Thursday, March 28, 2019

Extrañas historias de los Hombres de Negro (HDN)



Extrañas historias de los Hombres de Negro (HDN)

Por Scott Corrales (c) 2019

Durante la investigación de un caso canadiense en 1979, el destacado ovnílogo Lawrence Fenwick encontró - mediante el hábil uso de la hipnósis - la presencia de un 'hombre de negro' (HDN) durante un caso de supuesto secuestro por extraterrestres. Los avistamientos comenzaron en agosto de aquel año en la zona norte de Toronto, sumamente urbanizada con presencia de edificios de pisos residenciales y comerciales. La adolescente Sarah Hines y dos de sus amigas fueron las primeras en ver el objeto, aunque Sarah posteriormente sentiría la imperiosa necesidad de acercarse a la estructura con forma de "cabeza de flecha". Al ver a sus tripulantes, la joven se desmayó, recobrando el conocimiento a varios metros de su posición original. Regresando a su hogar, Sarah durmió por espacio de doce horas, no antes de que sus padres advirtieran que su rostro estaba sumamente enrojecido y sus pupilas dilatadas. Posteriormente se llegó a creer que la adolescente y su "tiempo perdido" correspondían a una experiencia de secuestro.

Según el investigador Fenwick, se concertaron tres citas de hipnosis con un médico torontoniano que exigió el anonimato para "no verse abrumado de gente buscando regresiones hipnóticas", problema que aquejaría a los profesionales en décadas posteriores. Fue posible constatar que Sarah había pasado al interior del ovni (o una estructura desconocida con luz brillante y el detalle singular de que la atmósfera 'olía a pollo cocido').

En cierto momento - y el lector comprenderá que omitimos muchísimos detalles de interés para llegar al asunto que nos concierne - la joven Sarah presentó un boceto estremecedor: el retrato de un hombre flaco, de nariz prominente, y cabello largo, que vestía un traje negro de tres botones y corbata a rayas.

"Era un hombre chistoso," dijo la abducida en plena regresión. "Alto y flaco, con zapatos que dan risa".

Se da el detalle aún más intrigante que durante el segundo día de sesiones hipnóticas, el humano de calzado cómico había hablado con Sarah en su colegio, aunque ella no conservaba recuerdos conscientes del evento.

Escribe Fenwick: "Sarah le dijo al hipnólogo que se hallaba en el patio de la escuela con sus amigas durante la hora de recreo. El hombre la siguió al patio desde la cafetería. Se le acercó, conminándola a apartarse de sus amigas para interrogarla. Primero quería conocer las identidades de sus amigas, con intenciones nada buenas. 'Creo que quería matarlas', explicó Sarah."

El hombre extraño advirtió a la chica que 'contaba con muchas amistades en todas partes' y que si no le contaba todo lo sucedido a bordo del Ovni, ella se vería en un grave problema. Le advirtió además que si trataba de irse mientras que él le hablaba, le daría un buen susto.

La chica quería pedir ayuda, pero 'la mente de aquel hombre' era más poderosa que la suya.

Otro detalle curioso fue que su amenazante interlocutor sencillamente 'se desapareció' frente a sus ojos. A pesar de su aspecto, Sarah estimaba que el hombre no era del todo humano.

En la sesión de regresión hipnótica realizada el 12 de octubre de 1979, Sarah pudo agregar detalles significativos. El Hombre de Negro tenía una estatura de 1.80 y tenía el aspecto 'de una persona muerta' (cita textual). Su piel era gris con ojos sesgados, vistiendo un traje negro. No le fue posible describir sus labios, pero que su sonrisa era siniestra. Su nariz era puntiaguda, y las uñas de sus dedos eran muy largas, y los dedos en sí ahusados. Sus zapatos tenían tacones de diez centímetros.

La descripción ofrecida por Sarah Hines de este ser de ultratumba nos hace pensar en el intrigante y no menos grotesco "Freddy Miller" de la Republica Dominicana y el Hombre de Negro con poderes paranormales que hostigó al psicólogo Herbert Hopkins. La criatura que se identificó como el fallecido director de televisión fue descrito como "un ser de piel grisáceo-amarillenta que resultaba repugnante, carente de pelo y con una voz gruesa y poderosa'. En el caso del galeno Hopkins, el HDN llevaba maquillaje blanco como el que se utiliza en las funerarias, también dando el aspecto de ser un difunto.

Aparte de esto seres de ultratumba tenemos al “doctor Flor” descrito por Juan José Benítez en su obra La Punta del Iceberg. Lanzándonos de lleno a la especulación, ¿será posible que inteligencias extrahumanas tengan la capacidad de reanimar o reutilizar a los seres humanos fallecidos para sus propios fines? Por asqueroso que pueda sonar, nos trae a la mente el misterioso planeta que nos presentó la película de horror Phantasm (1979) en la que cadáveres humanos acababan convertidos en zombis enanos para realizar tareas en dicho mundo.

