Monday, August 28, 2017

Avistamientos en alta mar: la experiencia del U.S.C.G. Eagle



Avistamientos en alta mar: la experiencia del U.S.C.G. Eagle
Avistamiento radar-visual desde el USGC Eagle el 21 de junio de 1965
Entrevista con Ed Salisbury por Ray Stanford

Traducción de Scott Corrales para Arcana Mundi

Esto sucedió a bordo del U.S.C.G. Eagle, nave de la guarda costa estadounidense. Eagle es un buque de adiestramiento. Mi rango era el de guardiamarina en la U.S. Navy, entrenando en un programa de intercambio con la academia de la guarda costa. Corría el verano de 1965. Éramos doce los guardiamarinas de la academia naval a bordo del Eagle. Yo estaba de vigía de 12 a 4 el 21 de junio, y había tomado mi puesto en la cubierta de proa, colocándome los audífonos de sonido. Era uno de cinco hombres que formaba parte de la vigía a esta hora. Los vigías estaban en la cubierta de proa, estribor y babor en el puente alto, los vigías de popa y los vigías del timón.

A mitad de la vigía, a eso de las dos de la madrugada, recuerdo muy bien estar mirando el horizonte y la belleza del cielo bien iluminado, siendo capaz de ver claramente todas las estrellas del firmamento. Y mientras miraba hacia el frente – aunque admito que no tan detenidamente en aquel momento – me llamó la atención ver una ‘estrella’ que ascendía rápidamente. Sin embargo, no parpadeaba como una estrella, ni tampoco parecía un avión, ya que era sumamente brillante, con una magnitud superior a la de cualquier planeta que había visto anteriormente. Subió al cielo sobre el horizonte directamente frente a nosotros en menos de cinco segundos desde la derecha del horizonte a quince o veinte grados sobre el horizonte. Nos desplazábamos desde Bermuda a hasta Nueva York, en ese derrotero, pero haciendo uso de las velas en vez de potencia, así que me resulta difícil determinar cuál era nuestra dirección. Me gustaría pensar que era más bien norte-noroeste. Estábamos al este de la región de Carolina del Norte – Washington.

Al fijarme en aquello en el horizonte, pensé: “O estoy viendo visiones, o tal vez es un avión con alumbrado o brillantez extraña”. No estaba seguro si lo correcto era dar parte sobre los audífonos. Resulta posible escuchar a todos los demás vigías en los audífonos. Luego escuché al vigía de estribor que preguntaba: “¿Han captado algo justo delante?”. El vigía del puente no comentó. “Bueno, creí haber visto algo, una estrella brillante, pero que no caía, sino que subía”. En ese momento confirmé que aquello parecía ser lo que había visto. Así que platicamos, tratando de describir cuál de las luces brillantes era en efecto la más brillante en el cielo. Pero como ya no se movía, se había combinado entre las estrellas. Mientras que hablábamos, no más de dos a cinco minutos, justo de nuestro primer avistamiento, el objeto había desaparecido. Se esfumó más rápido que lo que le había costado aparecer.

Esta vez todos nos concentramos en la zona, y nos fijamos que había caído desde los 20 grados sobre el horizonte hasta justo debajo del horizonte de forma instantánea.

El vigía de puente le habló al radarista. “¿Captaste algo en el instrumento?” pero la respuesta fue negativa. Después de esto, los vigías recibimos órdenes de estar a la expectativa, pero no sabíamos para qué.
No pasaron más de 15 minutos – a lo mejor 10 – antes de aquello apareciese de nuevo. Esta vez hizo un arco a la derecha, es decir, a estribor, saliendo del horizonte justo delante de nosotros y con gran rapidez, tan rápido como podía seguirlo el ojo humano, como una estrella fugaz. Se dirigió al punto de través, a la derecha, nuestro estribor.

En aquel momento el radarista habló y confirmó que había visto alto. Dijo que pudo haber sido un barco, avión o algo parecido – a unas 15 o 20 millas de nuestro estribor.

Stanford: Cuando el objeto apareció en aquel momento ¿Cuál era su dirección con respecto a la tierra en sí, aproximadamente?

Salisbury: Repito que apareció sobre el derrotero, la nariz del barco, casi directamente, saliendo de la tierra, y luego rodó, elevándose lentamente a uno, tres, cinco grados hasta llegar a un punto directamente en el punto de través de nuestro estribor. Estaría a unos 1000 pies sobre la superficie y a 90 grados al este del buque, aproximadamente.

En aquel momento lo captamos en el instrumento, y todos miraban. Bromeábamos entre sí, preguntándonos si sería alguna especie de interceptor. Un fulano dijo que no, tenía que ser un avión cazasubmarinos. Sin embargo, no podíamos explicar por qué se había desplazado con tal rapidez, con una sola luz brillante y constante, y sin balizas ni luces parpadeantes. Era tan solo una luz blanca constante y brillante. En ese momento pareció alejarse de nosotros, atenuándose. Pensábamos que se iba. Y luego corrió directamente hacia nuestra nave, o eso pensamos. Se desplazó fugazmente desde su posición a estribor hacia la posición equivalente a babor. No sabíamos si nos había atravesado o pasado por arriba, por abajo o qué. Bueno, vimos que la luz pareció surcar sobre nosotros. Mientras que volaba, se desplazó de estribor a babor tan rápido como nos era posible rastrearlo. Le habría tomado entre tres a cinco segundos.

Para entonces se escuchaban improperios y gritos. Todos decían, “¡Dios! ¿Qué es eso allá arriba?”. El vigía del puente llamó al radarista, preguntando: “¿Qué fue lo que pudiste captar?” y le contestó: “Pude captar un punto que estaba a nuestro estribor y ahora a nuestro babor,” queriendo decir con esto que aquello viajaba más rápido de lo que nuestro radar era capaz de seguir. Dijo que estaba a 20 o 30 millas de nuestro babor.

Viajó de una manga a la otra. Esto tomó lugar en menos tiempo de lo que le toma al barrido del radar hacer una vuelta entera.

Para estas alturas, todos los que estaban despiertos en ese momento estaban en cubierta, mirando aquella luz.

El radar era un radar de maniobra utilizado por todos los buques de la guarda costa. Se trataba de un sistema sofisticado utilizado para capacitar a los estudiantes de últimos cursos en la academia de la guarda costa para adiestrarlos en el manejo de comunicaciones de barco a barco y como maniobrar y tal. Se trataba de un equipo muy confiable y sofisticado.

