Thursday, June 14, 2018

La maldición del Great Eastern



La maldición del Great Eastern
Por Scott Corrales (c) 2018 para Arcana Mundi

Con la extinción del interés (o preocupación) sobre el supuesto misterio del “triángulo de las Bermudas” a fines de los ’70 o comienzos de los ’80, se comenzó a perder el interés en los misterios del mar, en mayor o menor medida. El tema de los OSNI, asunto explorado por Antonio Ribera e Iván T. Sanderson, siguió otros derroteros y en la actualidad ha sido tema para un estudio enciclopédico por el autor estadounidense Carl Feindt (UFOs and Water).

Pero dejando atrás la platillería y sus caprichos, aún nos quedan narraciones extraordinarias sobre situaciones y misterios que verdaderamente sucedieron y fueron documentados al leal saber y entender los testigos e investigadores del momento – temas que corresponden más bien a la “alta extrañeza” y lo paranormal, si es que existe o existió algo inusual en ellos.
Un asunto que siempre ha sido de interés para el que esto escribe lo ha sido la construcción y pérdida total del formidable Great Eastern, embarcación decimonónica muy adelantada para su tiempo, con capacidad para cuatro mil pasajeros o diez mil tropas, si las necesidades de su británica majestad lo requerían.

La singular nave no operaba como los vapores que estaban en servicio en 1850: sus enormes calderas accionaban gigantescas paletas, como la de los buques fluviales estadounidenses, además de la hélice tradicional. Un juego de mástiles permitía que el Great Eastern pudiese aprovecharse de las bondades del viento al cruzar el Atlántico. El diseño y construcción de la enorme mole serían objeto de fascinación para cualquier entusiasta moderno del steampunk, dieselpunk o cualquiera de sus vertientes. Pero, ¿existía una maldición sobre este monstruo creado por la mano del hombre?

La mano en cuestión fue la de Isambard Kingdom Brunel, personaje de la vida real que pudo haber surgido del tintero de Julio Verne. "una de las figuras más ingeniosas y prolíficas de la historia de la ingeniería", en las palabras de los estudiosos, responsable de ambiciosos túneles bajo el Támesis y el puente de suspensión de Clifton en Bristol, que aún están en existencia en Gran Bretaña. Revolucionó los rieles con la creación del Great Western Railway, y carpintería naval con tres colosos de los mares: el Great Western, el Great Britain y por último, el que nos ocupa aquí.

Su botadura tomó lugar durante el inmisericorde invierno de 1858, y a pesar de que sus dimensiones eran insignificantes comparadas con la de un buque del siglo XXI, debemos contemplar el proyecto a través de los ojos del testigo victoriano: con un peso de diecinueve mil toneladas, el Eastern contaba de dos quillas separadas por un metro entre sí, recubiertas por treinta mil planchas curveadas de acero, empleando técnicas que jamás se volvieron a utilizar. Los apasionados de los números se deleitarán con las estadísticas que nos aportan las enciclopedias: Dos plantas generadoras que generaban más de tres mil caballos de vapor para las enormes ruedas de aletas, además de cinco mil c.v. para la hélice de tornillo, y seis mil yardas cuadradas de lona para el velamen.

El ingeniero Brunel había conceptualizado a su nave como el medio ideal para viajar desde Gran Bretaña hasta la India sin necesidad de reabastecimiento – las doce mil toneladas de carbón en sus bodegas serían más que suficiente – y la rebelión de los cipayos justificaría el gasto.

Todo comenzó a ir mal desde el momento en que Brunel – poco antes de la botadura – se dio cuenta de que la botadura horizontal del coloso causaría una marejada capaz de dar muerte a los miles de curiosos a lo largo del Támesis que deseaban presenciar el evento. El lanzamiento fue interrumpido y fue necesario aguardar meses para un nuevo intento.

La inversión de cinco millones de libras esterlinas de aquel entonces, necesaria para construir el “Leviatán”, nombre con el que se había bautizado la nave, comenzaba a representar un problema cuando la Royal Navy se negó a comprarlo para fines militares. El consorcio de constructores quebró y un nuevo grupo adquirió el proyecto, rebautizándolo Grand Eastern. Brunel falleció a los pocos meses.

