Thursday, February 11, 2016

John A. Keel: Los Centinelas



Los Centinelas
Por John A. Keel
Revista SAGA UFO REPORT Diciembre 1977
Traducción por Scott Corrales para Arcana Mundi

“Nos llega un informe desde Londres que un oficial del ejército estadounidense acantonado en el Fuerte Omaha ha creado un invento eléctrico capaz de detener cualquier motor en el aire, derribando los aviones a tierra. EL informe manifiesta que la máquina, cuyos detalles están celosamente guardados, se proyectara por los aires como una columna de energía eléctrica de cualquier intensidad deseada, contra cualquier objeto determinado, a una distancia de cientos de yardas. El impacto dejaría desamparados a los tripulantes y detendrían los motores del avión en seco”.

Lo anterior es prueba documental de que EE.UU. ha desarrollado un haz EM (electromagnético) capaz de detener motores en la tradición de los platillos voladores. Sin embargo, hay un pequeño problema en este estremecedor informe: ¡Apareció en Mecánica Popular en septiembre de 1909! Obviamente, el informe desde Londres no era más que un rumor disparatado, puesto que no volvimos a saber del inventor ni su invento. Las invenciones fantasma son parte del viejo y amplio repertorio de lo forteano.

En su último libro, Wild Talents, publicado en 1932, Charles Fort nos ofrecía esta interesante nota:

“New York Times, 25 Octubre 1930. Unos 40 automóviles quedaron calados por una hora en la carretera entre Risa y Wurzen en Sajonia. Unos 40 choferes probablemente no quedaron sin voz en este asunto, y si el gobierno alemán experimentaba con “rayos secretos”, esto representaba más de su secretismo público. En el Times, 27 Octubre, se citó al matemático y ex primer ministro francés Paul Painleve: “Ningún experimento conducido hasta ahora nos permite dar crédito a semejante historia, ni visionamos la posibilidad de verlo realizado en el futuro inmediato”.

Hitler no llegó al poder hasta 1933, y es sumamente dudoso que se realizaran tales experimentos en 1930. Alemania estaba política y económicamente arruinada en este momento, y se realizaba poca experimentación de ese tipo. Sin embargo, en la primavera de 1936 hubo una oleada de automóviles misteriosamente calados en las carreteras cercanas a Osita en Italia. Los eventos recibieron amplia cobertura periodística en el momento. Raquel Mussolini, esposa el dictador italiano, figuraba entre los pasajeros en los vehículos inhabilitados. Los granjeros en la zona se quejaron a las autoridades de que sus ovejas caían muertas en grandes cantidades a la misma vez. Después de la Segunda Guerra Mundial se reveló que Marconi había estado experimentando en Ostia en 1936 y que era responsable de estos curiosos efectos (Ver “Marconi’s Space Age Weapon”, UFO Report, Septiembre 1977). Murió en 1937 y obviamente ni los italianos ni los alemanes llegaron a beneficiarse de este descubrimiento.

Aun así, se circularon rumores universales sobre los misteriosos autos inhabilitados a lo largo de la década de 1930, particularmente en Alemania, pero también en Gran Bretaña. Nuestra fuente para estos datos es nada menos que el ex Director de Inteligencia para el Mando Aéreo de la R.A.F., V. Jones, en una ponencia ante la Sociedad Astronómica de Newcastle en 1968, en la que dijo:
“Los años anteriores a 1939 estaban llenos de cuentos sobre un rayo paralizador de motores. Según el cuento que escuché en 1937 o 1938, se decía que una familia inglesa estaba de vacaciones en Alemania y que el motor de su auto repentinamente se atascaba, casi siempre en un camino rural. Un centinela alemán aparecía de entre los árboles para advertirles que se realizaban experimentos especiales en la zona y les sería imposible proseguir. Poco después, el centinela regresaría para decirles que todo estaba bien y que podían arrancar el motor de nuevo, con lo que el motor volvía a operar con facilidad y la familia continuaba su viaje.”

Rumores parecidos aparecieron en Inglaterra. “En un caso, supuestamente ocurrido en la planicie de Salisbury,” indicaba Jones, “no era una familia cualquiera la que quedaba inmovilizada en su coche, sino una familia de cuáqueros – se añadía el detalle de cuáqueros, porque se les caracterizaba por siempre decir la verdad”.

Su conclusión era que los rumores fueron fruto de las pruebas inofensivas de una estación de televisión en Frankfurt, Alemania, a cientos de kilómetros de Wurzen y Risa. Una explicación sumamente dudosa. Hubo numerosos efectos electromagnéticos raros en la planicie de Salisbury en la época posterior a 1947. Los expertos en inteligencia, como los científicos, detestan lo desconocido y lo inexplicable, y puesto que los alemanes obviamente no disponían de un aparato capaz de inhabilitar los sistemas de encendido de los coches, todos estos cuentos tenían que ser pura ficción.