Habiendo alcanzado su posición a babor, se armó un furor. Todos se preguntaban qué rayos pasaba. Yo estaba boquiabierto, pensando que diantre pasaba.

Stanford: ¿A cuántos grados estaba el objeto sobre el horizonte a estribor antes de realizar aquel movimiento a gran velocidad, y a qué grados se detuvo sobre el horizonte a babor?

Salisbury: Según recuerdo, teníamos una lectura en el radar que no era más de mil pies…o en puntos, porque diríamos que estaba a dos puntos de la proa…yo te diría que eran unos 10, 12 grados sobre el horizonte cuando estaba a estribor, y 12 grados sobre la superficie cuando se detuvo, o dejó de mostrar movimiento aparente, sobre nuestro babor.

Éramos doce en la cubierta y supongo que 15 a 20 más. No obstante, desde mi posición, no pude ver cuantos había en la cubierta.

Stanford: ¿Todos pudieron ver más o menos bien ese barrido por el cielo?

Salisbury: Sí. Casi todos, sin ninguna distracción. Todos prestaban atención, mirando lo que sucedía.

Stanford: ¿Recuerdas cómo desapareció el objeto?

Salisbury: Parecía quedarse justo donde estaba. Seguimos navegando. Se perdió en el cielo y le perdimos la pista. En cierto momento, tras unos 5 a 15 minutos, que ya no se le podía distinguir del resto de las estrellas en el cielo. Tal vez apagó sus luces, y despareció.

Después de esto hubo mucho chismorreo en el barco. Todos querían estar en la guardia de noche. Yo la tuve de nuevo al día siguiente, pero no pasó nada.
Alcanzamos el puerto de Nueva York seis o siete días después, y todos decían, “Bueno, ¡esto hay que hablarlo! “ y el asunto estaba en boca de todos los tripulantes por el resto de la travesía. Llegamos a tierra y nos enfrentamos con un grupo de especialistas militares. Sé que la inteligencia naval (Naval Air Intelligence) estaba entre ellos. Recuerdo las siglas “NAS”, aunque no recuerdo lo que significa, pero es una de las agencias de seguridad, y otros que subieron a bordo. Se cancelaron todas las licencias, y aquí estábamos, listos para bajar a tierra. Estos fulanos se reunieron con el capitán y…

Stanford: ¿Recuerdas los nombres de algunos de los oficiales que participaron en eso?

Salisbury: No me acuerdo. No tengo los nombres de esos oficiales en particular. Puedes revisar la bitácora para aquellos días y creo que los encontrarás fácilmente. [Explica que el barco llegó a Nueva York antes del 4 de julio. El ‘Eagle’ era uno de 21 veleros en carrera desde Bermuda hasta Nueva York y estuvo fuera del contacto visual de otras naves durante el avistamiento, y en todo momento hasta llegar a Nueva York].
Los oficiales de inteligencia entraron al camarote del capitán y se reunieron con él y los demás oficiales del buque, así como el oficial de la vigía de aquella noche. Su conferencia fue larga, de 20 minutos a media hora. Y luego se fueron. El capitán convocó a todos los presentes, y nos reunimos en la cubierta. Luego nos explicó que lo sucedido el 21 de junio [el avistamiento OVNI] era algo de importancia militar y que no podíamos decirle nada a nadie sobre el las cosas que sucedieron. Si nos pillaban hablando sobre el asunto, nos formularían un consejo de guerra. Su tono era amenazante. Y resultaba absurdo, la reacción era demasiado estricta por haber visto tan solo una luz. Aun así, bastó para garantizar que nadie hablase voluntariamente sobre el evento.
Quiero añadir algo antes de terminar, y esto es lo más alucinante que descubrí al salir de Nueva York para completar el resto de nuestro viaje. Al revisar la bitácora, el registro que conservan todos los barcos en los mares, anotando todos los sucesos, descubrí que habían quitado las páginas que trataban sobre el incidente. Esto era un pecado mortal, algo que jamás se hacía. Se lo pregunté a una o dos personas y me contestaron: “Bueno, ya sabes, se supone que no debemos hablar de ello” y con eso finalizaba el intercambio. Faltaban de dos a tres páginas.

[Fuente: Boletín APRO, febrero de 1978]

Wednesday, August 23, 2017

Aliens a la vieja usanza



Aliens a la vieja usanza
Por John Brent Musgrave
Traducción de Scott Corrales para Arcana Mundi (c) 2017

La experiencia ovni no es nueva ni única. Ya sea que esta experiencia se deba a extraterrestres, ultraterrestres, la psiquis humana o lo que sea, ha representado parte de la condición humana por algún tiempo. En fechas recientes he hallado dos episodios, uno del siglo XIX y otro más reciente, que parecen ser en primera instancia variaciones sobre el mismo tema esencial y que pueden aportarnos algo hacia la comprensión de una categoría de avistamientos ovni. Tal vez, como creen algunos, todos los tripulantes asociados con los ovnis provienen de algún equivalente de Zeta Reticuli. Pero a mí me parece que lo que describo como "fisgones cósmicos" son los que menos se asemejan a visitantes de sistemas estelares cercanos, pareciendo más bien ultraterrestres, o al menos una interrelación con la psiquis humana. En este orden de experiencias, por lo general, la persona se despierta para descubrir que hay una presencia o forma a mano, dentro del hogar o afuera de la ventana. A menudo se suele ver una luz o un ovni en las cercanías, ya sea por la persona que está sometida a "observación" (o a quien se le muestra algo) o por algún testigo independiente.

Un episodio de esta naturaleza tomó lugar en una pequeña comunidad ganadera del centro de Alberta (Canadá) la mañana del 8 de agosto de 1961 en un caso recopilado por Bull Holt, Director de Investigaciones de la Edmonton UFO Society. El testigo principal se despertó a eso de las 3:30 a.m. Comenzaba a despuntar el alba, y podía ver claramente a dos hombres parados cerca de él, uno al pie de la cama y otro en la cabecera. Hizo lo posible por levantarse pero se sentía paralizado y solo podía preguntarse qué estaba sucediendo ante sus ojos. Por extraño que parezca, se sentía contento y libre de miedo mientras que las figuras intercambian palabras antes de dirigirse a su persona. Los dos eran diminutos, con una estatura que promediaba los 4 a 5 pies, vestidos elegantemente en trajes de dos piezas de material oscuro parecido a la tela con cinturones. Cada uno llevaba puesto un casco con visera o burbuja de vidrio empujada hacia atrás. El hombre parado al lado de la cabecera parecía ser mayor y con calvicie incipiente. Ambos seres estaban "perfectamente proporcionados". No caminaban, sino flotaban por el aire. Ambas figuras platicaron con el hombre por lo que pareció ser un minuto y le dijeron que volverían. Repentinamente, uno de los visitantes le dijo al otro: "Creo que se nos despierta. Será mejor que nos vayamos." Ambas figuras sencillamente desaparecieron ante los ojos del testigo, coincidiendo con un sonido parecido al que proviene del escape de una tubería de gas.