Zarpando del puerto de Hastings, el primer percance ocurrió cuando una de las cinco chimeneas del Eastern explotó, lanzando ceniza y llamas por la cubierta. El accidente causó varias muertes y heridas. Los destrozos al gran salón de la nave, fastuosamente decorado por el consorcio, fueron incalculables. Atracando en Holyhead (Caer Gybi) en la costa galesa, el navío fue embestido por una prodigiosa tormenta que hundió varias embarcaciones adyacentes, causando daños menores al Eastern. Tres meses más tarde sobrevendría una calamidad aún peor: el capitán Harrison, el timonel y el hijo del sobrecargo fueron ahogados cuando se dirigían a tierra en una lancha. Este desastre resultó en la disolución del segundo consorcio encargado de la nave, que comenzaba a adquirir fama de ‘maldita’.

No sería hasta el 17 de junio 1860 que el Great Eastern cruzaría el Atlántico hacia Nueva York, llegando a las costas de una nación al borde de la guerra de secesión. El recibimiento al “buque de hierro” fue excepcional, con miles de personas en las orillas de las distintas islas de la bahía neoyorquina celebrando su llegada, entre ellos los poetas Longfellow y Whitman, quienes cantarían la gloria de esta muestra reciente de la inventiva del hombre. Pero esta bienvenida se vería opacada por las muertes de tripulantes y curiosos a bordo el Eastern y en tierra. Pero la prodigiosa nave había llegado desde Gran Bretaña con tan solo cuatrocientos pasajeros, y regresaba a su lugar de origen con tan solo noventa.


Su segundo viaje a la gran ciudad sería en plena guerra y como carguero, transportando cinco mil toneladas de trigo – cantidad prodigiosa para aquellos tiempos – desde EEUU hasta Liverpool.
La madre naturaleza también desataría su furia contra la prodigiosa nave. En otoño de 1861 el Great Eastern se enfrentó a un violento huracán que, según los cronistas marítimos, hubiera sido capaz de hundir cualquier otra nave. Las planchas de hierro salieron disparadas por la fuerza de los vientos, los botes salvavidas quedaron reducidos a astillas, las velas quedaron hechas jirones y los pasajeros sufrieron heridas graves.

Para 1865 nos encontramos con el Great Eastern enfrascado en la labor de tender el primer cable submarino desde Irlanda hasta Terranova. La mala estrella del buque resultó en la pérdida de más de mil millas (1600 kilómetros) de cable, que a duras penas pudieron ser rescatados. La nave tuvo éxito al año siguiente y comenzaría su carrera como tendedor de cable – entre Francia y Canadá, y más importante aún, desde Bombay en el subcontinente indio hasta Adén en la península arábica.



En 1889, herrumbroso y destartalado, el Eastern sucumbió al desguace. Durante esta operación, para la que fue necesaria inventar la bola de demolición, los obreros encargados de despiezar el Great Eastern hicieron un descubrimiento espeluznante: los esqueletos de un remachador y su aprendiz, que quedaron sellados dentro del casco doble del Great Eastern durante su construcción. La desaparición de ambos en el astillero se había atribuido al abandono de tales labores debido a las malas condiciones de trabajo.

Ahí comienza el ángulo ‘paranormal’ de la existencia del Great Eastern - ¿serían los fantasmas de estos pobres obreros, emparedados en la fría oscuridad del doble casco del mastodonte de los mares, responsables de la mala suerte que lo aquejaba? Primero hay que creer en fantasmas. Segundo, los escépticos historiadores navales han sentenciado que las compuertas de inspección aún no habían sido selladas, facilitando la salida de cualquiera en semejante trance. Durante el siglo XX, la leyenda del remachador y su ayudante fue trasladada al Titanic para explicar el infortunado hundimiento de este.


Una serie de televisión estadounidense –“One Step Beyond – transmitió el decimoséptimo capítulo de su primera temporada el 12 de mayo de 1959 con el título “The Haunted U-Boat” (el submarino encantado) con un guión derivado de la enigmática historia del Eastern: la tripulación de un submarino nazi decide rendirse al enemigo debido a los golpes que pueden escucharse a lo largo del casco, atribuyéndolos al fantasma de un obrero – tal vez judío o prisionero de guerra – que acabó sellado dentro de la nave de guerra.