En 1944 las misteriosas averías eléctricas tuvieron un giro nuevo cuando se convirtieron en un artilugio estándar de la ciencia-ficción. Una revista llamada Amazing Stories comenzó a circular rocambolescas historias espaciales que incluían casi todos los distintivos de un informe OVNI contemporáneo, incluyendo abducciones, amnesia, extraterrestres que vienen a la Tierra para investigar nuestras explosiones atómicas, y misteriosos rayos capaces de detener vehículos e intervenir teléfonos. Los lectores inundaban las redacciones de estas revistas con cartas que afirmaban la veracidad de todo esto, y que ellos habían sufrido experiencias personales con tales rayos. El director Raymond A. Palmer comenzó a estudiar estos asuntos en serio, llenando su revista de cartas y artículos de respaldo. En septiembre de 1946, un ingeniero llamado W.C. Hefferlin publicó una nota en Amazing Stories afirmando que “una avión de alas circulares” había sido probado con éxito en San Francisco en 1927. En junio de 1946, un expiloto del ejército describió sus extrañas experiencias en una caverna en la India en la que su compañero recibió “un agujero del tamaño de una moneda en su bicep derecho…estaba calcinado por dentro.” (¿Un rayo láser?). Firmó su carta A.C., pero un año después se le conocería mejor como Fred Lee Crisman.

Richard Shaver era la estrella de Amazing Stories en aquellos días, con sus narraciones sobre los “deros” que vivían en las profundidades de las cavernas y controlaban el mundo mediante rayos. Una nota sobre el Enigma Shaver en el número de junio de 1946 contenía lo siguiente: “El Sr. Shaver escribe que una mujer que vive en las cavernas le informó que los deros tuvieron una reunión bajo Londres y Berlín para determinar qué debía ser de nosotros. Nuestro director (Ray Palmer) iba a ser investigado. Un resultado de esta reunión fue el plan de secuestrar a nuestros directores, al Sr. Shaver y a todos nuestros familiares. Para cubrir el secuestro, se nos sustituiría por dobles bien entrenados. El mundo jamás se enteraría de que habíamos sido secuestrados, y que los deros habían tomado nuestro lugar.” Esta es la primera referencia al rumor de los “clones” – rumor que circula aún, y ha cobrado nueva vida en 1977.



A comienzos de 1947, Amazing Stories adoptó un subencabezado bastante audaz: “Extravagante ficción de hoy – Cruda realidad mañana”. Sin darse cuenta de ello, Ray Palmer se convertiría en una de las mayores autoridades del tema ovni en todo el mundo. De las miles de cartas que recibía, se iba enterando de los misteriosos apagones, extraños casos de lavado cerebral y amnesia, misteriosos objetos avistados en el cielo y el mar (un lector – buzo – afirmaba haber rescatado un extraño cilindro del Océano Pacifico en 1935. El objeto contenía una ventanilla y extraños instrumentos. Los expertos en metalurgia no pudieron penetrarlo con taladros, acido ni dinamita). Palmer se había sumergido en este fascinante fenómeno tres años antes de que Kenneth Arnold acuñara la frase “platillo volador”. Podemos imaginar la emoción de Palmer cuando los informes OVNI comenzaron a aparecer en la prensa nacional. Para él – y sus lectores – esto constituía prueba fehaciente de que todo lo aparentemente fantasioso que había publicado era cierto. Tanto él como sus colaboradores habían sido exculpados por los eventos que sucedían.



También quedaban exculpados los innumerables informes anteriores a 1947 sobre objetos raros vistos en el cielo. Las inhabilitaciones de autos en los bosques de Alemania podían ser síntomas de algo mucho menos ordinario que las pruebas electrónicas. Sabemos ahora, gracias a la labor de investigadores tales como Lucius Farish, que misteriosos objetos aéreos se han paseado por los cielos desde hace cientos de años. En los escombros de uno de los “cohetes fantasma” que explotaron sobre Suecia en 1956, los científicos hallaron un pequeño tubo que contenía un diminuto tablero de ajedrez. Hoy seríamos capaces de reconocerlo como un “chip” – un circuito miniaturizado como los que empleamos ahora en computadoras y aparatos electrónicos. Pero no se hablaba de chips ni transistores en 1946. A comienzos del siglo XX, dirigibles y aviones solo ligeramente más avanzados que nuestros propios diseños fueron avistados en todo el mundo, desde Suecia hasta Nueva Zelanda. En los ’40, se pensaba al menos en fabricar aviones de ala circular (pero el “flying flapjack” (tortilla voladora) de la Marina y el disco volador de AVRO resultaron ser fracasos monumentales). También habíamos jugado con el concepto de interferir electrónicamente con los sistemas de ignición desde 1909, pero alguien parecía tener uno en servicio para 1930.