Al paso que ambas figuras se desvanecían, el hombre dejó de sentirse congelado a la cama. Se levantó, cayó al suelo, se levantó de nuevo y corrió hacia la parte trasera de la casa que apunta hacia el sur. No pudo ver nada fuera de lo ordinario, y regresó a su habitación para ver que su mujer estaba despierta. La habían despertado los dos seres, pero se sintió paralizada y no pudo hacer nada más que mirar a los visitantes cósmicos.

A sabiendas de ambos, un vecino directamente al este estaba despierto a esas horas y miró por su ventana, pudiendo ver una esfera azulada y brillante que se cernía frente a la casa del matrimonio. El globo parecía tener un diámetro de al menos 25 pies; se elevó y gradualmente aceleró hacia el norte. Al igual que los visitantes, el objeto desapareció antes de haber transcurrido menos de un cuarto de milla de distancia.

Aterrizaje ovni en Wisconsin, 1975




Aterrizaje ovni en Wisconsin, 1975

Seguramente el caso ovni más espectacular de 1975 lo fue el secuestro de Travis Walton. Pero otros eventos tomaron lugar en aquel año, dos años después de la gran oleada ovni del '73, que por algún motivo u otro se escaparon de la atención mediática.

Corría la primavera de 1975 y una mini-oleada afectaba la comunidad de Ashland, Wisconsin, EEUU - elegante comunidad de siete mil almas en las orillas de la bahía de Chequeamegon. Los vecinos habían dado parte a las autoridades sobre los extraños objetos voladores que deambulaban por los cielos nocturnos, y la policía había presenciado muchos de estos incidentes. Todo cambiaría la noche del 13 de marzo.

Jane Baker, una quinceañera en aquel entonces, vivía en la vecina comunidad de Mellen, veinte millas al sur de Ashland. Se disponía a sacar a los gatos de su casa para ponerlos en la cochera, donde los felinos solían pasar la noche. Repentinamente se apercibió de un tono fuerte e irregular en la distancia, proveniente de un objeto posado en la carretera de acceso a su aldea. Jane describiría el objeto como un disco plateado rodeado por luces rojas y azules que parpadeaban de forma intermitente. Depositó los gatos en la cochera y regresó al interior de la casa para alertar a su padre, el Sr. Philip Baker, quien decidió abandonar su programa de televisión favorito para ver exactamente qué era lo que había visto su hija.

Ambos miraron el objeto, notando que su resplandor había menguado y que las luces parpadeantes se habían extinguido. Sin embargo, pudieron discernir una especie de escotilla rectangular con luz. En ese momento pudieron escuchar un sonido de 'metal impactando metal', motivando al padre e hija a regresar a la protección de su hogar y llamar al alguacil de la comunidad. Curiosamente, mientras que Philip Baker explicaba los pormenores, se escuchó una poderosa detonación. Jane se asomó por la ventana para ver que el objeto misterioso se había esfumado.

Al día siguiente, Jane se dispuso a investigar el evento, interesada en la posibilidad de algún rastro del objeto en el camino. Pero al mirar hacia uno de los pantanos adyacentes, le sorprendió ver el extraño objeto entre la vegetación - inmóvil y con sus luces extinguidas. El perro que le acompañaba comenzó a gemir, intentando tapar sus orejas con sus patas, como si escuchara un sonido desagradable. Esto motivó a la joven a regresar a su casa con el animal. Al salir de nuevo, el objeto ya no estaba.

La intrépida señorita Baker reanudó sus investigaciones - esta vez acompañada por sus dos hermanos menores. Los tres observaron la existencia de una "redondez" en medio de la carretera que no había estado ahí la noche anterior.

Tuesday, August 22, 2017

Caballeros del aire: La misteriosa era de los dirigibles fantasma



Caballeros del aire: La misteriosa era de los dirigibles fantasma
Por Scott Corrales para Arcana Mundi © 2017

“¿En qué época cesará el hombre de profundizar la tierra para vivir en el azul y en la
paz del cielo? A esta pregunta de Camille Flammarion, la respuesta es fácil: sucederá esto en la
época en que los progresos de la mecánica hayan permitido resolver el problema de la
aviación. Y a la vuelta de algunos años, una utilización más práctica de la electricidad
debería conducir a la solución del problema“.


Con esas palabras comenzaba el cuarto capítulo de la novela Robur el Conquistador de Julio Verne, obra que leímos muchos en la escuela primaria y que marcó – para algunos – nuestro bautizo de fuego en una de las etapas más curiosas de lo que puede tildarse proto-ovnilogía: la súbita aparición y desaparición de los dirigibles fantasma a finales del siglo XIX, anticipando la llegada del verdadero dirigible de Graf Von Zeppelin a comienzos del siglo XX.

La realidad – al menos la realidad periodística de los 1890 – superó con creces la ficción de Verne, aunque sea pecado decirlo en voz alta, y aún más dejar constancia escrita de tamaña aseveración. De la misma forma en que las novelas de Verne mostraban una fascinación por la tecnología (el maravilloso Nautilus, las lámparas Rhumkorff de Viaje al centro de la tierra, etc.) las últimas décadas del siglo XIX rezumaban aquel contagioso entusiasmo por el futuro que prometía la revolución industrial, y por la cual sentimos nostalgia con la fiebre contemporánea del Steampunk.

Es un tema que ha sido abordado por grandes mentes como las de Antonio Ribera, John Keel y Jacques Vallée, y remito al lector interesado en los pormenores a estas obras. Me limito a algunos casos que se escaparon de estos textos. Era una época en la que la prensa formaba la opinión del público, y hasta los pueblos más pequeños se jactaban de tener su propio rotativo.

