Thursday, February 29, 2024

OVNIS: Algunos Casos Ochenteros


OVNIS: Algunos Casos Ochenteros

Por Scott Corrales © 2024

El 1 de diciembre de 1981 no fue un día de importancia particular. Sí, se había producido una tragedia de aviación en la entonces Yugoeslavia, Olivia Newton John y su canción "Physical" ocupaban el primer puesto en los rankings musicales, y Kareem Abdul-Jabbar deleitaba a sus seguidores con sus proezas en el mundo del baloncesto.

Sin embargo, aquel día de poca trascendencia marcaría un cambio radical en la vida de una joven en la ciudad de Waterloo, provincia de Ontario, Canadá.

A las 18:30 horas, "Joanne" (apellido sigue en reserva) conducía hacia la casa de una amiga cuando observó dos luces brillantes en el firmamento, una sobre la otra. Pensó que tal vez se trataba de nuevas luces en torre de la radioemisora local, pero al pasar de largo por dicha torre, observó que ambas luces seguían visibles, emitiendo destellos de luz verde y amarilla hacia la superficie.

Llegado este momento, Joanne detuvo la marcha y bajó la ventana para ver el espectáculo celeste más detenidamente, que ahora comenzaban a ejecutar un bailoteo en el que intercambiaban destellos de luz verde. Al final de dos minutos, la luz inferior emitió un solo rayo de luz blanca sin que se escuchara sonido alguno. Ambas luces se acercaron, entraron en movimiento y se perdieron de vista.

Intrigada, Joanne se puso en contacto con la policía regional en Waterloo, quienes la pusieron en contacto con un grupo de investigación OVNI. El aeropuerto regional de Waterloo/Wellington no pudo aportar información sobre aviones o helicópteros en la zona.

La llegada de la década de los '80 marcó un profundo declive en el interés por el fenómeno OVNI, posiblemente debido a la mediatización causada por la película de Spielberg en años anteriores. Jerome Clark describía la situación bajo el titular "A Ufology for the 1980s" (una ovnilogía para los 80): Para comenzar, nunca ha habido un período con tan poca actividad OVNI desde 1947 [...] Queda por verse si la ausencia de actividad OVNI significativa es una aberración o si marca el regreso al estado de las cosas antes de 1947, cuando los OVNIS se veían con tan poca frecuencia que la sociedad en general ni tenía un nombre que darles. Claro está, el lugar que ocupan los ovnis en la cultura popular garantizará la supervivencia de la mitología platillera por buen tiempo, a pesar de la escasez de avistamientos”.

Aún así, la década de los ochenta contribuyó pequeñas oleadas y casos interesantes (invitamos al lector a revisar "Interregno: Avistamientos OVNI durante la crisis de los ‘80" en Arcana Mundi) y los hubo aún más interesantes más allá de las fronteras de Estados Unidos, como veremos a continuación.

En febrero de 1980, los lectores del periódico News de la ciudad australiana de Adelaide encontraron un titular de impacto al abrir la puerta para recoger la edición matutina: "Nave Misteriosa Impacta Árbol".

Según la redacción, un imponente pino de 22 pies de alto había sufrido el impacto de un objeto desconocido contra su tronco - un golpe tan contundente que no solo dejó abolladuras en la corteza del árbol, sino que también lo había torcido al punto arrancar sus raíces de cuajo.

El fenómeno se produjo la noche del 7 de febrero de 1980 a eso de las 21:50 horas cuando Daryl Browne, de 21 años de edad, custodiaba una casa en Stirling, Australia de Sur. Mirando la televisión a esa hora, Browne quedó sobresaltado al escuchar un estruendo ensordecedor - lo suficientemente alarmante como para hacerle salir a investigar su origen. Dos perros daneses en su custodia comenzaron a aullar mientras que Browne localizaba una linterna antes de lanzarse a la oscuridad.

Alumbrando los alrededores, elevó el haz de luz a la arboleda circundante y pudo ver un objeto 'amarillento, como una media luna, de unos ocho metros de diámetro'. Regresó de prisa al interior de la casa para llamar a la policía. Cuando volvió al exterior a mirar, el objeto ya no estaba.

Los grupos de investigación que se interesaron en el fenómeno apuntaron a la ocurrencia de un incidente parecido en Yundi, al sur de Adelaide, pero en 1966. En este caso, un granjero que miraba a las nubes negras que presagiaban una tormenta observó el descenso de un objeto esférico blanco y brillante. El objeto se internó en una arboleda, resultando en una explosión violenta que sembró el pánico entre el ganado vacuno de la propiedad. La detonación decapitó algunos árboles, echando a tierra otros más como en la famosa foto de Tunguska.