Parece ser una progresión natural. Ahora que hemos visitado la luna y contemplamos a los planetas y a los viajes interestelares, el fenómeno se adelanta a nuestros esfuerzos tan solo un paso, tomando prestadas ideas a nuestro inconsciente colectivo e instando a los contactados a advertirnos contra las bombas atómicas. Tal vez ellos – quienesquiera que sean – no están interesados en forma tan paternalista sobre nuestra propia destrucción. Tal vez si nos destruimos con una explosión, estaremos destruyendo su mundo también. Esta era la advertencia que nos daban Richard Shaver (y Ray Palmer) en 1945. Tal vez compartimos un mundo o dimensión paralela con seres que disponen de la perspicacia para ver la naturaleza autodestructiva del hombre, y la sabiduría de temerle.

Saturday, February 06, 2016

John A. Keel: La evidencia física ignorada por todos




La evidencia física ignorada por todos

Por John A. Keel
Revista Saga UFO Report 1979
(Traducción de Scott Corrales para Arcana Mundi)

En algún lugar de California, la USAF mantiene un almacén de trozos de metal catalogados y por lo menos un platillo volador intacto. En ese mismo almacén hay varios tanques de formaldehido que contienen los cadáveres de un grupo de diminutos humanoides extraídos de un OVNI estrellado en el sureste de EE.UU. a finales de los ’40.

Esta es, al menos, la historia que han circulado algunos ovnílogos estadounidenses durante los últimos 25 años, y como muchas creencias de la ufología, es pura ficción. Tuvo su origen en un fraude periodístico publicado en México, adquiriendo inmortalidad por el humorista Frank Scully y su bestelller Behind the Flying Saucers de 1950. Scully se enteró del rumor inicialmente de un petrolero que había leído Behind the Flying Saucers. Scully, por supuesto, afirmaría haberla escuchado de boca de un ovninauta. Posteriormente, cuando otros periodistas dieron seguimiento a narrativa de Scully, este la repudió públicamente. Pero el rumor sigue en pie. La USAF sigue recibiendo cartas de advenedizos al tema OVNI que exigen la verdad sobre esos hombrecillos en salmuera. Cuando los oficiales de información pública de la USAF contestan que no hay nada de cierto sobre el rumor, los entusiastas OVNI gritan: “¡Encubrimiento!” y acusan al gobierno de ocultar evidencia sobre la existencia de los platillos voladores.

La verdad mucho más amarga consiste en el hecho de que los entusiastas ovni y sus organizaciones han pasado por alto una montaña de evidencia, a menudo suprimiendo tales descubrimientos porque no encaja con su creencia en las visitas extraterrestres. De haber recolectado sistemáticamente todos los materiales físicos depositados por los platívolo en los últimos 25 años tendrían su propio almacén lleno de evidencia.

El problema es que la mayoría de los escombros hallados tras los avistamientos y aterrizajes OVNI resultan ser muy ordinarios…mayormente aluminio, magnesio y silicón. Materiales comunes de la tierra. Los entusiastas ovni están buscando –y esperan conseguir – algo mucho más exótico.

Desafortunadamente, tras tantos años de estudio e investigación por miles de personas y docenas de científicos operando afuera de la Fuerza Aérea y el gobierno, aun no hay pruebas que respalden el concepto de la procedencia extraterrestre de los OVNI. Por otro lado, existe considerable evidencia de que los verdaderos OVNI son de manufactura terrestre y que están pilotados por seres humanos normales (excluyendo aquellos aterrizajes y contactos que parecen compartir la naturaleza de los fenómenos psíquicos). Lo que es más, hay evidencia que personas que visten como nosotros y tienen el mismo aspecto (y que probablemente son terrícolas) se han dedicado a recoger artefactos OVNI, llegando al lugar de los hechos antes de que los testigos originales hayan tenido de contarle a nadie lo que han visto.

Hoy en día resulta popular que los ovnílogos especulen que la CIA es responsable de algunos de estos eventos misteriosos. Pero la CIA no fue establecida sino hasta 1947 y los extraños hombres de negro (HDN) estaban haciendo de las suyas hace 50 años, ¡durante las oleadas OVNI de 1896-97 y 1909!