La época de los aeronautas

La primera noticia oficial que se tiene del vuelo de un dirigible a vapor es el vuelo de Henri Giffard en el mes de septiembre de 1852, recorriendo los veintiséis kilómetros que separaban a París del hipódromo de Elancourt en las cercanías de Trappes, volando a unos seis kilómetros por hora. El motor pesaba cien kilogramos con una caldera de cuarenta y cinco kilogramos. El dirigible de Giffard no podía luchar contra el viento, dificultando el vuelo controlado.

Dos décadas más tarde, el dirigible La France, impulsado por un motor eléctrico, superaría estos desafíos aeronáuticos. Su primer vuelo en agosto de 1884, permitió a los pilotos Renard y Krebs emprender una serie de vuelos breves, limitados por la fuerza disponible en las baterías.

En ninguno de estos casos se vislumbraba la posibilidad de incluir el peso de un reflector con la potencia indicada en los casos estadounidenses de principios del siglo XX.

Para el año 1900, Graf Von Zeppelin había lanzado el LZ-1, primero de sus “dirigibles rígidos”, y para 1910 comenzarían los primeros vuelos comerciales de estos maravillosos aparatos que resultarían objetos de terror durante la primera guerra mundial. No sería sino hasta 1924 que la Goodyear obtendría la patente para fabricar sus propios zepelines (como se les llamaba). ¿Quién entonces estaba al mando de los objetos aéreos visto sobre EEUU a comienzos del siglo XX? La prensa sugería que los inventores misteriosos de la década anterior aún estaban haciendo de las suyas.

Se ha dicho sobre aquella oleada de 1896-1897 que podemos estar seguros que no hubo ningún dirigible ni zepelín sobrevolando el ‘wild west’ estadounidense, sembrando pánico entre los cowboys y colonos de aquellos territorios que hemos venido a conocer de la mano de Gary Cooper y John Wayne. Pero algo sucedió, eso sí, relacionado con ultraterrestres, como afirmaba el fallecido John Keel, o con alguna organización secreta realizando otras actividades bajo el camuflaje de las misteriosas luces y aerostatos.



La oleada de 1908

El 25 de julio de 1908 prometía ser otro día de verano más para los vecinos de Bristol, estado de Connecticut, EEUU. La historia no lo señala como un día trascendente en la historia de la humanidad, pero nosotros disputaremos esa consideración. Según el prestigioso Boston Herald: “Un gran dirigible que volaba a considerable altura pasó sobre el este de la aldea conocida como Forestville a eso de las seis de la tarde, y luego de maniobrar por algún rato, siguió rumbo al oeste, aparentemente dirigiéndose a Waterbury. La nave fue descrita como una bolsa de aire alargada de la cual estaba suspendida un armazón con hélice. Los testigos estaban seguros de haber visto a un hombre a bordo, pero no estaban seguros si estaba acompañado. El dirigible parecía venir del norte y seguir hacia el sur hasta alcanzar el lago Compounce. Se detuvo sobre el lago, como si buscara dónde aterrizar. Luego de dar vueltas por algún momento, se encaminó hacia el norte y luego al oeste sobre la montaña Woolcott. En dicho momento parecía emprender su descenso, llevando a muchos a creer que había aterrizado en la montaña. Aquellos que lo siguieron y que viajaron a la montaña no hallaron pista alguna. Se supone que el dirigible haya seguido su viaje hacia el oeste”.

El Berkeshire Evening Eagle de la ciudad de Pittsfield, Massachusetts, informaba el 1 de agosto de 1908 que “Una aeronave misteriosa sobrevoló Springfield” – “Ayer por la mañana, lo que pareció ser un globo o dirigible se cernió sobre la ciudad de Springfield, pero no ser recibieron informes sobre el arranque o aterrizaje de ninguna aeronave que pudo haber sobrevolado la ciudad. El sereno de noche de la Helena Manufacturing llegó a ver el globo, o lo que haya sido, a eso de las tres de la madrugada. Estuvo sobre la ciudad por espacio de una hora como si sus tripulantes intentaran buscar donde aterrizar, pero remontaron vuelo y se dirigieron hacia el sureste. La nave tenía una hilera de luces circulares pero el sereno no pudo precisar la forma de la bolsa de aire que llevaba encima. Estaba seguro de que no se trataba de una galaxia de estrellas ni de luces eléctricas tampoco. Es raro tener luces en un globo, y se cree que debieron haber sido luces eléctricas, puesto el fuego es tabú en los dirigibles. El aspecto de esta nave nos hace recordar la reciente y misteriosa visita de aquel dirigible en Connecticut, y es posible que alguien esté realizando experimentos con una nave nueva”.

Pasarían varios meses sin actividad antes del inicio de las nuevas actividades misteriosas. Para comienzos de noviembre de 1908, el rotativo Independent de la ciudad de Bridgewater Massachusetts, comentaba un nuevo caso. “Misterioso Dirigible – Si usted viese un globo, ¿sabría que es un globo, verdad? Y diría que se trataba de un globo. El hecho de que no se hallase rasgo alguno de su aterrizaje tampoco alteraría el hecho de haberlo visto, ¿o no? Pues bien, aquí es justo dónde comienza el misterio, lo que nos da esa sensación espeluznante, el hecho de que algún lunático navega por las noches en un globo, aprovechando la oscuridad, posiblemente arrastrando un ancla que muy probablemente pueda agarrarse de nuestro ropón como un anzuelo y llevarnos en volandas a la guarida de este ser misterioso. Dos ciudadanos de Bridgewater, que gozan de una fama intachable, aseveran haber visto un globo con una luz brillante en su medio sobre la fundición Stanley a diez minutos después de las tres de la madrugada el sábado por la mañana. Ambos andaban a esas horas realizando actividades legítimas, no estaban pegando pasquines electorales, ni asistieron a una charla de fumadores, y estaban en sus cabales. Dicen que este globo estaba bajo pleno control, y que su testimonio está respaldado por el de otros testigos de buena reputación. La prensa estatal anda buscando el lugar de aterrizaje del misterioso aeronauta y el misterio que rodea dicha aparición.”