Denise Bishop seguramente nunca olvidó la noche del 10 de septiembre de 1981.

La contable, de 23 años de edad en aquel momento, vivía en la ciudad inglesa de Plymouth cuando abrió la puerta de su casa en horas de la noche. Podemos imaginar su sorpresa cuando vio en el cielo, frente a ella, un enorme OVNI cerniéndose en las alturas. Acto seguido, un rayo de luz verde, tan delgado como un lápiz, impactó el dorso de su mano, produciendo una quemadura dolorosa que un cirujano londinense diagnosticaría como ‘característica de una quemadura por láser’.

Aunque la experiencia de la joven contable suena a noticia de periódico de supermercado, el destacado músico y escritor ovni Timothy Good la dio por buena. Hizo la siguiente observación en la prensa británica: “Encontré en Denise una persona completamente convincente y equilibrada. Aunque nadie más vio el incidente, se hizo contacto con vecinos cuyas mascotas habían exhibido conducta sumamente peculiar en el momento justo y lugar en que ocurrió el avistamiento”.

Tuesday, February 27, 2024

OSNIS: Los Vástagos del Capitán Nemo

 



OSNIS: Los Vástagos del Capitán Nemo

Por Scott Corrales ©2024

Los lectores del periódico neoyorquino The New York Times se despertaron en la mañana del 17 de noviembre de 1886 para leer una nota de la redacción que ostentaba por título: "Descubren el Nautilus de Verne". Veinte mil leguas de viaje submarino había aparecido en la prensa francesa, por entregas, entre 1869 y 1870, así que el público lector estaría tan familiarizado con las aventuras del capitán Nemo como un lector moderno lo estaría con La guerra de las galaxias.

Según el Times, el capitán Baylis de la goleta Elsie A. Baylis recién había llegado al puerto de Nueva York el 16 de noviembre, habiendo zarpado desde Tampico el 15 de octubre.

A los 23°47 grados de latitud y 82°17 de longitud, el capitán creyó ver lo que describió como "un torpedero o alguna máquina infernal flotante".

Dicho objeto fue visto a barlovento a primeras, y la parte visible sobre las olas del mar parecía a primeras "una gran boya con el domo apuntando hacia arriba". Para más señas, el objeto ostentaba "una bandera roja y cruz blanca".

Baylis dio la orden de acercarse al objeto misterioso, pero se sorprendió al descubrir que este Nautilus de la vida real se desplazaba a tres o cuatro nudos por hora, muy a su sabor. Aprovechando la brisa imperante, la goleta emprendió la persecución del objeto desconocido por un cuarto de hora, pero sin conseguir acercarse.

Frustrado en su empeño, Baylis abandonó su cacería. Podemos imaginar que al igual que el Ahab de Moby Dick, la memoria de aquel objeto sumergido desconocido le habrá aquejado el resto de sus días.

Una mente más científica y sensata diría que lejos de ser una anomalía, los tripulantes de la goleta Elsie A. Baylis seguramente se encontraron con uno de los pocos submarinos que comenzaban a navegar por los mares del planeta. Precisamente en 1886, el imperio otomano se jactaba de haber disparado el primer torpedo bajo el agua desde el Abdulhamid, submarino a vapor construido en los astilleros Barrow de Escocia, y los ingenieros Campbell y Ash ya habían perfeccionado su propia nave eléctrica, también llamada Nautilus. Pero es dudoso que dichas naciones hubieran enviado estos submarinos al otro lado del Atlántico. Tampoco puede dudarse la existencia de la goleta, puesto que la noticia apareció en otros periódicos, particularmente en el puerto de Norfolk, Virginia, y la revista náutica The Sailor's Magazine hace mencion del Elsie A. Baylis, cuyos oficiales y dotación dan las gracias por los libros prestados, diciendo "hay muchos buenos libros que ayudan a pasar muchas horas de soledad".

Así que... ¿qué fue lo que percibieron los tripulantes del Elsie Baylis?

Tal vez una conversación con el capitán del vapor británico Patna les habría sacado de dudas...o tal vez sumirlos en una confusión aún peor.

En 1880 el capitán Avern y el Sr. Manning, su tercero de a bordo, pasarían a las páginas de las crónicas de lo insólito por motivo del encuentro del vapor Patna con enormes discos luminosos en las aguas del golfo Pérsico. Estos enormes discos, que aparecieron a estribor y babor de la nave propiedad de la British Indies, casi rozaron el casco del Patna y emitían haces de luz de 200 a 300 metros de longitud. La incómoda escolta duro cinco minutos.