Justo después de un aterrizaje OVNI en el País de Gales, Gran Bretaña, en mayo de 1909, un encargado de tienda afirmó haber visto cinco “forasteros” en el lugar de los hechos, tomando medidas y fotografías (Daily Mail, 20 de mayo de 1909). Ha habido miles de historias similares desde aquel entonces. Han producido una mitología compleja, infundiendo paranoia entre muchos ovnílogos. Nadie ha podido contestar la siguiente pregunta fundamental hasta entonces: ¿Quiénes son estos forasteros y cuáles son sus finalidades e intereses?

Estos sujetos misteriosos han demostrado gran interés en visitar zonas aisladas en el noroeste de Canadá, Alaska, América del Sur y otros sitios. A menudo los investigadores se tropiezan con ellos de manera accidental y luego tratan de colocarlos en un marco de referencia aceptable. La CIA absorbe gran parte de la culpa estos días.

[…]

Durante el antes mencionado aterrizaje en Gales en 1909, los tripulantes de la extraña maquia voladora dejaron atrás un montón de chatarra incluyendo una pieza de repuesto para una válvula de neumáticos fabricada en Francia, pero que no se distribuía en Gales. Aparentemente se trataba de un ardid para hacer creer a los testigos que habían visto una maquina voladora francesa (los historiadores de la aeronáutica rechazan esta posibilidad).

Pero los huéspedes misteriosos se pasaron de listos. El 7 de mayo de 1909, un tal Egerton S. Free de Clacton-on-Sea, Essex, Inglaterra supuestamente vio un gran dirigible con forma de salchicha flotando a unos 60 pies sobre la tierra. Cuando su mujer fue a inspeccionar la zona, encontró una bolsa de acero y caucho que medía 5 pies de largo y con un peso de 35 libras. Llevaba estampado el texto: “Muller Fabrik Bremen”, así que cuando Free comentó el avistamiento con su vecino, especuló automáticamente que el misterioso dirigible provenía de Alemania.

Varios días más tarde, dos forasteros se personaron en los terrenos de Free, estudiando la playa sobre la que se había cernido el objeto, examinando la zona detenidamente.



“Los hombres estuvieron en los alrededores de mi casa durante unas cinco horas,” declaró Free en una nota para el East Anglian Daily Times, 18 de mayo de 1909. “Cuando la sirvienta se fue a la iglesia, les escuchó hablar en un lenguaje desconocido. Finalmente se le acercaron, uno a cada lado, y uno de los hombres le habló en una lengua extraña. La chica…sintió tanto miedo que volvió corriendo a la casa, negándose a salir de nuevo para oír misa”. (Nuestro agradecimiento al investigador británico Carl Grove por haber desentrañado este informe, y unos 30 más del año 1909).

Por casualidad, el objeto de acero y caucho resultó ser parte de un blanco de prueba utilizado por la Royal Navy para sus prácticas de tiro naval.

Una variación muy sutil de este juego se repitió muchas veces en EE.UU. y Europa durante la década de 1960. Después de una oleada de avistamientos en la zona, un globo sonda convencional aparecería en algún sitio visible (hasta llegaron a encontrar uno en el patio delantero de la casa del alcalde de un pueblo pequeño en Ohio). La policía y la prensa se abalanzaban sobre el globo con frenesí para anunciar que el misterio estaba resuelto. Pero durante la investigación de muchos de estos casos con globos sonda, tuvimos que llegar a la conclusión de que estos globos habían sido colocados deliberadamente. ¿Por quién? Tal vez por el mismo que colocó la válvula en Gales y el blanco de tiro en Essex.

Tal vez los OVNI hayan estado utilizado la táctica del “submarino averiado” todos estos años. Es decir, han vertido toda suerte de basura sobre el paisaje para confundirnos y engañarnos, en la misma forma que nuestros submarinos soltaban lubricante y escombros durante la Segunda Guerra Mundial si estaban siendo atacados. El hecho de que semejante cantidad de estos escombros OVNI consisten en materiales terrestres comunes ha llevado a muchos investigadores a considerar avistamientos y aterrizajes OVNI genuinos como fraudes. Los “herramentaleros”, como se les conoce a los ovnílogos que buscan evidencia, han estado buscando materiales exóticos y no terrestres ciegamente, rechazando todo lo demás.

Una de la primeras piezas de evidencia lo fue “una gran rueda hecha de aluminio, de unos tres pies en diámetro, y con forma de turbina” que cayó un tanto deliberadamente a los pies de un granjero en Penn Field, Michigan (EEUU) en abril de 1897. Según el testimonio de George Parks, publicado en el Detroit Evening News con fecha del 15 de abril de 1897, tanto él como su esposa observaron “un objeto sumamente brillante que parecía estar a unos 100 pies sobre la tierra y acercándose de prisa.” Produjo un zumbido y dejó caer la rueda mientras que volaba en lo alto. Aquel año hubo una oleada masiva de objetos voladores raros sobre los Estados Unidos. Puesto que resulta ilógico pensar que cualquier “nave espacial” capaz de viajar hasta este planeta se desmoronarían con tal facilidad, solo podemos suponer que dichos incidentes fueron deliberados.

