Saturday, March 23, 2019

Serpientes Marinas y Lacustres



Serpientes Marinas y Lacustres
Por Scott Corrales (c) 2019

El tema de las serpientes de mar es uno que suscita controversias. Para muchos, corresponde a una época primigenia del interés por el misterio en la que el monstruo del lago Ness, el abominable hombre de las nieves y el triángulo de las Bermudas representaban un triunvirato formidable capaz de vender cientos – tal vez miles – de revistas y libros. El paso de los tiempos, a mi modo de ver, quitó el brillo de estos temas y los ovnis, Piegrande y otros enigmas pasaron a ocupar la primera fila.

En lo personal, mi primera exposición al asunto de las serpientes fue el número 9 de la desaparecida pero nunca olvidada revista DUDA, publicada en aquel entonces por la mexicana Editorial Posada y cuyo precio de compra representaba una inversión muy asequible para un niño de ocho o nueve años de edad. Por el precio de unas golosinas era posible leer los conceptos de Pawels y Bergier, Donald Kehoe y la información que aparecía en Flying Saucer Review acompañadas por ilustraciones impactantes.

Ese ejemplar de DUDA comenzaba con la leyenda de San Columba, el primero en encontrarse con la enigmática serpiente en las aguas del lago Ness, un extenso y profundo lago de agua dulce, cuyo volumen sobrepasa el de todos los cuerpos de agua en Inglaterra y el País de Gales juntos. La tradición sostiene que Columba fue capaz de expulsar al monstruo debido a su gran piedad, pero los informes de su presencia trascendieron al siglo V de nuestra era para convertirse en una sensación mundial en el siglo XX.


Las revistas del mundillo paranormal han hablado largo y tendido sobre “Nessie” – el nombre entrañable que se le ha dado a la serpiente, considerada por muchos como un plesiosauro relicto, aunque los escépticos prefieren creer que se trata de un enorme esturión, o varios – así que no vale la pena detenerse en el asunto aquí. Lo interesante es que “Nessie” tiene congéneres en otros lagos británicos e irlandeses, algo que no suele trascender a la prensa del misterio. Algunas de estas criaturas, dicho sea de paso, viven en lagos demasiado pequeños para sus considerables dimensiones. Es necesario considerar los avistamientos de monstruos parecidos en aguas canadienses y estadounidenses, pero vayamos por partes.

Monstruos de los lagos irlandeses

Corría el agitado año 1968 cuando el criptozoólogo F. W. Holiday recibió una misiva del rector de la parroquia de Clifden, en el irlandés condado de Galway (región de Connemara). El clérigo le explicaba que una criatura había aparecido en el pequeño lago situado en Claddaghduff, situación presenciada por los siete integrantes de una familia que vivía cerca del lago. Según el rector, el extraño ser “habría matado al perro de la familia, de haber entrado el can al agua.” Dicho misterioso visitante tenía una longitud estimada de doce pies (3.6 metros) y el rector no dudó en personarse en el lugar de los hechos, dudando sobre la existencia de semejante cosa, dado que en el lago “había tan solo unas pocas truchas”.

David James, uno de los investigadores más renombrados de la situación del lago Ness, tomó cartas en el asunto, resumiendo sus experiencias en una carta remitida a Holiday: “Acabo de volver de Irlanda, y el avistamiento del 22 de febrero fue realmente impresionante. Una criatura parecida a la del lago Ness en su tipo y carácter fue vista por una familia por espacio de casi una hora. El ser se les acercó a una distancia de cinco a diez yardas (4.5 a 9 metros ) y parecía estar muy molesto por los ladridos del perro”.


El padre de la familia testigo – Stephen Coyne – había bajado a la turbera adyacente al lago Nahooin a sacar material a ser utilizado como combustible. Su descripción de la criatura era “un animal con cabeza de poste y cuello que medía entre nueve pulgadas a un pie de ancho. Nadaba en distintos sentidos en el diminuto lago, sumergiendo su cabeza de vez en cuando y revelando dos grandes jorobas y una cola perfectamente chata. “Aquello era negro, liso y sin pelo, con la textura de una anguila”.

Los ladridos del perro que acompañaba a Coyne – como indicó el rector en su carta – parecieron irritar al animal desconocido, que comenzó a acercarse a la orilla con la boca abierta, revelando un interior pálido y sin dientes. La criatura parecía estar patrullando el cuerpo de agua ante los atónitos testigos, que tras una hora regresaron a su hogar, estremecidos.
Al margen de la actividad de los criptozoologos, que hicieron lo posible por sondear las aguas del lago con redes, los granjeros locales estaban seguros de que se trataba de un “pieste” – una serpiente de mar capaz de mudar su forma y seducir a las mujeres – pero mayormente interesados en comerse las ovejas, vacas y cualquier otro animal de granja que se acercara demasiado a las aguas de los lagos, ennegrecidas por la presencia de la turba.

Las pesquisas de Holiday y sus colegas dieron a conocer la presencia de otras serpientes de mar (o serpientes lacustres, en este caso) a lo ancho de Irlanda: los lagos Derg, Counfea, Nahanagan, Looscaunagh y Brin podían jactarse de hacerle la competencia a “Nessie”. En años posteriores se haría el intento por dinamitar las aguas de Lough Fadda, otro cuerpo de agua que supuestamente albergaba estos misteriosos seres, pero el estruendoso esfuerzo no tuvo efecto.

Serpientes lacustres en EEUU

Edgar Cayce, el renombrado “profeta durmiente”, supuestamente afirmó en una de sus sesiones que América del Norte había permanecido mayormente desocupada por la presencia de monstruos peligrosos en la antigüedad. ¿Se refería tal vez a los tigres dientes de sable, el temido ‘oso de cara corta’ u otros depredadores de la megafauna? Es posible, pero los dados al esoterismo consideran que Cayce se refería al Sasquatch – “piegrande” – o a los terribles seres voladores que se llevaban a bestias y humanos por igual en sus garras.

Los Grandes Lagos, que representan un verdadero ‘mar interior’ para la masa terrestre norteamericana, han sido considerados como el hábitat de críptidos que hacen acto de presencia de vez en cuando. A finales del siglo XVIII se circuló el rumor de la existencia de un monstruo de mar en el lago Erie, el más somero de los cinco enormes ‘mares’ de agua dulce. El capitán de la goleta Felicity afirmó haber visto una gran serpiente de más de una vara de largo (cinco metros) que impresionó a los tripulantes; décadas más tarde, un velero afirmaría ver una serpiente de treinta o cuarenta pies de largo (9-12 metros).

El monstruo del lago Erie dejaría huellas de su existencia en 1817 cuando dos franceses de apellido Dusseau encontraron el cuerpo moribundo de un “monstruo” varado en la playa, animal que media entre seis y nueve metros de largo con la forma de un enorme esturión…¡pero dotado de brazos! Los hermanos Dusseau se alejaron lo más pronto posible de la zona.
En 1990, el periódico Los Angeles Times publicaba la noticia de la misteriosa serpiente – de color negro, 10 metros de largo – vista por el señor Harold Bricker, su hijo y esposa durante un viaje de pesca el 4 de septiembre de aquel año.

Los científicos manifiestan su escepticismo ante estas experiencias, afirmando que el lago Erie, a pesar de sus dimensiones, es demasiado joven para haber albergado una población de plesiosauros u otros seres del mesozoico, asegurando que se trata de esturiones o tal vez peces remo (Regalecus glesne), capaz de alcanzar dimensiones de hasta diecisiete metros.

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