Tuesday, June 12, 2018

Ovnis de alta extrañeza en los '80



Ovnis de alta extrañeza en los '80
Por Scott Corrales

A pesar de la escasa cantidad de casos ovnis en la década de los ’80, situación que resaltamos en otro trabajo, nos seguimos topando con casos de aquellos tiempos que fueron tan impactantes como los que sucedieron en los ’70 o ’60, como lo comprueba el siguiente caso finlandés.

El caso sucedió en al mar, en el municipio de Mustasaari en las cercanías de la ciudad de Vaasa una despejada noche dominical en septiembre de 1980, con temperaturas que rondaban los diez grados. Dos amigos, Ake Hurin y Kurt Bergfors, había ido de pesca y al culminar la faena, regresaron a la casa de Bergfors a tomar café. Se despidieron a eso de las 21:00 horas, con Hurin montándose en el bote mientras que su amigo Bergfors miraba desde la orilla.

A un kilómetro de distancia de la costa, Hurin se disponía a doblar el cabo Osteroren y repentinamente vio una luz brillante que se le acercaba desde la derecha. Pensando que se trataba de otro pesquero, redujo la marcha para dejarlo pasar, pero la luz se le acercaba inexorablemente. Temiendo la inevitable colisión, el marinero apagó los motores y las luces en vano. La gran luz se le venía encima, emitiendo un calor tan intenso que Hurin tuvo que agacharse. El choque no se produjo y ni el atemorizado marinero llegó a escuchar el sonido de los motores de la embarcación temeraria.

Su sorpresa sería aún mayor al percibir que la luz le pasaba por encima, iluminando todo el litoral. Pudo estimar su tamaño en un metro y medio a una altura de tres o cuatro metros sobre el mar. El objeto, de color naranja, desapareció sin explicación. Hurin permaneció en la zona por algún tiempo antes de dirigirse a casa, destino que alcanzó a las 23:00 horas.

Lo interesante del caso es que su amigo Bergfors pudo contemplar el objeto desde la costa, comprobando que el aparato había descendido sobre el bote de Hurin desde una altura estimada de ciento cincuenta metros.

Hurin sufrió perturbaciones físicas a raíz del incidente, secuelas que le hicieron perder el equilibrio físico, e infundiéndole de temor a tal grado que decidió adquirir un arma de fuego para “protegerse”.

Finlandia también nos brindó un apasionante caso de humanoides ocurrido el 19 de junio de 1979.

Poco después de la medianoche, dos vecinos de la comunidad de Rauma, conocidos solamente como Allan V. y Maila K., pudieron observar las maniobras de un brillante objeto de color gris plateado a través de la ventana de su casa. El objeto barría el bosque cercano con un haz de luz azul.

Sintiendo curiosidad, Maila se puso un par de botas y salió caminando en pos del objeto. Allan, discapacitado, no pudo acompañarla y se limitó a seguir los eventos desde el interior de la vivienda.
Según el testimonio de Maila, el objeto misterioso disponía de un domo transparente que le permitió ver a los dos tripulantes, descritos como “criaturas horrendas” con ojos saltones y piel de sapo. Los seres eran de baja estatura.

Cuando la humana se dispuso a tocar el exterior del objeto, quedo cegada momentáneamente y el objeto aprovechó el momento para salir volando. Aunque recuperó la vista en poco tiempo, los ojos le siguieron doliendo por algún tiempo.

Los humanoides siguieron haciendo de las suyas en aquellos años. La prensa del País de Gales nos trae un caso de julio de 1980 durante el cual Alan Morris, también pescador, disfrutaba de su actividad en compañía de su perro durante la madrugada del día 27 del mes cuando pudo ver que un objeto brillante y pulsante se le acercaba, aterrizando en un campo cercano.

Extrañado por el objeto inusual, Morris decidió ir a investigar. Se encontró con un cilindro de dos metros de alto y tres metros de largo que descansaba sobre un trípode.

Como si esto no fuera suficientemente raro, el testigo llegó a ver como se abría una compuerta que permitió la salida de tres figuritas con trajes grises, cada una de ellas cargando pala y cubeta. Acto seguido, comenzaron a cavar agujeros.

