que paseaba a su perro en Arkansas en diciembre de 1965. Este mundo silencioso parecía imitar al nuestro, copiando hasta los detalles de las casas de madera descubiertas por Kiessig en su paseo. Pero el silencio, la ausencia de vida animal y de seres humanos infundían pavor. También parece haber una diferencia de tiempo considerable entre ambas dimensiones.

 El corresponsal de Steiger pasó a mencionar una región sin nombre en las montañas Ozark desde la cual podía ver otra dimensión con claridad, y ver la manera en que sus habitantes entraban a la nuestra. Kiessig afirmó su creencia que esta otra dimensión paralela representaba "el infierno terrenal donde Jesucristo predicó por tres días antes de ascender al cielo". Según Kiessig, otras puertas dimensionales conducen "a una tierra sin vida. Otras te llevan al pasado, y otras te conducen al futuro de este mundo".

 El concepto de “no estamos solos” es de importancia máxima para los interesados en la ufología y sus disciplinas afines, aunque la compañía que esperan encontrar se encuentra planetas lejanos de la Tierra, ya sea en otros sistemas solares de la Vía Láctea o en otras galaxias como Andrómeda. Aficionados y estudiosos de la “ufología de pernos y tuercas” como suele llamársele han calculado los posibles puntos de origen del fenómeno supuestamente extraterrestre que nos visita asiduamente, o se han imaginado una taxonomía completa de seres dignos de un rodaje de George Lucas – grises bajos, rubios altos, impresionantes reptiloides y temibles insectoides – que son producto de astros distintos.

 Sin embargo, desde los primeros años del quehacer ufológico se viene barajando la posibilidad de que nuestros visitantes no sean de sitios tan distantes, sino seres que comparten este gran planeta azul con nosotros. Los escritos de Robert Shaver nos indicaron que una raza primigenia abandonó nuestro mundo debido a los efectos perjudiciales de la radiación solar, dejando atrás el remanente negativo y positivo de su especie – los deros y teros de las crónicas shaverianas – que habita el mundo intraterrestre; escritores de mayor seriedad como Ivan T. Sanderson escribieron ampliamente sobre los “huéspedes no invitados” que se alojaban en el fondo del mar y que evitaban al máximo el contacto con el homo sapiens; otros pensadores han ubicado a nuestros vecinos invisibles en lo más remoto de la Amazonia o la meseta del Tíbet. Pero tradiciones de mayor antigüedad nos indican que compartimos nuestro mundo con seres de procedencia terrestre aunque no humana...seres que son considerados por las autoridades jurídicas de una quinta parte de la humanidad como entidades reales y mayormente nocivas para el ser humano.

 Pero dejemos al lado lo esotérico por un momento.

 En el mes de julio del 2000, el periódico chileno La Tercera publicó un fascinante artículo sobre el descubrimiento realizado por tres investigadores – Nima Arkani-Hamed, Savas Dimopulos y Gia Dvali, los tres de prestigiosas universidades – y publicado en Scientific American. Según los estudiosos, la existencia de dimensiones contiguas a las que ocupamos no era teoría, sino hecho.

"Lo que nosotros proponemos”, comienza la cita textual de Arkani-Hamed,”es que la naturaleza del espacio puede transformarse dramáticamente a menos de un centímetro de distancia. El cambio más grande de nuestra percepción es que el universo observable es sólo una pequeña parte en el gran espacio de dimensiones existentes. En cierta forma, es seguir la línea de pensamiento  de Copérnico: la Tierra no es el centro del sistema solar, el Sol no es el centro de nuestra galaxia y nuestra galaxia es sólo una más de billones en un universo que no posee un centro. Nuestro propio mundo habitaría una especie de membrana poblada por un puñado de dimensiones posibles”

 “Lo más fascinante de todo esto”, prosigue el escrito, “es que si existen otras membranas, literalmente estaríamos conviviendo con universos paralelos en los cuales existirían otros seres, o nosotros mismos podríamos estar viviendo realidades alternativas".

 Sin saberlo, los estudiosos habían coincidido con las opiniones del ovnílogo Allan Hendry, adherente de la hipótesis extraterrestre que, sin embargo, sugería "mecanismos alternativos a la HET en el mundo de lo paranormal" ("The UFO Message-Part II", Saga UFO Report, Feb.1980). Hendry hacía hincapié en algunas características del fenómeno: la capacidad de los OVNIS y sus tripulantes de desaparecer a voluntad, que es más propia de los fantasmas y las brujas; testimonios de humanoides transparentes y fantasmagóricos; casos de comunicación telepática entre humanos y ovninautas; experiencias psíquicas surgidas de avistamientos OVNI o encuentros con tripulantes; instancias de levitación por parte de los ovninautas, y los casos de parálisis repentina experimentados por testigos al fenómeno.

 Aunque pueda pesarle a algunos, el fenómeno ovni tiene más de poltergeist que de extraterrestre. Otro investigador, Peter Gutilla, nos trae el caso de la señora Grace Groswalther, vecina de Salyer, California (EEUU). Luego de haber visto "un OVNI resplandeciente con forma de sombrero" que volaba sobre las copas de los árboles a baja altura rumbo a otro pueblo vecino, el efecto de este avistamiento se hizo sentir en su hogar casi enseguida. Las luces se encendían y apagaban por sí solas, la línea telefónica se cortaba, y se escuchaban golpes violentos e incesantes contra las paredes y tejado de su casa. Se ha afirmado también que estos eventos son el resultado de las alteraciones dimensionales producidas por el paso del no identificado, comparable a romper el muro de una casa rural, lo que permite el ingreso de criaturas silvestres. De ser así, sería posible explicar los seres aberrantes - Chupacabras, Bigfoot, y hasta las serpientes lacustres - como consecuencia de la actividad ovni.

 La ciencia-ficción ha afectado nuestro concepto del aspecto y la conducta que deben tener los embajadores de una civilización intergaláctica que viene a visitarnos (y "a traernos cositas", creencia compartida por los ufólatras con los creyentes en las sectas-cargo de las islas del Pacífico), y la ovnilogía nos ofrece imágenes que contradicen el concepto Star Trek. Las supuestas naves interplanetarias tienen fugas de radiación que dañan los sitios de aterrizaje. Sus tripulantes - 'científicos de una civilización superior' según los creyentes - desconocen el propósito de los dientes postizos, los relojes y otros objetos. Realizan intervenciones quirúrgicas a los humanos secuestrados con implementos que no corresponden a los de una cultura avanzada. Sus flamantes platívolos se desestabilizan al ser bombardeados (supuestamente) por ondas de radar y se estrellan en los desiertos.

 Tal vez tenía razón Arthur C. Clarke en su famoso "Informe sobre el planeta tres y otras especulaciones" - el platillo no es extraterrestre a menos que puedas verle la tablilla marciana.

 

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