Cuatro días antes, el periódico Manchester Union del estado de Nueva Hampshire ya se había pronunciado sobre el avistamiento de Bridgewater: “Un globo desconocido pasó por aquí a eso de las 4 a.m. con rumbo a Plymouth. El globo tenía un faro y descendió como si los tripulantes intentaran ubicarse, ascendiendo de nuevo y siguiendo su trayecto. Una búsqueda detallada por parte de Prensa Asociada abarcó prácticamente todo el terreno entre Bridgewater y la costa marina sin hallar rastro alguno del supuesto globo que pasó sobre Bridgewater esta madrugada. […] Según los informes provenientes de Bridgewater, los sepultureros Philip Prophett y John Flynn regresaban al pueblo un poco antes de las cuatro de la madrugada cuando observaron una luz brillante en el cielo. La luz no era como la de una linterna, según afirmaron, sino que parecía un reflector de alta potencia. La luz se desplazaba con velocidad cuando repentinamente se acercó a la superficie. La luz entonces jugó con la superficie, como si estuviese siendo accionada por alguien interesado en saber dónde estaba. La luz entonces remontó su vuelo, según Prophett y Flynn, para desaparecer en la dirección de Plymouth. Todos los globos utilizados por aeronautas han sido contabilizados. El globo “Pittsfield Heart of the Berkshires” se encuentra en Fitchburg, aguardando el embarque; el “North Adams Num. 1” está en North Adams, listo para un ascenso hoy; el “Greylock” fue utilizado ayer durante un ascenso por William Van Bleek, aterrizando cerca de Whately; el globo “Boston” se encuentra en Nueva York por motivo de reparaciones. Las narraciones sobre la misteriosa luz refulgente se han dado a conocer en toda Nueva Inglaterra. El verano pasado se recibieron informes desde Bristol, Connecticut, y el fenómeno fue visto posteriormente sobre Pittsfield. En todos estos casos no fue posible localizar el globo, y se tenía registro de todos los artefactos conocidos”.

Friday, August 18, 2017

Los OVNIS de 1930



Los OVNIS de 1930
Por Scott Corrales
(c) 2017 para Arcana Mundi



El investigador Rick Hilberg comparte con nosotros una interesante narración ovni sobre un evento sucedido - curiosamente - mucho antes del avistaje de Kenneth Arnold o el enredado choque de Roswell. Nos remontamos a la década de 1930, a una Norteamérica que a duras penas lograba salir de la Gran Depresión mundial y acosada por la sequía conocida como el "dust bowl", fenómeno que volatilizó las tierras fértiles de EEUU. El público hacía lo posible por escaparse de estas tristes realidades con programas de radio y visitas a los cines, y aunque los espectáculos de ciencia-ficción eran conocidos (Buck Rogers y Flash Gordon, entre otros), la mediatización sobre lo extraterrestre y las naves tripuladas de otro mundo era mínima, restringida a las pulpas que podían comprarse por algunos centavos con sus morbosas portadas de princesas marcianas, monstruos y máquinas desenfrenadas.

"Una tarde de domingo por allá por 1938 decidimos salir a pasear por la carretera Lorain en las cercanías de Elyria, al oeste de Cleveland (estado de Ohio). Vimos unos treinta vehículos detenidos a ambos lados de la carretera. Mi hermana y su esposo, quienes viajaban en nuestro vehículo, pudieron ver objetos que se acercaban desde el noroeste en el cielo. Su aspecto era tenue, redondeado y de color azul gris. No eran aviones ni nada que nadie hubiese visto antes. Jamás olvidaré esa visión, ni la sensación que me invadió cuando los extraños objetos volaron sobre nuestras cabezas y se desvanecieron en la distancia, en un silencio sobrecogedor"

El artículo da crédito a la señora Marie Friedel y apareció en la revista UFO Magazine en 1968.

Aunque estamos acostumbrados a darle crédito a Kenneth Arnold por haber acuñado el término "platillo volador", lo cierto es que la descripción de los objetos anómalos con tal descriptivo corresponde a los '30, concretamente a un comunicado de Prensa Asociada fechado el 17 de junio de 1930, en la que una "extraña luz descrita como un gran cometa, platillo volador en llamas, gran resplandor rojo o bola de fuego" dejó atolondrados a los habitantes de Texas y Oklahoma. La nave espacial con forma de platillo también aparece por primera vez en la revista de pulpa Science Wonder Stories (octubre de 1929, portada por Frank R. Paul) aunque la imagen prescinde de descriptivos.

¿Qué sucedía en los cielos de aquella década?

El público de aquella época atravesaba penurias, pero estaba muy al tanto de los desarrollos de la técnica. Los aviones eran una fuente de gran interés, ya que Lindbergh había cruzado el Atlántico en 1927 y el millonario Howard Hughes asombraba a las multitudes con sus vuelos intercontinentales, habiéndole dado la vuelta a al mundo en poco más de noventa horas en un bimotor Lockheed 14 Super Electra. La humanidad comenzaba a adueñarse del océano azul sobre su cabeza, y cualquier punto interesante en el cielo podía ser uno d esos "caballeros de los aires" poniendo a prueba un flamante aparato volador.

Más allá de las nubes, cualquier cosa era posible. La astronomía disponía de medios limitados para dictaminar la existencia o inexistencia de la vida en Marte y Venus. Astrónomos de prestigio como Fred Hoyle se atrevían a hablar sobre civilizaciones marcianas capaces de sobrevivir las condiciones inhóspitas de su mundo gracias a sistemas de ingeniería avanzada (los 'canales' dibujados por el italiano Schiaparelli en el siglo XIX). Hasta aquel gran enemigo de los ovnis, el astrónomo Donald Menzel, creía en la posibilidad de vida en el planeta rojo y 'sirénidos' bajo las tormentosas aguas del planeta Venus.

El 10 de junio de 1931, al otro lado del planeta, el aviador Francis Chichester se asomó por la cabina de su biplano Gypsy Moth sobre el Mar de Tasmania para ver una serie de destellos en el horizonte, quedándose asombrado al ver lo que describió como "una enorme aeronave de color gris opaco" que se dirigía hacia él. El objeto desapareció, reapareciendo posteriormente a su derecha entre las nubes. El objeto fusiforme se le acercaba, pero ¡su tamaño menguaba al aproximarse! "Cuando lo tuve cerca, el objeto se convirtió repentinamente en su propio fantasma. Durante un segundo me fue posible mirar a través del mismo antes de desvanecerse por completo. Una pequeña nube se formó para tomar el lugar del aparato y luego se disolvió también."