Antes de caer en manos del forteanismo, la vivencia de los tripulantes del Patna se daría a conocer a los lectores de la revista Knowledge, quienes montaron en la típica cólera victoriana que nos describe Julio Verne en los integrantes del club Reform, enfrentados con las proezas de Phineas Fogg. Las mentes de 1880 no podían concebir que estos objetos desconocidos pudieran estar viajando a ¡160 kilómetros por hora! - una velocidad inconcebible, cuando los barcos de la época batían records al alcanzar los 46 kilómetros por hora. Así que debía haber algo mal en los cálculos de los oficiales del vapor, y seguramente se puso en entredicho su capacidad de comandar naves.

Por gran suerte, a un mes de los eventos, el capitán Harris del Shahjehan observaría un fenómeno similar frente a las costas de Malabar.

El 11 de noviembre de 1949, el comandante J.R. Bodler, al mando del USS Hemminger, navegaba el estrecho de Ormuz entre el golfo Pérsico y el golfo de Omán las 18:30 horas de aquel día cuando observó una rueda de luz desplazándose bajo las aguas. Según sus cálculos, el objeto medía entre mil y mil quinientos pies de diámetro, y su movimiento era como "el de las aspas de una rueda enorme". ¿Se trataría acaso del mismo orden de fenómeno que aquejó al Patna siete décadas antes?

Estos fenómenos del mar tampoco están suscritos a las embarcaciones y hombres de mar de occidente. En agosto de 1968, los tripulantes del vapor soviético Raduga se hallaban en el mar Rojo cuando presenciaron una enorme esfera en llamas que salía de las profundidades, causando el ascenso y caída de una formidable columna de agua. Una lancha de motor con pescadores árabes también presencia el inusitado fenómeno, pero con por suerte que los soviéticos: la potente marejada creada por la abrupta salida del objeto resulta en el volcamiento de la lancha. Mientras tanto, la esfera en llamas queda suspendida en el aire a varios cientos de pies, y su diámetro se calcula en doscientos pies (60 m)

En el siglo XXI la ovnilogía clásica ha sido sustituida por la mediática, con la obsesión de torcerles el brazo a los gobiernos para que comuniquen 'la verdad' sobre los bondadosos aliens que supuestamente nos sacarán de apuros. Esta nueva ovnilogía 'de destape y Tic Tac' también se ha extendido a los fenómenos submarinos.

En julio de 2021 el portal Medium (https://medium.com) publicaba el relato de un contramaestre de la marina de EEUU que afirmaba haber visto uno de los omnipresentes Tic Tacs bajo el mar, como si no bastara tener que verlos en el aire.

Según el contramaestre John Baughman, quien realizó su servicio naval desde el 2008 al 2013 a bordo del portaaviones Carl Vincent, buque enseña de la agrupación de combate uno. Durante un rato de ocio en el mes de enero de 2010, Baughman pudo ver algo totalmente inesperado. En sus propias palabras: "Estaba mirando fijamente al mar cuando un objeto gordo y blanco tipo Tic Tac, midiendo aproximadamente veinte pies de largo, apareció ante mis ojos y en el agua, desplazándose hacia la derecha y zambulléndose tan rápido como había aparecido. No pude comprender lo que había presenciado. En definitiva se trataba de un objeto sólido, pero al descender, su parte delantera se engulló a sí misma y desapareció".

Sumamente emocionado por su avistamiento OSNI, Baughman fue a decírselo a su jefe inmediato, quien se encogió de hombros y le dijo: "La gente ve toda suerte de mierda en el océano".

Monday, February 26, 2024

OVNIS en el Desierto

 


 

OVNIS en el Desierto

Por Scott Corrales (c) 2024

El silencio y la oscuridad de la noche en el desierto se vieron interrumpidos de manera abrupta por lo desconocido hace más de quince años.

 El 24 de enero de 2007 a eso de las 19:40 horas, los vecinos de Leupp, Arizona (EEUU) en el seno de la nación de la tribu navajo (diné) tuvieron un encuentro inesperado con el misterio en forma de OVNI. Los navajos, cuyas tradiciones incluyen una variedad de fenómenos paranormales, difícilmente se inmutan ante la presencia de los no identificados, que también tienen su puesto entre sus creencias.

