Wednesday, September 14, 2022

Paralizados por los ovnis

 


 

Paralizados por los ovnis

Por Scott Corrales (c) 2021

Hollywood nos ha hecho visualizar la década de los 1950 - al menos en Estados Unidos - como una era de prosperidad ininterrumpida en la que el país gozaba de la industrialización producida por la 2da Guerra Mundial, automóviles enormes, la cultura que se centraba en las escuelas superiores, sus animadoras y chicos con recortes a lo James Dean. Siempre se pasa por alto la neurosis ocasionada por el temor al comunismo soviético, la posibilidad muy real de una guerra atómica y factores menos glamorosos. Una década que nos interesa por su amplia casuística de objetos voladores no identificados y los encuentros con lo desconocido.

Corría el verano de 1958 y Jason y Robert Steiner conducían de noche en un gran Ford negro, regresando de la ciudad de Nueva York. Era un viernes noche brumoso, con neblina tan densa que obligaba a Robert, el chofer, a reducir la velocidad de su poderoso vehículo a casi nada. Su hermano Jason dormitaba en el asiento a su lado, cuando se despertó repentinamente debido a un olor muy extraño que entraba por los respiraderos del tablero del Ford. Un olor que describieron como "el olor que tiene el acero cuando lo oprimen contra tu nariz".

Temerosos, los jóvenes hicieron lo posible por salir del banco de niebla, solo para quedar atascados en lodo. Se vieron rodeados de luces de linternas (o lo que suponían eran linternas), pero lejos de tratarse de ciudadanos dispuestos a ayudarlos, descubrieron que eran pequeños seres humanoides.

Lo que se sabe de este olvidado incidente de los cincuenta fue recabado mediante sugestión hipnótica. Teorizando que las luces de las linternas sirvieron como el medio de inducir un estado de trance, los hermanos Steiner no recordaron nada sino hasta encontrarse a bordo de 'un platillo', si efectivamente es lo que era. Jason Steiner pensó que se había quedado ciego, hasta darse cuenta de que sencillamente le era imposible abrir los párpados. Ambos recobraron el conocimiento treinta y siete horas más tarde, sentados en el Ford negro, varado en el lodazal. Su historia - y el inverosímil proceso de investigación realizado por los supuesto alienígenas - quedó plasmado en el libro "The Terror Above Us" de Malcolm Kent.

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