Wednesday, May 29, 2019

Criaturas de alta extrañeza en Indiana, EE.UU.



Fuentes: Rick Hilberg / FLYING SAUCER ARCHIVES / Fort Wayne “News-Sentinel’ 05.30.1987 – Martin Piechota
Fecha: 05.29.2019


Criaturas de alta extrañeza en Indiana, EE.UU.

En 1949, más de dos docenas de vecinos de Thorntown, Indiana, afirmaron haber visto una criatura con peso estimado de 250 libras, pelo castaño y dentadura prominente.

En 1977, una pareja de Aurora, Indiana dijo que una criatura de 12 pies de alto se abalanzó sobre su vehículo, dejándolo abollado. El marido consiguió dispararle y el animal saltó, irguiéndose. “Comenzó a actuar como si estuviera a punto de irse,” dijo la esposa, “y mi marido disparó 15 balas contra aquello, que se arrastraba para evitar los balazos.

En 1979, otro motorista en Indiana tendría una experiencia menos belicosa con el ser humanoide que pudo avistar al lado de una zona recreativa estatal. “Tenía cuanto menos siete pies de alto, hombros anchos y más largos que los de un hombre,” recordó el chofer. “Estaba cubierto de pelambre oscuro. Detuve mi auto a unos 30 pies de distancia y me bajé para poder verlo mejor. Caminé hacia él, y se me quedó mirando. Cuando lo tuve a 15 pies de distancia, aquello se dio la vuelta y se internó en la maleza, desapareciendo de vista”.

Wednesday, May 22, 2019

OVNIS y Vías Férreas: El Misterio Prosigue




OVNIS y Vías Férreas: El Misterio Prosigue

Por Scott Corrales © 2019

En el mes de enero de 1985, un tren de carga que se desplazaba por la inmensa soledad de la planicie australiana de Nullarbor tuvo una experiencia singular con el fenómeno ovni.

El convoy ferroviario se encontraba en la línea Trans-Australiana que conecta las urbes de Perth en el este de la isla-continente con la populosa Adelaide. Los maquinistas - hombres experimentados que conocían la zona de palmo a palmo - observaron un objeto extraño en el cielo a kilómetros de distancia mientras que se acercaban a una vía de cambio en la remota localidad de Ooldea, más de setecientos kilómetros al noroeste de Adelaide. La misteriosa luz se desplazó hacia la locomotora, cerniéndose sobre ella durante algunos minutos, y dejándola sin fuerza.

Cabe resaltar que el lugar donde se produjo el incidente estaba cerca de la base militar Woomera cerca de Maralinga. La planicie de Nullarbor es una zona caliente de avistamientos y encuentros cercanos - en 1988, una familia conduciendo a lo largo de una carretera en esta región supuestamente estuvo a punto de ser secuestrada por un objeto que salió de la nada y se aferró a su vehículo.

John Beattie, portavoz de la Australian National Railways Authority, se limitó a decir: "No sabemos qué fue el objeto ni lo que les hizo perder potencia".

Curiosamente, el afamado proyecto Libro Azul de la fuerza aérea estadounidense (USAF) mencionaría que "las acciones de los supuestos OVNIS siguen siendo inconstantes, con los objetos portándose de forma "juguetona" o curiosa en casos recientes. La mayoría de estos objetos se puede ver a primera vista en la proximidad de aparatos de fabricación humana, desplazándose al lado de aviones, automóviles y trenes".

En 1955, Frank Halstead, ex-director del Observatorio de la Universidad de Minnesota, se encontraba a bordo de un tren de pasajeros a las 1600 horas del 3 de noviembre acompañado de su señora. El matrimonio disfrutaba de los últimos rayos del sol proyectados contra las enormes montañas del oeste norteamericano cuando el profesor Halstead se percató de un objeto que se desplazaba sobre los cerros.

"Llegado este momento", escribió Halstead, "la vía férrea corre paralela a la montañas a una altura de aproximadamente 1500 pies. Mi primera impresión fue que se trataba de un dirigible utilizado en patrullas oceánicas, vigilancia antisubmarina, que había sido soplado tierra adentro por los poderosos vientos marinos. Pero me di cuenta que este objeto, con forma de torpedo, era mucho más grande que un dirigible promedio. Era enorme, y estimé su tamaño en unos ochocientos pies de eslora. Me pareció poder ver algunas ventanillas en su costado.

El extraño objeto siguió al ferrocarril, ajustándose a su velocidad sin problemas. Minutos más tarde, un objeto parecido surgió de la nada para hacerle compañía al primer intruso. Repentinamente, ambos objetos salieron disparados en vertical, aparentemente aburridos con el tren que se 'negaba a jugar' con ellos.

"No me cabe la menor duda", prosigue Halstead, "de que ambos objetos eran sólidos, metálicos y muy brillantes, a pesar que dichos objetos estaban entre nosotros y el sol. Seguramente estaban bajo control inteligente".

