Piegrande
y Cementerios - ¿Necrofagia críptida?
Por
Scott Corrales
© 2022
"El cuadro representaba un colosal e
indescriptible monstruo de centelleantes ojos rojos, que tenía entre sus huesudas garras algo que
debió haber sido un hombre, y le roía la cabeza como un
chiquillo chupa un pirulí.
Estaba en cuclillas, y al
mirarle parecía como
si en cualquier momento fuera a
soltar su presa en busca de un bocado jugoso." - H.P. Lovecraft, "El
modelo de Pickman" (1927)
En ciertas
ocasiones no hay mejor forma de comenzar un escrito que con una cita de algún
prestigioso autor, y no se me ocurre nadie mejor que Lovecraft para el tema que
nos convoca, ya que reviste el mismo ambiente de terror. Hace más de una década
escribí sobre la extraña y tétrica conexión entre el fenómeno OVNI y los
cementerios - y hasta el sol de hoy sigo encontrando nuevos casos que confirman
este tenebroso vínculo. Ahora pasamos a examinar otra faceta de esta relación:
la atracción que sienten los seres que denominamos Piegrande, Bigfoot, Yeti,
Yeren y otros apelativos hacia los retiros perpetuos de nuestra especie.
En el 2018, el
usuario "Rick's Nerd Life" en YouTube compartió un vídeo con la
comunidad que supuestamente mostraba un homínido que hurgaba en una sepultura.
El material visual es narrado por dos personas en un automóvil - posiblemente
madre e hija - y el ser se aprecia perfectamente en el 0:40 del pietaje de
cinco minutos de duración. El fugaz clip causó una alianza inverosímil entre
escépticos y creyentes en Bigfoot - estos últimos incapaces de concebir que su
querido gigantón pudiese ser, de hecho, un ghoul (un ser dado a la necrofagia,
vocablo surgido de la tradición árabe). El interés de estos seres por los
cementerios no es nada nuevo, ni su predilección por la carne humana.
Curiosamente, Un año antes la cadena de televisión ABC Action News presentó un
reportaje titulado "Testigos: animales extrayendo cuerpos de sus
sepulcros" El pietaje muestra las tumbas de varios veteranos indigentes
mientras que el reportero comenta que "posibles animales" intentaban
hacerse con los cuerpos. No se dice con seguridad qué clase de animal, pero es
resulta evidente que la profanación requería el uso de manos más grandes que
las patas delanteras de los mapaches, por ejemplo.
Hambre vieja
Y el fenómeno,
por desagradable que pueda ser, no es exactamente nuevo. El periódico Bristol
Herald Courier en su edición del 8-mayo-2004 comentaba una inquietante noticia
del siglo XIX.
Pocos años
después de la guerra de secesión en EEUU, un joven sobreviviente del combate
fratricida volvió a su hogar en las montañas de Virginia Occidental en mal
estado de salud, pero con la serenidad de saber que moriría entre los suyos. Pidió
que se le sepultase en lo alto de una colina dónde había disfrutado de la
cacería. Sus padres acataron sus deseos, pero al ir a visitar su tumba un buen
día, descubrieron que los restos de su hijo habían sido exhumados y que algo
había devorado su carne, dejando poco más que la osamenta. Conscientes de la
presencia de "hombres salvajes" - como se denominaba a estos seres en
aquel entonces - en la serranía, se organizó una batida para cazar y ajusticiar
al supuesto culpable. Nunca lo encontraron, aunque en décadas posteriores, un
grupo de cazadores encontró un enorme esqueleto aplastado bajo un árbol de
castañas, derribado durante una gran tormenta.
En 1895, los
habitantes de la población de Greenville, estado de Maine, EEUU, quedaron
conmocionados por la noticia de que 'un gorila' andaba suelto por sus bosques.
Unos chicos dedicados a la caza de ardillas se tropezaron con 'una gran bestia'
que saltó de la maleza para refugiarse en el bosque. Otro vecino afirmó que el
'gorila' estaba en el cementerio local y lo había seguido. El primer encuentro
entre humanos y gorilas - hay que matizar - ocurrió en 1847 en Liberia, en la
costa africana.
En 1981, la
policía de Waterford, estado de Michigan, investigó denuncias sobre la
presencia de un Bigfoot en el cementerio St. Mary's de su comunidad. El evento fue uno de varios
que ocurrieron durante la 'oleada de avistamientos de Bigfoot' en dicha
comunidad. Cabe aclarar que dicha región del país se conoce por las actividades
de estos seres, a veces con desenlaces trágicos para los humanos. Fue
precisamente en Michigan que se produjo la enigmática y trágica desaparición
del quarterback de futbol americano Cullen Finnerty el 26 de mayo de 2013 -
noticia que apareció en las páginas del New York Times. El joven Finnerty había
ido de pesca a una zona pantanosa cuando llamó a su esposa por el celular,
afirmando no saber dónde se encontraba y que "dos hombres" lo estaban
siguiendo, matizando que el rotativo neoyorquino descartó su confusión y
testimonio sobre los dos hombres como 'paranoia causada por heridas cerebrales
a raíz del deporte'.