 Sean y Deanna Dover regresaban a su hogar desde la ciudad de Flagstaff y estaban a diez millas de Leupp (denominada Tsiizizii en navajo) cuando Deanna pudo observar un objeto extraño. Puesto que ella era la que conducía, se le hacía difícil realizar la observación detallada sin quitar su atención del camino vecinal sin luces. Le pidió a su hermano Sean que hiciese lo posible por concentrarse en el fenómeno. Sean describiría al objeto como "rodeado por un círculo, con tres luces y de forma triangular" estimando su altura en milla y media. Para cuando llegaron a Leupp, se dio cuenta que las luces eran cuatro y no tres.

 Los hermanos dijeron que el objeto desconocido voló sobre una iglesia y la escuela pública de la comunidad. Tan pronto como llegaron a su casa, Sean pidió a su padre las gafas de visión nocturna que el señor Dover utilizaba como parte de su cargo en la policía de la nación navajo. Los padres de los jóvenes también salieron a atestiguar el fenómeno.

 Grande sería su sorpresa cuando observaron dos interceptores entrando desde el suroeste para encontrarse con el objeto. "Lo interceptaron en el aire, y aquello se dirigió hacia el este. Ocho minutos después, esquivó a los interceptores y regresó a Leupp, dónde comenzó a parpadear.

 A cierta distancia de dónde la familia Dover presenciaba los eventos, una de las maestras de primaria - Denise Fredericks - hacía lo mismo desde su hogar. Su marido le advirtió que había 'una cosa en el cielo' y al salir a ver, Denise pudo confirmar lo visto. "Pude ver una cosa triangular que nos sobrevolaba."

 La magnitud de los acontecimientos acabó por convocar a treinta espectadores que se dieron cita en la gasolinera de Leupp para ver no solo al OVNI (o al FANI, como insisten que les llamemos ahora) sino al enorme avión tanque que ahora reabastecía a los interceptores con carburante.

 El objeto ejecutó las mismas maniobras sin sentido - para nosotros - vistas en miles de casos anteriores: voló en línea recta y regresó a su punto de partida. Emprendió rumbo hacia la comunidad de Bird Springs, seguido por un viraje hacia Tolani Lake, posteriormente regresando a Leupp y sus atónitos testigos. El desconocido ejecutó un total de quince circunvalaciones de aquella zona de la reserva nativa.

 Los testigos pudieron agregar detalles a la descripción del silencioso visitante. Todos coincidieron que era triangular, pero con tres o cuatro niveles. En la parte de inferior de aquello brillaba una esfera de luz pulsante.  La maestra Fredericks calculó que las dimensiones del intruso eran 'dobles las del gimnasio de la escuela elemental de Leupp'.

 Y ahora viene el anticipado "¿Y por qué no existe registro visual?"

 Según los presentes, sí se intentó rodar vídeo y sacarle fotos al fenómeno, pero la oscuridad imperante en la región y la distancia de los objetos no lo permitieron. Pero esto era poca cosa para los vecinos de Leupp - ya estaban acostumbrados a ver OVNIS en la noche del desierto, pero lo que distinguía a este era su configuración y la persecución de los aparatos militares.

 Deanna Dover declaró lo siguiente a la prensa - el periódico Navajo-Hopi Observer - sobre el tema OVNI: "Los vemos, bueno, no siempre, no quiero decir que los veamos todo el tiempo, pero sucede. Cuando se produjo el gran avistamiento en Phoenix en 1991, habíamos visto aquellas mismas luces la noche anterior. Es que nadie da parte sobre ello".

 El fallecido investigador y escritor Brad Steiger fue uno de los primeros en informar a sus lectores sobre la presencia de los OVNIS entre las tribus nativoamericanas (las "primeras naciones" en lenguaje contemporáneo), dando a conocer autores aún más antiguos como Bourke Lee. La gente de las estrellas - nombre dado por la tribu hopi a los supuestos visitantes de otro mundo - sobrevivía como los extraños 'kachina' que cautivan la atención del visitante en bailes y representaciones tribales. La gente de las estrellas no solo viajaba sobre el desierto en sus luces, sino que también habían depositado en tierra a los 'osos locos' - el descriptivo para los seres piegrande o sasquatch.

Thursday, February 22, 2024

Los Pretorianos Oscuros: Las Fuerzas del Encubrimiento

 

 


 Los Pretorianos Oscuros: Las Fuerzas del Encubrimiento

Por Scott Corrales © 2024

Desde la llegada de los FANI y los “tic-tac” se ha producido un repudio por las creencias tradicionales de la ovnilogía – y no fanilogía – cuyo origen puede deberse, tal vez, al intento de hacer el tema más aceptable a las élites culturales.