Antes de poner la credibilidad de Chichester en entredicho, recordemos que el testigo era un aviador de prestigio y posteriormente el primer humano en circunnavegar el globo en un espacio de nueve meses (1966-67).

De la mano del investigador Jerome Clarke nos llega un caso del verano de 1932, ocurrido en la localidad de Wattsburg, PA (a una hora de dónde se escriben estas palabras) presenciado por el granjero Reuben Knight. El hombre se vio sorprendido por la aparición de un punto de luz sobre los bosques secos, y que parecía viajar hacia él. "El objeto era una bola plateada de 14 pulgadas de diámetro y de color azul brillante. Se desplazaba en forma de bucle, acercándose a mí y luego regresando al bosque siguiendo un trecho recto a velocidad de treinta o cuarenta millas por hora. Después de varias repeticiones, el objeto no volvió a salir de los matorrales."

Algo raro parecía estar sucediendo en Pennsylvania en aquel entonces. Un testigo anónimo se puso en contacto con el periódico Allentown Sunday Call-Chronicle en 1964 para comentar una experiencia anómala ocurrida en el verano de 1933. El automóvil que conducía el testigo anónimo sufrió un desperfecto a las dos de la madrugada mientras que se desplazaba hacia la ciudad de Nazareth. Sin pensarlo dos veces, el chofer se bajó del auto para cambiar el neumático dañado. A la par que sus ojos se acostumbraban a la oscuridad, se apercibió de una luz violácea que emanaba de un prado cercano. Sintiendo curiosidad, se apartó del vehículo para acercarse a la fuente de luz.

El hombre quedó sorprendido al descubrir que se trataba de un objeto con "forma de pelota" que medía diez pies de diámetro por seis pies de alto. La luz provenía de una ranura en lo que parecía ser una compuerta entreabierta.

Como lo hiciera el desventurado Steven Michalak en Canadá décadas más tarde, el humano metió la cabeza por la compuerta para descubrir que el interior de la nave consistía de tuberías y muros de un material muy parecido al mármol. Internándose de lleno en el aparato, el testigo percibió un fuerte olor a amoniaco y sintió frialdad. El objeto no daba señas de tener ocupantes, ni de aguardar el regreso de los mismos. A los diez minutos, el hombre volvió a su automóvil, cambió el neumático y regresó a su hogar.

Hay casos que contienen medidas equivalentes de misterio y controversia, y el más controvertido de la década de 1930 lo es sin duda la desaparición de los esquimales (inuit) del lago Anjikuni (62°12′N 99°59′W) en la región circumpolar de Canadá. Tildado de fraude docenas de veces, y rechazado hasta por los exponentes más fieles del mundo del misterio, la alegada desaparición de la aldea nativa contiene elementos incómodos que la sitúan en el ámbito de los misterios celestes. Según la historia, el cazador de pieles Joe Lavelle necesitaba refugiarse una fría noche de noviembre en 1930 y tuvo la buena fortuna de dar con el asentamiento nativo en las orillas del lago Ankijuni. Anticipando la famosa hospitalidad de los inuit, el cazador se quedó atónito al ver que no había ni un alma en la aldea – todos se habían ido, dejando atrás sus enseres y hasta sus rifles, sus posesiones más atesoradas. Los perros habían muerto de hambre, atados a árboles chaparros y enterrados bajo metros de nieve. El cazador dio parte a la Real Policía Montada Canadiense y dos agentes se dispusieron a investigar el suceso.

Los agentes de la policía montada hablaron con algunos lugareños que indicaban que no todo estaba bien en esta inhóspita región: un enorme objeto resplandeciente había cruzado los cielos, cambiando su forma de cilindro a bala, dirigiéndose hacia el lago Anjikuni. Durante su investigación de los hechos, los agentes constataron la presencia de luces azuladas y pulsantes en el horizonte que no guardaban parecido alguno con la aurora boreal, fenómeno visto comúnmente en aquellas latitudes.

Lo demás forma parte de la confusión que rodea la supuesta desaparición de los inuit de Anjikuni: la ropa de abrigo que quedó atrás, los alimentos a medio cocer, las armas de fuego olvidadas, y las mil doscientas almas que no volvieron a aparecer. Lo cierto es que la policía montada lanzó otra investigación en 1931, y según el autor Whitley Strieber: “El caso sigue abierto hasta el día de hoy, y a pesar de haber realizado pesquisas en toda Canadá y en todas partes del mundo, no se encontró rastro de los hombres, mujeres y niños de aquella tribu”.

Los lectores asiduos de Arcana Mundi recordarán artículos que presentamos hace años sobre los extraños objetos y misterios del norte de Canadá (“El enigma de Qaumaneq”) y es posible que el enigma del lago Ankijuni guarde alguna relación con ellos.

Monday, August 14, 2017

OVNI Valladolid entre los 50 casos mejor documentados desde 1947




Un libro sitúa dos avistamientos OVNI en Valladolid entre los 50 mejor documentados en España desde 1947

El libro 'OVNIs, las 50 mejores evidencias' sitúa entre los 50 avistamientos de objetos volantes no identificados en España desde 1947 a dos con la provincia de Valladolid como protagonista, concretamente en las localidades de Tordesillas y Pedrosa del Rey. ECO Poca actividad social ¿Qué es esto? 0 0 EUROPA PRESS. 22.07.2017 El volúmen, recientemente publicado por Ediciones Cydonia en coincidencia con el 70 aniversario del primer avistamiento OVNI en España, el 24 de junio de 1947, ve la luz tras tres décadas de estudio de su autor, José Antonio Caravaca. El caso de Pedrosa del Rey narra la historia de Emiliano Velasco, un agricultor que el 17 de julio de 1975, según se explica en el libro, avistó, mientras trabajaba con su tractor, una "enigmática" aeronave suspendida en el aire a pocos centímetros de altura. En su relato, el testigo define la forma del aparato como de "lata de conserva" y explica que dio varias vueltas en torno a su tractor. Según el trabajador, el artefacto tendría "unos 2,5 o tres metros de altura por 2,5 de ancho", con un tamaño superior al del tractor y de un material parecido al aluminio, pero más brillante. Al parecer, en uno de aquellos movimientos la aeronave emitió un extraño zumbido cuyas ondas llegaron a perforar el cristal del tractor, que este agricultor presentó como prueba ante la Guardia Civil.