El pescador contempló la alucinante escena en silencio, pero su perro comenzó a ladrar, corriendo hacia la nave. Morris se desvaneció repentinamente y al recobrar el sentido, ya era de día y su perro no aparecía por ningún lado. El suelo conservaba marcas de la presencia del extraño cilindro, pero el can había desaparecido para siempre.

Sunday, June 10, 2018

Argentina: Los Ovnis del Arco Iris en Necochea

LOS OVNI DEL ARCO IRIS EN NECOCHEA – ARGENTINA
Una investigación de: GUILLERMO D. GIMÉNEZ (*)


Dentro de la numerosísima correspondencia recibida, llamó la atención un correo firmado por unos conocidos necochenses, quienes me brindaban información y unas fotos de extraños objetos captados fortuitamente en la ciudad donde resido, que es Necochea, ubicada en el extremo sudeste de la ciudad de Buenos Aires, Argentina.

La misma firmada por Graciela Decia y Mario Muner, detallaba que un vecino les había entregado unas fotos obtenidas el pasado 9 de junio de 2008, a las 17.15 hrs aproximadamente en la zona de la playa, donde se observaban extraños objetos que fueron advertidas recién al bajarlas a su computadora.

Allí Ricardo C. decide obtener varias tomas gráficas de una de sus hijas en la zona de la costa con el fondo de un gran Arco Iris que se presentaba junto a otro de menor luminosidad a lo largo de la costa, luego de la lluvia que había caído momentos atrás. Para ello se dirigen a la playa, a pocos metros de donde residen, tomando allí varias fotografías sin advertir nada inusual.

Tiempo después cuando bajaba las tomas gráficas a la computadora se da cuenta de algunos objetos que no había visto.
Comienza así el interés del propio Ricardo en querer saber de qué se trataba, y la investigación del caso.

LAS FOTOGRAFÍAS DEL ARCO IRIS

Ricardo C., tiene 44 años de edad y no es una persona creyente al Fenómeno OVNI.
Durante el primer contacto con él me decía lo siguiente:

“Señor Guillermo: mi nombre es Ricardo C. y soy la persona que sacó la foto del arco iris con el presunto OVNI…
Antes de empezar le comento que no soy creyente de los OVNI, pero al ver una imagen no normal en la foto y sabiendo que a Mario Muner le apasiona el tema, le mostré la foto y le permití que la enviara a quien quisiera.
La foto fue tomada el 9 de junio de este año a las 17 y 15 horas.
Yo me ubicaba en la bajada del Balneario Municipal entre calles 83 y 85. Realicé varias tomas del arco iris incluyendo algunas en donde se encuentra mi hija de 6 años… la imagen es tomada por una máquina Panasonic, modelo DMC FZ50, … Nunca ví la figura, hasta que la observé detenidamente en mi computadora.
Lo primero que hice es enviarla a un familiar que es fotógrafo que trabaja en una editorial en España y él me comentó que no es ningún defecto del lente ó cámara...”

Las fotografías muestran la costa necochense con el fondo de un gran Arco Iris, que como ya dijimos había dos de ellos, uno mucho más fuerte y luminoso que el otro, que cruzan el mar de un extremo a otro. Allí esa tarde, numerosas personas, incluído –recuerdo- yo mismo, estuvimos en ese horario en la playa para observar este fenómeno natural, viendo como numerosas personas caminaban por las amplias playas necochenses, deteniéndose también para apreciar este gran Arco Iris.
El Arco Iris es un fenómeno óptico y meteorológico que produce la aparición de un espectro de luz continuo en el cielo cuando los rayos del sol atraviesan pequeñas partículas de humedad contenidas en la atmósfera terrestre. La forma es la de un arco multicolor con el rojo hacia la parte exterior y el violeta hacia la interior. Menos frecuente es el arco iris doble, el cual incluye un segundo arco más tenue con los colores invertidos, es decir el rojo hacia el interior y el violeta hacia el exterior.
A pesar de que el arco iris muestra un espectro continuo de colores, comúnmente se suele aceptar como seis los colores que lo conforman, los cuales son el rojo, naranja, amarillo, verde, azul, y violeta producto de la descomposición de frecuencias de la luz, y es formado por los 3 colores primarios y los 3 secundarios, aunque tradicionalmente se habla de 7 colores, incluyendo el añil entre el azul y el violeta. (Wikipedia)