Se podrá vestir a la mona de seda, pero hay aspectos fundamentales del quehacer ovnilógico que no pueden taparse como lo haría el dictador que oculta la evidencia de gobiernos anteriores. Entre estos aspectos figura la existencia de grupos policiacos o militares que bien pueden considerarse los pretorianos del ‘gobierno permanente’ de distintos países, y no del teatro guiñol electoral.

Dejando a un lado los Hombres de Negro (HDN o MIB, en inglés) por un momento, nos concentramos en verdaderas fuerzas armadas de carne y hueso que imponen la mano dura, no solo en cuanto a OVNIS sino también en cuestiones de criptozoología.

El desaparecido autor paranormal George Andrews informaba sobre otro misterio constante – el de los helicópteros negros – y sus tripulantes en su obra Extraterrestrial Friends and Foes de 1987. Citando las investigaciones de Larry Fawcett y Barry Greenwood, Andrews informaba sobre un evento sucedido en Long Island, Nueva York en 1974, durante el cual una mujer presenció el aterrizaje de un helicóptero Chinook negro como el carbón, de acabado mate, y el descenso de hombres uniformados armados con fusiles M-16. Este personal vestía uniformes negros sin insignia, gorras negras y botas negras de paracaidismo. Puesto que el aterrizaje se había producido a tan solo unos cientos de metros de su propiedad, la mujer se acercó a uno de los soldados para preguntarle el motivo de su aterrizaje, pero no obtuvo respuesta.

A punto de reprocharle su falta de cortesía, la mujer presenció la llegada de varios carros patrulla de la comisaria del condado de Suffolk. Uno de los alguaciles abordó al soldado sin rodeos: “¿Quiénes son y qué hacen aquí?”

Cuando el personaje armado de negro nuevamente se negó a contestar, el tono del alguacil se volvió amenazante: “Miren, ustedes han aterrizado en una playa pública, van armados y en uniformes desconocidos. Dame respuestas o irás preso”.

Sin inmutarse, el soldado repuso. “No creo. Mira a tu alrededor”.

En ese momento, la mujer y el alguacil se dieron cuenta de que los demás soldados – si eso es lo que eran – les apuntaban con sus fusiles y con caras no muy amistosas. El alguacil se retiró a su vehículo para establecer contacto con sus superiores, aparentemente recibiendo la orden de alejarse del sitio a toda prisa, y los vehículos de la comisaría efectuaron su retirada.

Según la testigo entrevistada por Greenwood y Fawcett, el cielo se llenó de helicópteros negros que volaban rumbo al sur sobre el mar. Posteriormente se diría que era el transporte de ojivas nucleares a la estación naval Earle en Nueva Jersey, donde la marina de EEUU conservaba el armamento atómico de la flota en aquel entonces. El helicóptero Chinook en tierra formaba parte de varios perímetros en la zona, pero los efectivos no eran personal de marina. Los autores sugieren discretamente que tal vez se dirigían a dicha base para escoltar un OVNI capturado.

Soldados y Humanoides

El boletín STIGMATA de Thomas Adams, uno de los más influyentes sobre el tema de las mutilaciones de ganado en la década de los ’70 (y de ovnilogía y parapolítica, generando un boletín aparte llamado CRUX) nos ofrece otro caso del ‘ejército misterioso’ que opera en las sombras que separan a las fuerzas del estado y lo desconocido.

En 1978, una dama en el estado de Arkansas se hallaba cosechando manzanas de un árbol en su propiedad cuando sufrió un desliz que le hizo caer a tierra desde lo alto de una escalera, siendo incapaz de moverse ni proferir un grito de ayuda. Situación desesperante, pero lo sería aún más cuando dos seres humanoides se le acercaron. Una de las extrañas criaturas era alta y esbelta; la otra más baja y rechoncha. Sin dudarlo dos veces, los seres atendieron la herida que sangraba profusamente en una de sus piernas usando un instrumento que la mujer nunca había visto antes.

Mejorada y extrañada, la mujer dio las gracias a los extraños seres y les invitó a pasar a su casa. Estos se negaron y caminaron lentamente hacia la arboleda circundante, perdiéndose de vista.

Semanas más tarde, la mujer fue a pasear por el bosque, llegando a un claro en el que se producía un evento singular: un caballo yacía sobre la hierba, rodeado por hombres en batas blancas, personal militar…y las criaturas que la habían socorrido poco tiempo atrás.