Desde el amanecer de los tiempos
Aunque el lector
podrá escandalizarse al leer sobre la propensidad de estos seres por la
antropofagia, debemos remitirnos a las tradiciones que nos hablan sobre un
género de seres muy dado a hacerlo: los ogros, legendarios consumidores de
carne humana en los cuentos de hadas y en la mitología escandinava, donde su
lugar los ocupan los jotnar. Más
distantes de los cuentos de hadas hallamos al temido Humbaba de la epopeya de
Gilgamesh y al Grendel de Beowulf. Hablando concretamente de Bigfoot y sus
allegados, las tribus nativas de América del Norte hablaban sin ambages sobre
la costumbre nocturna de estos gigantes de montaña en irrumpir en los
asentamientos y llevarse mujeres y niños, a veces ancianos, cuyos restos
acababan siendo hallados en grandes montículos.
En el 2013,
Maureen Kelly, de 19 años, se desnudó para entrar al Bosque Nacional Gifford
Pinchot y realizar una "búsqueda espiritual". A pesar de numerosos
intentos por localizarla, las autoridades se dieron por vencidas.
Posteriormente se habló del descubrimiento de 'pequeños huesos' - posiblemente
de los dedos de los pies - que podían corresponder a Maureen. Para los
interesados en Piegrande, la respuesta era clara: su búsqueda espiritual había
culminado en un festín para estos seres.
Los gigantescos críptidos
tienen sus defensores, argumentando que con la abundancia de carne en los
bosques de EEUU y Canadá - alces, ciervos, jabalíes y una variedad de roedores
- estos seres difícilmente sufren de carencias proteínicas. Pero los seres
envejecientes, expulsados de sus tribus, o malheridos, pueden optar por atacar
humanos. Se dan casos de ancianos raptados ante los ojos de su familia por
Bigfoot en las reservas nativas, y luego enfrentamos la situación de "The
Missing Texas 40" (los cuarenta extraviados del estado de Texas) - nombre
dado a las personas que han desaparecido de forma misteriosa en el condado de
Montgomery y regiones aledañas.
Se puede
argumentar que la gente desaparece por una variedad de motivos, pero la
desaparición más reciente fue un caso de interés nacional. En el 2019, Lauren
Elizabeth Thompson, de 33 años, extraviada en una zona boscosa del condado de
Panola, consiguió llamar al número de emergencia (el 911) para pedir auxilio,
diciendo que estaba desorientada y que algo la perseguía. Mediante
triangulación de las torres de servicio celular, las autoridades dieron con su
automóvil, pero a pesar de las pesquisas de rastreo con perros y drones de
detección térmica, su paradero sigue siendo un misterio.
Elizabeth pudo
haber sido víctima de narcotraficantes, algún ermitaño viviendo en los bosques,
o algún 'serial killer'. Pero su estado de confusión total es una constante en
muchos casos, y se cree que los críptidos disponen la facultad de generar ondas
infrasónicas (don que tienen los tigres y elefantes) para atontar a su presa.
Todo queda en especulación, naturalmente, pero sería de necios omitir el dato
en aras de ofender la mentalidad 'científica'.
Historias del
diluvio
Un segmento del
podcast Sasquatch Chronicles transmitido en enero de 2017 transmitió las
interesantes experiencias de un cazador y perito de siniestros llamado Dave, su
apellido en reserva debido a la naturaleza de su empleo. Dave rememoró su
odisea como perito de siniestros tras las sobrecogedoras inundaciones del rio Misuri
en 1993, cuando su encargo consistía en visitar las granjas anegadas por la
catástrofe acuática. "Ya me había retirado de esta actividad,"
explicó Dave al público, "pero las inundaciones del '93-'94 me hicieron
retomar el papel. Las aguas del Misuri se habían desbordado entre treinta y
sesenta millas (48-96 km) a una profundidad de treinta pies (9 m) con una
duración de noventa días. El Misuri se había creado un cauce nuevo a
consecuencia del desbordamiento, y la situación era dura. Llegué al final de la
retirada de las aguas, y fui testigo de las vacas muertas cuyos cadáveres
estaban en las copas de árboles altísimos. Una de las cosas más extrañas que me
ha tocado presenciar. El torrente de agua se llevó a los animales, se quedaron
varados en los árboles, y ahí murieron, a pesar de la evidencia que sugería que
lucharon por zafarse. De los cementerios ni decir - había panteones que se
remontaban a la guerra de secesión, y se hablaba de gente hallando cadáveres
aguas abajo del Misuri, así que se presenciaron muchas cosas insólitas durante
aquella tragedia".
Durante su gira
de inspección, "Dave" tuvo un encuentro con entidades simiescas que
escarbaban entre los restos de las granjas - a su juicio, los seres estaban
buscando cangrejos de rio, que aparecían en miles como consecuencia de la
inundación, aunque tampoco estaría demás pensar que los restos humanos,
procedentes de las tumbas vaciadas a consecuencia del desastre, representaban
un atractivo para los Bigfoot.