El otro suceso situado en la provincia de Valladolid es el conocido como caso del "niño de Tordesillas", que la noche del 1 de octubre de 1977 quedó "atrapado por la luz" cuando tenía siete años y jugaba con varios amigos de la localidad. Antes de entrar en un recinto abandonado, arrojaron varias piedras para comprobar si había alguien dentro. En ese momento, un sonido seco y metálico retumbó en el silencio. A muy poca distancia, a no más de diez metros de los niños, había un enigmático objeto metálico en forma de lágrima, muy pronunciado por su parte superior, de color "gris plomo mate". El artefacto emitía un extraño resplandor que iluminaba los alrededores. En su parte superior había tres ventanillas en forma de ojo de buey, de las que brotaba una luz rosa-azulada. El objeto se apoyaba sobre tres patas gruesas "parecidas a las torretas de alta tensión". Aquel objeto, según el testigo, podría tener 2,80 metros de altura y unos dos metros de anchura. En su parte derecha poseía un juego de tubos metálicos, como escapes, por los que emanaban "gases". Tras unos minutos de impávida observación, el objeto comenzó a vibrar y a elevarse lentamente. En ese momento del centro del artefacto metálico, surgieron cuatro rayos de luz, no más gruesos que un lápiz, que se proyectaban en varias direcciones, según su relato. A unos 4 o 5 metros, el artefacto voló en diagonal para perderse en la lejanía. El libro incluye una selección de los incidentes más importantes que han ocurrido en las últimas siete décadas y que han acaparado el interés de gobiernos, fuerzas armadas y científicos de todo el mundo, así como de servicios de inteligencia y decenas de millones de páginas de informes de avistamientos.

TESTIGOS "DE ÉLITE"

'OVNIs, las 50 mejores evidencias' incluye un capítulo donde se detallan las observaciones de Objetos Volantes No Identificados por parte de testigos de élite. "A lo largo de los últimos 70 años, personalidades de diferentes ámbitos de la sociedad no solo han mostrado su aceptación sobre el fenómeno OVNI, sino que incluso afirman haberlos visto. Es el caso de astronautas como Edgard Michel, John Glenn o Gordon Cooper; militares como el general de la Fuerza Aérea Española Carlos Castro Cavero, o pilotos civiles como José Antonio Silva", apunta Caravaca. El volumen, de 426 páginas, incluye un amplio dossier fotográfico y la opinión de investigadores de todo el mundo. José Antonio Caravaca está considerado como uno de los investigadores más destacados del panorama actual. Viajero y lector empedernido, ha publicado más de 500 artículos de investigación sobre OVNIS y asuntos conexos. Algunas de sus pesquisas, como las desarrolladas en torno a las diapositivas de Roswell, han tenido amplia repercusión mundial. Es colaborador habitual de las revistas Enigmas, Año/Cero, Más Allá de la Ciencia y El Ojo Crítico, además de otros medios de comunicación internacionales. En 2007 publicó su primer libro, 'La última profecía de Verne' (Espejo de Tinta), prologado por el periodista y escritor J.J. Benítez. En 2013 participó en una obra conjunta con varios investigadores españoles bajo el título 'Hay otros mundos, pero están en éste' (Editorial Cydonia), y en 2016 escribió 'Expediente Roswell: el informe definitivo' (Editorial Oblicuas).

Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/3097164/0/libro-situa-dos-avistamientos-ovni-valladolid-entre-50-mejor-documentados-espana-desde-1947/#xtor=AD-15&xts=467263

Fuente: 20minutos
http://www.20minutos.es/noticia/3097164/0/libro-situa-dos-avistamientos-ovni-valladolid-entre-50-mejor-documentados-espana-desde-1947/

Informó: Guillermo Giménez, desde Alicante - España

"Al sur de Bahía Blanca": la impactante revelación de Fabio Zerpa



"Al sur de Bahía Blanca": la impactante revelación de Fabio Zerpa sobre Argentina que sorprendió a Mariana Fabbiani

El especialista en OVNIS estuvo en el programa El Diario de Mariana

viernes, 11 de agosto de 2017

BUENOS AIRES (Redacción) - El investigador de OVNIS, Fabio Zerpa, estuvo en El Diario de Mariana e impactó con sus relatos acerca de la vida extraterrestre. Mirá el video al final de la nota.

"Estamos viviendo un momento muy especial, se va a producir un contacto con la civilización extraterreste. Estamos cambiando social, política y económicamente. Ha venido el nuevo tiempo. A partir de 1992, se produjo lo que dicen las culturas aborígenes de Los Andes, que vino un nuevo tiempo. No podemos detener al planeta Tierra en su viaje cósmico, ha dejado la constelación de Piscis y entramos en la de Acuario, vamos a empezar a saber y no sólo conocer", indicó en el programa.

Una de las preguntas que le hicieron en DDM a Zerpa consistió en qué fue le pasó para que su vida cambiara tanto. "Ésta es mi casa, Canal 13, fue el canal donde más trabajé, es lo que más satisfecho me dejó artísticamente. Yo me iba porque decidí terminar el ciclo porque se desgastaba mucho la figura en televisión", explicó.
Luego, siguió con el tema extraterrestre: "Yo no creo en los extraterrestes, en los ovnis, yo afirmo que existen. Por la investigación. Cuando vi el ovni en 1959, fue un impacto de consciencia para mí. A las 12.30hs, un día de sol, estábamos en un avión a unos 1500 metros de altura, al lado de nuestro avión viene un aparato alargado, se detuvo y no se cayó, venció la fuerza de la gravedad, tenía otra tecnología, todo en total silencio . Pregunté qué era y me dijo que un plato volador. Empecé a investigar, es no aceptar por aceptar la creencia, hay que investigarla, ni negar por negar. Extraterrestre no quiere decir que sean marcianos, es más allá de nuestro conocimiento, de la cultura, de los mundos paralelos".

También reveló un caso impactante ocurrido en Argentina: "Fui a Bahía Blanca y me encontré con un camionero de 25 años, le hicimos una investigación para saber si estaba mintiendo, dijo que había estado adentro de una nave extraterrestre con tres seres. Hay extraterrestres de hasta 4 metros de altura. Formé la junta investigativa más importante del mundo, 9 médicos, le hicimos 16 sesiones de hipnosis, le inyectamos el suero de la verdad", especificó.