Dándose cuenta de que estaba presenciando algo que no le tocaba estar viendo, la señora se lanzó a la fuga, sintiendo que la perseguían los militares. En un momento dado en su huida, pudo ver un gran destello azul, sintiendo dolor y el olor a quemado de su ropa – aparentemente, los soldados le habían disparado una especie de láser.

Posteriormente hospitalizada con quemaduras, el personal médico le abrumó de preguntas una y otra vez sobre lo que había sucedido y la naturaleza del ‘rayo’ que le había impactado. Más alarmante fue la llegada al hospital de personas que no tenían que ver nada con el personal sanitario, haciéndole las mismas preguntas. El comisario mandó a someter a la desventurada a un examen psiquiátrico, afirmando que ella misma ‘había sido la causante de la mutilación del caballo’ – cuyo cadáver era la prueba muda del suceso. Por suerte, salió airosa de la evaluación psiquiátrica y regresó a su hogar. Pero el hostigamiento de los agentes desconocidos no tuvo fin, y tanto ella como su marido se vieron obligados a vender la propiedad y mudarse a otro estado.

Lo de ‘soldados equipados con armas láser’ podrá sonarle estrafalario a algunos lectores, como las bases subterráneas de Dulce y sus aliens macrocéfalos. Sin embargo, el autor C.D.B. Bryan mencionaba en su grueso volumen sobre el congreso de MIT sobre abducciones (1994) que las fuerzas paramilitares que custodiaban la empresa Edgerton, Germhausen & Greer (EG&G) portaban armas futurísticas. La presencia de fuerzas privadas (Wackenhut, Blackwater, etc.) en bases militares tampoco puede descontarse. Según el Congressional Research Service (2013) estos contratistas "ofrecen una amplia gama de servicios que incluyen transporte, construcción, apoyo en bases, análisis de inteligencia y seguridad privada'. Durante el conflicto en Afganistán el 62% de las fuerzas combatientes correspondían a estos 'ejércitos oscuros'.

Agentes del encubrimiento

Según el autor William Jevning, investigador de la presencia de los Sasquatch o Piegrande en Estados Unidos, ciertas agencias (el servicio forestal nacional o la secretaría del interior, según el caso) toman cartas en el asunto si alguien manifiesta haber presenciado la desaparición o rapto de algún humano por estas criaturas, o si alguien ha  disparado contra los desagradables seres peludos que pueden representar una amenaza para los cazadores, senderistas y otros que viven cerca de la naturaleza.

El testigo oye que le tocan a la puerta. La abre para ver dos sujetos que se identifican como agentes del gobierno – uno con modales exquisitos y el otro como matón de barrio. Le informan que tienen conocimiento de sus actividades, ya sea su interés en el tema de Bigfoot o haber acribillado a balas a uno de estos seres, peor aún si afirma haber “dado muerte a Bigfoot” como pregonan los periodiquillos en el supermercado.

“Has matado un a oso. No lo olvides”.

Si el testigo decide porfiar con el agente, invocando sus derechos constitucionales o cualquier otra ficción que considere como protección, se repite la advertencia: “Un oso. Mataste a un oso”.

Llegado este momento, intercede el menos educado con tono amenazador, recordándole al testigo que no es del todo inverosímil que algo malo pueda sucederle a algún familiar o al mismo testigo.

Las anécdotas sobre el interés del gobierno en estas criaturas no son cosa reciente. Un mensaje remitido a The International Bigfoot Society (el informe #3493) asegura elementos de la Guardia Nacional se personaron tras la erupción del volcán St. Helens (región del noroeste americano famosa por la presencia de los seres peludos) para rescatar los cadáveres de los animales masacrados por la erupción de 1980. Según el dato proporcionado, los soldados apilaron docenas y docenas de animales muertos - ciervos y alces - para incinerarlos posteriormente.

Sin embargo, el autor del informe agrega lo siguiente: "A mi padre le pusieron al cargo de una pila de cadáveres que estaba tapada y cuyo acceso estaba restringido, rodeado por personal armado. Llegó el día en que iba a moverse este apilamiento de cadáveres, y quitaron la lona que la cubría. Ahí fue que pudo ver a las criaturas, algunas de ellas calcinadas y otras no. Las colocaron en un camión y las taparon. Mi padre le preguntó entonces a un soldado que qué iban a hacer con ellas, y el soldado repuso que no le interesaba saber, y que ciertas cosas no se preguntaban. No volvió a saberse de ellas."