Dos de las fotografías de Ricardo C. obtenidas el 9 de junio de 2008 en la zona de la playa de la ciudad de Necochea, Provincia de Buenos Aires, Argentina mostrando los dos Arco Iris, uno más fuerte y luminoso que el otro

EL TESTIMONIO DEL FOTÓGRAFO

Ricardo C., fotógrafo del caso realiza ante mi solicitud el siguiente testimonio:

“Guillermo:
Como se ve registrada en la foto la fecha es el 9 de junio del 2008, ese día había llovido toda la tarde.
Yo vivo en la calle 85 entre 2 y 4 y la las 17 horas fui a buscar a una de mis nenas a la Escuela Nro. 28. Había dejado de llover y mientras la tormenta se iba al mar, estaba saliendo el Sol, cuando volvíamos al departamento vimos sobre el mar un inmenso arcos iris, que nos llamo la atención.
Te comento que tengo 44 años, nací en Necochea y siempre me gustó la fotografía, tengo una Reflex analítica desde hace 15 años, y a fines de Mayo de este año me había comprado una cámara digital, que la estaba aprendiendo a manejar.
La cámara es una Panasonic Lumix modelo DMC FZ50 de 10 mp y un zoom óptico de 12 aumentos, utilicé un chip de memoria Panasonic de 2 Gb. Por lo tanto una vez en mi departamento tome la cámara y me fui a sacar algunas fotos al Arco Iris, mi nena me acompañó. Lo primero que hicimos fue bajar por la 85 pero no me gustó ya que había arena y las construcciones me molestaban para tomar imágenes del lado de la escollera así que me fui a la bajada del Balneario Municipal.
Como hay un piso de cemento pensé que uno podía sacar fotos en forma más cómoda. En ese momento todavía no conocía bien a la máquina así que opté por tomar imagen en forma totalmente automática, es decir yo solo elegía el objetivo y la longitud focal (el zoom) las demás características la selecciona la máquina, esta son la abertura, el tiempo de exposición, velocidad ISO (lo que antes se llamaba sensibilidad de luz o tipo de rollo) y el enfoque.
En total realicé 12 tomas que la máquina la número desde la P1000232 hasta P1000243 todas con tamaño de 10 mp, según el reloj de la máquina, la primera imagen fue tomada a las 17:15 horas y la última a las 17:18 horas, en donde se observa el arco iris desde el mar hasta el muelle…
En ese momento no llovía, por eso estoy seguro por que no había ninguna gota de agua en la lente que pudiese modificar la imagen, pero si hacía mucho frío, por lo tanto regresamos enseguida al departamento. Como te dije, en ningún momento vi nada, me encontraba fascinado por el Arco Iris y preocupado por que salieran bien las imágenes.
Una vez en el departamento paso las fotos en la computadora y al ver la primera me encuentro con la ‘mancha’. Como no creo en OVNI ni me pasó por la mente que fuera eso, lo que creí en un primer momento es en un defecto de la lente, te vuelvo a recordar que no hacía ni dos semanas que había comprado la máquina. Por lo tanto me conecté vía internet con mi sobrino en España, le mandé algunas fotos incluida la primera y le pregunté qué era, el me tranquilizó diciendo que la lente no era ya que no se repitió en ninguna foto. Además agregó que no podía ser una mancha ya que esta o era oscura o era luminosa pero no las dos al mismo tiempo. Acto seguido opté por visitar a Mario Muner, no tanto por su afición a los ovni si no por su experiencia en aviones, para él era un objeto que generaba luz, y desde ahí el me pidió permiso para mandar la fotos a algunos conocidos, entre ellos a vos.
Por último el lunes cuando te mande la primera foto me puse a observar las demás y encontré los puntos blancos que te indiqué en las siguientes imágenes, es decir hasta el lunes 21 de junio no había observado las otras fotos.
Sin intenciones de meterme en tus investigaciones, en lo personal me interesa mucho saber lo que pudo ser, entonces mandé a imprimir químicamente algunas fotos, como sabes la imagen digital vista en un monitor siempre está limitada a la resolución del mismo, por ejemplo el mío esta configurado en 1024 x 768 es decir toda imagen va estar formada por esa cantidad de punto, aun agrandando la foto siempre ves la misma cantidad de punto de alguna manera agrandas los puntos, y una foto de 10 mg es una imagen con una fina definición. Por eso me tomé el trabajo de hacer imprimir una ampliación del objeto y esta más nítida, aunque menos claro de lo que es…
Finalmente te adjunto una imagen tomada del Google Earth en donde con rojo te marco en donde me ubique para obtener las fotos.
Bien espero que te sirva de algo, saludos y hasta la próxima.
Ricardo”