Desde 1897, ver a los ovnis descargar materiales mundanos en sus puntos de aterrizaje ha sido algo común, y la válvula neumática francesa fue tan solo el principio. En fechas más recientes, estas caídas han consistido de materiales más sofisticados.

Un avistamiento con testigos múltiples vendrá seguido frecuentemente por una serie de extrañas manipulaciones diseñadas para desacreditar a los testigos y sembrar duda sobre el evento. Los expedientes muestran que hasta los investigadores de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos se dejaron embaucar por tales manipulaciones en la década de los ’50, y que esto contribuyó, sin duda, a la postura negativa del gobierno sobre el asunto. Por ejemplo, los investigadores de la USAF desacreditaron un supuesto aterrizaje OVNI en Glassboro, Nueva Jersey en 1964 porque hallaron una pequeña cantidad de nitrato de potasio en el lugar. Aunque había agujeros en el suelo, idénticos en sus dimensiones y características a los de otros aterrizajes, la Fuerza Aérea decidió que el nitrato de potasio – utilizado comúnmente en explosivos – comprobaba que se trataba de un fraude humano. Pero productos químicos parecidos han sido encontrados en otros puntos de aterrizaje en todo el mundo.

Distintas organizaciones amateur de investigación ONVI han acusado a la USAF de “encubrimiento” por haber aceptado explicaciones raquíticas para estos eventos. Pero cualquiera que conozca la forma en que funciona el gobierno y los militares podrá ver que los estamentos oficiales se dejaron llevar por estas decepciones y manipulaciones. La fuente del fenómeno OVNI, sea lo que sea, es sumamente lista y muy adiestrada en el uso de la guerra psicológica. Resultaba conveniente que la USAF y el gobierno rechazaran e ignoraran el fenómeno OVNI. Esto se obtuvo mediante una larga serie de “fraudes” a lo largo de la década de los ’40 y ’50, hasta que para 1955, los investigadores oficiales estaban plenamente disgustados y hasta hostiles hacia el tema. Una vez que los ovninautas se quitaron al gobierno de encima, fueron capaces de operar impunemente. Las investigaciones realizadas por la USAF después de 1955 fueron meros ejercicios de relaciones públicas. Se habían “zampado” la evidencia falsa que les había sido presentada.


Desde 1965, varios investigadores en España han recibido cartas y llamadas telefónicas de personas que afirman ser del espacio…visitantes del planeta UMMO. Las cartas portan una estampa o sello idéntico al objeto avistado sobre Madrid, y contienen advertencias sobre la CIA (un agente estadounidense, identificado como el “Sr. W. Rumsey” supuestamente trabaja en España, tratando de rastrear a los ummitas. Este affaire UMMO ha causado furor entre los investigadores españoles por muchos años, y hasta ha sido el tema de un libro por Fernando Sesma: Ummo, Otro Planeta Habitado.

Estos fraudes de ‘hombres del espacio’ representan un fenómeno mundial. Esta autor ha recibido muchas cartas extrañas y llamadas de este estilo en EE.UU., relacionadas a veces con materiales que estaban en la máquina de escribir y que aún no habían sido compartidas con nadie. Otros investigadores desperdigados por el mundo han experimentado lo mismo: los ufólogos están siendo vigilados…monitoreados por algún grupo misterioso, y grandes cantidades de ‘hombres del espacio’ ya viven entre nosotros, utilizando nuestros correos y teléfonos libremente.

Debido a que estos ‘fraudes’ son tan generalizados, y a menudo tan complicados y caros, resulta poco probable que sean el producto de unos cuantos farsantes juveniles. Al contrario, parece tratarse de un esfuerzo bien planificado y financiado. Cuando hacemos a un lado todas las tonterías, el único fin aparente es crear y fomentar la creencia en los ‘hombres del espacio’ y de paso mantener a los ovnílogos en un estado de paranoia y confusión. Muchos ovnílogos estadounidenses han sido víctimas de estos juegos, convencidos de que la USAF o la CIA están detrás de todo esto. Algunos investigadores amateur hasta han llegado a padecer crisis nerviosas y suicidarse.