"Él estaba arreglando un neumático pinchado a unos 20 kilómetros al sur de Bahía Blanca, de repente se ilumina, gira y ve a dos hombres y una mujer que lo toman y lo llevan dentro de un plato volador después de haberle hecho una incisión en la mano. Lo llevan por unos haces de luces, que van caminando sobre esas columnas, pero no se quemaba. En la nave había pantallas, como televisores, reconoce que estaba enfocado el planeta Tierra. Lo sientan en el medio, todos tenían guantes naranjas", agregó.

Luego, continuó diciendo que: "La mujer se puso un guante negro con punzones, le pegó y le hicieron una amnesia dentro de una amnesia. Todo lo que narra no es nada de lo que le hicieron adentro del plato volador. Él vio que de la nave salían dos cables, uno iba a un arroyo y otro a un cable de alta tensión, y en ese momento Bahía Blanca se quedó sin luz".

"Estos extraterrestres son científicos, estudian al planeta y al ser humano. Después de eso, abrieron la compuerta y lo bajaron por el haz de luz como si fuera un ascensor, muy suavemente. Se despertó sin saber quién era ni dónde estaba, pero no estaba asustado, se sentía sereno. En Bahía Blanca lo llevaron al Hospital municipal, entra como NN y 48 horas después se despierta de la amnesia", precisó.

Sobre los lugares más propicios para estos avistajes, explicó que: "En Córdoba hay un triangulo de fuerzas con el vértice en el Cerro Uritorco, un vértice en la laguna de Mar Chiquita, una laguna de mar salada de donde salen muchos ovnis de adentro. Hay un canal que une los dos océanos que pasan por donde están las salinas grandes. El otro ángulo es un valle en Merlo, San Luis. Ernesto Che Guevara de curó de tuberculosis ahí, es un campo magnético".

También le preguntan qué hacer si aparece un extraterrestre. "Dejar que ellos te hablen, están evolucionados espiritualmente", recomendó. "36 astronautas dicen que vieron ovnis", remarcó.

Fuente: El Intransigente
http://www.elintransigente.com/espectaculo/famosos/2017/8/11/al-bahia-blanca-impactante-revelacion-flavio-zerpa-sobre-argentina-sorprendio-mariana-fabbiani-video-449295.html

Informó: Guillermo Giménez, desde Alicante- España

Wednesday, August 02, 2017

Ohio: Esfera Flotante en Ohio



Fuente: Flying Saucer Digest
Fecha :4 mayo 2017


Ohio: Esfera Flotante en Ohio

Un testigo en el municipio de Sagamore Hills dijo haber conducido hacia una luz desconocida solo para descubrir que se trataba de una luz desconocida - una esfera que se cernía justo por encima de las copas de los árboles, de acuerdo con el testimonio vertido en la base de datos de MUFON.

El testigo conducía de vuelta a casa desde el gimnasio a las 9:30 p.m. el 30 de abril de 2017 cuando comenzó el incidente. "Por algún motivo, me pasé de mi calle y seguí por una carretera principal buscando algún sitio en el que pudiera dar la vuelta, cuando una luz me llamó la atención," manifestó el testigo. "Supuse que era un avión, pero al inspeccionar en más detalle, me di cuenta que no lo era".

El testigo siguió dirigiéndose hacia la luz. "Detuve mi automóvil en medio de una carretera lateral donde un platillo, o posiblemente una esfera, se cernía sobre la arboleda. Estuvo cerniéndose por algunos minutos, y de manera silenciosa, de paso. Luego saltó con rapidez inusitada (cientos de millas por hora) a lo largo de la arboleda, cambiando de rumbo instantemente para retroceder a su posición original, y luego salió disparada en vertical hacia el cielo, perdiéndose de vista.

"He tratado de pensar en lo que pudo haber sido, pero no soy capaz de refutar lo que he visto. Me quedé sentado en mi vehículo, atónito, por algunos minutos antes de regresar a casa. Para los interesados en localizarlo en el mapa, el camino se llama Chaffee Road. [Fuente: Roger Marsh, "Open Minds", 4 mayo 2017]

Traducción (c) 2017 Scott Corrales para Arcana Mundi.

Canadá: Testigo describe OVNI fusiforme



Fuente: Flying Saucer Digest y Base de Datos de MUFON
Fecha: 25 mayo 2017


Canadá: Testigo describe OVNI fusiforme


Un testigo canadiense en Ottawa afirma haber visto un objeto con forma de cigarro de color gris blanquecino que se cernía antes de alejarse a una velocidad prodigiosa y sin hacer ruido alguno, de acuerdo con el testimonio vertido en la base de datos de MUFON.

El testigo estaba solo en el balcón de su casa fumando un cigarrillo a las 4:30 de la madrugada el 23 de abril de 2017, fijando su atención en la luna menguante. “Mientras que miraba la luna, pensando en cosas que no guardaban relación con eso, me di cuenta repentinamente de un gran objeto con forma de cigarro a unos cuantos grados a la derecha de la luna,” declaró el testigo.

“El objeto parecía ser de gran tamaño. Era de color gris blanquecino y con forma cilíndrica. Lo que parecía ser la parte delantera del cilindro estaba a varios grados hacia arriba y el fondo a unos cuantos grados hacia abajo. En otras palabras, estaba angulado. No se movía. Se mantenía estático en el cielo cuando me fijé en él. Pasaron tres segundos antes de que el objeto comenzara a pulsar con una luz circular y blanca en el extremo inferior de la nave. En una fracción de segundo tras la emisión de dicha pulsación, el objeto se impulsó hacia adelante a una velocidad increíble. El movimiento duró un segundo. Al finalizar dicho segundo, el objeto pulsó otra luz circular blanca en la parte delantera de la nave. Pareció internarse en esta luz y desapareció. No hubo sonido alguno antes, durante o después del incidente”.

El testigo señala que el aeropuerto de Ottawa estaba a unos dos minutos de distancia de dónde se produjo el incidente. “Estoy acostumbrado a ver el despegue y vuelo de aviones. Siempre puedo escucharlos, y estoy seguro de que esto no era ningún avión. El objeto era enorme y carecía de alas. Estaba estático en el aire. No hizo sonido alguno. Se desplazó a la velocidad de una estrella fugaz y despareció”.

Tras el incidente, el testigo regresó al interior de la casa y despertó a un amigo. “Le conté lo sucedido, pero estaba verdaderamente cansado, y volvió a acostarse.” [Fuente: Roger Marsh, “Open Minds”, 25 mayo 2017]

Traducción © 2017 Scott Corrales para Arcana Mundi.