Hasta aquí el testimonio de Ricardo, quien incrédulo ya empieza a sospechar que “algo”, esa “mancha” y “otras” que advirtió días después no era defecto alguno ó fenómeno natural.


Dos de las fotografías originales, en ellas se pueden apreciar distintos extraños objetos que no fueron advertidos por el fotógrafo Ricardo C. en la tarde del 9 de Junio de 2008 en la ciudad bonaerense de Necochea, Argentina

LAS FOTOGRAFÍAS

El propio Ricardo C. envió copias de las mismas a un sobrino suyo que reside en España, quien es fotógrafo y sería quien podría ayudarlo a discernir sobre qué era lo que se veía en las tomas.
Allí le responden que no era producto de algún defecto de la lente ó de la cámara… ¿entonces qué mostraba la misma?
Al llegar a mis manos las fotografías las envié a analizar a un Laboratorio de la ciudad de Necochea, quienes me informan también que no son producto de perturbaciones de la cámara o defecto alguno, sino que “algo” había y que no pueden identificar.
Para saber otra opinión, envié nuevamente las mismas a un grupo ufológico argentino para su análisis y allí el Sr. Jorge Luis Figueiras, me informa:

Estimado Guillermo:
Te adjunto la revisión sobre la foto 232, y un anexo con toda la información (Metadatos) contenida por esta foto.
Identifiqué hasta 8 anormalidades contenidas por la foto, y las numeré sobre la misma
Te detallo mis observaciones:
1 Puede ser una partícula de arena
2; 3 y 5 Desconocidos, podría ser producto de la cámara.
4 Es una gaviota
6 y 7 Son OVNI
8 Probablemente reflejo en el agua del 7
Pegué en el centro análisis del 7 y a la derecha 3 cuadros del 8
Se puede percibir luz propia en los dos, se ve un objeto sólido y separado de la luz, se puede definir una forma sólida con relieve, con dos formas opacas que da la sensación de toberas o algo por el estilo, obtengo un relieve perfecto del punto más grande que es el 7, y el contorno no se parece a nada, ni a pájaro, ni a avión, y por su luz y al mismo tiempo su opacidad para nada se puede considerar una mancha o falla de la cámara, por otra parte en lo que se refiere a desenfoque, puede tener algo, pero así y todo no hay forma de confundir con algo conocido, además es una cámara de alta definición.
Yo confirmo la presencia de 2 Objetos no identificados en la foto. Y sólo un objeto identificado que es la gaviota.
Sobre el resto de las fotografías donde también se observan objetos desconocidos, Figueiras considera que: “…Respecto de las siguientes fotos, hay puntos que son sugestivos en las mismas, pero nada que sea totalmente contundente, como lo es la anterior, en la 232… luego encuentro en la 233 puntos que hasta podrían ser luminosos o con un fuerte reflejo, pero su tamaño no alcanza como para afirmar algo, lo mismo ocurre en la 236 y 237. Ahora la 232 y que ya te envié es por demás contundente…”



De acuerdo a los estudios realizados y los análisis hechos en las tomas se puede confirmar la presencia OVNI en estas fotografías, obtenidas fortuitamente en la tarde del 9 de junio de 2008, a las 17, 15 horas, luego de una tarde lluviosa sobre el Mar Argentino, frente a las costas de la ciudad bonaerense de Necochea, en la República Argentina.
Allí extraños objetos voladores también surcaron por sobre los dos Arco Iris, frente a un mar calmo y sus amplias playas, contemplando un hermoso fenómeno natural.
Quedan allí las evidencias de un nuevo episodio que viene a sumarse a la rica casuística ufológica necochense.-

(*) Guillermo Daniel Giménez, Necochea, Argentina
E-mail: gdgneco@yahoo.com