Dos HDN en Gran Bretaña

En el número 25 de la revista inglesa UFO Brigantia se nos ofrece un caso ocurrido en el mes de julio de 1986 en horas de la mañana. El testigo, Raymond Field de la población de Laisterdyke, Inglaterra, repartidor de periódicos, estaba enfrascado en su labor cuando se dio cuenta de repente del gran silencio que le rodaba. Una transitada avenida se encontraba vacía, sin peatones ni tráfico vehicular. De repente, según el testigo, “un automóvil grande y brilloso, como un Cadillac, se acercó al camino a mi izquierda mientras que caminaba, y se detuvo. Pensé que era alguien pidiendo direcciones. La ventanilla del auto se bajó a medias y uno de sus tripulantes estaba vestido de negro. Me gritó: “¡Oye, tú! Olvida todo lo que sabes sobre OVNIS. Desvincúlate de cualquiera que tenga algo que ver con los OVNIS”. Le sonreí, y la ventanilla del coche bajó por completo. El hombre me dijo: “De todos modos, nunca sabrás nada sobre los OVNIS”. En ese momento me fue posible ver que en el interior del vehículo había una especie de ventana que separaba al pasajero de lo que debió haber sido el chofer, porque aguantaba un volante de tamaño reducido. “Ya te advertimos. Haz lo que te decimos”. La ventanilla subió y el automóvil se alejó lentamente. No había ningún otro coche a la vista. Al llegar a unos 75 metros de distancia, el sonido ambiental, la gente, y el tráfico se reestablecieron a la par que desaparecía el extraño automóvil. Sentí una sensación eléctrica en la piel que duró unos tres minutos.”

El testigo (o la víctima de la amenaza, mejor dicho) describió posteriormente a los dos personajes que había podido ver como bastante toscos. Trajes negros con camisa y corbata, cicatrices visibles en el lado derecho de la cara, cutis desfigurado y una voz áspera y sin acento, pero que daba la impresión de no poder hablar correctamente.
Otro caso británico que recibió poca difusión en la prensa ovnilógicas fue el suceso en el que participo nada menos que F.W. Holiday, el investigador y explorador cuyas investigaciones de las serpientes lacustres le llevaron a la fama (ver “Serpientes de Mar y Lacustres” en Arcana Mundi). Fue precisamente a las orillas del lago Ness que el investigador tuvo su encuentro con un Hombre de Negro – evento que posiblemente le cobró la vida.

Holiday acababa de participar en el célebre ‘exorcismo del lago Ness’ oficiado por el reverendo Donald Omand la tarde anterior. La mañana siguiente se presentaba despejada y alegre para aquellos parajes del norte, y el escritor había salido a recoger algunas cosas de su vehículo. Fue entonces que notó la presencia de una figura que bloqueaba su paso cuesta abajo. Esta es la descripción que ofreció a sus lectores en el libro The Goblin Universe:

“Era un hombre vestido totalmente de negro. A diferencia de otros caminantes que a menudo pasaban por aquí para admirar el lago Ness, este estaba de espaldas al lago y me miraba fijamente. De hecho, parecía aguardarme. Nos separaba una distancia de treinta yardas y nos miramos fijamente por varios segundos, y me preguntaba a mí mismo qué diantre era aquello. A la misma vez percibí una sensación de maldad, fría y desapasionada. Caminé hacia adelante con lentitud sin apartar la vista de la figura. Tenía unos seis pies de alto y parecía estar vestida en cuero negro o plástico, con casco, guantes y careta que tapaban sus ojos, boca y barbilla. No me fue posible ver ojos tras los gogles de motorismo que llevaba. La figura permaneció inmóvil al paso que me acercaba, tal vez con la excepción de un ligero movimiento de los pies. No me habló ni tampoco pude escuchar resuello. Me puse a su nivel y seguí a andando una yarda o más, deteniéndome para contemplar el lago Ness. Permanecí así por diez segundos, tomando una decisión. La figura era anormal y sentí la necesidad de tocarla […]. Al girar la cabeza, pude escuchar un curioso susurro o sonido silbante. Me dí la vuelta y encontré que la figura ya no estaba. Había media milla de camino visible a la derecha y unas cien yardas vacías a la derecha. Ningún ser vivo pudo haberse perdido de vista con semejante rapidez.”

En 1974 Holiday sufriría un paro cardiaco en el mismo sitio donde ocurrió este extraño episodio.

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