La creencia de que alienígenas parahumanos viven entre nosotros no se limita a los círculos ovnilógicos. Numerosos grupos religiosos y ocultistas han alegado por siglos que tanto ángeles como demonios que guardan el mismo aspecto físico que nosotros han estado en nuestro medio desde el principio de los tiempos. Distintos contactados afirman que los ‘hombres del espacio’ les han informado que entre diez a diez millones de visitantes interplanetarios residen hoy en nuestras ciudades. El fallecido Dr. James McDonald, meteorólogo de la Universidad de Arizona que se inmiscuyó en la controversia OVNI, comentó por privado durante los últimos años de su vida la posibilidad de que seres alienígenas no solo estuviesen presentes en nuestro planeta, sino que sistemáticamente ocupaban cargos importantes en el gobierno y el ejército.

El fallecido investigador Iván T. Sanderson, uno de los mejores observadores del mundillo ovni, ofreció una hipótesis aún más interesante en su libro Invisible Residents, sugiriendo que una raza más antigua se había desarrollado en los mares de la tierra mientras que nuestros ancestros aun trepaban árboles. Esta raza se ha distanciado de nosotros, pero son responsables de la gran cantidad de submarinos, barcos y platillos voladores no identificados que se han visto entrando y saliendo de los mares. Puesto que los biólogos y partidarios de la evolución están convencidos de que la vida comenzó en los mares, Sanderson especuló que sería lógico que una raza avanzada tuviese sus orígenes ahí. Este “pueblo acuático” nos contempla con la misma falta de interés y desdén con el que contemplamos a las hormigas.



Dichas teorías son ejercicios intelectuales, puesto que no se ha encontrado evidencia que las respalde. Corresponden a la misma categoría que las teorías diabólicas de otros grupos religiosos anteriores.

Aún así nos queda el misterio de los hombres misteriosos anteriores a la CIA y los problemas monumentales que presenta la aceptación de la popular hipótesis extraterrestre (interplanetaria) para los OVNI. Si algunos entusiastas de los OVNI han tenido razón en acusar a la CIA y la USAF de todos estos fraudes intrigantes, ¿Cuál es el motivo detrás del gasto de tanto tiempo y dinero en actividades infructuosas? ¿Cómo justificarían estos gastos ante el Congreso? ¿Y por qué – tras 25 años de todo esto – ningún empleado o exempleado ha denunciado el asunto? El gobierno encuentra difícil guardar secretos en nuestra época.

Tal vez podamos excluir al gobierno como el responsable. El fenómeno los ha victimizado a ellos, al igual que al resto de nosotros.

Año tras año se produce el mismo tonto juego en todos los países del mundo: testigos confiables ven un OVNI. El aparato expulsa o vierte materiales que son recopilados por los entusiastas de los OVNI. A su vez, proporcionan dicho material a un laboratorio de buena reputación, a menudo sufragando el costo nada módico. Reciben el informe. El material es poco más que aluminio o estaño. Asqueados, los entusiastas guardan el informe y siguen buscando “evidencia real”.

En enero de 1971, una luz cegadora apareció al nivel de las copas de los árboles sobre Kuusamo, Saapunki en el noreste de Finlandia. La nieve en donde se cernió el objeto quedó derretida, recongelándose con el aspecto de raros cristales de color verde oscuro. El ingeniero Ahti J. Karlvieri coleccionó muestras del hielo. Un costoso análisis químico no fue capaz de revelar nada más allá de una pequeña cantidad de aluminio, cosa que no es muy frecuente en la nieve.

EL Prof. Hulvio B. Aleixo de Belo Horizonte, Brasil, ha realizado un análisis sistemático de las sustancias halladas en distintos puntos de aterrizaje OVNI. Sus descubrimientos también desilusionaron a los “herramentaleros”.

Un OVNI supuestamente aterrizo en un campo de futbol en Baleia, Brasil el 14 de septiembre de 1967, dejando tras de sí un residuo negro y maloliente. El Instituto Central de Geociencias de la Universidad Federal de Minas Gerais efectuó un análisis que incluyó pruebas de radiación. Encontraron que el residuo consistía de hierro, aluminio, magnesio y sílice. Materiales parecidos fueron encontrados en un punto de aterrizaje cerca de Villa Constitución, compuestos de magnesio, hierro, níquel y cobre. En Campo Grande, Brasil, Otaviano A. Souza Bueno afirmó haber visto un objeto luminoso aterrizar en la ribera de un arroyo, produciendo tres tripulantes que salieron a recolectar muestras de tierra. Esto fue en 1948. Una muestra de la misma tierra fue tomada por el Instituto de Investigaciones Tecnológicas en Sao Paulo, con el siguiente resultado: 61 por ciento de sílice, 19 por ciento de aluminio mineral, 11 por ciento de magnesio.