El testimonio del profesor Halstead no es único en cuanto a los misterios de las montañas de California y luces raras. El 22 de mayo de 1932, el rotativo Los Angeles Times publicó el episodio del Sr. Edward Lenser, pasajero en el tren que pasaba por las laderas del enigmático monte Shasta. Según su testimonio a la prensa, pudo ver como el lado sur de la montaña se iluminó con una brillantez casi fulgurante - un fenómeno que le llevó a dedicar buena parte de su tiempo a visitar las comunidades aledañas para buscar datos al respecto. Sus pesquisas dieron fruto: los lugareños informaron a Lenser que "una comunidad secreta vivía dentro o alrededor del monte Shasta, y que habían presenciado rituales extraños realizados durante la puesta del sol, la medianoche y el amanecer que eran el origen de la luz cegadora".

También podemos recordar, de forma anecdótica y jocosa, el supuesto viaje por tren que tomó George Adamski en el mes de diciembre de 1958 desde Kansas City a Davenport. A mitad del camino, Adamski se bajó en una estación intermedia para abordar un platillo volador que le aguardaba para completar el viaje en la comodidad del aparato intergaláctico. El investigador Richard Heiden determinaría posteriormente que el tren nunca se había detenido durante el trayecto.

En el verano de 1967 - temporada reconocida por sus avistamientos y encuentros cercanos - cuatro adolescentes decidieron estacionarse cerca de las vías férreas en Crossett, Arkansas (EEUU) para evitar la siempre molesta supervisión paterna. A eso de las 10:30 pm, notaron que una luz esférica y amarillenta se había aparecido a unas treinta yardas (27 m) de su automóvil y a unos tres pies por encima de los rieles. Los jóvenes vieron con azoro como la luz de 18 pulgadas (45 cm) de diámetro se acercaba a ellos. Uno de los muchachos, tratando de impresionar a sus congéneres, salió del vehículo para pararse en medio de la vía. La bola de luz se acercaba inexorablemente a él, al grado que el intrépido adolescente intentó agarrarla. Al hacerlo, descubrió para su sorpresa que la manifestación lumínica había reaparecido a veinte yardas detrás de su posición. Confuso, regresó al vehículo para encontrar a sus amigos sin poder hablar y atemorizados. Preguntándoles el motivo de su terror, le dijeron que la luz efectivamente había traspasado al chico por completo antes de proseguir su camino. El relato digno de Stephen King apareció en el número trescientos ocho del UFO Newsclipping Service del autor Lou Farish.

Los investigadores posteriormente descubrieron la leyenda del 'guardafrenos fantasma' asociado con la misteriosa luz de Crossett.

De acuerdo con las crónicas, a comienzos del siglo XX un tren se detuvo en aquellos rieles que se intersecaban con un camino polvoriento típico de la zona. El guardafrenos se bajó del furgón de cola para inspeccionar el convoy y descubrió un acoplamiento defectuoso entre dos furgones de carga. Agachándose para arreglar el desperfecto, no se dio cuenta de que la locomotora había hecho un movimiento abrupto que causó una reacción en cadena a lo largo de los vagones. El maquinista saltó de la locomotora, corriendo hacia dónde estaba el guardafrenos, descubriendo que este había sido decapitado a raíz del incidente. Los ferrocarrileros, horrorizados, levantaron el cadáver para colocarlo en un furgón vacío, pero ninguno de ellos se atrevió a tocar la cabeza del desventurado guardafrenos. Nunca se supo el paradero de la testa del pobre hombre, aunque los vecinos de Crossett afirmarían que la "luz misteriosa" comenzó a aparecer desde aquel entonces.

Aunque corremos el riesgo de apartarnos del fenómeno que nos interesa, existe otro poblado en Arkansas que nos presenta una tradición parecida. Desde la década de 1930, cientos de vecinos del poblado de Gurdon han presenciado una luz pulsante en los rieles propiedad de la Union Pacific Railway.

Cuenta la tradición que una noche en diciembre de 1931, el capataz Will McClain despidió al ferrocarrilero Lewis McBride por un descuido que resultó en el descarrilamiento de un tren. El despido provocó un arranque de ira en McBride, quien empuñó la pala que llevaba consigo para asestarle un golpe contundente a su jefe en la cabeza. La constitución física del capataz era tal que pudo resistir el golpe, y salió corriendo bañado en sangre. McBride le persiguió, le derribó, y utilizó una estaquilla para matarlo, y su crimen resultó su ajusticiamiento en febrero de 1932.


Poco después del ataque sanguinario, los vecinos de Gurdon afirmarían haber visto una luz en la oscuridad que se manifestaba a unos tres pies sobre los rieles justo en el sitio dónde murió el capataz McClain. En 1970, un ferrocarrilero dijo haber presenciado la "luz de Gurdon" desde el porche trasero de un furgón de cola, y que la luz había perseguido al tren por unas cien yardas antes de apartarse de los rieles para perderse en un cementerio local.

Canadá también tiene incidentes raros que contar. El 21 de septiembre de 1971, las tripulaciones de dos ferrocarriles de carga de la Canadian National Railways llegaron a ver como un objeto extraño de color rojo anaranjado se acercaba a toda velocidad desde el horizonte hacia a sus respectivos trenes en las cercanías de Kitwanga, Colombia Británica. Los testigos describieron al intruso como un objeto “de color opaco que no emitía sonido alguno” y que se detuvo sobre el poblado por algunos minutos, haciendo una acción de sube y baja. Se alejó tras de expulsar un material “fundido y brilloso” sobre la comarca, cambió de rumbo, y desapareció.