A miles de millas de distancia, el 27 de octubre de 1954, una formación de objetos resplandecientes sobrevoló un campo de futbol en la italiana ciudad de Florencia. Una lluvia de copos brillantes descendió sobre los espectadores, y al ser sometidos al análisis por el Instituto Químico de Milán, se halló que estaban compuestos de magnesio, hierro, silicón y calcio.

El silicón es una de las sustancias más comunes. El sílice es arena común. Si se le calienta y enfría, se produce vidrio. El silicón puede moldearse para formar toda suerte de objetos plásticos. En los pasados 25 años se ha encontrado una variedad casi infinita de objetos y sustancias de silicón en los puntos de aterrizaje ovni. Aparece con mayor frecuencia como un líquido color púrpura parecido al combustóleo. De hecho, a veces se le confunde con el aceite de motor. Cuando un vendedor de fertilizantes llamado Reinhold Schmidt dijo haber visto un OVNI aterrizar cerca de Kearny, Nebraska en 1957, la policía encontró un charco de líquido en dicho sitio, acusando a Schimidt posteriormente de haberlo colocado ahí.

El 19 de agosto de 1965 se produjo otro caso notable. En una granja en las afueras de Cherry Creek, Nueva York, el joven Harold Butcher ordeñaba vacas a las 8:20 p.m. cuando la radio portátil en la vaqueriza comenzó a emitir estática, y el tractor que impulsaba la ordeñadora se detuvo abruptamente. Afuera, un toro de raza Holstein encadenado a una barra de acero comenzó a mugir, y el joven Butcher corrió a la ventana pare ver lo que pasaba. Un objeto grande con forma de huevo, emitiendo un vaho rojizo y emitiendo un sonido intermitente, estaba aterrizando en un campo adyacente. Se alejó momentos después, según Butcher, dejando tras sí un olor extraño y varias aglomeraciones de un brillante material purpureo. La Kawecki Chemical Company efectuó los análisis correspondientes, revelando que estaba compuesto de silicón, aluminio y hierro.
El aspecto más importante de todo esto bien puede ser los misteriosos hombres que representan una plaga para la investigación OVNI, hostigando a los que participan en el fenómeno, y realizando complejos y costosos fraudes.

Aunque los OVNI han estado con nosotros por mucho tiempo, son pocos los que se han interesado a profundidad en ellos. Ha sido muy fácil manipular a estos pocos para que crean casi cualquier cosa. La fuerza que opera los ovnis, sea lo que sea, parece querer que los entusiastas crean en visitantes de Ummo y Venus. Diseña toda suerte de eventos y evidencia falsa para reforzar tal creencia. Mientras que un grupo de ovnílogos ilusos siga mirando por sus telescopios, buscando pruebas de una tecnología superior de otro mundo, los OVNIS terrestres y sus tripulantes se sentirán seguros.

La creencia en los extraterrestres tiene otro valor: es totalmente ridícula y rechazada por las ciencia y por gran parte del público, de manera que cuando los entusiastas ovni aparecen por la radio y televisión profesando sus creencias, solo consiguen hacer el ridículo, amontonando más ridiculez sobre un tema que ya ha sido desacreditado por la Fuerza Aérea y gran parte de los medios. Facilitan la labor de ignorarlo todo y hacer caso omiso de la evidencia empírica. El fenómeno OVNI ha creado el encubrimiento perfecto al explotar y engañar a sus creyentes.

Thursday, February 04, 2016

El misterio del "Caballero Negro"



El misterio del "Caballero Negro"
Por Scott Corrales

Desde hace décadas se viene hablando de un misterioso satélite artificial: El Caballero Negro (The Black Knight), un aparato de procedencia desconocida que según los investigadores ya venía transmitiendo una misteriosa serie de señales en la época de Marconi y en fechas tan tempranas como 1899, cuando no existía tecnología en nuestro mundo capaz de crear aparatos parecidos. La creencia actual entre los defensores de la HET (hipótesis extraterrestre) es que la enigmática fuente de señales es un satélite que orbita sobre nuestras cabezas - en una órbita circumpolar- desde hace 13,000 años.

Para 1973 aparecía el libro del astrónomo escoces Duncan Lunan, que afirmaba que las señales eran el producto de los "largos ecos retrasados" (Long Delayed Echoes o LDE por sus siglas en inglés) y que sugerían que la procedencia del satélite era la constelación Épsilon Bootes (Épsilon del Boyero). Su libro The Mysterious Signals from Outer Space, un tomo de casi 400 páginas, señalaba que el objeto transmitía una serie de señales que descifraban de la siguiente forma: "Comenzar aquí. Nuestro hogar es Épsilon Bootes, una estrella binaria. Vivimos en el sexto planeta de siete. Contando hacia afuera desde nuestro sol. Que es el más grande de ambas estrellas. Nuestro sexto planeta tiene una luna. Nuestro cuarto planeta tiene tres. Nuestro primer y segundo planeta tienen una cada una. Nuestra sonda está en la órbita de su luna. Esto actualiza la posición de la estrella Arturo".


Lunan pasó a agregar lo siguiente: "Esto nos dice que en el mes de mayo de 1929 [cuando las señales fueron captadas por el profesor Carl Stormer] la sonda tenía muchos más sistemas en funcionamiento, incluyendo sensores visuales, y realizaba cotejos contra sus propios mapas. De haber tenido acceso a dicha tecnología en 1929, nos hubiera sido posible comunicarnos con el satélite por rayo láser".
El astrónomo se retractaría en años posteriores, diciendo que sus métodos interpretativos eran "poco científicos", pero la creencia en objetos de procedencia no humana en nuestros cielos sigue viva.
En la década de los '60, cuando el programa espacial estadounidense daba sus primeros pasos, los astronautas del proyecto Géminis afirmaban haber visto "bogeys" (término militar utilizado para describir aviones desconocidos) en varias ocasiones. Muy conocida es la experiencia los pilotos Frank Borman y James A. Lovell a bordo de la cápsula Géminis 7. Los astronautas informaron al control de tierra que habían presenciado algo desconocido, y se les dijo que casi seguramente era uno de los cohetes que había llevado la cápsula a su órbita. No obstante, Borman y Lovell afirmaban haber visto el impulsor y el objeto desconocido a la misma vez, y el objeto estaba a varias millas delante de su cápsula. El objeto parecía perder velocidad, desapareciendo posteriormente. En 1966, John Young y Michael Collins alcanzarían la altura de 476 millas sobre la tierra en su cápsula Géminis 10, detectando objetos rojos de procedencia desconocida. Ambos astronautas acabarían pilotando las misiones Apolo 16 y Apolo 11, respectivamente.

Pero sería la misión Géminis 12 - encargada de probar el acoplamiento con el módulo Agena - que obtendría fotografías de estos misteriosos objetos. La importantísima misión al cargo de James Lovell, repitiendo como piloto, y Edwin "Buzz" Aldrin produjo fotos que aún circulan en el ámbito platillero. La denominada NASA S66-62871 fue tomada afuera de la cápsula, mostrando un punto brillante en el horizonte, mientras que la NASA#S6663402 muestra el punto brillante en el como trasfondo al módulo Agena. Se dijo que era tan solo "un reflejo de la luz solar".
El investigador Hayden Hewes de la Ground Saucer Watch (GSW) mencionó en uno de sus trabajos que la presencia de objetos desconocidos en la órbita terrestres se remonta a los comienzos de la presencia humana en el espacio: en este caso la cápsula soviética Sputnik II, lanzada el 18 de diciembre de 1957 con su famoso pasajero, la perrita Laika. El astrónomo venezolano Luis Corrales tomó una exposición de tiempo del satélite de la URSS a la par que cruzaba el cielo sobre Caracas, y al revelar la placa, descubrió que otro objeto había seguido una trayectoria paralela al Sputnik II, salvo por una leve deviación. El análisis fotográfico descartó la posibilidad de un defecto de la lente, meteorito o fraude.

Mucho antes de esto, Donald Keyhoe, autor de uno de los primeros libros sobre el tema ovni, Flying Saucers from Outer Space, manifestaba en el periódico St. Louis Post-Dispatch que “uno o dos satélites artificiales orbitaban nuestro mundo” – esto en 1954, adelantándose al lanzamiento del Sputnik I de la URSS y al Vanguard I de EE.UU.. El coronel Keyhoe, jubilado de la marina de los estados unidos, afirmaba el gobierno de su país estaba haciendo lo posible “por localizar y trazar el rumbo de estos satélites con miras a determinar su naturaleza y procedencia”, labor efectuada por científicos en la base de proyectiles White Sands en el estado de Nuevo México.

En 1960, la revista TIME en su edición del 6 de marzo de aquel año anunciaba la detección de un misterioso “satélite oscuro” en órbita. “Hubo especulación nerviosa sobre si el objeto era un satélite de vigilancia lanzado por los rusos, creando la incómoda sensación de Estados Unidos no sabía lo que pasaba sobre su propia cabeza”. Un desmentido posterior aseguraría al público que se trataba de un satélite Discoverer de la USAF que se había descarriado. ¿Respuesta satisfactoria o solamente un pretexto?